Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Los orígenes"

Primer trimestre (enero-marzo) de 2013

Lección 8: "Jesús, el Proveedor y Sustentador"

Para el 23 de febrero de 2013

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 16 de febrero

Lee Para el Estudio de esta Semana: Hebreos 1:3; Colosenses 1:16, 17; Job 42; Mateo 5:45; 6:25-34; 10:28.

Para Memorizar: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Fil. 4:19).

Dios sustenta la creación de maneras tan regulares, que el universo a veces es comparado con una máquina que Dios permite que siga andando sola.

Sin embargo, más bien que una máquina, una metáfora mejor es que la creación es como un instrumento musical que Dios usa para producir la “melodía” deseada. Es decir, él está constantemente involucrado en sostener lo que ha creado.

Nada en el universo existe independientemente de Dios. Él creó todo lo que fue creado. “Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:3). No solo eso, sino que él es quien sustenta todo. Aun más asombroso, el que creó y sustenta todo es el que fue crucificado por nosotros.

“El apóstol Pablo, al escribir movido por el Espíritu Santo, declara de Cristo que ‘en él fueron creadas todas las cosas ... y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten’ (Col. 1:16, 17). La mano que sostiene los mundos en el espacio, la mano que mantiene en una disposición ordenada y actividad incansable todas las cosas en el universo de Dios, es la mano que fue clavada en la cruz por nosotros” (Ed 132).

 

Ir ArribaDomingo 17 de febrero: El sustentador

Lee Hebreos 1:3 y Colosenses 1:16, 17. ¿Cuál es el rol de Jesús en la existencia continuada del universo?

La implicación aquí es que Jesús sigue sustentando la existencia del universo por su poder. El universo no es independiente; su existencia depende del ejercicio continuo de la voluntad divina. Esta es una refutación del deísmo, la filosofía que enseña que Dios creó el mundo para gobernarse solo y luego lo dejó evolucionar sin más acciones de parte de él. La Biblia descarta tales teorías.

Además, Dios no está dentro de la creación, creándola constantemente, como en la falsa teoría del panteísmo (Dios y el universo son la misma cosa), o el panenteísmo (Dios habita el universo como si fuera su propio cuerpo). Dios no depende del universo de ninguna manera. Él es separado del universo. Él existió, y sigue existiendo, independientemente de él. El universo depende de Dios; Dios no depende del universo.

Lee 1 Corintios 8:6 y Hechos 17:28. ¿Cómo describe Pablo nuestra relación con Jesús?

Dependemos del poder sustentador de Dios, momento tras momento, día tras día. Es por causa de su amor que seguimos existiendo y somos capaces de actuar y también de formar relaciones. Esto es cierto de un modo especial para aquellos que se han comprometido con Dios y que están, como lo describe Pablo, “en Cristo” (2 Cor. 5:17; Efe. 2:10; nota las referencias a la creación en estos textos). También es cierto que aun los que rechazan la salvación dependen, de todos modos, del poder sustentador de Dios para su existencia. Daniel presentó este punto dramáticamente al rey Belsasar cuando dijo: “Y al Dios en cuya mano está tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste” (Dan. 5:23).

Recordando todo esto, ¿cómo comprendemos la realidad del libre albedrío y de la libre elección? ¿Por qué estos elementos de nuestra existencia son tan importantes para todos los que creen?

 

Ir ArribaLunes 18 de febrero: El generoso proveedor

Génesis 1:29 y 30 muestran que cuando Dios creó los seres vivientes, les proveyó alimentos. Hierbas, frutas y semillas fueron los alimentos elegidos tanto para los humanos como para los animales. Nada se dice de depredación o competencia por los recursos. El generoso Proveedor hizo alimentos suficientes para que todos participen de ellos sin necesidad de violencia alguna.

¡Qué contraste con el modelo común para la existencia propuesto por la teoría evolucionista, que enseña que la vida humana, en realidad toda vida, existe solo por medio de un proceso violento de depredación y supervivencia del más apto! Los primeros capítulos del Génesis no saben nada de esto. Por el contrario, revelan un mundo que era, literalmente, un paraíso desde el principio. Por esto cuando Dios terminó de crearlo, la Biblia registra: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto” (Gén. 1:31).

Lee Génesis 2:8 y 9. ¿Qué indica este pasaje acerca del interés especial de Dios en proveer para Adán y Eva?

Ya notamos que Dios había provisto alimentos para todas sus criaturas, incluso los humanos. Ahora vemos a Dios dar un paso más. No solo les proveyó alimentos en abundancia por toda la tierra, sino que les preparó un Jardín especial para Adán y Eva, con árboles agradables al ojo y buenos para comer (Gén. 2:9). El Jardín o Huerto, con su belleza y su variedad de alimentos, era una provisión del amor y la gracia extraordinarios de Dios. Era un regalo de gracia porque Adán y Eva no habían hecho nada para ganarlo, pero les fue ofrecido gratuitamente y provisto con abundancia.

Como se dijo en una lección anterior, estamos muy lejos de la Creación original. Nuestro mundo está muy dañado. Nada sobre la tierra, parece haber sido pasado por alto. No obstante, aun en medio del daño, existen poderosas evidencias del amor de Dios.

“La naturaleza es un poder, pero el Dios de la naturaleza no tiene limitación en su poder. Sus obras interpretan su carácter. Los que lo juzgan por la obra de sus manos, y no por las suposiciones de grandes hombres, verán su presencia en todo” (Elena G. de White, ST, 13 de marzo de 1884). Considera la naturaleza; ¿de qué maneras ves “su presencia en todo”?

 

Ir ArribaMartes 19 de febrero: Mal natural

Por supuesto, una de las grandes preguntas que todos los creyentes en un Dios amante tienen para tratar, es el problema del mal; no solo el mal humano sino lo que se llama el “mal natural”. Es decir, cuando cosas malas suceden en la naturaleza (inundaciones, huracanes, sequías, terremotos, etc.) que causan mucho dolor y sufrimiento, no solo a los humanos, sino también a los animales.

¿Cómo hemos de entender estas cosas? Pues si Dios controla la creación, ¿por qué suceden esas cosas?

Uno de los primeros libros de la Biblia es el de Job, donde estas preguntas (y otras) fueron dolorosamente reales para Job (ver la cuarta lección).

Lee Job 42. ¿Qué nos responde este capítulo? ¿Qué preguntas quedan sin responder?

Cualquiera que haya leído el libro de Job quedó, tal vez, con más preguntas que respuestas. El libro revela verdades importantes de la gran controversia (ver también Apoc. 12:12), que nos ayudan a formar el telón de fondo vital para comenzar a comprender la existencia del mal. El escenario de la gran controversia, sin embargo, no explica cada caso de mal. En realidad, explicar el mal sería, en un sentido, justificarlo, y nunca podemos hacer eso. La gran controversia puede revelar los grandes problemas detrás del mal; el motivo nos dice un poco de cada caso de mal.

Job no entendió, ni tampoco nosotros, cuando afrontamos pérdidas tan catastróficas. Aunque Dios le habló a Job, no le dio una respuesta a sus preguntas, ni explicó la causa de lo que había sucedido. Sencillamente le recordó a Job que hay cosas más allá de su conocimiento, y que él tendría que confiar en Dios, lo cual hizo Job. Nuestra experiencia a menudo es similar; podemos no recibir una respuesta a nuestras preguntas. Pero la historia de Job nos da vislumbres importantes de la naturaleza del mal, y nos muestra que Dios está enterado de las luchas que afrontamos.

Lee la cita en la introducción del sábado. ¿Cómo nos ayuda a afrontar mejor el problema del mal, sabiendo que Dios mismo también sufrió grandemente por él?

 

Ir ArribaMiércoles 20 de febrero: El gobierno de una creación dañada

Lee Mateo 5:45 y Salmos 65:9 y 10. ¿Cómo actúa Dios para mantener las criaturas que creó? ¿Qué nos dice esto acerca del interés de Dios en el mundo creado?

Todos vemos el brillo del sol, y la lluvia, y los científicos proponen explicaciones para esos procesos. No obstante, hay más que lo que la ciencia puede contar. Detrás de la escena, Dios provee activamente para las necesidades de sus criaturas. Podemos no entender sus caminos, pero él está en el control. Así como un músico puede tocar un instrumento y producir música tan hermosa que la atención se concentra en la música en vez del músico, así Dios ordena la creación y a menudo vemos el orden y quedamos impresionados con la majestad de la Creación. Al mismo tiempo, podemos no reconocer que Dios está detrás de todo, ordenando los eventos de acuerdo con su voluntad y con la intención de que todas las cosas finalmente ayuden para el bien de los que lo aman (Rom. 8:28).

¿Qué fenómeno similar se nota en los siguientes textos? Gén. 8:1; Éxo. 10:13; Núm. 11:31.

El viento es un evento común, y generalmente comprendemos cuál es su causa. Pero en estos textos, los vientos ocurren en circunstancias especiales. Podemos llamarlos “vientos providenciales”. Ocurren en momentos y lugares específicos. Aunque parezcan ser “naturales”, hay una Causa invisible que los usa según su propia voluntad para realizar sus propósitos.

En 2 Reyes 20:9 al 11, vemos uno de los milagros más inusuales de toda la Biblia. La relación entre el sol y la tierra y la longitud del día parecen ser una de las más estables y predecibles de la experiencia humana. Imagina la reacción de la comunidad científica de hoy si un evento similar ocurriera en nuestros días. No obstante, tenemos que preguntar: “¿Hay para Dios alguna cosa difícil?” (Gén. 18:14). Lo que este milagro y otros deberían decirnos es que hay mucho acerca de la creación, y de las acciones de Dios en su creación, que están más allá de nuestra comprensión. Por eso es vital que conozcamos personalmente a Dios, y apreciar por nosotros mismos su amor. De ese modo, aprendemos a confiar en él a pesar de todo lo que no entendemos.

 

Ir ArribaJueves 21 de febrero: Proveedor de una creación dañada

“Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellos?” (Mat. 6:26).

Aún después que Adán y Eva pecaron y no pudieron entrar más al Jardín, Dios proveyó a sus necesidades físicas inmediatas (Gén. 3:21). El pecado trajo una nueva necesidad, la necesidad de ropa. Adán y Eva trataron de proveerse de ropas por sí mismos, pero las hojas de higuera no fueron satisfactorias. Necesitaban algo mejor y Dios les proveyó de pieles. (Consideraremos más el significado de las pieles en otra lección.) El punto es que Dios proveyó a sus necesidades, aun cuando habían caído en el pecado. Este es otro ejemplo de la gracia que Dios nos provee lo necesario a pesar de no merecerlo.

Lee Mateo 6:25 al 34. ¿Qué mensaje vital nos está dando Jesús con estas palabras? ¿Cómo hemos de entenderlas frente a las pruebas y tragedias que son parte de nuestras vidas?

Estas son palabras muy consoladoras, y necesitamos aferrarnos a ellas con todo nuestro corazón, alma y mente, especialmente en momentos de gran sufrimiento, pérdidas y necesidades. Jesús murió por nosotros, no por los lirios ni las aves. Podemos estar seguros de su amor por nosotros, no importa cuáles sean las circunstancias. Y no obstante, como todos sabemos, las circunstancias pueden a veces ser perturbadoras. Vemos hambrunas, sequías, inundaciones, epidemias y muerte por todos lados, y los cristianos no son inmunes a estas tragedias.

Dios no promete a su pueblo una vida de lujo sin dolor, pero él promete proveer a nuestras necesidades y a fortalecernos de modo que podamos afrontar los desafíos. No podemos olvidar la realidad de la gran controversia y que vivimos en un mundo caído.

Lee Mateo 10:28. ¿Cómo puede este versículo, junto con los otros que vimos hoy, ayudarnos a tratar mejor con las duras realidades que a menudo afrontamos?

 

Ir ArribaViernes 22 de febrero

Para Estudiar y Meditar:

“Sin embargo, los hombres de ciencia creen que ellos pueden comprender la sabiduría de Dios, lo que él ha hecho y lo que puede hacer. Se ha generalizado mucho la idea de que Dios está restringido por sus propias leyes. Los hombres niegan o pasan por alto su existencia o piensan que pueden explicarlo todo, aun la acción de su Espíritu sobre el corazón humano; y ya no reverencian su nombre ni temen su poder. No comprendiendo las leyes de Dios ni el poder infinito de él para hacer efectiva su voluntad mediante ellas, no creen en lo sobrenatural. Comúnmente, la expresión ‘leyes de la naturaleza’ abarca lo que el hombre ha podido descubrir acerca de las leyes que gobiernan el mundo físico; pero ¡cuán limitada es la sabiduría del hombre, y cuán vasto el campo en el cual el Creador puede obrar, en armonía con sus propias leyes, y sin embargo, enteramente más allá de la comprensión de los seres finitos!” (PP 106).

(Ver también, Elena G. de White, “Las leyes de la naturaleza”, en Joyas de los testimonios, 3:259-261).

Preguntas para Dialogar:

  1. Lee cuidadosamente la cita que antecede. ¿Qué está diciendo ella? ¿De qué modo vemos que muchos científicos hoy hacen exactamente lo que ella dice?

  2. La ciencia moderna es mucho mejor hoy de lo que solía ser, para explicar, por medios naturales, por qué ciertas cosas ocurren y otras no. El problema no está con los “medios naturales” o las “leyes naturales”, sino con la idea de que estos medios y leyes son todo lo que existe, que no hay nada más, y ciertamente no hay fuerzas sobrenaturales detrás de ellos. ¿Qué está mal en esta suposición? ¿Por qué, lógicamente, no tiene sentido (pregúntate: ¿De dónde se originaron estas leyes?), y por qué esa idea es tan contraria a las enseñanzas más básicas de la Biblia?

  3. ¿Cómo la metáfora de la creación como un instrumento musical proporciona un cuadro más exacto de la relación de Dios con la creación, de lo que sería la metáfora de la creación como una máquina?

  4. ¿Qué otros ejemplos puedes encontrar en las Escrituras en que Dios dio origen a eventos especiales que consideraríamos ser meramente “fuerzas de la naturaleza”? Ver, por ejemplo, 1 Reyes 19:11, 12.

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