Lecciones para adultos: "Vestidos de gracia: Vestiduras figuradas en la Biblia"
Edición para maestros. Segundo trimestre (abril-junio) de 2011
Lección 10: "La ropa nueva del hijo pródigo"
Para el 4 de junio de 2011
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El sábado enseñaré...
Saber analizar 1) la respuesta del padre al pedido de su hijo de abandonar el hogar, y 2) su respuesta al regreso del hijo, en comparación con la respuesta del hijo mayor.
Sentir la compasión que muestra el Padre al pecador que retorna, y abrir las puertas de tu propio corazón.
Hacer: amarte a ti mismo y a otros con el perdón y la compasión que Dios nos da.
Saber: El padre perdonador
¿Cómo respondió el padre al pedido del hijo de recibir la mitad de los bienes e irse del hogar?
¿Cuál fue la actitud del padre hacia su hijo mientras éste estuvo lejos?
¿Cómo reaccionó el padre cuando su hijo regresó? ¿Cómo reaccionó su hermano?
Sentir: El corazón abierto
El apreciar la respuesta que, con el corazón abierto, da Dios a los pecadores ¿de qué modo afecta nuestra actitud hacia nosotros mismos y hacia otros que han caído, de los cuales somos ejemplos excelentes?
Hacer: Amar con el amor de Dios
¿Cómo podemos ofrecer amor y compasión a otros, en vez de la crítica fría del hermano mayor?
¿A quién conoces en tu iglesia o familia que necesita un amigo afable, y cómo puedes ser ese amigo?
El padre le dio a su hijo la libertad de elegir cuando quiso dejar su hogar, pero mantuvo una guardia vigilante esperando su retorno. El padre cubrió la ropa inmunda del hijo con su propio manto costoso, y se alegró por él como por un hijo que había estado muerto, pero que ahora vivía.
Concepto clave para el crecimiento espiritual: La parábola del hijo pródigo ilustra la actitud misericordiosa de Dios hacia sus hijos perdidos. Dios no solo acepta ansiosamente de nuevo a los pecadores arrepentidos; también los espera, saldrá a su encuentro cuando todavía estén lejos del “hogar”, y los vestirá con su perdón y amor.
Solo para los maestros: Lee Lucas 15. Jesús usó estas tres parábolas para ilustrar diferentes tipos de “perdidos”. En la parábola de la oveja perdida, el que se perdió es incapaz de volver al corral sin ayuda. En el relato de la moneda perdida, el perdido ignoraba la intensa búsqueda: está perdido, pero no lo sabe. En cambio, en la parábola del hijo pródigo, el perdido no solo sabe que está perdido, sino también sabe cómo regresar al hogar.
Actividad inicial: Usa una cajita de cartón como corral para cerdos. Corta varias figuras de cerdos sobre papel. Pide a los miembros de tu clase que sugieran los pecados que llevaron al hijo pródigo al corral de los cerdos. Escribe esos pecados sobre las figuras de los cerdos, y ponlas en el corral. Algunos de los pecados podrían ser la avaricia, el egoísmo, la rebeldía, el desperdicio, la falta de reflexión y la necedad.
Analiza: Pide a tu clase que considere qué hay en ese corral. Como el padre perdonó los pecados que llevaron a su hijo al corral, así nuestro Padre nos perdona cuando regresamos a él.
Texto bíblico: “Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado” (Luc. 15:24).
Solo para los maestros: Si uno lee superficialmente la parábola del hijo pródigo, sin tomar tiempo de meditar en ella, la historia es breve y sencilla. El hijo proviene de un hogar privilegiado por el dinero de su padre, se empobrece, y solo después de que la comida de los cerdos le pareciera apetitosa, toma conciencia de su situación y regresa a su casa.
En esta historia muy sencilla se encuentran conceptos vitales para comprender el perdón y la admirable gracia que nos extiende nuestro Dios.
Comentario de la Biblia
La parábola del hijo pródigo puede dividirse en cuatro partes principales que representan cuatro etapas del camino de regreso a Dios:
I. La pérdida del hijo pródigo
(Repasa, con tu clase, Luc. 15:11-32).
Esta es realmente una pérdida mutua.
Dios ha perdido a un hijo. Juan 3:16 nos dice que el Padre ama tanto a sus hijos que la pérdida de ellos es insoportable, y por eso Jesús fue enviado a morir en nuestro lugar.
El hijo ha perdido a su Padre. El pecado nos separa de Dios: “Son las iniquidades de ustedes las que los separan de su Dios” (Isa. 59:2, NVI). En esta parábola, el hijo se pierde por propia voluntad. La voluntad propia hace que desperdiciemos nuestras vidas en las cosas del mundo, concentrándonos en lo material en vez de enfocarnos en lo espiritual.
Considera: ¿De qué modo, en esta parábola, el “elemento perdido” es diferente a los elementos perdidos en las parábolas de la oveja perdida (Luc. 15:4-7) y de la moneda perdida (Luc. 15:8-10)?
II. Cosecha las consecuencias del pecado
Financiado por el dinero de su padre, el hijo pródigo se entregó a su ansia de placeres, se lanzó a una vida de pecado, y malgastó su herencia en una vida disipada, en bebidas, en prostitutas. Luego, cosechó las consecuencias, que fueron muchas. Sus pecados le costaron no solo su estabilidad financiera y su cómodo hogar, sino también la dignidad, el respeto propio, la reputación, su pureza y su buena conciencia. “Cada uno cosecha lo que siembra. El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna” (Gál. 6:7, 8, NVI).
Nota que cuando el hijo se metió en problemas en ese país lejano, le pidió ayuda de “uno de los ciudadanos de aquella tierra” en lugar de buscar ayuda de su padre. El “ciudadano” no lo amaba, y lo explotó como mano de obra barata, ofreciéndole un trabajo degradante en un corral de cerdos. Tal vez el ciudadano era un “amigo” del hijo pródigo, que se había beneficiado con los despilfarros de este. Y cuando se terminó el dinero, tal vez el hijo esperaba que este “amigo” recordara su generosidad. Tal vez ese ciudadano sabía de quién era hijo. Tal vez el hijo esperaba usar el nombre de su padre para conseguir ayuda. Pero había hambre en esa tierra y, de repente, no importaba quién era él o quién era su padre. El hijo quedó ante una difícil elección: encargarse de los cerdos o morir de hambre. Y así, el hijo del hombre rico, nacido para una vida fácil, con siervos que atendían todas sus necesidades desde su infancia, se encontró ganándose la vida en un chiquero. ¡Con cuánta rapidez se pueden dar vueltas las cosas en la vida, especialmente cuando estamos haciendo lo que sabemos que es malo!
III. El viaje de regreso a casa
El viaje de regreso a casa se hizo después de varios pasos preliminares, pero antes de dar esos pasos, fue necesario un catalizador. Algo tenía que consumirse internamente en el hijo antes de que decidiera regresar al hogar. La Biblia dice que volvió en sí, es decir, “tocó fondo”. O en este caso, el fondo inmundo de un chiquero.
Hundido en ese profundo pozo emocional, miró dentro de sí con sinceridad, y notó las diferencias entre su situación en ese momento y su vida en la casa de su padre. ¿Cómo podríamos, en algún momento, buscar un lugar mejor si no nos examinamos honestamente a nosotros mismos y nos vemos tal cual somos?
Él admitió que había cometido un grave error contra el Cielo y contra su padre. Muy a menudo, no nos damos cuenta de nuestros errores hasta que nuestra vida está inmersa en las consecuencias...
El hijo pródigo comprendió cuán indigno era, lo que le ayudó a percibir cuánto necesitaba a su padre. Del mismo modo, nosotros deberíamos tomar conciencia de nuestra necesidad del Padre celestial.
Entró en acción. Pensar en su situación y tener una idea brillante no era suficiente. Eso no nos lleva a ninguna parte si no usamos nuestra nueva comprensión: debemos salir del corral de los cerdos. El hijo se levantó y comenzó el viaje de vuelta al hogar de su padre.
Tal vez, los motivos iniciales para regresar a su casa eran puramente materiales. Él afirmó que aun los siervos en la casa de su padre comían mejor de lo que él comía. Pero, algo dramático sucedió. Las razones que lo pusieron en el camino de regreso fueron cambiando. Para cuando llegó a su casa, se veía a sí mismo no como un heredero, sino como un siervo. De hecho, él no se sentía digno de ser llamado hijo de su padre.
Lo que le sucedió al hijo pródigo nos sucede a nosotros. Al acercarnos a Dios, nuestras razones y motivaciones se alteran, y llegan a ser abnegadas.
Considera: ¿Por qué es necesario que demos esos pasos preliminares para volver a nuestro Padre? El cambio de actitud del hijo pródigo, y el cambio de perspectiva respecto de sí mismo y de sus razones para regresar ¿qué nos muestran sobre la importancia de la humildad al ir al Padre? ¿Por qué nuestras actitudes y el concepto que tenemos de nosotros mismos cambian al viajar hacia el Padre? ¿Qué hay en la jornada hacia Dios que tiene el poder de transformarnos?
IV. Reunión con el padre
Cuando el hijo todavía estaba lejos, su padre lo vio. Este no esperó a que su hijo llegara hasta la casa, sino que salió corriendo a su encuentro.
Las acciones del padre en esta historia son un hermoso cuadro de cómo Dios nos da la bienvenida cuando regresamos al hogar. Dios no espera que recorramos solos todo el camino: él viene a encontrarnos donde estamos, tal como somos. Limpia nuestro registro totalmente. Dios no nos pone a prueba cuando vamos a él con corazones penitentes, lamentando nuestros pecados. La restitución es inmediata. Dios instantáneamente nos restaura a nuestro lugar como hijos suyos. No hace preguntas, no hay culpabilidad, no dirá “Te lo dije”.
Considera: Cuando pierdes algo valioso y luego lo encuentras, ¿cómo te sientes? ¿De qué modo esto podría ser una pequeña revelación de lo que Dios siente cuando un hijo que estaba perdido regresa? ¿Cómo debería esto inspirarnos a volver a Dios cuando nos apartamos de él?
Solo para los maestros: Aunque la parábola del hijo pródigo es principalmente acerca del hijo menor, el mayor también tiene una parte importante. El hijo mayor siempre había sido obediente y laborioso, y no le había faltado el respeto a su padre en público. Sin embargo, se enojó cuando su hermano menor recibió una bienvenida digna de un héroe.
Preguntas para reflexionar y de aplicación:
En la parábola también se ilustra que no todos están contentos al ver que el hijo pródigo se arrepiente y vuelve a casa. ¿De qué forma podemos tener hacia los pecadores la misma actitud que tuvo el padre hacia su hijo?
Al final de la historia, ¿cuál de los hijos aparece perdido? ¿Por qué?
¿Cómo podemos volvernos más cuidadosos a fin de no juzgar a otros cuando regresan a Dios?
Solo para los maestros: Hay muchas lecciones valiosas para aprender de esta parábola: haz una lista de ellas en tu clase.
Algunas de las lecciones podrían ser:
Dios busca y recibe a los pecadores.
Somos responsables por nuestras decisiones equivocadas.
Un pecador puede ir a Dios si lo desea.
La separación de Dios produce sufrimiento.
La vida lejos de Dios es una vida desperdiciada.
Debemos humillarnos en espíritu para regresar a Dios.
Aun una “buena” familia puede tener hijos que se desvían.
Las malas decisiones que tomamos pueden producir dolor y problemas.
En la vida, hay muchos corrales de cerdos, que necesitamos evitar.
Actividad: Recuerda a tu clase la actividad del chiquero. Desafíalos a evaluar lo que escribirían sobre los cerdos si el chiquero fuera de ellos mismos.
Lecciones de la Escuela Sabática
Estudie la palabra de Dios a través de las Guías o lecciones de la Escuela Sabática.
Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Colosenses 3:1.
Libros de Lecturas Devocionales
- A Fin de Conocerle. Hoy con la lectura Fieles en lo poco basada en Lucas 16:10.
- Cada día con Dios. Hoy con la lectura Preparémonos para la inmortalidad basada en 1 Juan 5:4.
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