Lecciones para adultos: "El Fruto del Espíritu"
Edición para maestros. Primer trimestre (enero-marzo) de 2010
Lección 1: ""Por sus frutos...""
Para el 2 de enero de 2010
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El sábado enseñaré...
Saber que el crecimiento en la vida cristiana es un proceso.
Sentir confianza en el Espíritu Santo, no en sí mismos.
Hacer la elección de los medios para crecer.
Saber: Jesús, la Vid verdadera, el único medio para crecer
Juan 15:5 enseña que no hay crecimiento separados de Jesús. ¿Cómo llegamos a ser un sarmiento de la Vid? ¿Por qué la poda es dolorosa, pero una parte esencial en el proceso de crecimiento?
¿Cuál es la relación entre el crecimiento personal y el discipulado? (Nota: Un discípulo aprende durante toda la vida.)
El estancamiento significa ruina y muerte. ¿Qué provoca estancamiento en la vida cristiana?
Sentir: Confianza en el Espíritu Santo
¿De qué modo el apartar la vista de uno mismo y mirar a Jesús crea una confianza permanente en la obra del Espíritu Santo?
Hacer: Fertilizar el alma
¿Por qué crecemos? ¿Cuál es el propósito cuando honramos a Dios? ¿De qué manera llegamos a ser más maduros en nuestra vida cristiana?
¿Cuál es la mayor causa del estancamiento y la decadencia de nuestra experiencia cristiana? Ver Hebreos 2:3.
¿De qué modos la oración, la meditación, la testificación a otros, el estudio de la Palabra de Dios, el pensar y el memorizar las Escrituras actúan positivamente en nuestras vidas para promover el crecimiento espiritual?
¿De qué modo evaluamos este crecimiento?
El crecimiento en la experiencia cristiana lleva tiempo. Descuidar los medios de crecimiento produce estancamiento y, finalmente, la ruina. Apartar la mirada de uno mismo y mirar a Jesús nos da ánimo y confianza.
Concepto clave para el crecimiento espiritual: El fruto del Espíritu en una vida cristiana es el resultado de la acción directa de Dios y de la entrega del cristiano a la voluntad divina.
¿Qué resultado produce tomar semillas de manzanas deliciosas rojas, ponerlas en el suelo o en una maceta, y llevar con éxito la planta a su madurez? Se tendrá un árbol de manzanas deliciosas rojas, ¿verdad? Pues no. Las plantas de manzanas deliciosas rojas –así como muchas otras variedades familiares de frutales– son el resultado de las primeras experiencias del hombre que modificaron la naturaleza. Algunos de estos tipos de plantas son meramente el producto de un cultivo selectivo de algunas semillas o de plantas silvestres. Otras, por ejemplo las manzanas deliciosas rojas, son productos resultantes de la ingeniería botánica, creadas por injertos en otros árboles. No se las puede cultivar a partir de las semillas.
Del mismo modo, el fruto del Espíritu es una de esas plantas que no crecen de semillas. Una persona no nacerá milagrosamente y crecerá hasta la madurez manifestando el fruto del Espíritu. Como la fruta que vemos en el mercado, el fruto del Espíritu no se origina por sí solo. Dios tiene que injertarlo en cada persona. Pero aquí es donde la metáfora no sigue: tenemos un papel activo en el proceso. Debemos entregarnos a Dios y permitir que él haga crecer el fruto del Espíritu en nosotros.
Considera: Probablemente los primeros manzanos silvestres daban manzanas pequeñas y ácidas. Algún agricultor creativo vio su potencial y se puso a trabajar con uno de esos manzanos silvestres hasta que sus frutas llegaron a ser comestibles y, finalmente, deliciosas. ¿Qué podrá decirnos esto acerca de lo que somos y lo que Dios ve que podemos llegar a ser?
¿Por qué aun nuestras mejores intenciones son insuficientes para capacitarnos a fin de producir buenos frutos o, por los menos, frutos “suficientemente buenos”?
Comentario de la Biblia
I. La cosecha de frutos malos y la falta de frutos
(Repasa con tu clase Mat. 21:10-21, Mar. 11:11-22; Jud. 12).
Un fruto malo o la ausencia de frutos es lo que podemos esperar de aquellos que no han experimentado a Dios, o no aprendieron nada de él. La ausencia de frutos llega a ser un problema cuando aparece entre los que tienen esa experiencia y conocimiento. En estos pasajes paralelos de Mateo y Marcos, generalmente se ha tomado la higuera como un símbolo de la nación judía, que tenía la apariencia externa de ser “religiosa” y temerosa de Dios, pero que en realidad estaba demasiado aislada y obsesionada con lo externo (las hojas abundantes de la higuera) como para tener mucho impacto en el mundo que la rodeaba. Jesús le ofrecía esperanza a aquellos que daban frutos malos (algún día podrían dar frutos buenos), o a quienes todavía no habían tenido la oportunidad de producir frutos; pero su reacción con la higuera estéril que era visualmente atrayente fue maldecirla y dejarla que se secara. Ese marchitamiento era una señal externa –y una advertencia– del fin último de una vida que no produce fruto: la muerte segunda.
Otro ejemplo de esto puede verse en los falsos maestros mencionados en Judas 12, como “árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos”. Como árboles de otoño, tuvieron la oportunidad de producir fruto en cierto momento; pero por cualquier razón, se detuvieron. Eran maestros, pero ya no enseñaban las cosas correctas. En cambio, estaban obsesionados por cuán iluminados eran, y enseñaban a otros a ser iguales a ellos. Estaban dos veces muertos porque habían estado muertos en pecado, pero habían retornado a su anterior estado de muerte espiritual.
De estos pasajes podemos entender que dejar de producir fruto es una señal, tanto como lo es dar frutos malos, de que el Espíritu Santo no vive dentro del corazón.
Considera: ¿Qué crees que significan estos pasajes cuando se refieren a la ausencia de frutos? ¿Qué es mejor: no producir ningún fruto, o producir activamente malos frutos? Considera Mateo 25:14 al 30.
II. Buenos frutos
(Repasa con tu clase Juan 15:1-10).
Como se indicó antes, en la ausencia de Dios, los seres humanos producirán malos frutos o ningún fruto. En Juan 15:1 al 10, Jesús comparó explícitamente a Dios con un agricultor que cultivaba una vid, donde esta es un símbolo de Jesucristo mismo. La vid, a su vez, proveía vitalidad y alimento a los sarmientos y ramas, y los capacitaba para dar fruto. Esta Vid no es cualquier vid, es una Vid buena; y los sarmientos, siempre que estén unidos a la Vid, producen buenos frutos. No porque se les ordene producir buenos frutos o porque traten esforzadamente de producir buenos frutos por parecer una buena idea, sino porque son buenos sarmientos de una buena vid, y así la producción de buenos frutos es el resultado natural de esa conexión.
Algunas veces sucede que uno de los sarmientos llega a estar separado de la vid o recibe un poco de polen de una planta silvestre, y produce un fruto malo o no produce ninguno. En tal caso, debe ser vuelto a injertar en la vid buena y debe ser podado para que pueda producir buen fruto otra vez.
Considera: Juan 15:2 analiza un proceso de poda para los verdaderos discípulos de Cristo. ¿Qué pruebas y poda esperaban a los seguidores de Cristo que vivían en aquel tiempo? ¿Cuál fue el efecto sobre ellos?
Solo para los maestros: Usa las siguientes preguntas para ayudar a tus alumnos a comprender el significado del fruto del Espíritu como resultado y señal de la vida cristiana.
Preguntas para reflexionar:
La comprensión popular del fruto del Espíritu (y también de los dones del Espíritu) es que de algún modo son “milagrosos”. En realidad, como Pablo cataloga estos dones en Gálatas 5:22 y 23 parecen ser bastante terrenales. Y, no obstante, ¿puede decirse de ellos que, en cierto sentido, son legítimamente milagrosos?
¿Es el “fruto del Espíritu” idéntico a las buenas obras? ¿Por qué sí o por qué no?
¿Por qué quiere Dios que llevemos el fruto de que se habla en Gálatas 5:22 y 23? ¿Es para nuestro propio bien en esta vida? ¿Es una manera de “demostrar” nuestra salvación? ¿Nos ayuda a estar mejor preparados para el ministerio?
¿Cuál es la naturaleza de la relación que permite que Dios produzca el fruto del Espíritu dentro de nosotros? ¿Qué significa que Jesús more en nosotros o que nosotros habitemos en él? (Ver Juan 15:4-10).
Aplicaciones a la vida:
Segunda de Timoteo 3:5 dice que en los últimos días habrá cristianos que tendrán una forma de piedad pero que niegan su poder. Es tentador suponer que este texto se aplica a otras personas, especialmente si están en otras iglesias o denominaciones. Pero seamos honestos: ¿en qué situaciones se aplica este texto a la iglesia y a nosotros como individuos?
Hoy, como en los días de Jesús, muchas personas pretenden ser obradores de milagros de una clase u otra, aunque no usen la palabra milagro. ¿Cómo podemos saber si estas maravillas y milagros son genuinos, y si están verdaderamente centrados en Dios y dirigidos por él? (Ver Juan 11:4).
Solo para los maestros: La siguiente actividad es una lección objetiva basada en la metáfora bíblica de “fruto”. Las lecciones enfatizan el lugar de Dios al capacitarnos para producir buenos frutos por su dirección en nuestras vidas. De acuerdo con el clima donde viven, tendrás que buscar fotos en lugar de las frutas mismas de la naturaleza.
Trabajo de campo: Para volver a la metáfora con la cual se abrió la clase, ve a una zona boscosa o a algún lugar donde se pueden encontrar árboles silvestres con frutas. Quizá te sorprenda cuántos puedes encontrar si los buscas y los reconoces. Probablemente no los has visto antes porque sus frutos se parecen muy poco a lo que una persona quisiera comer. Si es posible, recoge un poco de estos frutos, que pueden hasta estar degenerados o comidos parcialmente por gusanos, y ponlos junto a un ejemplo de la misma especie de una frutería o de un árbol bien cuidado.
Compara: Realiza una comparación de lo que sucede con nuestro “fruto” si Dios no lo está cuidando.
Otra alternativa sería llamar la atención a una especie como un peral (o cerezo, o ciruelo) de adorno, un árbol que produce hojas hermosas y que florece, pero no da fruta.
Compara: ¿Qué semejanzas hay entre un árbol de adorno y alguien que meramente pretende vivir una vida cristiana? ¿Qué lecciones espirituales puedes obtener de esto?
Lecciones de la Escuela Sabática
Estudie la palabra de Dios a través de las Guías o lecciones de la Escuela Sabática.
Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Juan 12:44,45.
Libros de Lecturas Devocionales
- A Fin de Conocerle. Hoy con la lectura Servid al señor de todo corazón basada en Colosenses 3:23-24.
- Cada día con Dios. Hoy con la lectura Fábulas por arte compuestas basada en Daniel 8:14.
Envíe su Pedido de Oración, sus peticiones serán tratadas de una forma confidencial.
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