Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "El Fruto del Espíritu"

Primer trimestre (enero-marzo) de 2010

Lección 1: ""Por sus frutos...""

Para el 2 de enero de 2010

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 26 de diciembre

Lee Para el Estudio de esta Semana: Lucas 13:7-9; Juan 11:4; 12:28; 15:1-10; 2 Timoteo 3:5.

Para Memorizar: “Así que, por sus frutos los conoceréis” (Mat. 7:20).

Una de las promesas más conmovedoras del Señor es que, si habitamos en él y permitimos que él more en nosotros por medio de su Espíritu, nuestras vidas serán cambiadas, aun radicalmente.

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Cor. 5:17).

Este trimestre estudiaremos diversas facetas del fruto del Espíritu. El maravilloso plan de salvación nos asegura que “nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Cor. 3:18).

Los que moran en Jesús siempre llevarán el fruto del Espíritu. ¿Te preguntas si esa promesa podría ser realmente para ti? La respuesta es un resonante “sí”. Podemos estar confiados en que el que comenzó la buena obra en nosotros la completará (Fil. 1:6). Recuerda: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé” (Juan 15:16). Y lo mejor es que la buena obra que el Espíritu Santo está haciendo en nuestras vidas no es solo para el presente, sino también para la eternidad.

 

Ir ArribaDomingo 27 de diciembre: “Cada Árbol se Conoce por su Fruto” (Luc. 6:44).

¿Te ha preguntado alguien, alguna vez, si recibiste el Espíritu Santo? Generalmente esta es una manera de descubrir si hablas en “lenguas”. Para ellos, el hablar en lenguas es el factor determinante por el que demuestras si tienes el Espíritu Santo o no. Sin embargo, Jesús nos advierte acerca de mirar ciertas señales exteriores y milagros como prueba de algo. Lee su explícita advertencia en Mateo 7:21 al 23 (ver también Apoc. 16:14). Jesús dice claramente que se realizarán milagros innegables en su nombre, pero que eso no prueba que las personas que los realizan sean fieles seguidores suyos.

De hecho, se nos dice que, en los últimos días, profesos seguidores de Jesús tendrán una forma de piedad, pero negarán el poder de ella (2 Tim. 3:5).

Lee 2 Timoteo 3:5. ¿Cómo vemos que se manifiesta esta verdad en nuestros días?

“No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas” (Luc. 6:43, 44).

Jesús dijo que podemos conocer un árbol por el fruto que produce. Una persona se revela no tanto por lo que profesa, sino por lo que es. Los dones del Espíritu se dan a la iglesia para el ministerio. El fruto del Espíritu se da al hijo de Dios de modo que su vida pueda ser cambiada.

Ser un verdadero cristiano y llevar buen fruto enfatiza el ser. Un buen actor puede representar a Mahatma Gandhi, pero nunca puede ser Mahatma Gandhi. Podemos parecer buenos, expresarnos bien, y aun que parezca que hacemos lo bueno. Pero, a menos que el Espíritu Santo nos dé un corazón nuevo, nunca podremos ser buenos.

Medita más en esta distinción entre hacer el bien y ser buenos. Primero, ¿qué queremos decir con “buenos”? Segundo, ¿puede una persona hacer el bien sin ser bueno? O ¿puede una persona ser buena y no hacer el bien? Elabora tus respuestas, y llévalas a tu clase el sábado.

 

Ir Arriba Lunes 28 de diciembre: “Separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5).

Dos niños se escapaban por la ventana de su dormitorio en la planta alta de la casa a través de un árbol frutal para ir a nadar al remanso cercano, sin el permiso de sus padres. Un día oyeron que su padre decía que cortaría ese árbol porque estaba muerto. Temiendo perder su ruta de escape, fueron al mercado y compraron manzanas artificiales, que luego ataron a las ramas del árbol muerto. A la mañana siguiente, el padre expresó su asombro porque parecía que unas manzanas habían crecido durante la noche, especialmente ¡porque el árbol era un peral!

Lee Juan 15:1 al 5 y responde a las siguientes preguntas:

  • Jesús declaró que él es la vid verdadera. ¿Por qué crees que enfatizó que era la vid “verdadera”? (Ver también Mat. 24:24).

  • De acuerdo con Juan 15:5, ¿qué dice Jesús que somos nosotros? ¿Qué significa eso en forma práctica? Es decir, ¿qué nos dice acerca de cómo deberíamos vivir?

El versículo 4 explica que un sarmiento no puede llevar fruto a menos que esté conectado con la vid. Este es un punto vital, que no debemos pasar por alto.

Imagínate que una rama de un manzano se ha quebrado. Supón que esa rama tenía varias frutas a punto de madurar. ¿Qué sucederá muy pronto con la rama? ¿Y con las manzanas? ¿Haría alguna diferencia si pintáramos las manzanas de rojo oscuro? Imagínate que regamos la rama o colocamos fertilizante en el suelo alrededor de ella. Y si enterráramos la rama en el suelo, ¿daría más manzanas? Entonces, ¿por qué es esencial para la rama estar conectada con el tronco (la vid)?

¿De qué modo permaneces en Jesús? ¿Qué significa eso? ¿Qué tendrías que cambiar en tu vida para que fuera una experiencia diaria? ¿Qué prácticas y hábitos estás cultivando que te hacen más difícil permanecer en él?

 

Ir Arriba Martes 29 de diciembre: “En esto es glorificado mi Padre” (Juan 15:8).

“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” (Juan 15:8). ¿Qué significa este pasaje?

Sin duda, habrás oído este dicho: “Es posible hacer lo correcto por una razón equivocada”. Si esto es cierto, ¿es posible intentar permanecer en Jesús por una razón equivocada? Permanecer en Jesús no es un medio para alcanzar un fin; es, más bien, un fin en sí mismo. El resultado de permanecer en él será que llevemos fruto, no para glorificarnos a nosotros mismos, sino para glorificar a Dios. En otras palabras, el fruto del Espíritu no tiene el propósito de que nosotros quedemos bien ante los demás, sino el Padre.

El ministerio de Cristo, que incluyó muchos milagros y buenas obras, tenía una motivación definida. ¿Cuál era esa fuerza motivadora, y cómo tendría que influir esta idea sobre cuáles deberían ser nuestras motivaciones? Juan 11:4; 12:28.

Tal vez tu iglesia está buscando llevar adelante actividades que fortalecerán la imagen de la iglesia en la comunidad. Eso es bueno. No obstante al mismo tiempo necesitamos ser cuidadosos acerca de cuáles son nuestros motivos y propósitos. ¿Cuál es la meta final de nuestros esfuerzos? ¿Es glorificarnos o glorificar a Dios? ¿Cómo podemos aprender a distinguir entre ambas cosas? De muchas formas, puede llegar a ser fácil mezclar estas cosas, cubriendo aun las acciones que más nos exaltan bajo un falso barniz de “glorificar” a Dios.

Lee Mateo 5:16 y 1 Corintios 10:31. ¿Cómo podemos crear buena voluntad y, al mismo tiempo, dar gloria a nuestro Padre celestial? Recuerda que es posible crear buena voluntad y dejar afuera al Padre, dándonos el crédito a nosotros mismos. Examina tu propio corazón y pregúntate qué motiva realmente algunas de tus acciones. ¿Cómo podrías estar engañándote a ti mismo?

 

Ir ArribaMiércoles 30 de diciembre: “Para que lleve más fruto” (Juan 15:2).

“Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto” (Juan 15:2). ¿De qué trata este proceso de limpieza o poda? ¿Cómo lo experimentaste tú mismo? Cuando ese proceso específico terminó, ¿de qué modo eras diferente de cuando comenzó?

Luego de la cosecha, el agricultor vuelve a su viña y poda la mayor parte de los pámpanos. El agricultor tiene que ser cuidadoso, sin embargo, porque la cosecha del siguiente año depende directamente de qué parte de la vid queda. La clave de la poda es un equilibrio entre la acción de cortar y la vid. Ésta crece a expensas de la otra. Si podas muy poco, el crecimiento del siguiente año será débil, y el fruto será inferior. La habilidad en el arte de podar es encontrar el equilibrio correcto.

“Dios lleva a los hombres a los lugares de prueba para ver si confiarán en un poder más allá y por encima de ellos mismos. Él no mira como el hombre mira. A menudo tiene que desmenuzar las relaciones humanas y cambiar el orden que el hombre ha planeado, el cual es perfecto en la opinión del hombre. Lo que el hombre piensa que es para su provecho espiritual y temporal puede estar enteramente en desacuerdo con la experiencia que él debe tener a fin de ser un seguidor de Cristo. Su idea de su propio valor puede ser muy inapropiada.

“Las pruebas están colocadas a lo largo de todo el camino de la tierra al cielo. Por eso el camino al cielo es llamado el camino angosto. El carácter tiene que ser probado, de lo contrario habría muchos cristianos espurios que mantendrían una limpia apariencia de religión hasta que sus inclinaciones, sus deseos para hacer su propia voluntad, su orgullo y su ambición fueren contrariados. Cuando, por la autorización del Señor, les vienen pruebas agudas, su falta de religión genuina, de mansedumbre y de humildad de Cristo, los muestra necesitados de la obra del Espíritu Santo” (ELC 268).

¿Has tenido alguna vez una experiencia que probó severamente tu fe, hasta el punto en que te preguntabas si realmente tenías fe? Mirando hacia atrás, ¿qué lecciones deberías haber aprendido de esa experiencia? Pero, más importante todavía, ¿las aprendiste?

 

Ir ArribaJueves 31 de diciembre: “y si diere fruto, bien; y si no...” (Juan 13:9).

Entre 1730 y 1745, las colonias norteamericanas desde Maine hasta Georgia experimentaron un reavivamiento religioso conocido como el Gran Despertar. Jonathan Edwards fue un líder de este movimiento de renovación espiritual. En julio de 1741 predicó un sermón titulado: “Pecadores en las manos de un Dios airado”, que para algunos ha llegado a ser un símbolo de la perspectiva sombría, cruel e inclinada hacia el infierno de muchos cristianos. Por polémico que sea, este sermón expresó una verdad acerca del terrible peso del pecado, la actitud hacia el pecado de un Dios infinitamente santo, y la seguridad de un día de juicio.

Lee Juan 15:1 al 10. ¿Qué equilibrio presenta Jesús aquí en el contexto de llevar fruto?

Nota cómo, por un lado, él dijo que si permanecemos en él llevaremos mucho fruto, que es un producto de seres salvados por él. Es decir, si permanecemos en él por fe, se nos asegura la salvación por causa de su justicia, que nos es acreditada. Al mismo tiempo, él advierte que si no permanecemos en él no llevaremos fruto, y los que no lleven fruto se marchitarán y por último serán arrojados al fuego para ser quemados (ver 2 Ped. 3:9).

¿Cuál es la lección que debemos aprender de la parábola que Jesús contó y está registrada en Lucas 13:7 al 9?

Lo que se quiere destacar aquí no es que la salvación se obtiene por llevar fruto, que sería solo otra manifestación de la salvación por obras. No somos salvados por llevar fruto; nuestro fruto revela la realidad de la salvación que ya tenemos en Jesús, por medio de la fe en él. Llevar fruto es una expresión de la salvación; no es el medio para obtenerla. Es vital que entendamos esta distinción. Si no, tarde o temprano, llegaremos a estar orgullosos de lo que consideramos que es nuestro fruto maravilloso, o abandonaremos todo, desesperados por lo que parece ser una cosecha insignificante.

 

Ir ArribaViernes 1 de enero.

Para Estudiar y Meditar:

“‘Por sus frutos los conoceréis’ (Mat. 7:20), declaró el Salvador. Todos los que sigan verdaderamente a Cristo llevarán fruto para su gloria. Su vida testifica que el Espíritu de Dios ha realizado una buena obra en ellos, y dan fruto para la santidad. Su vida es elevada y pura. Las acciones correctas son el fruto inequívoco de la verdadera piedad y los que no llevan fruto de esta clase revelan que no tienen experiencia en las cosas de Dios. No son uno con la Vid. Dijo Jesús: ‘Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer’ (Juan 15:4, 5)” (CM 312, 313).

“Todos los que se unen a la iglesia, pero no están unidos al Señor, manifestarán con el tiempo su verdadero carácter. ‘Por sus frutos los conoceréis’ (Mat. 7:16). Los preciosos frutos de bondad, templanza, paciencia, piedad, amor y caridad no aparecen en sus vidas. Llevan solo espinas y malezas. Dios queda deshonrado ante el mundo por los tales” (FV 94).

Preguntas Para Dialogar:

  1. Como clase, repasen las respuestas que dieron a la pregunta del domingo. ¿Cuál es la distinción entre “ser” bueno y “hacer” lo bueno?

  2. Lee cuidadosamente la declaración de Elena de White acerca de cómo todos los que se unen a la iglesia, pero no al Señor, pronto revelarán su verdadero carácter. ¿Qué significa esto? ¿Por qué cada uno de nosotros debe preguntarse a qué categoría pertenece realmente? ¿Cómo podemos encontrar una respuesta segura?

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