Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "La adoración"

Tercer trimestre (julio-septiembre) de 2011

Lección 4: "Alegraos ante el Señor: El Santuario y la adoración"

Para el 23 de julio de 2011

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 16 de julio

Lee Para el Estudio de esta Semana: Éxodo 25:1-22; 29:38, 39; 35; Deuteronomio 12:5-7, 12, 18; 16:13-16.

Para Memorizar: “Y os alegraréis delante de Jehová vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestros siervos y vuestras siervas, y el levita que habite en vuestras poblaciones; por cuanto no tiene parte ni heredad con vosotros” (Deut. 12:12).

EL ESCRITOR RUSO LEÓN TOLSTÓI escribió acerca de un amigo que, al acercarse a la muerte, explicó su propia pérdida de fe. El hombre, desde su infancia, había orado: su propio acto de devoción privada y adoración antes de ir a dormir. Un día, después de una partida de caza con su hermano, se estaba preparando para ir a la cama en la misma habitación, y se arrodilló para orar. Su hermano lo miró y dijo: “¿Todavía haces eso?” Desde ese momento, nunca más oró, nunca más adoró y nunca más ejercitó su fe. Las palabras “¿Todavía haces eso?” revelaron cuán sin sentido había sido este rito para él durante esos años, y por ello no lo hizo más.

Esta historia ilustra el peligro de una mera adoración ritual. La adoración necesita salir del corazón, de una relación real con Dios. Por eso, esta semana consideraremos el servicio del Santuario, el centro de la adoración israelita, y derivaremos lecciones acerca de cómo podemos tener experiencias de adoración más profundas.

 

Ir ArribaDomingo 17 de julio: “Y habitaré en medio de ellos”

“Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, en el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh Jehová, en el santuario que tus manos, oh Jehová, han afirmado” (Éxo. 15:17).

Esta es la primera mención de un santuario en las Escrituras. Lo cantaban los hijos de Israel como parte del canto de liberación después de su salida de Egipto. El versículo habla no solo acerca del Santuario, sino también implica que será la morada de Dios en la Tierra. La palabra hebrea traducida como “morada” viene de una raíz que significa, literalmente, “sentarse”. ¿Estaba Dios realmente por vivir, por “sentarse”, entre su pueblo aquí en la Tierra?

Lee Éxodo 25:1 al 9. ¿Cuáles son los dos puntos principales que aprendemos de estos versículos, y por qué son tan asombrosos? (Mientras piensas en la respuesta, reflexiona acerca de quién es Dios, su poder, su majestad y su poderío).

El Dios que liberó a Israel ahora habitaría entre ellos. El mismo Dios que fue capaz de realizar tantas “señales y milagros” increíbles (Deut. 6:22), el Dios que creó los cielos y la tierra, viviría ahora entre su pueblo. La presencia de Dios estaría cerca.

Sobre todo, él viviría en un edificio que los seres humanos caídos habían hecho. Él, que habló y los mundos aparecieron, podría haber dicho la palabra y creado una estructura magnífica. En cambio, hizo que su pueblo estuviera íntimamente involucrado en la creación del lugar, no solo para ser su morada, sino también para ser el centro de toda la adoración israelita.

Los israelitas no hicieron el Santuario de acuerdo con normas humanas. Por el contrario, “conforme al [...] diseño [...] lo haréis” (Éxo. 25:9). Cada aspecto del Tabernáculo terrenal había de representar al Dios santo en forma apropiada y debía ser digno de su presencia.
Todo en ello debía inspirar un sentido de majestad y reverencia. Después de todo, esta era la morada del Creador del universo.

Imagina estar frente a un edificio y saber que dentro de esa estructura moraba Yahweh, el Dios Creador, el Señor del cielo y de la tierra. ¿Qué clase de actitud habrías tenido, y por qué? ¿Qué te debe decir tu respuesta acerca de la actitud que deberías tener durante la adoración?

 

Ir ArribaLunes 18 de julio: Corazones dispuestos

Dios eligió morar entre su pueblo, y lo hizo en un edificio que ellos mismos debían hacer, a diferencia de algo que Dios podría crear en forma sobrenatural. Él los involucró directamente, un acto que idealmente los acercaba a él. Junto con eso, él no creó milagrosamente los materiales que se usarían para la estructura.

Lee Éxodo 35. ¿Qué lecciones importantes podemos obtener de esto para nosotros mismos con respecto al tema de la adoración?

Nota que el énfasis está en la palabra dispuestos. Dios dijo: “todo generoso de corazón” (Éxo. 35:5), y todo aquel a quien “su corazón estimuló” (Éxo. 35:21) respondió. Esto significa que no hubo fuego ni truenos ni una voz sonora del Sinaí dando las órdenes para dar sus ofrendas. En cambio, vemos aquí la operación del Espíritu Santo, quien nunca fuerza a nadie. La disposición a dar, del pueblo, se reveló en un sentido de gratitud por lo que Dios había hecho por él.

Además, nota que la gente estuvo dispuesta a dar para la obra de la construcción de un santuario, y que lo hicieron con un espíritu gozoso. Voluntariamente dieron dones materiales, su tiempo, sus talentos y sus habilidades creativas: “Todas las mujeres cuyo corazón las impulsó en sabiduría” (vers. 26); “todo hombre a quien su corazón le movió a venir a la obra para trabajar en ella (Éxo. 36:2).

Al dar como dieron, ¿qué estaban haciendo los israelitas, aun antes de construir el Santuario?

A menudo pensamos de la adoración como un grupo de personas que se reúnen para cantar, orar y escuchar un sermón. Esto es cierto, pero la adoración no está limitada a eso. Lo que los hijos de Israel estaban haciendo era adorar. Cada acto de negación propia al renunciar a sus bienes propios materiales, o a su propio tiempo, o a sus propios talentos por la causa de su Señor, es un acto de adoración.

Piensa acerca de tus propios actos en cuanto a dar: diezmos, ofrendas, tiempo, talentos. ¿Cómo has experimentado lo que significa adorar por medio de esos actos? Al darte a ti mismo, ¿cómo fuiste enriquecido?

 

Ir ArribaMartes 19 de julio: El holocausto continuo

“Esto es lo que ofrecerás sobre el altar: dos corderos de un año cada día, continuamente. Ofrecerás uno de los corderos por la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la caída de la tarde” (Éxo. 29:38, 39).

La ofrenda diaria de corderos, el “holocausto continuo” (vers. 42), debía enseñar a la gente su constante necesidad de Dios y su dependencia de él. El fuego sobre el altar debía arder de día y de noche (Lev. 6:8-13), y serviría como un recordativo de su necesidad de un Salvador.

Dios nunca quiso que la ofrenda diaria de un cordero fuera un acto rutinario. Era un tiempo de “intenso interés para los adoradores”, de preparación para la adoración, de oración silenciosa y de “un ferviente examen de sus corazones y luego confesar sus pecados”. Su fe había de aferrarse a las promesas de un Salvador por venir, el verdadero Cordero de Dios que derramaría su sangre por los pecados de todo el mundo (ver PP 366, 367).

¿Cómo vinculan los textos siguientes la muerte de Cristo con los sacrificios de animales en el sistema del Antiguo Testamento? Heb. 10:1-4; 1 Ped. 1:18, 19.

En Hebreos 10:5 al 10, Pablo cita Salmo 40:6 al 8, mostrando que Cristo cumplió el significado de los sacrificios. Él sugirió que Dios no tenía placer en esos sacrificios, pero que estos tenían la intención de ser un tiempo de tristeza por el pecado y de arrepentimiento. Además, el ofrecer a su Hijo como el sacrificio máximo sería un tiempo de agonía terrible y de gran tristeza para el Padre y para el Hijo. Pablo enfatiza que la verdadera adoración debe fluir de un corazón perdonado, limpiado y santificado, que se deleita en obedecer a Dios. “Así que, hermanos, os ruego [...] que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Rom. 12:1).

La adoración significa darnos a nosotros en forma completa a Dios, como un sacrificio viviente. Cuando nos damos a nosotros primero, entonces seguirán nuestros dones, alabanzas y corazones. Esta actitud es una protección segura contra los ritos faltos de sentido y vacíos.

Pregúntate: ¿He entregado todo a Cristo, quien murió por mis pecados? ¿O hay algún rincón de mi corazón que rehúso soltar? Si es así, ¿qué es, y cómo puedo estar dispuesto a renunciar a ello?

 

Ir ArribaMiércoles 20 de julio: Comunión con Dios

Uno de los aspectos clave de tener una relación salvadora con Cristo es el de conocer a Dios. Jesús dijo “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). Como en cualquier otra relación, la comunicación es la clave.

Lee Éxodo 25:10 al 22. ¿Qué se dice aquí que debía hacer la gente, y qué promesas se le dan?

Sobre el Arca, que contenía las tablas de la Ley, y entronizada sobre el propiciatorio, moraba la presencia de Dios en la gloria de la Shekinah. Allí, “la misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron” (Sal. 85:10). Desde el altar del incienso, en el Lugar Santo, subía el humo, que representaba las oraciones del pueblo, mezcladas con los méritos y la intercesión de Cristo.

“Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel” (Éxo. 25:22).

Dios prometió al pueblo no solo su presencia, sino también con ellos, hablarles y guiarlos por el camino en que debían andar.

¿Qué nos prometen los siguientes textos? Sal. 37:23; 48:14; Prov. 3:6; Juan 16:13.

Hoy no tenemos un santuario, pero tenemos las promesas de la conducción y la presencia de Dios en nuestras vidas, si nos entregamos a él. ¿Quién no ha visto la conducción de Dios en algún momento de su vida?

También aquí entra en juego la adoración. Un corazón entregado a Dios en oración, sumisión, reverencia y entrega, que siente su propia necesidad de salvación, de gracia, de arrepentimiento, es un corazón que –lleno de alabanza en adoración a Dios– será guiado en el camino que Dios desea para él. La verdadera adoración nos ayuda a estar más abiertos a la conducción de Dios, y a tener una actitud de fe y de sumisión. No hay nada vacío en esta clase de adoración.

 

Ir ArribaJueves 21 de julio: Regocijarse ante Dios

Mucho en los libros de Éxodo, Levítico y Números se centra en el Santuario: su construcción, sus servicios, los sacrificios y las ofrendas, y la ministración de los sacerdotes. Era un lugar muy sagrado y santo. No solo era el lugar en el que Dios mismo habitaba, sino también el lugar donde Israel venía para ser perdonado y limpiado del pecado. Era donde Israel aprendía y experimentaba el evangelio.

La adoración israelita no era fría, estéril y formal. Dios había establecido criterios muy estrictos sobre lo que debía hacerse, pero estos eran medios para un fin: que su pueblo fuera una nación fiel, santa, alegre, del Pacto, que enseñara al mundo acerca del verdadero Dios. (Ver Éxo. 19:6; Deut. 4:5-7; Zac. 8:23).

¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca de la adoración de los israelitas en el Santuario? Lev. 23:39-44; Deut. 12:5-7, 12, 18; 16:13-16.

Una de las grandes luchas que afronta la iglesia hoy tiene que ver con la adoración y los estilos de adoración. En un extremo, los cultos de la iglesia pueden ser fríos, formales y sin alegría. El otro peligro es que las emociones lleguen a ser el factor dominante: las personas quieren pasarlo bien, “regocijarse” en el Señor, resignando cualquier clase de adherencia estricta a las verdades bíblicas.

Una lección que podemos aprender y recordar del modelo del Santuario es que toda verdadera adoración debe ser hecha en el contexto de la verdad bíblica. Dios les dio a los israelitas instrucciones muy claras, estrictas y formales con respecto a la construcción del Santuario, su ministerio y sus servicios, con la intención de enseñarles las verdades de la salvación, la redención, la mediación y el Juicio. Y, no obstante, debían regocijarse ante Dios en su adoración. Este tema aparece vez tras vez. Debería ser claro que uno puede ser muy fuerte en las enseñanzas bíblicas y, al mismo tiempo, tener una experiencia de adoración gozosa. Si las verdades de la salvación, la redención, la mediación y el Juicio no son dignas de regocijo, ¿qué son?

¿Cuál es tu experiencia en cuanto a regocijarte ante Dios? ¿Cómo puedes tener una experiencia de adoración más gozosa? ¿Cómo puedes asegurarte de que tu experiencia de adoración no sea similar al hombre del que hablaba Tolstói?

 

Ir ArribaViernes 22 de julio

Para Estudiar y Meditar:

Lee “El tabernáculo y sus servicios”, “El pecado de Nadab y Abiú” y “La ley y los dos pactos”, Patriarcas y profetas, pp. 356-372; 373-388; 382-390; “Un mensaje a la iglesia moderna”, Palabras de vida del gran Maestro, pp. 230-232; y “Comentarios de Elena G. de White”, Comentario bíblico adventista, t. 4, pp. 1.161, 1.162).

Desde la Shekinah, “Dios daba a conocer su voluntad. Los mensajes divinos eran comunicados a veces al sumo sacerdote mediante una voz que salía de la nube. Otras veces caía una luz sobre el ángel de la derecha, para indicar aprobación o aceptación, o una sombra o nube descansaba sobre el ángel de la izquierda, para revelar desaprobación o rechazo” (PP 360, 361).

“En ellos [su pueblo], Dios tenía la intención de morar en plenitud en este mundo; no solo en una forma general morando en una tienda, sino por tomar posesión tan completamente de sus vidas como para mostrarles, y por medio de ellos al mundo, cómo el Mesías sería la morada de Dios” (F. C. Gilbert, Practical Lessons, p. 351).

Preguntas Para Dialogar:

  1. ¿Cómo puedes ayudar a otros a ver que el devolver los diezmos y dar ofrendas es verdaderamente un acto de adoración? ¿Qué estamos concediendo cuando no devolvemos el diezmo y no damos ofrendas?

  2. Considera los cultos de tu propia iglesia. ¿Se inclinan más hacia la frialdad, la formalidad y la falta de gozo? ¿O se inclinan más hacia lo emocional, hacia el entusiasmo, los sentimientos? ¿O hay un buen equilibrio entre esos extremos? Analiza la situación.

  3. En un intento por alcanzar a los que no asisten a ninguna iglesia, algunas congregaciones han alterado radicalmente sus cultos de adoración. Mientras que esto puede ser algo muy bueno, ¿contra qué peligros deberían precaverse, tales como las transigencias y el diluir las verdades bíblicas vitales?

  4. En algunos cultos de adoración, los ritos han sido realizados de cierta manera durante muchos años, y esa es la razón que dan para no querer hacer ningún cambio. ¿Cómo responderías a la afirmación: “Así es como lo hemos hecho siempre”, cuando se sugiere algún cambio que es rechazado?

  5. En el Santuario terrenal había un lugar santo muy sagrado, el lugar donde Dios mismo moraba. Al mismo tiempo, los hijos de Israel habían de regocijarse ante el Señor allí. ¿Qué lecciones podemos obtener de estas importantes verdades acerca de la adoración?

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