Lecciones para adultos: "Evangelismo y testificación"

Edición para maestros. Segundo trimestre (abril-junio) de 2012

Lección 8: "Equipar para el ministerio"

Para el 26 de mayo de 2012

 

Enseña a tu clase | Bosquejo de la Lección | Resumen
Ciclo de Aprendizaje:
Motiva | Explora | Aplica | Crea

 

El sábado enseñaré...

 

Enseña a tu clase a:

Saber bosquejar los diferentes métodos que Cristo usó cuando preparó a sus discípulos para predicar el evangelio.

Sentir una humilde dependencia de la dirección de Cristo al dar sus testimonios personales y realizar esfuerzos evangelizadores con el cuerpo de la iglesia.

Hacer: Observar y participar en adiestramiento práctico para la evangelización y otros ministerios personales de la iglesia.

 

Bosquejo de la Lección

1. Saber: Bajo el adiestramiento de Jesús

   1. ¿Cómo usó Cristo la instrucción, la observación, la participación y la cooperación al enseñar a sus discípulos las habilidades para el ministerio?

   2. ¿Qué métodos similares se usan hoy en la preparación de los obreros para el trabajo misionero?

2. Sentir: Sígueme

   1. ¿Cuáles son nuestras únicas garantías de éxito al compartir el evangelio de Cristo?

   2. ¿Qué aprendemos de los intentos fallidos de los discípulos al querer sanar a un muchacho endemoniado? ¿A qué atribuyó Cristo su fracaso?

   3. ¿Qué puede producir fracasos en nuestra obra para Cristo? ¿Cómo debemos responder a los fracasos de modo que edifiquemos el cuerpo de Cristo en lugar de destruirlo?

3. Hacer: Adiestramiento práctico

   1. ¿Qué tipos de adiestramiento hay disponibles que deberíamos aprovechar?

   2. ¿En qué procedimientos prácticos podemos ocuparnos, que proveerán adiestramiento en la tarea de testificar y evangelizar?

 

Resumen

Así como los discípulos de Cristo aprendieron por instrucción directa, observación, participación y cooperación, podemos usar métodos similares con el fin de ministrar a otros para su salvación.

 

CICLO DE APRENDIZAJE

Concepto clave para el crecimiento espiritual: Jesús nos equipa con el conocimiento, las habilidades y el adiestramiento necesarios para testificar en forma efectiva.

 

PASO 1: ¡Motiva!

Solo para los maestros: Usa la siguiente actividad a fin de ayudar a tu clase a identificar las herramientas necesarias para compartir el evangelio.

Actividad inicial: Trae varias herramientas a la clase, como tijeras, cinta métrica, pinceles, limas, y otras. Analiza cómo cada herramienta capacita al obrero para realizar su meta. ¿Cuán difícil resulta la tarea si uno no tiene las herramientas adecuadas? Pregunta si alguno puede compartir una experiencia al tratar de hacer algo sin el equipo necesario.

Si hay profesionales en tu clase (médicos, enfermeras, abogados, maestros, trabajadores sociales), pregúntales acerca de las herramientas que ellos necesitan para su trabajo. ¿En qué forma estas herramientas son diferentes de los elementos físicos que manejamos con las manos? (Si es posible, podrías pedir a un profesional que prepare por anticipado su respuesta, para que sea más reflexiva).

Considera: ¿Cuáles son las herramientas necesarias para los que trabajan en salvar almas? ¿Cómo encontramos tales herramientas y aprendemos a usarlas?

 

PASO 2: ¡Explora!

Solo para los maestros: Usa este estudio para examinar cómo equiparnos para hacer la obra de Dios.

Comentario de la Biblia

I. “Mirando al cielo”, Parte 1: Detrás de la escena de la alimentación de los cinco mil

(Repasa, con tu clase, Mat. 14:13-21; Mar. 6:30-44; Luc. 9:10-17; Juan 6:1-14).

La alimentación de los cinco mil proporcionó a los discípulos de Cristo la oportunidad de observar muchas lecciones valiosas que los ayudaron a equiparse para su ministerio futuro. Sin embargo, no solo el milagro mismo, sino también el contexto en el cual sucedió, proveen lecciones importantes para nosotros.

Primero, el milagro sucedió poco después de que Juan el Bautista fuera decapitado. Cuando Jesús oyó esta noticia, se retiró a un lugar desierto. Jesús, plenamente divino y plenamente humano, sentía los efectos directos del pecado: la muerte. Él era la luz, el orden y la vida. Y la muerte es oscuridad, desorden y destrucción. Pero él tenía que experimentar la muerte de Juan como hombre, sin hacer nada para revertirla. Con una palabra podría haber hecho que la cabeza volviera a su lugar sobre el cuerpo de su primo, que había sido cortada por los soldados de Herodes. En lugar de eso, Jesús soportó la pérdida, experimentando plenamente lo que significa ser privado de un ser querido por la injusticia y la crueldad, de modo que pudo sentir las tristezas y el dolor de los seres humanos, y estar equipado para consolarlos.

También, lo soportó para anunciar a las generaciones futuras que se unirían a su causa que algunos serían llamados a sufrir como mártires, y todos los que quisieran vivir piadosamente gustarían la persecución. La lección es que Jesús, el Creador de nuestras emociones, no negó las nuestras.

Cuando los Doce volvieron de predicar el evangelio, sentían la necesidad de contar a Jesús acerca de su experiencia. Él observó que estaban agotados y que no se habían tomado tiempo para comer. Vio sus necesidades, y los invitó a ir a un lugar tranquilo, donde pudieran descansar, comer y hablar, lejos de las multitudes ruidosas. Aquí hay otra lección para sus discípulos de entonces y de ahora. Demostró consideración y compasión como las que cada líder y cada pastor deben mostrar por los miembros de su equipo. Primero, él debe ver sus necesidades. Si están en peligro de excederse en el trabajo, él los llama aparte para descansar y renovarse a fin de que puedan recuperar fuerzas para la siguiente prueba. Tiene comunión con ellos, escucha sus experiencias, reforzando así su interés en los esfuerzos de ellos por la obra hecha para Dios.

Jesús es interrumpido por segunda vez. Ahora, cuando la multitud rodea el refugio de ellos, los discípulos ven cómo trata Jesús con esa intrusión. Jesús podría haber reaccionado con irritación. En cambio, la Biblia nos dice que respondió con compasión. Con amor, percibió siempre las necesidades de la gente que lo rodeaba. Vio a la gente que era como ovejas sin pastor. Y no la vio como una intrusión sino como una oportunidad de impartirles el pan de vida. No retuvo nada de ellos. Sanó a sus enfermos y les enseñó muchas cosas. Al hacerlo, Jesús dio una demostración de cómo tratar con gracia a quienes él procuraba salvar, aun en una situación muy estresante.

Considera: ¿Qué nos enseña la reacción de Jesús ante la muerte de Juan acerca de cómo él tiene en cuenta nuestras necesidades emocionales? ¿Cómo podemos alcanzar un equilibro entre cuidar de nuestra salud emocional y dar todo lo que tenemos para la causa de Dios? ¿De qué modo la reacción de Jesús a las dos interrupciones nos dice cómo debemos tratar con nuestros colaboradores y con otros? ¿Qué aprendemos de Jesús acerca de cómo manejar situaciones estresantes?

II. “Levantando los ojos al cielo”, parte 2: Jesús, el Pan de Vida

Caía la tarde, y los discípulos procuraron decirle a Jesús que ya era tiempo de enviar a la gente a sus casas. Aquí hay una lección importante para nosotros: siempre que nosotros, los alumnos, procuramos instruir a Jesús, nuestro Maestro, acerca de lo que él debería hacer, hemos olvidado cuál es nuestro lugar. Tenemos que sentarnos a los pies de Jesús en sumisión humilde, esperando pacientemente su instrucción. Los discípulos reconocieron el hambre y el agotamiento de la multitud. No obstante, olvidaron que esa era su propia condición no hacía mucho tiempo. La tierna preocupación de Jesús por sus propias necesidades debió de haberlos inspirado con preocupación por los demás. En cambio los discípulos, en su imperfecta sabiduría humana, le dicen a Jesús que despida a la multitud.

Nota la reacción de Jesús. Él podría haber reprendido a los discípulos por su falta de compasión. Sin embargo, no los censura por su debilidad o desahoga su frustración por su corazón duro. En cambio, el gran Maestro usa ese momento para instruirlos en la preocupación abnegada por los demás, y proveer a sus necesidades, así como él procuró atender las necesidades de sus discípulos pocos momentos antes. Jesús, lleno de gracia, a pesar de la debilidad de sus discípulos, no los humilla ante la multitud, sino que procura usar su fracaso para mejorar la comprensión de ellos acerca de cuán bondadosamente Dios provee a todas nuestras necesidades.

Jesús podría haber convertido las piedras en pan, o haber hecho caer maná del cielo. Pero, si lo hubiese hecho, habría privado a sus discípulos de la valiosa lección que les mostró la importancia de unir sus esfuerzos con los de Jesús. La lección de los cinco panes y los dos peces era para mostrar que, en la obra de Dios, todo lo que le llevamos nunca es suficiente para hacer esa obra. Pero, cuando unimos nuestros recursos, por pequeños que sean, a los de él, Jesús puede obrar milagros multiplicando nuestros talentos y dones en su servicio.
Los discípulos estaban ocupados mirando la magnitud de la multitud y la escasez de sus recursos. Pero Jesús, el Pan de Vida, estaba “levantando los ojos al cielo” (Mat. 14:19).

Demostró a los discípulos y a nosotros el lugar donde los ojos deberían estar siempre enfocados. Si miramos a la Tierra, no podremos ver lo que Dios hará por nosotros. Pero, con la mirada fija en el cielo, veremos cómo Dios suplirá aquello que nos hace falta con solo poner lo que tenemos en las manos de él.

Considera: ¿Qué esperanza nos da la alimentación de los cinco mil en la obra de distribuir el Pan de vida a las almas que tienen hambre de salvación?

 

PASO 3: ¡Aplica!

Solo para los maestros: Usa la siguiente actividad, para subrayar las habilidades prácticas que tus alumnos pueden desarrollar, para luego compartirlas con otros. Necesitarás dos hojas de papel de color diferente para todos, o un pizarrón. Pide a tus alumnos que consideren la siguiente cita, y luego completen el ejercicio que sigue.

“Solamente el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: ‘Seguidme’ ” (MC 102).
Distribuye las dos hojas de papel; en la de color, pide que los alumnos escriban las cosas que pueden hacer bien cuando muestran simpatía, ministrando las necesidades y ganando la confianza de la gente. En la otra hoja, pídeles que escriban las habilidades que desearían aprender.

Pide que varios de la clase muestren algunas de las habilidades que tienen. Por ejemplo, uno que es bueno para recordar nombres puede demostrar cómo recuerda el nombre de algún conocido reciente y cómo esta habilidad lo ayuda a la gente a sentir que vale algo.

Anota las habilidades que los miembros quisieran desarrollar, y crea un plan que les permita desarrollarse en dichas áreas.

 

PASO 4: ¡Crea!

Solo para los maestros: Sugiere las siguientes ideas para hacer durante la semana.

1. Observa a uno que tiene habilidad para testificar, o evangelizar, o ser hospitalario, o algún otro ministerio que te gustaría desarrollar. Anota las técnicas que observes. Analiza estas técnicas con esa persona. Haz un proyecto en el que puedas supervisar tu progreso.

2. Busca un mentor que esté dispuesto a encontrar tiempo, cada semana, para animarte en el desarrollo de una habilidad que él tenga y que tú deseas desarrollar.