Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Jesús lloró: La Biblia y las emociones humanas"

Edición para maestros. Primer trimestre (enero-marzo) de 2011

Lección 4: "Las relaciones"

Para el 22 de enero de 2011

 

Enseña a tu clase | Bosquejo de la Lección | Resumen
Ciclo de Aprendizaje:
Motiva | Explora | Aplica | Crea

 

El sábado enseñaré...

Texto Clave: Mateo 7:12.

 

Ir ArribaEnseña a tu clase a:

Saber describir los fundamentos de las relaciones cristianas.

Sentir el deseo de acariciar las actitudes que fortalecen los vínculos en la familia, la iglesia y la comunidad.

Hacer: aplicar los principios de las relaciones necesarios para sanar y promover relaciones positivas en nuestra vida.

 

Ir Arriba Bosquejo de la Lección

  1. Saber: Edificar relaciones cristianas

    1. ¿Qué principios bíblicos deben guiar la forma en que nos tratamos unos a otros cuando estamos heridos, enojados o temerosos?

    2. ¿Qué principios bíblicos nos enseñan a construir la intimidad?

    3. ¿Por qué la confesión y el perdón son tan importantes?

    4. ¿Cómo deberíamos enfocar las barreras que traban las relaciones que han surgido de experiencias pasadas con otra persona?

  2. Sentir: Actitudes que vinculan

    1. ¿Qué actitudes deberíamos cultivar en nuestras relaciones con nuestros líderes? ¿Con nuestros hijos y otros miembros de la familia? ¿Con nuestros vecinos? ¿Con aquellos con quienes no concordamos?

    2. ¿Cómo las relaciones de Cristo con los líderes, con los discípulos que se peleaban y con multitudes difíciles son un modelo para nosotros?

  3. Hacer: La regla de oro

    1. ¿De qué modo la regla de oro debiera formar la conducta en nuestras relaciones diarias?

    2. ¿Qué necesita hacerse, con la ayuda de Cristo, para promover la curación de cualquier herida de nuestras relaciones presentes o pasadas?

    3. ¿Qué clase de cosas podemos hacer para fortalecer nuestras relaciones con nuestros vecinos, nuestras familias y los miembros de nuestra iglesia?

 

Ir Arriba Resumen

Al procurar ser una bendición para los demás, confesaremos nuestras faltas y nos perdonaremos unos a otros; seremos considerados, daremos ánimo y siempre procuraremos edificarnos mutuamente.

 

Ir Arriba CICLO DE APRENDIZAJE

Concepto clave para el crecimiento espiritual: Es importante permitir que Dios sea el Señor de nuestras relaciones con otras personas.

 

Ir ArribaPASO 1: ¡Motiva!

Solo para los maestros: Enfatiza que las relaciones mutuas en la vida cristiana son centrales e importantes. Las relaciones pueden tener efectos positivos o negativos sobre nosotros. Dios quiere que sean positivas.

“Yo amo a la humanidad; es la gente a la que no puedo soportar”. Así dijo Linus, un personaje de la tira cómica “Peanuts”. Linus era una contraparte ficticia del idealista frustrado que todos nosotros llevamos dentro. Tenemos elevadas normas para nosotros y para otros, especialmente para otros. Abrimos nuestros ojos por la mañana con toda la intención de esparcir misericordia, paciencia, paz y amor. Llega a ser un poco más difícil al ir hacia la cocina, solo para descubrir que alguien bebió nuestra provisión de agua de manantial que íbamos a usar para hacer nuestro desayuno. Pero podemos manejar eso.

Después de unos pocos encuentros adicionales con personas imperfectas, en oposición al ideal platónico de “humanidad” que existe (principalmente) en nuestra cabeza, dejamos la casa solo para encontrar que alguien chocó nuestro vehículo durante la noche y no dejó ninguna nota con el teléfono e información para el seguro. Era el parachoques que solía llevar el símbolo cristiano de un pez, de plástico, que ahora está hecho pedazos en el pavimento. La sonrisa es ahora un poco más forzada, y los ojos un poquito más pequeños. Y ni siquiera hemos llegado al tránsito...

Gente. Como dice la canción, uno se encuentra con gente todos los días. O uno encuentra los resultados de sus acciones, algunos positivos, muchos no tanto. Cada encuentro resulta en una relación. Las relaciones son la causa de todos los problemas del mundo y la solución a todos ellos, pero solo una relación puede darte el poder de esparcir, realmente, misericordia, paciencia, paz y amor: la relación con Jesucristo.

Analiza con la clase: ¿Es tu relación con Dios lo suficientemente fuerte como para mantenerte en el sendero correcto en tus relaciones con otras personas?

 

Ir ArribaPASO 2: ¡Explora!

 

Comentario de la Biblia

I. Recordar quién eres

(Repasa, con tu clase, Efe. 4:1-5).

Cuando Dios creó a la raza humana, estábamos en unidad o, por lo menos, en compañerismo con Dios. El primer pecado quebró esa unidad. Ya no conocíamos a Dios. No comprendíamos sus motivos. De hecho, teníamos sospechas de él porque le atribuíamos nuestro propio egoísmo a él.

En ese punto, no era muy difícil suponer que otras personas estaban por allí para aprovecharse de nosotros también; y a menudo, lo estaban porque realmente eran exactamente como nosotros. Sí, podíamos tratar de ser buenos, equitativos, y bondadosos, y hasta teníamos éxito algunas veces. Incluso diseñamos códigos de ética y leyes para recordarnos no ceder a nuestros peores impulsos la mayor parte del tiempo. Pero se aceptaban los fracasos y, con el fin de trabajar, estos códigos de leyes y de ética requerían la amenaza de castigos por su violación.

Finalmente, Dios reveló su ley a Moisés para recordarnos de dónde habíamos venido y cuán lejos nos habíamos apartado. Se podía comparar con un dedo dirigido hacia el carácter de Dios, que se suponía era el modelo para nuestras relaciones mutuas y con él. Pero la gente llegó a estar intensamente fascinada con las líneas del dedo. Cualquier cosa para evitar lo realmente lo importante.

Por medio de Cristo, Dios restauró la unidad con él –y de unos hacia otros– y tenía la intención de que la gocemos. Ya no teníamos que ser lo que habíamos sido. Dios estaba en nosotros, y nosotros estábamos en él, uno en Espíritu y en paz.

Considera: Dios nos ha llevado a la unidad con él y entre nosotros en su cuerpo, la iglesia. ¿Por qué, entonces, tenemos tanta dificultad en reconocerlo y actuar como si fuera cierto? ¿Cómo podemos estar seguros de recordar lo que Dios quiso que fuéramos?

II. Haz a los demás...

(Repasa, con tu clase, Mat. 7:12).

Nuestra percepción de lo que es “bueno” para otras personas, a menudo, está nublada por nuestros propios deseos y preferencias egoístas. A veces, sencillamente estamos equivocados. Pero, todavía, somos llamados a estar activos para satisfacer las necesidades de las personas. Para hacerlo, debemos pedirle a Dios que nos muestre cuáles son esas necesidades y debemos estar abiertos a su conducción.

Considera: ¿Has tratado alguna vez de ayudar a alguien, solo para descubrir que lo que tú pensabas que era apropiado no era realmente lo que se necesitaba? ¿O has encontrado que fuiste totalmente indiferente a las necesidades de quienes te rodean? ¿Cómo podemos estar más abiertos a las necesidades de otros y, a la vez, estar preparados para atenderlas?

III. Orando juntos

(Repasa, con tu clase, Sant. 5:14-16).

En la Iglesia Adventista del Séptimo Día, la mayoría de nosotros conocemos la ceremonia del ungimiento y la oración por los enfermos. El texto que repasamos de Santiago es un pasaje en el que se basan estas ceremonias. Son pocos los que perciben la estrecha conexión de esta práctica con la idea de confesar las faltas propias a otras personas.

La confesión a cualquier persona fuera de Dios es problemática para la mayoría de los protestantes. Casi cada comentario sobre estos versículos aconsejará al lector a no tomarlos demasiado literalmente y a ejercer extremo cuidado con respecto a cuánto y a quiénes los confesamos. En un mundo ideal, podríamos compartir cualquier cosa con los otros cristianos, y no preocuparnos por ser juzgados o que se chismee de nosotros. Pero este no es un mundo ideal.

No obstante, al menos deberíamos estar listos para examinar nuestra conciencia y admitir cuando estamos equivocados. Cuando dañamos a otros, deberíamos asumir la responsabilidad, hablar con la persona afectada y resolver el asunto. No es excesivamente idealista buscar a los cristianos con quienes podemos compartir nuestras luchas más profundas y hacer lo mismo por ellos. De este modo, podríamos ser capaces de neutralizar las fuerzas que corroen nuestra vida espiritual y la vida de la iglesia.

Considera: ¿En qué situaciones podría ser apropiado confesar nuestras faltas a otros, así como a Dios? ¿Por qué podría ser, en tales casos, una experiencia sanadora, como lo sugiere el pasaje de Santiago?

 

Ir ArribaPASO 3: ¡Aplica!

 

Preguntas para reflexionar:

  1. La calidad de tu relación con Dios se revela en la calidad de tus relaciones con otras personas. ¿Esto es cierto, es falso o es complicado? Analiza tu respuesta.

  2. ¿Qué es, exactamente, el perdón? ¿Por qué es tan difícil? ¿Por qué, también, es tan esencial?

Preguntas de aplicación:

  1. ¿Puedes recordar una ocasión en la que devolviste bien por mal? ¿Fue difícil? ¿Fue provechoso? ¿Cuál fue el resultado?

  2. ¿Aceptas plenamente que Dios te ha perdonado por tus pecados e imperfecciones? ¿Qué impacto ha producido esto en tus relaciones con otros?

 

Ir ArribaPASO 4: ¡Crea!

Solo para los maestros: La siguiente actividad tiene la intención de ilustrar el núcleo de la enseñanza de Jesús acerca de las relaciones, como se ve en Mateo 7:12, y el modo en que podemos aplicarla a situaciones específicas de nuestra vida diaria.

Muestra en forma destacada Mateo 7:12: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos”. ¿Cómo sería ser fiel a esta enseñanza en una o más de las siguientes situaciones? (Siéntete libre para crear tus propios escenarios hipotéticos).

  1. Estás supervisando a un empleado nuevo en tu lugar de trabajo. Esta persona es agradable, reflexiva y genuinamente ansiosa de hacer su trabajo lo mejor posible, pero llega a ser claro que la persona no está preparada para ese trabajo. También puede haber problemas interpersonales.

  2. Tu vecino se ha entusiasmado con lo que él llama “jardín de pradera”. A ti y a otros les parece meramente una excusa para no cortar su césped. Otros en el vecindario están llegando a ser maliciosos, y algunos han dejado notas desagradables, anónimas, para este vecino. Tú lo lamentas, pero como los valores de las propiedades están cayendo en el momento, no puedes menos que preocuparte y también quieres que el vecindario se vea bien.

  3. Es Navidad, o algún otro día festivo que reúne a las familias desde grandes distancias. Tu cuñado es de otra tendencia política que difiere marcadamente de la tuya, y él nunca vacila en hablar enérgicamente. Nunca te has llevado bien con él, pero él es una persona básicamente decente (te dices a ti mismo), ama a tu hermana y ella lo ama a él. A pesar de esto, tú no estás orgulloso de cómo has reaccionado en algunas ocasiones en el pasado.

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