Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "El Discipulado"

Edición para maestros. Primer trimestre (enero-marzo) de 2014

Lección 8: "Con los ricos y famosos"

Para el 22 de febrero de 2014

 

Enseña a tu clase | Bosquejo de la Lección | Resumen
Ciclo de Aprendizaje:
Motiva | Explora | Aplica | Crea

 

El sábado enseñaré...

Texto Clave: 1 Timoteo 6:10.

 

Ir ArribaEnseña a tu clase a:

Saber comprender que la riqueza mundanal trae consigo muchas tentaciones con las que la gente de bajos recursos no tiene que luchar.

Sentir la convicción de que Dios considera a los ricos e importantes del mismo modo que lo hace con los menos privilegiados.

Hacer: Percibir que debajo de cada exterior –sea rico o pobre, importante o humilde viven personas que tienen necesidades idénticas.

 

Ir Arriba Bosquejo de la Lección

  1. Saber: La riqueza no es mala. “Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males” (1 Tim. 6:10, NVI; la cursiva fue añadida).

    1. ¿Por qué somos tan fácilmente desviados por la exhibición de la riqueza humana? ¿Qué nos dice esto acerca de nosotros como personas? ¿Y como cristianos?

    2. ¿De qué forma las esperanzas y temores de los ricos y poderosos son diferentes de los nuestros? ¿En qué son similares a los nuestros?

  2. Sentir: Así como a Jesús no le impresionaban las apariencias externas, debemos identificarnos con otros como personas que no son distintas de nosotros.

    1. ¿Qué vio Jesús en Nicodemo cuando habló con este dirigente del templo bajo la cubierta de la oscuridad?

    2. ¿Cuál fue el mensaje de Jesús a Zaqueo después de “auto invitarse” a su casa?

    3. ¿Cuál fue la actitud de Jesús hacia el joven rico?

  3. Hacer: La manera en la que tratamos a otros se basa exclusivamente en el hecho de que todos nacieron a la imagen de Dios.

    1. ¿Cuáles son las formas más efectivas de tratar a todos con la misma dignidad y respeto?

    2. Comparte algunos ejemplos de cuando te sentiste valorado por la manera en que te trataron.

 

Ir Arriba Resumen

Si seguimos el ejemplo de Cristo, podemos alcanzar a las personas no importa si son ricas o pobres, prestigiosas o sencillas.

 

Ir Arriba CICLO DE APRENDIZAJE

Texto destacado: 1 Timoteo 6:10.

Concepto clave para el crecimiento espiritual: La riqueza es una herramienta. Como el fuego, puede ser usada tanto en forma constructiva como destructiva.

 

Ir ArribaPASO 1: ¡Motiva!

Solo para los maestros: La riqueza es un término relativo. Las personas que viven en países altamente industrializados, tales como los Estados Unidos, Canadá, Australia, el Brasil, Arabia Saudita, Japón, Francia y Alemania, serían consideradas ricas por las normas de muchos otros países. Y aunque, la mayoría de nosotros no nos consideraríamos ricos, todavía podemos aprender algo de la lección de esta semana.

Actividad/diálogo inicial: Identifica a los miembros de la clase que ha hecho algunos viajes internacionales. Pídeles que enumeren algunos “lujos” que la gente en los países desarrollados da por sentado. Analiza cómo eso moldea nuestra percepción de la riqueza.

 

Ir ArribaPASO 2: ¡Explora!

Solo para los maestros: Recuerda que la gente en tu clase probablemente representa un amplio espectro de niveles de ingresos. Debes ser cuidadoso y no tratar de pintar la riqueza con pinceladas muy gruesas. No todos los ricos son egoístas o moralmente deficientes. Como algunas de las personas que consideraremos en la lección, muchos hacen lo mejor que pueden a fin de usar sus recursos para edificar el Reino de Dios.

Comentario de la Biblia

I. El hombre que vino de noche

(Repasa, con tu clase, Juan 3:1-21.)

Así como Jesús atraía a personas de todas las edades, grupos étnicos y niveles de educación, él también atraía a personas de todos los niveles económicos. Nicodemo era uno de aquellos cuyo corazón resonaba con los mensajes que oía de los labios de Jesús.

Sin embargo, había barreras que impedían que Nicodemo se acercara a Jesús a plena luz del día. La primera barrera era su reputación, pues era fariseo, o sea, miembro del Concilio gobernante. Piensa en todos los beneficios que él y su familia habrían perdido si hubiera abandonado el Concilio y declarado su lealtad a Cristo. Podría haber perdido su cómoda vivienda, y su familia hubiera tenido que aceptar un nivel de vida más bajo.

Más allá de eso, era sin duda útil que Nicodemo siguiera en el Concilio. Tenía acceso a personas que eran dirigentes intelectuales y que, de otra manera, nunca entenderían de qué trataba todo el ministerio de Cristo. Solo podemos imaginarnos la clase de conversaciones que tenía Nicodemo con sus colegas fariseos.

Considera: Jesús nos conoce íntimamente. Su invitación para seguirlo toma en cuenta todos nuestros dones y características. Por eso, nunca debemos hacer que nuestra experiencia sea la norma para otros, y esperar que los demás se conformen a nuestra experiencias. Jesús tiene algo para que cada uno de nosotros haga. ¿En qué forma tu congregación si todos fueran iguales a ti? ¿Qué dones no tendría la iglesia? Esta, como la creación, prospera con la diversidad. ¿De qué modo celebran la diversidad de dones en tu congregación?

II. El hombre que quería ver a Jesús

(Repasa, con tu clase, Luc. 19:1-10.)

Muy pocos en la cultura judía eran tan despreciados como los publicanos, o recolectores de impuestos. Después de todo, eran agentes de los odiados opresores romanos. Y era bien conocido que podían guardarse para sí todo lo que pasaba más allá de lo que esperaban los romanos. Así, cuando la gente veía la ropa fina de un publicano y sus grandes casas, sabía que habían sido adquiridas con medios deshonestos.

Así que, aquí está Zaqueo, trepado a un árbol, con todos los lujos de la riqueza (y aquí puedes señalar algunas ropas de primeras marcas para dar una idea moderna de esto), pagados por el dinero que había obtenido extorsionan a sus conciudadanos judíos.

Si Jesús hubiera leído el mismo libreto que los demás judíos, habría denunciado a Zaqueo allí mismo. Piensa en la manera en que Jesús podría haber denigrado y humillado a Zaqueo en público. Lo merecía, ¿verdad?

En cambio, Jesús solo dijo: “Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa” (vers. 5).

Hay algo sublime en el modo en que Jesús se acerca a Zaqueo. Se invita a sí mismo a la casa de Zaqueo y, poco después, este hace el siguiente anuncio: “He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado” (Luc. 19:8).

Esto no podría haber resultado mejor si Jesús lo hubiera planificado. Pero ¡espera, tal vez lo hizo!

Considera: Otra vez, al reconocer la personalidad singular de Zaqueo, Jesús arregló su apelación de modo que generara exactamente lo que él quería. Jesús no le pidió a Zaqueo que repartiera todo lo que tenía; le pidió solo que hiciera lo correcto. ¿Qué cosas similares tenemos que recordar en nuestro trato con la gente? ¿De qué manera temas como la edad, la educación y el nivel económico afectan este trato? ¿Con quiénes estás más cómodo en interactuar: con alguien que es muy parecido a ti o con alguien diferente de ti? ¿Por qué?

III. El hombre que se guardó todo

(Repasa, con tu clase, Mat. 19:16-26.)

Esta es tal vez una historia de las que más nos desafían al tratar de interpretarla. No obstante, eso no ha detenido a generaciones de predicadores de condenar al joven rico por rechazar la invitación de Jesús de vender todo y darlo a los pobres. Es doblemente irónico que, a pesar de todos los sermones que hemos oído basados en esta historia, todavía salimos de la iglesia con los mismos recursos financieros que teníamos cuando dejamos el auto en la playa de estacionamiento esa mañana.

Aquí está el punto: Jesús no quiere nuestro dinero; nos quiere a nosotros. Podemos vender todo y salir vestidos con ropa hecha con papel de diario; pero eso, en sí mismo, no nos va a llevar más cerca de Cristo.

Cuando Dios dijo en el Antiguo Testamento: “Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo” (Mal. 3:10, NVI), la implicación no mencionada es que él estaba invitando a su pueblo a ser socios con él al usar el otro noventa por ciento para vivir en armonía con sus principios celestiales.

Considera: En contra de la opinión de algunos, los discípulos pobres no son mejores discípulos. Más bien, todos recibimos la bendición de bienes materiales de modo que podamos vivir para bendecir a otros. Hay personas acaudaladas (así como pobres) que usan todo el dinero del que disponen para servir a sus propios deseos egoístas. También hay personas ricas –tales como Bill Gates y su esposa, Melinda– que dieron a obras de caridad más dinero del que la mayoría de nosotros verá en su vida.

Preguntas para dialogar:

  1. ¿Por qué existe esta tensión en la iglesia (y también en el mundo) entre ricos y pobres? ¿Qué se supone que deberíamos haber aprendido de tal disparidad? ¿Qué guía nos da la Escritura para resolver estas tensiones?

  2. ¿Has estado alguna vez tentado a tratar a los ricos en forma diferente de cómo tratas a los pobres? ¿Por qué? ¿Cómo fue? ¿Qué podemos obtener de las enseñanzas de Jesús, que nos ayudará a cambiar nuestra mentalidad y nuestra conducta en esta área?

 

Ir ArribaPASO 3: ¡Aplica!

Solo para los maestros: “El dinero no puede comprar la felicidad”, dice el refrán. Sin embargo, es una realidad que no podemos ignorar. Para muchos, el dinero no es solo una señal de éxito; es un ingrediente necesario para sobrevivir.

Aplicación a la vida:

En los últimos años, hemos visto a diversas naciones del mundo balancearse en el borde de la insolvencia financiera. Muchas personas y familias han visto desvanecerse su seguridad económica.

¿De qué forma debe la iglesia involucrarse en preparar una solución? ¿Puede la iglesia, como cuerpo o como congregación individual, hacer algo para mitigar la decadencia financiera del mundo?

Si tuvieras el poder de cambiar milagrosamente la situación, ¿de qué modo lo harías?

 

Ir ArribaPASO 4: ¡Crea!

Solo para los maestros: ¿Conoces la salud financiera de los miembros de tu clase? ¿Sabes qué personas han perdido sus empleos; quiénes, por necesidades financieras, tienen que vivir con sus padres; quiénes tienen hijos en instituciones educativas adventistas; o quiénes están sobreviviendo con ingresos limitados? No estás enseñando una lección acerca de la riqueza (o la falta de ella); estás enseñando una lección acerca de la vida.

Actividad:

Invita a los miembros de la clase a compartir sus promesas bíblicas favoritas con respecto a su situación financiera. Pregunta: ¿Qué es mejor, enfocarse en lo que no tenemos o dar gracias a Dios por lo que tenemos? ¿Por qué?

Termina con una oración, pidiendo a Dios que guíe a los alumnos a ser fieles mayordomos, sea que tengan mucho o que tengan poco.

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- Cada día con Dios. Hoy con la lectura Preparémonos para la inmortalidad basada en 1 Juan 5:4.


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