Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Reavivamiento y Reforma"

Tercer trimestre (julio-septiembre) de 2013

Lección 2: "La oración: el corazón del reavivamiento"

Para el 13 de julio de 2013

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 6 de julio

Lee Para el Estudio de esta Semana: Hechos 1:4, 8, 14; Marcos 1:35; Lucas 5:16; Mateo 18:19, 20; 2 Corintios 10:3-5; Salmo 50:23.

Para Memorizar: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” (Mat. 7:11).

DIOS SE MUEVE CON PODER cuando su pueblo ora. Alfred Lord Tennyson estaba en lo cierto cuando dijo: “Más cosas se realizan con la oración de lo que este mundo sueña”. Los grandes reavivamientos descritos en todas las Escrituras estuvieron saturados de oración. El Antiguo Testamento registra la intercesión de los patriarcas y los profetas mientras procuraban lograr un reavivamiento. Moisés, David y Daniel suplicaron poder del Todopoderoso. El libro de los Hechos revela que los creyentes del Nuevo Testamento imploraron sobre sus rodillas el derramamiento del Espíritu Santo.

La vida de oración de Jesús revela una dependencia constante de su Padre celestial. Los evangelios nos dan vislumbres de la fuente de su poder espiritual. Sobre sus rodillas, solo con el Padre, el Salvador recibió su mayor fortaleza.

“Solo en respuesta a la oración debe esperarse un reavivamiento” (MS 1:141). En la lección de esta semana, exploraremos el lugar que tuvo la oración en algunos de los grandes reavivamientos de la Biblia.

 

Ir ArribaDomingo 7 de julio: La oración y el reavivamiento en Hechos

Los creyentes mencionados en Hechos estaban llenos de poder de lo Alto. El Espíritu Santo se derramó de una manera notable. Tocaba los corazones, cambiaba las vidas. El evangelio penetró en los lugares más difíciles, y miles se convirtieron. En Hechos 2, tres mil personas se añadieron a la iglesia (Hech. 2:41). Hechos 4:4 registra que el número solamente de los hombres que creyeron “era como cinco mil”. Aun muchos de los dirigentes religiosos que se opusieron a Jesús durante su vida “obedecían a la fe” (Hech. 6:7). La historia de este crecimiento fenomenal continúa en Hechos 9, donde dice que las iglesias “se acrecentaban” “por toda Judea, Galilea y Samaria” (Hech. 9:31). En Hechos 10 al 12, se relata que el evangelio pasó por sobre los límites culturales y geográficos. El centurión romano y el tesorero de la reina de Etiopía se bautizaron. Hechos 1 dice que unos 120 creyentes se reunieron en el aposento alto (Hech. 1:13, 15). Las mejores estimaciones arrojan que para el fin del siglo I había por lo menos un millón de cristianos en el Imperio Romano. Esto es un crecimiento notable según cualquier norma.

¿Cuál fue su secreto?

Lee los siguientes textos. ¿Cuál fue la razón principal del crecimiento de la iglesia del Nuevo Testamento? Hech. 1:4, 8, 14; 2:42; 4:31, 33: 6:3, 4.

El pastor R. A. Torrey fue un poderoso predicador de reavivamientos a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Dirigió reuniones de reavivamiento en Gran Bretaña de 1903 a 1905, y por toda América del Norte en 1906 y 1907. Lamentando lo ocupados que estaban los cristianos, declaró: “Estamos demasiado ocupados para orar, y así estamos demasiado ocupados para tener poder. Tenemos mucha actividad, pero logramos poco; muchos cultos y pocas conversiones, mucha maquinaria y pocos resultados”.

¿Estás demasiado ocupado como para orar? ¿Quién puede identificarse con esto? ¿Cómo puedes ir más lentamente como para tomarte el tiempo que necesitas para orar? Piensa en todas las excusas que tienes para postergarlo, las razones que das para hacer otras cosas. Al fin, ¿qué pierdes por no tomarte el tiempo suficiente para orar?

 

Ir ArribaLunes 8 de julio: La vida de oración de Jesús

Compara los siguientes textos: Marcos 1:35; Lucas 5:16 y 9:18. ¿Qué tres cosas específicas revelan estos pasajes acerca de la vida de oración de Jesús?

“Cristo estaba continuamente recibiendo del Padre, para poder comunicárnoslo a nosotros. ‘La palabra que oís’, dijo, ‘no es mía, sino del Padre que me envió’. ‘El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir’. No para sí mismo, sino para otros, él vivió, y pensó y oró. De las horas que pasaba con Dios salía, mañana tras mañana, para llevar la luz del Cielo a los hombres. Diariamente recibía un nuevo bautismo del Espíritu Santo. En las tempranas horas del nuevo día, el Señor lo despertaba de su somnolencia, y su alma y sus labios eran ungidos con gracia para impartirla a los demás”.–Elena G. de White, R&H, 11 de agosto de 1910.

Examina los pasajes indicados abajo. Identifica, en cada uno, las cosas por las que Jesús oró. ¿De qué modo revelan las oraciones de Jesús, sus preocupaciones más importantes? ¿Cuál es el componente más distintivo de cada una de las oraciones de Jesús? Juan 17:20-24; Luc. 22:31, 32; Mat. 26:36-44.

La oración fue vital en la vida de Jesús. Era su línea de comunicación con el Padre. Diariamente, el Salvador renovaba su relación con su Padre mediante la oración. Su vida de oración le daba el valor y la fortaleza para afrontar las tentaciones del enemigo. Salía de las sesiones de oración con el profundo compromiso de hacer la voluntad del Padre. Ellas le proveían de frescura y poder espirituales. En una de las ocasiones en que Jesús oró, Lucas añade: “Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente” (Luc. 9:29). Jesús experimentaba una vivencia espiritual refrescante y una relación renovada con el Padre por medio de su vida de oración.

Reflexiona sobre las ocasiones específicas en que Dios respondió tus oraciones. ¿De qué modo el recordar y reflexionar sobre estas experiencias profundiza hoy tu vida de oración?

 

Ir ArribaMartes 9 de julio: Orando juntos

Aunque Jesús pasaba a menudo tiempo en oración él solo, hay muchas ocasiones en las que animó a sus discípulos más cercanos a orar con él. Pedro, Santiago y Juan acompañaron a Jesús al monte de la transfiguración (Mat. 17:1, 2). Los instó a unirse con él en oración en el Getsemaní (Luc. 22:39-46). Hay poder poco común al estar unidos en oración.

Analiza con cuidado Mateo 18:19 y 20. Resume la declaración de Jesús sobre el unirse en oración.

“Se hace la promesa con la condición de que el pueblo de Dios se una en oración a Dios, y en respuesta a estas oraciones puede esperarse un poder más grande que el que viene en respuesta a las oraciones privadas. El poder dado será proporcional a la unidad de los miembros, y de su amor a Dios y del uno al otro”.–Elena G. de White, The Central Advance, 25 de febrero de 1903.

Juan Bunyan comentó una vez: “Puedes hacer más que orar después de que has orado, pero no puedes hacer más que orar hasta que hayas orado”.

Al entrar en una intercesión ferviente y de todo corazón, el Espíritu Santo obra con poder de maneras milagrosas por medio de las oraciones que hacemos unidos.

Lee Hechos 12:1 al 16. ¿Cuál era la situación de Pedro? ¿Cuál fue la actitud de la iglesia? ¿Qué nos dice este pasaje acerca del poder que hay cuando oramos juntos?

No hay dudas de que, en este caso, Pedro fue librado milagrosamente. Fue tan intensa la experiencia que Pedro no estaba seguro de si era real, y de si él no estaba en una visión. Solo más tarde se dio cuenta de lo que había sucedido. Es importante notar que estos textos declaran dos veces que la gente estaba orando junta. Considerando las difíciles circunstancias, no es extraño. No hay duda de que debemos hacer lo mismo, especialmente cuando afrontamos desafíos como comunidad, tales como en aquella ocasión.

 

Ir ArribaMiércoles 10 de julio: Nuestra libertad

¿Te has preguntado por qué la oración es tan vital? ¿Por qué tenemos que pedir a Dios el Espíritu Santo? ¿No está él dispuesto a darnos su Espíritu?

La respuesta a estas preguntas se encuentra al comprender el respeto de Dios por nuestra libertad de elección. Él nos creó con la capacidad de hacer elecciones morales. Dios está haciendo todo lo que puede por nosotros y por medio de nosotros antes de que oremos, pero está limitado por nuestras elecciones (Sal. 78:41, 42).

En la oración, reconocemos nuestra dependencia total de Dios y le damos la libertad de intervenir en nuestras vidas. Cuanto más oramos, más reconocemos su suficiencia total. Cuando oramos, su Espíritu Santo prepara nuestros corazones para recibir más de él. Cuanto más oramos, tanto más permitimos que el Espíritu Santo “crucifique” nuestros deseos pecaminosos. En el gran conflicto, la oración le permite a Dios actuar con más poder en nuestras vidas.

Analiza 2 Corintios 10:3 al 5. ¿Cómo definirías la expresión “las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios”? ¿Cuáles son esas armas? ¿Qué clase de guerra es la que menciona Pablo, y por qué él usa esas imágenes? ¿Cómo entendemos la batalla en la que estamos involucrados?

Como adventistas, entendemos la realidad de la gran controversia entre Cristo y Satanás. Sabemos que es real y que todos estamos involucrados en ella. Solos, no tendríamos esperanza contra Satanás. La única esperanza es nuestra conexión con Jesús, y en el centro de esa conexión está nuestra vida de oración: un arma espiritual para una batalla espiritual, un arma sin la cual ninguno puede estar. Si Jesús necesitó orar, ¿cuánto más lo necesitamos nosotros?

“Nosotros también debemos destinar momentos especiales para meditar, orar y recibir refrigerio espiritual. No reconocemos debidamente el valor del poder y la eficacia de la oración. La oración y la fe harán lo que ningún poder en la Tierra podrá hacer” (MC 407).

¿De qué maneras has experimentado en tu vida la dura realidad de la gran controversia entre Cristo y Satanás? ¿Cómo te ayudó la oración en esta lucha? ¿Dónde estarías sin ella?

 

Ir ArribaJueves 11 de julio: La oración efectiva

Hay muchas maneras efectivas de orar. Algunas personas han encontrado útil arrodillarse ante Dios con su Biblia abierta. Luego leen unos pocos versículos y tienen comunión con Dios acerca de lo que estuvieron leyendo.

Los Salmos son especialmente inspiradores como temas para la oración. Trata de meditar sobre un Salmo específico durante tu tiempo de oración. Toma un versículo por vez. Léelo en voz alta, y luego habla con Dios acerca de lo que el texto te dice a ti.

Otros han encontrado que sus momentos más significativos de oración son al estar solos con Dios en algún ambiente natural tranquilo. Otros todavía unen el canto con la oración.

¿Qué nos enseñan acerca de la oración efectiva los siguientes textos? Salmos 34:1; 50:23; 67:3; 71:6.

Las oraciones de David estaban llenas de adoración o alabanza. Cuando meditamos acerca de la bondad de Dios y su amor incomparable, nuestros corazones rebosan de alabanza.

Lee Daniel 9:8 al 13. ¿Qué clase de oración es esta?

¿Qué otro aspecto destaca Pablo para una vida de oración efectiva? Efe. 5:20.

¿Cuál es el significado de la súplica en Efesios 6:18 y Filipenses 4:6, y por qué es un componente importante de la oración?

Aunque no queremos dar una fórmula para la oración, un bosquejo amplio podría ser el siguiente: Comenzamos con alabanza y adoración, agradeciendo a Dios por su bondad hacia nosotros. Luego confesamos nuestras faltas y limitaciones, y después agradecemos a Dios por su perdón. Concluimos con súplicas, dando a conocer a Dios nuestros pedidos, mientras procuramos tener una actitud de sumisión y confianza en su poder divino.

¿No ha sido tu vida de oración lo que podría o debería ser? ¿Qué necesitas hacer de un modo diferente? ¿Por qué no hacer esfuerzos más decididos para pasar más tiempo en oración? Puede cambiar tu vida.

 

Ir ArribaViernes 12 de julio

Para Estudiar y Meditar:

“Presenta a Dios tus necesidades, gozos, tristezas, cuidados y temores. No puedes agobiarlo ni cansarlo. El que tiene contados los cabellos de tu cabeza no es indiferente a las necesidades de sus hijos. ‘Porque el Señor es muy misericordioso y compasivo’ (Sant. 5:11). Su amoroso corazón se conmueve por nuestras tristezas y aun por nuestra presentación de ellas. Llévale todo lo que confunda tu mente. Ninguna cosa es demasiado grande para que él no la pueda soportar; él sostiene los mundos y gobierna todos los asuntos del universo. Ninguna cosa que de alguna manera afecte nuestra paz es tan pequeña que él no la note. No hay en nuestra experiencia ningún pasaje tan oscuro que él no pueda leer, ni perplejidad tan grande que él no pueda desenredar. Ninguna calamidad puede acaecer al más pequeño de sus hijos, ninguna ansiedad puede asaltar el alma, ningún gozo alegrar, ninguna oración sincera escapar de los labios, sin que el Padre celestial esté al tanto de ello, sin que tome en ello un interés inmediato. Él ‘sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas’ (Sal. 147:3). Las relaciones entre Dios y cada alma son tan claras y plenas como si no hubiese otra alma sobre la Tierra a quien brindar su cuidado, otra alma por la cual hubiera dado a su Hijo amado” (CC 100).

Preguntas para Dialogar:

  1. ¿Por qué necesitamos orar, si Dios sabe todo? Aunque se pueden dar muchas respuestas, tal vez la más importante para que se nos ha dicho en la Biblia, una y otra vez, que oremos. Aun si no entendemos cómo actúa, los que oran con eficacia saben que obra. Podemos tomar una medicina que ayuda a sanar el cuerpo, aun cuando no sepamos cómo actúa ese medicamento. Lo mismo pasa con la oración. ¿Qué otra razón puedes dar para la importancia de la oración, especialmente al buscar el reavivamiento y la reforma?

  2. Lee con oración la cita de Elena de White que aparece en la sección del viernes. Considera todo el ánimo que hay allí, especialmente en la última línea, que se ocupa de la relación entre Dios y el suplicante que ora. ¿Qué elecciones puedes hacer, para entrar en esa clase de comunión estrecha con el Señor que allí se describe?

  3. En la clase, conversen sobre la realidad en tu propia comunidad eclesial. Hablen acerca de cómo el orar juntos puede ayudarlos a resolver cualquier desafío que tengan que afrontar.

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