Lecciones para adultos: "Vestidos de gracia: Vestiduras figuradas en la Biblia"

Edición para maestros. Segundo trimestre (abril-junio) de 2011

Lección 9: "Un carbón encendido"

Para el 28 de mayo de 2011

 

 

Enseña a tu clase | Bosquejo de la Lección | Resumen
Ciclo de Aprendizaje:
Motiva | Explora | Aplica | Crea

 

El sábado enseñaré...

 

Enseña a tu clase a:

Saber describir a Josué, al acusador, al Ángel del Jehová, a sus asistentes y las funciones de todos ellos, en el drama de la restauración, Zacarías 3.

Sentir identificación con Josué cuando es acusado, y sus emociones cuando recibe vestiduras nuevas.

Hacer: aceptar las vestiduras sacerdotales limpias que el Ángel de Jehová provee.

 

Bosquejo de la Lección

1. Saber: Sucio en la corte

   1. ¿Dónde se encuentra Josué? ¿Cómo se prepara para encontrarse con su acusador?

   2. ¿Qué hace Josué para merecer ropa nueva? ¿Qué debe hacer con su ropa limpia?

2. Sentir: Limpio, ropa nueva

   1. ¿Cómo nos sentiríamos si estuviéramos en la corte con vestiduras viles, acusados de todos los pecados que cometimos?

   2. ¿Cómo nos sentiríamos al descartar nuestras viejas vestiduras y recibir las vestimentas sacerdotales de Dios?

3. Hacer: Vestidos por Dios

   1. ¿Qué se nos pide que hagamos al ser arrancados del fuego, y vestidos con ropa nueva?

 

Resumen

El sumo sacerdote Josué se encuentra en un tribunal con vestiduras viles, acusado de todos sus pecados. Su Juez, en lugar de pronunciar una sentencia, le quita sus vestiduras sucias, lo viste con ropa limpia y lo llama a ser obediente.

 

CICLO DE APRENDIZAJE

Concepto clave para el crecimiento espiritual: Dios limpia a los pecadores por medio de Cristo y el poder del Espíritu Santo. Los seres humanos no pueden añadir nada a este proceso, salvo una voluntad entregada a Dios.

 

PASO 1: ¡Motiva!

Solo para los maestros: Si es posible, lleva fotos de la devastación producida por el tsunami del Océano Índico (diciembre de 2004) o del terremoto de Chile (febrero de 2010) para compartir con tu clase, y cuenta la siguiente historia. El objetivo es ilustrar el desafío que afrontamos para resolver nuestra pecaminosidad.

Según el Departamento de Geología de los Estados Unidos, el 26 de diciembre de 2004, dos placas tectónicas, bajo el Océano Índico (o bajo el Océano Pacífico, en Chile) produjeron una ruptura de 975 km (600 millas) en la superficie terrestre, desplazando el fondo del mar en forma vertical y horizontal (similar a lo que pasó en Chile). El resultado fue un terremoto de magnitud 9,0 (en Chile fue 8,8), el más fuerte de las últimas décadas, cerca de la isla de Sumatra, Indonesia (o de la costa central de Chile).

El violento terremoto desplazó más de un billón de toneladas de agua y la envió contra la costa de Sumatra a alta velocidad. Más de 150.000 personas perecieron, y millones quedaron sin hogar en esos países.

¿Qué fuerza puede frenar un desastre natural de esa magnitud? El pecado es igualmente mortal y desastroso. Solo Dios puede detener su destructividad, o aun revertirla.

Considera: La pecaminosidad humana no es muy diferente de un tsunami. ¿En qué formas los humanos intentan atender su pecaminosidad? ¿Funciona eso? Nuestros esfuerzos fracasados ¿distorsionan nuestro concepto de Dios? ¿De qué modo?

 

PASO 2: ¡Explora!

 

Comentario de la Biblia

I. Vislumbres del pasado

(Repasa, con tu clase, Zac. 1, 2; 2 Rey. 17:7-17; Deut. 28:63).

Solo para los maestros: El objetivo aquí es considerar las equivocaciones de Israel y de Judá, y ver la disposición de Dios para reconciliarse con el remanente encargado de reconstruir el Templo en Jerusalén. Zacarías repasa el pasado de Israel para que ellos se concentren en el brillante futuro que existe con Dios.

La sección del domingo recuerda el maravilloso amor de Dios, previsto por la visión de Josué. Zacarías 3 le recuerda al remanente israelita que la conducta de sus antepasados desagradó a Dios, y que fueron castigados “porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo” (Heb. 12:6).

La breve mención que hace Zacarías del desagrado de Dios no capta la extensión de los pecados que Israel y Judá habían cometido contra Dios. Ellos “temieron a dioses ajenos” (2 Rey. 17:7); “anduvieron en los estatutos de las naciones que Jehová había lanzado” (vers. 8); “levantaron estatuas e imágenes de Asera en todo collado alto, y debajo de todo árbol frondoso” (vers. 10); “quemaron allí incienso en todos los lugares altos” (vers. 11); “servían a los ídolos” (vers. 12); y cuando Dios les envió advertencias por medio de sus profetas (vers. 13), ellos “endurecieron su cerviz” contra Dios (vers. 14).

El pueblo de Dios fue más lejos todavía: sacrificaron sus propios hijos a otros dioses (vers. 17).

¿Podrían ser estas algunas de las acusaciones presentadas por Satanás contra Josué (Zac. 3)? A pesar de los fracasos de Israel, vemos en el libro de Zacarías que Dios estaba ansioso de ser, nuevamente, el centro en la vida de su pueblo.

Considera: Al regresar a Jerusalén, ¿por qué Dios les pidió que primero reconstruyeran el Templo? ¿Qué nos dice esto acerca del lugar que Dios debería ocupar en nuestras vidas? En el tiempo de Zacarías, habían pasado unos quince años desde que el comienzo de la construcción del Templo. Vemos aquí la tendencia humana a distraerse de la voluntad de Dios. ¿Podemos lograr algo sin Dios?

II. Estado de engaño

(Repasa, con tu clase, Zac. 3:1-3; y Rom. 7:14-25).

Solo para los maestros: Este estudio de la tendencia humana hacia el engaño propio procura ver cómo los seres humanos evitan mirar su condición pecaminosa. Después de analizar los pasos del auto engaño, lean Romanos 7:14 al 25 y completen la sección Considera: La figura de un sumo sacerdote con vestiduras sucias es una imagen desagradable en la Biblia; pero es el cuadro que encontramos en Zacarías 3. Lo pecaminoso ejemplificado por las vestiduras viles de Josué representa a la humanidad. En esta visión, Josué comprende su condición pecaminosa, es correctamente acusado y está en la presencia de un “Ángel de Jehová” sin pecado, que es Jesucristo.

Josué entiende su situación, pero no subestima la tendencia humana hacia el engaño propio. Los profesionales que trabajan en la recuperación de adicciones conocen el proceso de engaño que marca el descenso del adicto hacia la autodestrucción.

Primero, el adicto racionaliza su conducta. “Esto no es malo”, razona. “Puedo cambiarlo cuando quiera”. Sin saberlo, avanza al segundo paso: proyección. En esta fase, otros son la fuente del problema del adicto, y ataca a los que lo aman más. “Si ellos hicieran X Y Z, yo haría...”

Un rápido descenso ocurre en el tercer paso: la represión. Las inconsistencias en la conducta son demasiadas para que el adicto las racionalice, así que sencillamente reprime esos recuerdos. Sin saberlo, la incapacidad del adicto para arreglarse solo lo hunde más profundo en la conducta que desea cambiar. Pone a un lado la vergüenza y la culpa, y la confusión cubre su vida.

La cuarta fase es la memoria alterada. El adicto comienza a reescribir su historia, fabricando un pasado que le permita sentirse mejor acerca del presente.

Considera: Pablo describe la agitación interior, causada por nuestra naturaleza pecaminosa, y la futilidad de engañarnos. ¿Cuál es el problema central que acosa a Pablo? ¿A qué esperanza se aferra Pablo ante este dilema?

III. Ayuda del cielo

(Repasa, con tu clase, Zac. 3:4-10; 4:6; y Juan 16:5-15).

Solo para los maestros: La sección del Comentario de la Biblia examina brevemente la tarea que debe hacerse una vez que estamos “en Cristo”. Para crecer en Cristo, necesitamos que el Espíritu Santo more en nuestro interior.

El acto de gracia que se encuentra en Zacarías 3:4 al 10 nos asombra. ¿Puedes imaginarte parado ante Dios, acusado y culpable, esperando el justo castigo que mereces, y escuchar a Dios que dice: “He quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala” (vers. 4)? ¿Cómo te sentirías al oír esto?

Pero Dios no se detuvo luego de limpiar a Josué; también lo llamó a la obediencia (Zac. 3:7). Tal vez el llamado a la obediencia es el punto en el que el camino cristiano se pone áspero.
Dios quiere terminar con el pecado de la humanidad por medio de la vida, la muerte, la resurrección y la ascensión de su Hijo, Jesús. Pero eso no significa que los seres humanos han sido perfeccionados. Para crecer en Cristo (Efe. 4:15), necesitamos una continua re-creación interior. Jesús ha ascendido al cielo, pero tenemos ayuda. Según Juan 16:8, el Espíritu Santo nos convence de pecado, y de juicio, y nos guía a toda la verdad (vers. 13). Nos habla de Dios el Padre y del Hijo (vers. 13), y glorifica a ambos por medio de nosotros (vers. 14, 15).

El templo se completó por el poder del Espíritu Santo (Zac. 4:6), y eso mismo es cierto en nosotros, donde mora el Espíritu de Dios.

Considera: ¿Qué parte del proceso de salvación ha dejado Dios en manos humanas? ¿Por qué festejamos el sacrificio de Jesús y minimizamos la obra del Espíritu Santo? ¿Cómo nos ayuda el Espíritu Santo a crecer día tras día?

 

PASO 3: ¡Aplica!

Preguntas para reflexionar:

1. ¿Cómo podemos experimentar la salvación simbolizada por el tizón (Zac. 3:2)? ¿Cómo podemos estar seguros de que realmente hemos sido salvados? Este acto de salvación ¿es permanente? Explica tu respuesta.

2. Siendo que Dios ha quitado nuestra iniquidad, ¿por qué seguimos pecando? ¿Cómo sabemos que estamos avanzando para llegar a ser semejantes a Cristo? ¿Qué advertencia nos da 1 Corintios 10:12?

Preguntas de aplicación:

En su Epístola a los Efesios, Pablo destaca la obra de Cristo en favor de la humanidad de modo tal que pudiéramos comprenderla y gozarnos de nuestra situación en Cristo. Lee Efesios 2:8 al 10, y luego responde a las preguntas que siguen.

1. Enumera los tres mejores regalos que recibiste. ¿Alguno te lo dio una persona totalmente extraña o una persona apenas conocida? ¿Recibiste alguno de alguien que te ama? ¿Qué diferencia produce quién te lo dio, y por qué?

2. Muchos de los mejores dones son de personas que conocemos muy bien. Aunque actos maravillosos hechos por extraños pueden transformar una vida, los dones que tienen una relación de amor, suelen ser más apreciados. ¿Cómo una relación correcta con Dios hace que el sacrificio de Jesús nos sea más precioso?

 

PASO 4: ¡Crea!

Solo para los maestros: Comparte la siguiente historia real con tu clase y formen una lista de respuestas prácticas con verdades que encontramos en la lección de esta semana.
Jaime y Rosa eran muy amigos en la escuela secundaria. No había nada romántico en su relación. Jaime era el hermano que Rosa siempre había querido tener. Rosa era la niña divertida que hacía reír a Jaime. Él tenía problemas en su hogar, y la amistad con Rosa era un escape bienvenido.

Al conocerlo mejor, Rosa se preocupó por los frecuentes cambios de humor de Jaime. Él a veces hablaba de suicidarse. Al crecer más su relación, él abiertamente sugería “terminar con su vida inútil”.

Muchas veces, Rosa pudo convencerlo de que no lo hiciera, pero un día no lo logró. Años más tarde, ella todavía vivía con la culpa que le produjo su incapacidad de salvar a Jaime. Por no haberlo contado a nadie, ella se echaba la culpa de su muerte.

1. Si Rosa entrara a tu iglesia hoy, ¿qué consuelo le darías con lo aprendido?

2. ¿Cómo le ayudarías a Rosa cuando se vaya de tu iglesia y regrese a su vida?