Lecciones para adultos: "Jesús lloró: La Biblia y las emociones humanas"
Primer trimestre (enero-marzo) de 2011
Lección 12: "La naturaleza como fuente de salud"
Para el 19 de marzo de 2011
Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes
Lee Para el Estudio de esta Semana: Génesis 1:27-2:25; 3; Jeremías 10:12, 13; Salmo 19:1-7; Mateo 6:25-34; Salmo 104.
Para Memorizar: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría” (Sal. 19:1, 2).
DIOS CREÓ A ADÁN Y A EVA a su propia imagen. ¿Cuál podría ser una herencia más perfecta? Luego los puso en el Jardín del Edén. ¿Qué podría ser un ambiente más perfecto? Tanto la herencia como el ambiente estuvieron divinamente equilibrados para producir y preservar perfectas la salud física y mental.
Pero el pecado arruinó todo. Ya en la segunda generación, los celos, el odio y la violencia contaminaron el mundo. La naturaleza también sufrió los resultados del pecado y, cuando el pecado llegó a ser intolerable, el diluvio cambió el aspecto de la Tierra.
Todavía hay mucha bondad y belleza en el mundo natural. La naturaleza suministra los recursos para satisfacer nuestras necesidades básicas. Además, provee gozo, felicidad y bienestar, compensando, parcialmente, la miseria causada por el pecado.
Así, a pesar de sus convulsiones a veces violentas, la naturaleza es una fuente de salud mental y física. También nos lleva más cerca del Creador, pues “toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces” (Sant. 1:17).
Domingo 13 de marzo: Un ambiente perfecto
Hoy, en este mundo manchado y corrompido por el pecado, cuesta imaginar lo que habrá sido vivir en el Edén. Sin pecado, sin sufrimiento, sin muerte: ninguna clase de dolor y tristeza, que todos conocemos bien. En un sentido, estamos tan acostumbrados a estas realidades, son tan comunes, que olvidamos que todas son intrusas, cosas que no estaban en la creación original y que nunca debieron existir, cosas que se nos ha prometido que un día desaparecerán.
Lee Génesis 1:27 a 2:25. ¿Qué se dice acerca de cómo eran la vida y el ambiente en el Edén? ¿Cuán diferentes son de lo que conocemos hoy?
La pareja recién creada fue ubicada en un jardín que Dios mismo había plantado (Gén. 2:8). Imagina cómo sería del Edén cuando consideramos la maravillosa abundancia que la naturaleza nos provee hoy, y la gran variedad de productos agrícolas que debieron de haber salido de ese primer huerto. Sus sentidos estaban expuestos a vistas, sonidos, gustos, sentimientos y aromas que debieron haber llevado mucha satisfacción y bienestar a nuestros primeros padres. Era ciertamente el Paraíso.
No hay dudas de que ese ambiente era el más adecuado para las criaturas humanas recién creadas. Sus necesidades físicas, emocionales y mentales estaban más que satisfechas. Estados de la mente tales como incertidumbre, ansiedad y preocupación eran desconocidos, porque no había nada para causarlos.
“El Creador escogió para nuestros primeros padres, el ambiente más adecuado para su salud y felicidad. No los puso en un palacio, ni los rodeó de adornos y lujo artificiales que tantos hoy se afanan por conseguir. [...] En el huerto que Dios preparó como morada de sus hijos, hermosos arbustos y delicadas flores halagaban la vista a cada paso. Había árboles de toda clase, muchos de ellos cargados de fragante y deliciosa fruta. En sus ramas entonaban las aves sus cantos de alabanza. Bajo su sombra retozaban las criaturas de la tierra unas con otras, sin temor” (MC 201).
Piensa en cómo debió de haber sido el Edén: los paisajes, los aromas, los sabores, todo diseñado para apelar a los sentidos. ¿Qué debería decirnos esto acerca de cómo, en principio, nuestros cuerpos físicos son buenos y hechos para que los gocemos?
Lunes 14 de marzo: El pecado y la naturaleza
Las maravillas y las bellezas que encontramos en la naturaleza son, hoy, una espada de dos filos. Hay belleza y maravillas, pero también hay hambre, terremotos, pestes y enfermedad. Algo anda muy mal.
Lee Génesis 3. ¿Qué cambios inmediatos llegaron al hombre y a la naturaleza como resultado del pecado?
El pecado produjo consecuencias físicas y espirituales inmediatas en la vida humana. La naturaleza también sufrió los efectos del pecado, con resultados devastadores, en por lo menos tres formas:
El suelo fue maldito (Gén. 3:17). Después de salir del Jardín del Edén, Adán y Eva encontraron obstáculos al trabajar el suelo. Este produjo espinas y cardos. Tal vez las pestes se interpusieron, evitando un crecimiento sano. Las cosas se pusieron peores después de la devastación del diluvio.
Los seres humanos experimentaron muchos cambios. La fatiga y el dolor fueron una realidad. La relación en la pareja cambió. El capítulo parece sugerir que Eva no habría tenido dolor al dar a luz a sus hijos. La relación de Adán con la tierra cambió también, y el trabajo ahora sería más difícil que antes. No sabemos de qué manera la primera pareja percibió su propia muerte y cómo esto los afectó, pero la perspectiva de la vida debe haber cambiado completamente.
El pecado afectó la conducta humana y la animal. El odio, los celos, el egoísmo, la arrogancia, etc., causaron agresiones contra otros seres humanos y contra los animales. Pudieron haber ocurrido otras formas desconocidas de dañar nuestro ambiente (comparables a lo actual). Los animales comenzaron a matarse unos a otros para alimentarse y mostrar su poder. Génesis 3 al 6 describe cómo la corrupción y la violencia aumentaron hasta el punto de que a Dios le dolió haber hecho todas las criaturas (Gén. 6:5-7).
La extensión de estas transformaciones no nos fue revelada, pero fueron cambios profundos. Sin embargo, Dios, en su infinita misericordia, preservó mucho de la magnífica creación original para beneficio de los seres humanos.
Considera las maravillas de la naturaleza que te rodean. ¿Qué ecos de la creación original parecen quedar todavía? ¿Qué esperanza te dan estos ecos, de las promesas de un mundo mejor?
Martes 15 de marzo: Los dones de Dios mediante la naturaleza
El mundo natural presenta un testimonio poderoso de la existencia de Dios y de su poder. Tristemente, como advirtió Pablo, los seres humanos (inspirados por Satanás) se apartaron de Dios y adoraron la creación en lugar de a su Creador (ver Rom. 1:19-25).
Lee Jeremías 10:12 y 13. ¿Qué se enseña aquí del poder creador de Dios y de su participación actual en los fenómenos naturales? ¿Qué aprendemos del carácter de Dios por medio de sus obras creadas?
Todos sabemos que la naturaleza, a veces, se vuelve contra nosotros mediante terremotos, volcanes, inundaciones, etc. ¿Por qué suceden estas tragedias? ¿Cuándo y dónde ocurren? son preguntas todavía sin respuesta. Lo que sí sabemos es que el libro de Job revela la realidad de la gran controversia entre Dios y Satanás, y que Satanás puede usar las fuerzas de la naturaleza con propósitos malvados. Y, a pesar de esas terribles calamidades, la bondad de Dios todavía puede verse en el mundo natural.
Lee Salmo 19:1 al 6, y luego parafrasea su mensaje con tus propias palabras.
Los Adventistas del Séptimo Día consideran la naturaleza como el segundo libro de Dios. Observar y estudiar el mundo natural, si se hace con humildad y bajo la influencia del Espíritu Santo, profundizará la fe y la confianza en Dios. También proveerá una comprensión adicional del amor de Dios por sus criaturas, y esto será una gran fuente de consuelo mental y espiritual. A veces, cuando todo lo demás falla, la hermosura de la naturaleza, y lo que nos testifica acerca de Dios, puede ser de gran consuelo y esperanza.
Si, mientras estás testificando a alguien acerca de la bondad de Dios (como se revela en la naturaleza), la persona plantea temas como los tsunamis, los terremotos, hambres y cosas similares, ¿cómo responderías? ¿Nos dice la realidad de estos desastres naturales que la naturaleza tiene límites, acerca de lo que puede enseñarnos sobre Dios?
Miércoles 16 de marzo: Comunión con Dios en la naturaleza
“Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan” (Mat. 6:28).
Un joven ateo se convirtió al cumplir veinte años. Después de su nuevo nacimiento, vivió un tiempo en un ambiente de campo y bosques, y se asombraba por las maravillas del Dios que había creado tanta belleza. Había visto antes cosas maravillosas en el mundo natural, pero solo ahora era capaz de ver el carácter de Dios en lo creado. Declaró: “¡Era como si mis ojos estuvieran abiertos por primera vez en toda mi vida!” Este cristiano nuevo llegó realmente a conocer a Dios.
Lee Mateo 6:25 al 34. ¿Qué nos dice Jesús que podemos aprender del estudio de la naturaleza?
Podemos aprender muchas lecciones espirituales estudiando el mundo creado. Pero la naturaleza tiene otra ventaja espiritual para nosotros. Lucas 5:16 dice que Jesús “se apartaba a lugares desiertos, y oraba”. Nosotros, a veces, necesitamos alejarnos de todo y estar solos con Dios en un ambiente natural. La belleza, la paz, y la serenidad que uno encuentra en ese ambiente pueden hablar a nuestros corazones y mentes como ninguna otra cosa puede hacerlo. Tal vez no tengamos la revelación de una verdad nueva, o una percepción diferente de un texto o de una doctrina. Pero puede haber un reconocimiento mudo del amor y del poder de aquel que creó todo. Si experimentamos a Dios de esta manera, el tiempo a solas en la naturaleza, en comunión con Dios, puede traernos sanidad y paz a nuestro cuerpo y a nuestra alma.
“Todos los que están en la escuela de Dios necesitan de una hora tranquila para la meditación, a solas, consigo mismos, con la naturaleza y con Dios. En ellos tiene que manifestarse una vida que en nada se armoniza con el mundo, sus costumbres o sus prácticas; necesitan, pues, experiencia personal para adquirir el conocimiento de la voluntad de Dios. [...] Cuando toda otra voz calla, y tranquilos en su presencia esperamos, el silencio del alma hace más perceptible la voz de Dios” (MC 37).
¿Cuándo fue la última vez que tuviste comunión con Dios en la naturaleza? Si es posible, haz un esfuerzo para ello. Puede sorprenderte el efecto espiritual positivo que tendrás.
Jueves 17 de marzo: El salmo 104
En el siglo XIX, una creencia popular conocida como deísmo afirmaba que Dios creó el mundo, pero que luego lo dejó solo. En otras palabras, Dios existe, pero no quiere involucrarse con el mundo.
Este concepto no es lo que la Biblia enseña. Dios no puso al mundo en marcha como se da cuerda a un reloj y lo dejó andando, sin importar lo que venga. De acuerdo con la Biblia, él está íntimamente involucrado en todo lo que sucede aquí. Después de todo, la cruz ¿no es participación íntima y directa de Dios en los asuntos humanos?
Lee el Salmo 104 con oración. ¿Cuál es la función de Dios en la creación y en el mundo natural?
Nota, en el Salmo 104, el entusiasmo y la excitación del salmista. Él se regocija en el poder creador y sustentador de Dios. Se expresa con palabras de alabanza y adoración. Ve la realidad de Dios en las funciones diarias del mundo natural.
El Dios de este Salmo no es el dios de los deístas. Es un Dios que está involucrado en lo que sucede aquí. Sin duda, cualesquiera que hayan sido las aflicciones personales del salmista, él encontraba consuelo y esperanza en el poder de Dios. Es cierto, contemplar las aves en sus nidos o los leones buscando alimento no resolverá el problema que estemos afrontando, pero vemos en la naturaleza cosas que nos hablan de la bondad y el poder de Dios, y que nos dan esperanza.
La naturaleza también puede ser una fuente de curación para el cuerpo, la mente y el espíritu. En muchos casos, el aire fresco, la luz del sol, el agua y una dieta saludable pueden hacer maravillas tanto físicamente como mentalmente. Los remedios naturales son un poderoso medio de salud y sanidad.
Algunos médicos animan a la gente a alejarse del trabajo y del estrés, y encontrar descanso y relajación en un algún ambiente natural, como lo sugieren investigaciones actuales. Después de todo, Dios puso a nuestros primeros padres en un jardín, no en una ciudad. Algo en nosotros resuena mejor en un campo lleno de flores que en un estacionamiento cubierto de asfalto.
La naturaleza es uno de los grandes dones de Dios. Deberíamos hacer todo lo que podamos para aprovecharlo. ¿Cómo puedes beneficiarte con lo que Dios nos da en la naturaleza?
Para Estudiar y Meditar:
“El hogar de nuestros primeros padres había de ser un modelo para cuando sus hijos saliesen a ocupar la tierra. Ese hogar, embellecido por la misma mano de Dios, no era un suntuoso palacio. Los hombres, en su orgullo, se deleitan en tener magníficos y costosos edificios, y se enorgullecen de las obras de sus propias manos; pero Dios puso a Adán en un huerto. Esta fue su morada. Los azulados cielos le servían de techo; la tierra, con sus delicadas flores y su alfombra de animado verdor, era su piso y las ramas frondosas de los hermosos árboles le servían de dosel. Sus paredes estaban engalanadas con los adornos más esplendentes, que eran obra de la mano del sumo Artista. En el medio en que vivía la santa pareja, había una lección para todos los tiempos; a saber, que la verdadera felicidad se encuentra, no en dar rienda suelta al orgullo y al lujo, sino en la comunión con Dios por medio de sus obras creadas. Si los hombres pusiesen menos atención en lo superficial y cultivasen más la sencillez, cumplirían con mayor plenitud los designios que tuvo Dios al crearlos” (PP 31).
“El contacto constante con el misterio de la vida y el encanto de la naturaleza, así como la ternura necesaria para cuidar esos hermosos objetos de la creación de Dios, tienden a vivificar la mente, y refinar y elevar el carácter” (HAd 127).
Preguntas Para Dialogar:
¿Cómo podemos asegurarnos de amar la naturaleza, pero no adorarla? No siempre será una distinción fácil de hacer. Por maravillosa que sea la naturaleza, debemos recordar que no puede salvarnos, sino el Dios que la creó puede hacerlo. ¿Por qué es importante recordar siempre esta verdad vital?
¿Qué deberíamos decir, como Adventistas del Séptimo Día, con respecto a todo el tema del ambiente? Entre todas nuestras enseñanzas, ¿cuál podría ser un componente útil y necesario en este tema importante? ¿Cómo deberíamos responder a la siguiente idea: “Bueno, sabemos que el Señor viene pronto, y todo este mundo será destruido y creado de nuevo, de modo que el ambiente realmente no es tan importante”?
¿De qué maneras, hoy, los increíbles avances del conocimiento científico y natural deberían ayudarnos a aumentar nuestro amor y nuestro aprecio por el poder de Dios? Piensa en todo lo que sabemos hoy acerca del mundo natural que los antiguos no tenían siquiera idea. De este modo, ¿cuántas ventajas tenemos sobre ellos al poder maravillarnos por el poder creativo de Dios?
Lecciones de la Escuela Sabática
Estudie la palabra de Dios a través de las Guías o lecciones de la Escuela Sabática.
Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Colosenses 3:1.
Libros de Lecturas Devocionales
- A Fin de Conocerle. Hoy con la lectura Fieles en lo poco basada en Lucas 16:10.
- Cada día con Dios. Hoy con la lectura Preparémonos para la inmortalidad basada en 1 Juan 5:4.
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