Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "'Buscad a Jehová, y vivid' Grandes lecciones de los profetas menores"

Segundo trimestre (abril-junio) de 2013

Lección 11: "Visiones de esperanza (Zacarías)"

Para el 15 de junio de 2013

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 8 de junio

Lee Para el Estudio de esta Semana: Zacarías 1, 2; Romanos 15:9-18; Efesios 3:1-8; Zacarías 3, 4; Éxodo 25:31-40; Zacarías 7.

Para Memorizar: “En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera” (Zac. 3:10).

Pensamiento clave: Aunque Israel fue castigado por sus pecados, era tiempo de vivir otra vez en una relación con Dios de acuerdo con sus promesas.

EN EL MURO de un viejo castillo de Europa central, una breve inscripción latina dice: “¡Dum spiro, spero!” Significa, “¡Mientras respire, tengo esperanza!” Este dicho puede resumir el mensaje de Zacarías al pueblo de Dios. Cerca de veinte años después del retorno de la cautividad babilónica, el desánimo remplazó el entusiasmo anterior entre los que comenzaron a preguntarse si Dios todavía estaba presente entre su pueblo.

Zacarías (“Dios recuerda”) comenzó su ministerio profético unos pocos meses después que Hageo comenzara el suyo (Hag. 1:1; Zac. 1:1). Por visiones proféticas, Zacarías conoció los planes de Dios, presentes y futuros. El eterno reino de Dios vendría pronto, pero el profeta llamó a los que vivían en su tiempo a servir a Dios ahora. En gran parte del libro les dice cómo habían de hacer precisamente eso. Esta semana, y la próxima, consideraremos lo que Dios nos reveló por medio de Zacarías.

 

Ir ArribaDomingo 9 de junio: Consoladoras palabras de vida

Lee Zacarías 1. ¿Cuál es el mensaje esencial aquí? Concéntrate especialmente en Zacarías 1:3. ¿Qué le dice Dios a la gente?

El retorno de los exiliados de Babilonia encendió el gozo en los corazones del pueblo remanente. Pero el retorno también provocó ansiedad. ¿Estarían seguros en su tierra, o vendrían otra vez los enemigos para acosarlos? ¿Había Dios perdonado su falta de fidelidad pasada, o seguirían con el castigo? ¿Qué tenía el futuro para el pueblo elegido de Dios y para las naciones?

En su visión, Zacarías vio un ángel de Dios moverse para interceder por Judá. Comenzó con la pregunta: “¿Hasta cuándo?” En la Biblia, esta pregunta se usa a menudo como una expresión de la angustia de la gente y su súplica a Dios pidiendo ayuda (Sal. 74:10; Isa. 6:11; Dan. 8:13). La respuesta a la pregunta vino directamente por medio del ángel intérprete, que luego la pasó al profeta. Contenía palabras que prometían la bondad y el consuelo de Dios.

A Zacarías se le dijo que proclamara que su Dios estaba muy celoso por Jerusalén (Zac. 1:14). Los celos pueden tener connotaciones negativas, pero en la Biblia también pueden ser una expresión del amor de Dios. Dios amó a su pueblo y esperaba que ellos fueran fieles. En contraste con su amor por Jerusalén, el ángel dijo que Dios estaba enojado con las naciones que habían tratado tan duramente a su pueblo. La plena acusación contra las naciones era que añadieron a la calamidad de la disciplina divina el ir demasiado lejos en su trato duro con los cautivos.

Zacarías 1:14 reconoció que Dios había estado enojado, pero prometía devolverles con consuelo. Dios comisionó al profeta a proclamar que su propósito era que volvieran a Jerusalén con compasión. Dios consolaría a Sion (ver Isa. 40:1), mientras su enojo sería dirigido a sus enemigos. Jerusalén sería restaurada, y otra vez sería la morada de Dios.

Considera de nuevo Zacarías 1:3. ¿Cómo “vuelve” una persona a Dios? ¿De qué maneras es este un llamado a una relación personal restaurada entre Dios y su pueblo? ¿Cómo “volvemos” a Dios cada día, si es que volvemos?

 

Ir ArribaLunes 10 de junio: El señor viene

Lee Zacarías 2. Aquí se registra una visión en la que el profeta ve una Jerusalén renovada, tan llena de gente que sobrepasa las murallas. Eso atraería a incontables gentiles, un pensamiento que debe haber sonado muy extraño al pueblo. El versículo 10 comienza con un llamado al gozo, seguido por la razón para tal júbilo: la venida personal de Dios para vivir entre su pueblo.

El dramático retorno de Dios para habitar en su casa reconstruida causa alabanza a quienes habían regresado del exilio. Sion, la morada del gran Rey, es llamada “hija de Sion”, un término profético de cariño. En vista de su gloriosa perspectiva, Sion es invitada a regocijarse, porque Dios mismo cuidará de su pueblo. Cualquiera que tocare al pueblo de Dios, toca la pupila de su propio ojo (vers. 8).

El profeta dijo que en el día de Jehová, muchas naciones no hebreas vendrán y se unirán al pacto del Señor. El plan original de Dios era que las naciones vecinas verían cómo el servicio de Israel al verdadero Dios resultaba en bendiciones y prosperidad; así, ellas serían conducidas a unirse al Señor. De esta manera el remanente de Israel y los creyentes gentiles juntos llegarían a ser un pueblo, en cuyo medio habitaría Dios mismo. Este evento cumpliría la promesa de Dios a Abram y Sarai de que por medio de su posteridad todas las naciones del mundo serían bendecidas (Gén. 12:1-3).

¿Cómo había de cumplirse esta profecía? Rom. 15:9-18; Efe. 3:1-8.

Por medio de la profecía de Zacarías, Dios promete no destruir las naciones sino incluirlas entre el pueblo del pacto de Dios. El futuro prometido es el resultado de la iniciativa propia de Dios y era el anhelo de muchos profetas bíblicos. Jesucristo comisionó a su iglesia a predicar a todo el mundo las buenas noticias de la salvación que todos pueden encontrar en Jesús, si la aceptan para sí mismos. El apóstol Pablo llamó a este plan de Dios “el misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos” (Rom. 16:25).

¿Cómo debería impactar en nuestra vida la comprensión de la universalidad del mensaje evangélico y la idea de que es para toda la humanidad? Es decir, ¿cuánto de nuestra vida, nuestro tiempo y nuestros pensamientos están centrados en alcanzar al mundo con las maravillosas verdades que se nos han dado?

 

Ir ArribaMartes 11 de junio: La disposición de Dios a perdonar

Lee Zacarías 3. ¿Cómo se pinta el evangelio aquí?

Tal vez con la excepción de Isaías 53, ninguna porción del Antiguo Testamento revela mejor la maravillosa verdad de la salvación por la fe sola como lo hace Zacarías 3. En esta visión, el sumo sacerdote Josué es probado sobre la base de acusaciones presentadas por Satanás. Las acusaciones contra el sumo sacerdote se aplican además a la nación que él representaba. El nombre Josué (también escrito Jeshua, o Jesús) significa “Dios salva” (ver Mat. 1:21).

En la Biblia, estar de pie a la derecha es una posición de defensa y protección. El salmista dice: “A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido” (Sal. 16:8; ver también Sal. 44:3). Aquí el acusador está haciendo lo opuesto (Sal. 109:6). Mientras Josué intercede delante de Dios por su pueblo, Satanás trae acusaciones contra ellos fundadas en su pecaminosidad.

El Señor rechaza las acusaciones, recordando al acusador que en su misericordia ya ha elegido a Josué. Además, su pueblo ya ha sufrido la medida total del castigo divino. Josué y el pueblo remanente fueron arrancados como un tizón del fuego destructor (Amós 4:11) de la larga cautividad en Babilonia.

A la orden del ángel de Jehová, las vestiduras de Josué, que representan los pecados del pueblo, se quitan, y él es limpiado y se le dan vestidos nuevos de salvación y justicia.

Finalmente, se comisiona a Josué a hacer la voluntad de Dios y a caminar en sus sendas, lo que resultará en bendiciones de Dios.

“El sumo sacerdote no puede defenderse a sí mismo ni a su pueblo de las acusaciones de Satanás. [...] En sus andrajos sucios, que simbolizan los pecados del pueblo, que él lleva como su representante, está delante del Ángel, confesando su culpa, aunque señalando su arrepentimiento y humillación y fiando en la misericordia de un Redentor que perdona el pecado. Con fe se aferra a las promesas de Dios” (PR 428). Por supuesto, esas promesas incluyen ser cubiertos por la justicia de Cristo.

Imagínate estar delante de Dios en tus propias “ropas sucias” (NVI). ¿Qué gran esperanza se presenta aquí, y cómo puedes no solo reclamar esa esperanza para ti sino revelar esa esperanza por medio de una vida santa?

 

Ir ArribaMiércoles 12 de junio: No con fuerza humana

Lee Zacarías 4. ¿Qué esperanza se presenta al pueblo?

En esta visión, Zacarías ve un candelero alimentado por dos olivos, que se corresponde con el candelabro ubicado en el Lugar Santo del tabernáculo del desierto (Éxo. 25:31-40). Las siete lámparas están dispuestas alrededor de un gran recipiente que sirve como depósito del aceite.

El recipiente, con su abundante suministro de aceite, simboliza la plenitud del poder de Dios por medio de su Espíritu. Las siete lámparas brillan con mucha luz y simbolizan la presencia de Dios que disipa la oscuridad. Así como el aceite de oliva es conducido al recipiente de aceite encima del candelabro sin ayuda humana, así el poder que viene de Dios es constante y suficiente y no necesita agentes humanos.

La visión dada al profeta era que el templo de Jerusalén pronto sería reedificado. El Espíritu de Dios, no los esfuerzos humanos, garantizaba la terminación de la obra. Este era un mensaje osado por los obstáculos que enfrentaban los constructores, que parecían tan grandes como un “monte” (vers. 7).

Al profeta no se le dice qué representa el candelabro, pero podemos decir que los dos árboles de olivo representan a los dos líderes de Judá, Josué y Zorobabel. La posición de Zorobabel nunca podría compararse con el poder real de David o de Salomón. Desde un punto de vista humano, todos los recursos disponibles eran inadecuados. No obstante, la Palabra de Dios promete que un rey no se salva por el tamaño de su ejército, ni un guerrero por su fortaleza (Sal. 33:16). De este modo, se les dice a los líderes que solo cuando el Espíritu los guía, cada detalle del servicio puede glorificar a Dios.

En este pasaje profético, los cristianos recibimos un principio importante para recordar: Dios puede llamarnos a tareas difíciles, pero por la obra de su Espíritu él puede realizar su propósito (ver Fil. 2:13; 4:13). Por el Espíritu, Dios provee el poder para hacer su obra ahora como lo hizo entonces. Esta se realiza no por poder o fuerza humanos, sino por Dios, obrando por medio de aquellos que están abiertos a ser usados por él.

Lee cuidadosamente Zacarías 4:6. ¿Por qué es tan importante recordar nuestra absoluta dependencia de Dios? ¿Qué puede suceder cuando olvidamos que todo lo que tenemos o que podemos hacer, viene de Dios y de su poder que obra en nosotros?

 

Ir ArribaJueves 13 de junio: Más allá del ayuno

Durante el segundo año del ministerio de Zacarías, una delegación de Betel fue a Jerusalén para hacer una pregunta a los sacerdotes y profetas (ver Zac. 7:1-3). Cuando estaban en el exilio en Babilonia, el pueblo ayunaba durante el quinto mes para llorar por la destrucción del templo (2 Rey. 25:8, 9). Esto era además de los ayunos del cuarto, del séptimo y del décimo mes (Zac. 8:19). En el cuarto mes se recordaba la rotura del muro de Jerusalén (Jer. 39:2). El ayuno del séptimo mes, el Día de la Expiación, era el único ayuno ordenado por Dios mediante Moisés (ver Lev. 16). Finalmente, en el décimo mes el pueblo lloraba el sitio contra Jerusalén (Jer. 39:1). Como el exilio había concluido y la reconstrucción del templo casi había terminado, la gente se preguntaba si todavía era necesario ayunar en el mes quinto.

Lee la respuesta que les dio Dios (Zac. 7:8-14). ¿De qué modo se pueden aplicar las palabras a nosotros hoy?

La respuesta de Dios por medio de Zacarías es doble: primero, era necesario que el pueblo de Dios recordara el pasado de modo que no lo repitieran. Dios había advertido a los antepasados que él esperaba que viviesen en confianza y obediencia. El exilio era un castigo por su rebelión persistente. Así, el pueblo es emplazado a aprender de sus errores pasados. Segundo, Dios no se deleita en el hambre de la gente. Cuando ayunan y se humillan ante Dios, el arrepentimiento y la humildad necesitan reflejarse en lo que hacen. Ayunar a fin de sentir lástima de sí mismos es una pérdida de tiempo y esfuerzo. Ayunar, entre otras cosas, debe representar la clase de muerte al yo necesaria para poder poner el yo a un lado y salir a ministrar las necesidades de otros. “El espíritu del ayuno y la oración verdaderos es el espíritu que entrega la mente, el corazón y la voluntad a Dios” (CRA 224).

¿Cuáles son las maneras en las que podemos hacer que prácticas religiosas válidas, tales como el ayuno y aun la oración, lleguen a ser sustitutos de lo que debería ser la fe cristiana verdadera? Lleva tu respuesta a la clase el sábado.

 

Ir ArribaViernes 14 de junio

Para Estudiar y Meditar:

“Satanás sabe que aquellos que buscan a Dios fervientemente para alcanzar perdón y gracia los obtendrán; por lo tanto les recuerda sus pecados para desanimarlos. Constantemente busca motivos de queja contra los que procuran obedecer a Dios. Trata de hacer aparecer como corrompido aun su servicio mejor y más aceptable. Mediante estratagemas incontables y de las más sutiles y crueles, intenta obtener su condenación.

“El hombre no puede por sí mismo hacer frente a estas acusaciones del enemigo. Con sus ropas manchadas de pecado, confiesa su culpabilidad delante de Dios. Pero Jesús, nuestro Abogado, presenta una súplica eficaz en favor de todos los que mediante el arrepentimiento y la fe le han confiado la guarda de sus almas. Intercede por su causa y vence a su acusador con los poderosos argumentos del Calvario. Su perfecta obediencia a la ley de Dios le ha dado toda potestad en el cielo y en la tierra, y él solicita a su Padre misericordia y reconciliación para el hombre culpable. Al acusador de sus hijos declara: ¡Jehová te reprenda, oh Satanás! Estos son la compra de mi sangre, tizones arrancados del fuego. Y los que confían en él con fe reciben la consoladora promesa: ‘Mira que he hecho pasar tu pecado de ti, y te he hecho vestir de ropas de gala’ (Zac. 3:4)” (PR 430, 431).

Preguntas para Dialogar:

  1. Lee la cita de Elena de White copiada arriba. ¿Cómo nos ayuda a comprender la gran verdad que es la salvación solo por la gracia? En momentos de gran desánimo personal acerca de nuestras propias faltas y limitaciones, ¿cómo podemos obtener consuelo y esperanza de estas palabras? ¿Cómo podemos aprender a hacer de esta maravillosa verdad una fuente de fortaleza que nos ayude para no alejarnos de Dios, en total desesperación, por nuestro propio sentido de indignidad? En su lugar, ¿cómo podemos hacer que esta maravillosa verdad sea la fuente de nuestra determinación de seguir amando a Dios y guardando todos sus mandamientos?

  2. Como clase, repasen la pregunta final de la sección del jueves. ¿Por qué es una trampa en la que es tan fácil caer? Al mismo tiempo, ¿qué peligros potenciales hay cuando hacemos de nuestra religión nada más que una clase de servicio social? ¿Cómo llegamos a tener el equilibrio correcto?

  3. Por difíciles que sean algunas partes del libro de Zacarías (y algunas partes son difíciles), ¿qué lecciones prácticas acerca de la vida cristiana puedes obtener de él?

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