Lecciones para adultos: "'Buscad a Jehová, y vivid' Grandes lecciones de los profetas menores"
Segundo trimestre (abril-junio) de 2013
Lección 2: "Amor y juicio: El dilema de Dios (Oseas)"
Para el 13 de abril de 2013
Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes
Lee Para el Estudio de esta Semana: Oseas 7:11, 12; 10:11-13; Mateo 11:28-30; Romanos 5:8; 1 Pedro 2:24; Oseas 14.
Para Memorizar: “Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre” (Ose. 12:6).
Pensamiento clave: Oseas revela más del amor de Dios por su pueblo descarriado.
UNA MANERA COMÚN en la que los autores bíblicos hablan acerca de la relación de amor de Dios con su pueblo, es por el uso de metáforas. Una metáfora trasmite algo profundo acerca de un tema poco conocido por medio de algo que ya es conocido o familiar. Las metáforas son símbolos, usados para explicar algo diferente de sí mismas.
Las dos metáforas bíblicas más comúnmente usadas con respecto a la relación de Dios con su pueblo son las metáforas de esposo-esposa, y padre-hijo. La semana pasada miramos la metáfora de esposo-esposa. Esta semana consideraremos unas pocas metáforas más de Oseas, de las cuales la más dominante es, realmente, la de padre-hijo.
Oseas usó metáforas por la misma razón por la que Jesús enseñó en parábolas: Primero, para explicar verdades acerca de Dios por medio de cosas de la vida que les eran familiares; segundo, para impresionar en la mente de la gente importantes principios espirituales que pudieran ser aplicados a la existencia diaria.
Domingo 7 de abril: Fácilmente engañados y sin entendimiento
“Efraín fue como paloma incauta, sin entendimiento; llamarán a Egipto, acudirán a Asiria. Cuando fueren, tenderé sobre ellos mi red; les haré caer como aves del cielo; les castigaré conforme a lo que se ha anunciado en sus congregaciones”(Ose. 7:11, 12). Lee estos versículos en su contexto. ¿Qué advertencia se da aquí? ¿Qué principio vemos aquí que es útil para nosotros mismos?
Efraín era el nombre del hijo menor de José, y el nieto favorito de Jacob. Como Efraín era el nombre de la tribu principal del reino del norte de Israel, ese nombre se aplicó a todo el reino, así como el nombre de Judá se aplicó al reino del sur. Aquí, Israel se compara con un pájaro sin entendimiento (cotejar con Jer. 5:21), que se deja atrapar por una red de cazador. En este contexto, buscar ayuda en otras naciones era un acto de rebelión contra Dios.
¿Por qué? Porque una alianza con el poderoso Imperio Asirio o con el ambicioso Egipto demandaría que Israel reconociera la supremacía de los dioses de esos dos superpoderes (ver también Isa. 52:4; Lam. 5:16). Ir a ellos significaba, necesariamente, apartarse de Dios. Lo que ellos necesitaban era volverse a Dios, arrepentirse, obedecer sus mandamientos, y abandonar sus falsos dioses. Esa era la única esperanza que tenían, no las alianzas políticas con los paganos.
“La posición geográfica de Palestina la exponía a ser invadida por esos dos antiguos imperios. [...] Ese camino, que unía las fértiles cuencas del Nilo y el Éufrates, era un botín muy codiciado por el cual luchaban esos dos poderosos imperios. Los reinos de Israel y de Judá fueron atrapados en esa rivalidad internacional, y quedaron agobiados por los dos rivales. Israel no tenía confianza espiritual en su Dios y cayó en la desesperación, y recurrió neciamente, primero a uno y después a otro, en busca de una ayuda que solo podía convertirse en una trampa para su propia seguridad nacional” (CBA 4:931).
Es muy fácil buscar ayuda humana para nuestro problema en lugar de buscar a Dios. Sí, Dios puede usar agentes humanos para responder a nuestras oraciones. ¿Cómo podemos estar seguros de que, en situaciones desesperadas y en necesidad de ayuda, no cometamos el mismo error que hizo Israel?
Lunes 8 de abril: Una novilla domada
Lee Oseas 10:11 al 13. ¿Qué mensaje da Dios a su pueblo aquí? ¿Cómo entendemos la frase “hasta que él venga y les envíe lluvias de justicia”? (NVI).
En Oseas 10, el hijo de Dios, Efraín, es comparado con una novilla adiestrada que le gusta trillar, porque podía comer mientras trillaba. Así, en lugar de ser productiva, la existencia de Israel había estado centrada en sí misma. Cuando Dios pusiera el yugo a Israel para trabajar en campos abiertos como debía hacerlo la nación, la justicia y la bondad crecerían.
En los tiempos bíblicos, el yugo era un instrumento de servicio. Los animales jóvenes eran adiestrados para ser dóciles trabajando primero en la era de trilla (Jer. 50:11). Mientras estaban bajo el yugo, sencillamente tenían que pisar las gavillas con sus patas. En la siguiente etapa, ellos tiraban un trillo sobre las gavillas (2 Sam. 24:22). Este tipo de trabajo los preparaba para la tarea más disciplinada que era arar surcos en un campo (1 Rey. 19:19; Jer. 4:3). Dios tenía un plan similar en su adiestramiento de Israel. Él pondría un yugo sobre el cuello de Efraín para hacerlo trabajar duramente arando y rompiendo el suelo.
En Oseas 10:12 el profeta presenta lo que Dios desea de Israel mediante la obediencia a su palabra. La justicia y un amor perseverante eran los dones prometidos por Dios a su esposa cuando se renovara el pacto (Ose. 2:19). Si el pueblo sembraba en justicia, cosecharía bondad. Solo buscando a Dios y su voluntad podía Israel librarse del castigo venidero. La puerta de la misericordia todavía estaba abierta para un posible arrepentimiento de parte del pueblo escogido de Dios.
La amonestación de sembrar justicia tiene que ver con las relaciones de persona a persona; la búsqueda de Dios tiene que ver con la relación entre Dios y su pueblo. Romper el suelo representa la reforma y renovación espiritual y social. Dios y su pueblo trabajarían juntos en una relación mutua para traer bendiciones a la tierra. El resultado sería un florecimiento glorioso que llenaría toda la tierra (Ose. 14:5-7).
Lee la invitación de Cristo de tomar su yugo sobre nosotros (Mat. 11:28-30). ¿Cómo puede ayudarnos a encontrar descanso para nuestras almas el aprender a ser “manso y humilde de corazón”?
Martes 9 de abril: Un hijo infante
“Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. [...] Enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba” (Ose. 11:1, 3).
En estos versículos, Oseas dice que el camino de Dios es como el cuidado tierno que da un padre reciente. Así como un padre tierna y pacientemente enseña al niño a caminar, tomándolo por la mano para evitar que caiga, así Dios cuidó de Israel desde el mismo comienzo. Dios, quien ama y perdona, es el corazón del mensaje de Oseas. Aun cuando él aplica disciplina, es profundamente compasivo. Su ira puede ser aterradora, pero su misericordia está más allá de la comprensión.
Lee Deuteronomio 8:5, Proverbios 13:24, Hebreos 12:6 y Apocalipsis 3:19. ¿Qué punto tienen estos textos en común? ¿Qué consuelo podemos obtener de estos textos?
Por medio de Moisés, Dios informó al rey de Egipto que Israel era su hijo especial (Éxo. 4:22, 23). Aunque todas las naciones de la tierra, incluyendo a Egipto, son hijos e hijas de Dios, la nación hebrea fue elegida por Dios para ser su hijo primogénito con privilegios especiales. Pero junto con esos privilegios vinieron responsabilidades. En el desierto Dios llevó a su pueblo del mismo modo en que “lo hace un padre con su hijo” (Deut. 1:31, NVI). A veces los disciplinó como “un padre disciplina a su hijo” (Deut. 8:5, NVI).
“Todos los que en este mundo prestan verdadero servicio a Dios o al hombre, reciben una educación preparatoria en la escuela del dolor. Cuanto mayor sea la confianza y más elevado el servicio, más estrecha será la prueba y más severa la disciplina” (Ed 151).
No hay dudas, cualquier padre que ama a sus hijos los disciplinará, y siempre para el bien de ellos. Si los seres humanos caídos y con fallas hacen eso, ¿cuánto más podemos confiar en el amor de Dios por nosotros, aun durante los momentos de pruebas?
Para muchos de nosotros, el tema no es acerca de confiar en la disciplina de Dios. Más bien, la lucha es conocer cómo interpretar las pruebas que nos llegan. ¿Cómo sabemos si lo que nos pasa es, en realidad, que Dios nos enseña en la “escuela del dolor”, o si es otra cosa? Trae tus respuestas a la clase el sábado.
Miércoles 10 de abril: La compasión es más fuerte que la ira
“¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión. No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre, el Santo en medio de ti; y no entraré en la ciudad” (Ose. 11:8, 9).
Este pasaje sirve como una ventana al corazón de Dios: ¿Entregará Dios a su hijo rebelde para ser apedreado a muerte como lo demanda la ley (Deut. 21:18-21; ver también Gén. 19:17-23)? ¡Qué asombrosa vislumbre nos da del sufrimiento propio de Dios a causa del pecado humano, y de su deseo de salvarnos!
Aunque el pecaminoso Israel merecía la destrucción total, Dios en su misericordia duradera sigue amando a su pueblo mientras lucha para que se arrepienta.
En el tiempo de Abrahán había cinco ciudades situadas en el valle del Jordán, al sudeste del Mar Muerto (Gén. 14:8). Eran conocidas como “las ciudades de la llanura”: Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboim y Zoar. De ellas, solo Zoar no fue destruida. Los nombres de las otras cuatro llegaron a ser proverbiales por la destrucción total que cayó sobre ellas a raíz de sus caminos malvados y su falta de disposición a arrepentirse (Deut. 29:23). A algunas de estas ciudades se está refiriendo Oseas en los versículos citados.
Oseas 11 enseña que los caminos de Dios trascienden los de la humanidad pecadora. Dios no permite que la amargura gobierne sus decisiones. El amor de Dios procura traer sanidad, salud y restauración a su pueblo. El propósito de la disciplina divina es corregir, enmendar y reconciliar, no destruir y vengar. Muchas personas, aun cristianos profesos, no entienden este aspecto de Dios, pero en cambio, lo ven como vengativo, airado y buscando encontrar faltas para castigarlos por sus pecados. Aún peor, algunos creen que quemará a los perdidos en el infierno por toda la eternidad. Esto, sin embargo, no es el cuadro de Dios que se presenta aquí.
Lee Romanos 5:8, 1 Pedro 2:24 y Gálatas 3:13. ¿De qué modo estos textos, aun más que los que vimos en Oseas, revelan la amplitud del amor de Dios por la humanidad?
Jueves 11 de abril: Sanados, amados y alimentados
Algunos eruditos antiguos consideraban a Dios como severo y no perdonador, como lo revela el Antiguo Testamento, en contraste con Jesús, como lo revela el Nuevo. ¿Por qué esta conclusión es equivocada? ¿De qué modo el mensaje de Oseas 14 muestra cuán equivocada es esa conclusión? ¿Qué revela este capítulo acerca del amor de Dios por su pueblo?
El último capítulo de Oseas es un clímax apropiado para el mensaje proclamado por el profeta. Reafirma la promesa de que Dios dará la salvación. El capítulo se inicia con un llamado para volverse de toda iniquidad. El profeta pide al pueblo que vuelva a Dios, y les da las palabras exactas que deben decir en la adoración. Su pedido debía ser que Dios quitara la culpa que los hizo tropezar. También debían renunciar a depender de otras naciones y debían rechazar totalmente la idolatría. En los tiempos bíblicos ninguna persona debía presentarse delante de Dios con las manos vacías (Éxo. 23:15). Más que traer un animal como sacrificio, la gente debía traer palabras de arrepentimiento como ofrenda de gratitud.
Luego de una confesión penitencial del pueblo, Dios respondía con una serie de promesas. La principal de ellas era la curación de las enfermedades del pueblo por el Médico divino. La relación renovada de Dios con Israel es comparada con el rocío que provee la única humedad disponible para las plantas en la estación seca (verano) en Palestina. También está vinculada con el olivo, que se consideraba muy valioso. Su follaje proporcionaba sombra y frescura, y su aceite se usaba como alimento, loción para la piel y combustible para las luces. Los cedros del Líbano son considerados los árboles más útiles en las tierras bíblicas. Su madera era muy apreciada y servía para la construcción de templos y palacios reales (1 Rey. 6:9, 10). Las raíces plantadas por Dios producirán tal abundancia de plantas nuevas que Israel llegará a ser un jardín lleno de bendiciones para todo el mundo.
Lee los últimos versículos del capítulo. ¿Qué condiciones se requieren para que todas estas promesas se cumplan? ¿Por qué esto no es diferente hoy para nosotros como adventistas?
Para Estudiar y Meditar:
Comparar las siguientes dos citas con los mensajes presentados en Oseas 7 al 14.
“Dios había hablado al mundo por medio de la naturaleza, las figuras, los símbolos, los patriarcas y los profetas. Las lecciones debían ser dadas a la humanidad en su propio lenguaje. [...] Los principios del gobierno de Dios y el plan de redención debían ser definidos claramente. Las lecciones del Antiguo Testamento debían ser presentadas plenamente a los hombres” (DTG 25).
“A través de los largos y obscuros años durante los cuales un gobernante tras otro se destacaba en atrevido desafío del Cielo y hundía cada vez más a Israel en la idolatría, Dios mandó mensaje tras mensaje a su pueblo apóstata. Mediante sus profetas, le dio toda oportunidad de detener la marea de la apostasía, y de regresar a él. [...] Nunca iba a ser dejado el reino de Israel sin nobles testigos del gran poder de Dios para salvar a los hombres del pecado. Aun en las horas más sombrías, algunos iban a permanecer fieles a su Gobernante divino, y en medio de la idolatría vivirían sin mancha a la vista de un Dios santo. Esos fieles se contaron entre el residuo de los buenos por medio de quienes iba a cumplirse finalmente el eterno propósito de Jehová” (PR 78, 79).
Preguntas para Dialogar:
Se ha sugerido que por medio de la vida y el ministerio de Oseas, la palabra de Dios a Israel, en un sentido, “había llegado a ser carne”. ¿De qué modo esta idea es solo un pequeño reflejo de la gran verdad acerca de la humanidad de Jesús? Ver Juan 1:14.
El antiguo Israel no se separó de Dios de la noche a la mañana. En cambio, su apostasía fue un proceso gradual. Prepárate para compartir con los miembros de tu clase algunas de las maneras en las que uno puede permanecer fiel a los principios eternos de Dios en un mundo que cambia constantemente.
Algunas personas creen que el mensaje del evangelio acerca del gran amor de Dios y la salvación se presenta claramente solo en el Nuevo Testamento, pero no en el Antiguo. ¿Qué tiene de erróneo esta idea?
En la clase, repasen las respuestas que dieron a la pregunta final de la sección del martes.
El Antiguo Testamento era la Biblia que Jesucristo y el apóstol Pablo leían. Busca en el Nuevo Testamento las citas de Oseas que se encuentran en Mateo 9:13 y Romanos 9:25, 26. ¿De qué modo usaron Jesús y Pablo el mensaje del evangelio en Oseas para proclamar la verdad para nosotros?
Lecciones de la Escuela Sabática
Estudie la palabra de Dios a través de las Guías o lecciones de la Escuela Sabática.
Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Juan 12:44,45.
Libros de Lecturas Devocionales
- A Fin de Conocerle. Hoy con la lectura Servid al señor de todo corazón basada en Colosenses 3:23-24.
- Cada día con Dios. Hoy con la lectura Fábulas por arte compuestas basada en Daniel 8:14.
Envíe su Pedido de Oración, sus peticiones serán tratadas de una forma confidencial.
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