Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Cristo y su Ley"

Segundo trimestre (abril-junio) de 2014

Lección 6: "La muerte de Cristo y la ley"

Para el 10 de mayo de 2014

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 3 de mayo

Lee Para el Estudio de esta Semana: Romanos 7:1-6; 8:5-8; 7:7-13; 4:15; Hechos 13:38, 39; Gálatas 3:10.

Para Memorizar: “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos a fin de que llevemos fruto para Dios” (Rom. 7:4).

UNA MUJER CONDUCE SU AUTOMÓVIL muy por encima de la velocidad máxima permitida. De repente, ve por el espejo retrovisor la centellante luz roja y azul de un patrullero policial, y oye la familiar sirena. Ella se detiene al costado de la ruta, toma su cartera y saca su licencia de conducir. El policía se acerca, toma su licencia, y vuelve a su patrullero.

Ella se pregunta cuánto le costará la multa (iba muy por sobre el límite de velocidad); también se preocupa por cómo pagará la multa. Unos pocos minutos más tarde, vuelve el policía y le dice: “Muy bien, señorita, lo que haremos para que no tenga que sufrir la condena de la ley otra vez es abolir esa ley. Ya no tiene que preocuparse por los límites de velocidad”.

Por ridículo que suene este incidente, no es distinto de lo que enseña la teología que dice que, después de que Jesús murió, la Ley, los Diez Mandamientos, fue abolida.

Esta semana consideraremos la muerte de Jesús y lo que esta significa en relación con la Ley.

 

Ir ArribaDomingo 4 de mayo: Muertos a la ley (Rom. 7:1-6)

Examina cuidadosamente Romanos 7:1 al 6 y resume, lo mejor que puedas, lo que está enseñando Pablo. Léelo con cuidado, recordando otros pasajes bíblicos acerca de la Ley.

Aunque algunas versiones bíblicas traducen incorrectamente el primer versículo para que diga que la Ley es válida hasta la muerte, una interpretación literal es: “toda persona viva está bajo el gobierno de la Ley”. El énfasis no está en la muerte sino en los vivos.

El ejemplo del matrimonio demuestra que cualquier persona casada que tiene una relación íntima con otra persona que no es su cónyuge ha quebrantado la Ley y es culpable de adulterio. Solo si su cónyuge muere, esa persona puede entrar en una relación con otra sin violar la Ley.

Además, algunos alegan que este pasaje muestra la muerte de la Ley; sin embargo, realmente muestra la muerte de una persona a la Ley por medio del cuerpo de Cristo (Rom. 7:4). Según Romanos 6:6, la parte de la persona que muere es “el viejo hombre”. Cuando está unida al viejo hombre, la persona está condenada por la Ley y así atrapada en una relación miserable (Rom. 7:9-11, 24). Después de que el viejo hombre muere, la persona está libre para entrar en una relación con otro: el Cristo resucitado (Rom. 7:4).

Lo que Pablo dice es que porque la Ley obliga a cada persona viva, la Ley de Dios también debe gobernar la nueva unión. Sin embargo, el hecho de que el creyente está ahora casado con Cristo significa que la Ley ya no es un instrumento de condenación; el creyente en Jesús está libre de la condenación de la Ley porque está cubierto por la justicia de Jesús.

Pablo no está afirmando que los Diez Mandamientos, que definen el pecado, están ahora abolidos; eso sería contrario a mucho de lo que la Biblia dice, incluso lo que él escribió. En cambio, está hablando de una nueva relación que la persona tiene con la Ley, por medio de la fe de Jesús. La Ley sigue siendo obligatoria; solo resulta que, para el creyente en Jesús que murió al yo y al pecado, la Ley ya no lo tiene en las garras de la condenación porque ahora “pertenece a otro”, a Jesús.

 

Ir ArribaLunes 5 de mayo: La ley del pecado y de la muerte (Rom. 8:1-8)

Pablo le asegura al cristiano que “ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús [...] porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Rom. 8:1, 2). Si leemos estos versículos separados de su contexto inmediato, parecería que Pablo se estaba refiriendo a dos leyes opuestas: la ley de vida, y la ley de pecado y de muerte. Sin embargo, la diferencia no es con la ley, sino con la persona antes, y después de que ha recibido a Cristo.

¿De qué modo el análisis de Pablo en Romanos 7:7 al 13 ilustra el rol de la Ley?

La función de la Ley depende de la persona con la que está asociada. El mismo cuchillo, por ejemplo, puede ser usado por un cirujano para sanar o por un asesino para matar. De la misma manera, un ladrón que quebranta una ley para robar la cartera de una persona estará, con la ley, en una relación diferente de aquel a quien la ley tenía la intención de proteger (el dueño de la cartera). La Ley misma puede a veces describirse como “santa y justa y buena” (Rom. 7:12), o como “la ley del pecado y de la muerte” (Rom. 8:2). Sin embargo, de la misma forma en que la venganza retributiva de Dios no le impide ser un Dios de amor, la función de la Ley como un agente del pecado y de la muerte no la hace pecaminosa.

De acuerdo con Romanos 8:5 al 8, la Ley es un instrumento de “pecado y de muerte” para los que “piensan en las cosas de la carne” (Rom. 8:5). Esto describe a la persona que todavía está casada con el “viejo hombre” y no tiene deseo aparente de cortar la relación y unirse al Cristo resucitado. Como resultado de esta unión pecaminosa, la persona se encuentra “en enemistad” contra Dios y su Ley, pues están en lados opuestos (Rom. 8:7).

Pablo luego enfatiza que es imposible para la persona que “piensa en las cosas de la carne” someterse a la Ley de Dios, o siquiera agradarle (Rom. 8:7, 8). Esto obviamente, no es una referencia a la persona que lucha según Romanos 7:13 al 25, ya que esta sirve a la Ley de Dios “con la mente” (Rom. 7:25). Pablo probablemente se refiere a quienes por su maldad “detienen... la verdad” (Rom. 1:18). Es para estos rebeldes contra la soberanía de Dios que la Ley llega a ser un instrumento del pecado y de la muerte (Rom. 2:12).

¿De qué modo te relacionas con la Ley cuando la violas?

 

Ir ArribaMartes 6 de mayo: El poder de la ley

De acuerdo con Romanos 4:15; 6:13; y 7:7, ¿cuál es la función de la Ley? Además, ¿qué dice Romanos 7:8 al 11 acerca del efecto que la Ley tiene en la persona que la viola?

Cada instrumento tiene un propósito. Así como una llave se usa para abrir un candado o un cuchillo se usa para cortar, la Ley se usa para definir el pecado. Si no hubiera sido por la Ley de Dios, no podría haber ningún método para saber qué acciones son aceptables para él o le son inaceptables. Y, aunque el pecado no puede existir sin la Ley, Pablo aclara que esta no es un socio voluntario del pecado: “Entonces, ¿lo que es bueno se convirtió en muerte para mí? ¡De ninguna manera! Más bien fue el pecado lo que, valiéndose de lo bueno, me produjo la muerte; ocurrió así para que el pecado se manifestara claramente, o sea, para que mediante el mandamiento se demostrara lo extremadamente malo que es el pecado” (Rom. 7:13, NVI).

¿De qué maneras los textos citados arriba ayudan a arrojar luz sobre 1 Corintios 15:54 al 58?

Si se lee aisladamente, 1 Corintios 15:54 al 58 parecería promover una visión negativa de la Ley de Dios. Sin embargo, el punto de Pablo es que la Ley le “da poder” al pecado solo porque esta define qué es el pecado. Y, por supuesto, “la paga del pecado es muerte” (Rom. 6:23). Si no hubiera sido por la Ley, no habría muerte (retributiva) porque sería imposible definir el pecado. En 1 Corintios 15, el propósito de Pablo no es demonizar la Ley sino demostrar cómo, mediante la muerte y la resurrección de Jesús, todo el que cree puede experimentar la victoria sobre la muerte, una muerte que viene por causa de una violación de la Ley.

¿Cuándo fue la última vez que alguien pecó contra ti, es decir, la última vez que alguien violó la Ley de Dios de una manera que te hirió? ¿Cómo puede tal experiencia ayudarnos a comprender por qué la idea que afirma que la Ley de Dios fue abolida después de la Cruz es tan equivocada?

 

Ir ArribaMiércoles 7 de mayo: La ley impotente

Como vimos, aunque en un sentido la Ley “da poder” al pecado, en otro sentido real, la Ley es terriblemente impotente. El mismo objeto ¿puede a la vez ser poderoso e impotente?

Otra vez, la diferencia reside no en la Ley sino en la persona. Para el que descubre que es un pecador, la Ley lo fuerza a reconocer que está en contra de la voluntad de Dios y, en consecuencia, en camino a la muerte. Al descubrir su pecaminosidad, el pecador puede decidir seguir la Ley a la letra. Sin embargo, el hecho de que ya ha pecado lo hace un candidato para la muerte.

Lee Hechos 13:38 y 39; Romanos 8:3; y Gálatas 3:21. ¿Qué nos dicen estos textos acerca de la Ley y la salvación?

Algunas personas creen que una estricta adhesión a la Ley les otorgará la salvación, pero esta no es una enseñanza bíblica. La ley define el pecado (Rom. 7:7), no lo perdona (Gál. 2:24). Pablo destaca que la misma Ley que da poder al pecado también es “débil” (Rom. 8:3). Es capaz de convencer al pecador de sus pecados, pero no puede hacer justo al pecador. Un espejo puede mostrarnos nuestras fallas; pero no puede arreglarlas. Como escribió Elena de White: “La Ley no puede salvar a los que ella condena; no puede rescatar al que perece” (ST, 10 de noviembre de 1890).

Cuando consideramos plenamente el propósito de la Ley, es más fácil de entender por qué Jesús llegó a ser el sacrificio expiatorio para la raza humana. La muerte de Jesús puso a los que antes habían sido seres humanos pecadores en una relación correcta con Dios y con su Ley “santa y justa y buena” (Rom. 7:12). Además, su muerte nos mostró la futilidad de la salvación por guardar la Ley. Después de todo, si la obediencia a la Ley pudiera salvarnos, Jesús no habría tenido que morir en nuestro lugar. El hecho de que él murió revela que la obediencia a la Ley no puede salvarnos. Necesitamos algo mucho más drástico.

Aunque se nos ha prometido poder para cumplir la Ley de Dios, ¿por qué esta obediencia no es suficiente para asegurar nuestra salvación? En un sentido, la respuesta no debería ser muy difícil. Mírate a ti mismo y tu observancia de la Ley. Si tu salvación dependiera de tu obediencia, ¿cuánta esperanza tendrías?

 

Ir ArribaJueves 8 de mayo: La maldición de la Ley (Gál. 3:10-14)

¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca de la naturaleza humana? ¿Cómo vemos la realidad de esta verdad cada día? Sal. 51:5; Isa. 64:6; Rom. 3:23.

Con la excepción de Cristo, todos los seres humanos tenemos una experiencia en común: hemos sido infectados por el pecado de Adán. En consecuencia, ninguna persona natural puede alguna vez pretender ser completamente justa. Hay algunos, como Elías y Enoc, que vivieron excepcionalmente cerca de Dios, pero ninguno ha sido capaz de vivir completamente sin mancha. De hecho, recordando esta realidad, Pablo declara: “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Gál. 3:10). La verdad es que la Ley demanda una conformidad total y completa, y ¿quién ha cumplido eso alguna vez, fuera de Jesús?

¿De qué modo Romanos 6:23 ayuda a definir lo que significa “la maldición de la ley”? Ver también Gén. 2:17; Eze. 18:4.

Todos estamos bajo la maldición de la Ley. Por cuanto la Ley no tiene margen de error, es imposible que una persona corrija un pecado pasado. En consecuencia, la muerte es el destino de la persona. Santiago pinta un cuadro sombrío al recordarnos que la transgresión en un área de la Ley es tan mala como la transgresión en todas las áreas (Sant. 2:10). La paga del pecado es muerte, y la muerte no tiene proporciones.

Cuando reconocemos la condición desesperada de quienes estamos bajo la maldición, es más fácil apreciar la extensión del amor de Dios: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom. 5:8). Por medio de su muerte, “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición” (Gál. 3:13).

Piensa en lo que dijo Pablo: “Todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición”. Esto se debe a que la Ley no puede salvarnos; y así, somos maldecidos con la muerte. ¿De qué forma el reconocer esta verdad nos ayuda a apreciar mejor lo que se nos ha dado en Jesús? ¿De qué maneras manifestamos ese aprecio en nuestra vida? Ver 1 Juan 5:3.

 

Ir ArribaViernes 9 de mayo

Para Estudiar y Meditar:

Lee “Consumado es”, El Deseado de todas las gentes, pp. 706-713.

“La Ley requiere justicia, una vida justa, un carácter perfecto; y esto no lo tenía el hombre para darlo. No puede satisfacer los requerimientos de la santa Ley de Dios. Pero Cristo, viniendo a la Tierra como hombre, vivió una vida santa y desarrolló un carácter perfecto. Ofrece estos como don gratuito a todos los que quieran recibirlos. Su vida reemplaza la vida de los hombres. Así tienen remisión de los pecados pasados, por la paciencia de Dios. Más que esto, Cristo imparte a los hombres atributos de Dios. Edifica el carácter humano a la semejanza del carácter divino, y produce una hermosa obra espiritualmente fuerte y bella. Así, la misma justicia de la Ley se cumple en el que cree en Cristo. Dios puede ser justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús’ (Rom. 3:26)” (DTG 711).

En resumen, la muerte de Jesús demuestra poderosamente la permanencia de la Ley de Dios. Cuando nuestros primeros padres pecaron, Dios pudo haber abolido sus leyes y eliminado las penalidades por su violación. Sin embargo, esto habría significado una existencia miserable en una sociedad sin leyes para los habitantes de la Tierra. En cambio, Dios eligió enviar a su Hijo como un Sustituto por nosotros, que recibió a favor de todas las personas el justo castigo por el pecado que requería la Ley. Por medio de la muerte de Jesús, la raza entera se encuentra en una relación nueva con Dios. Esto significa que cualquiera de nosotros, por medio de la fe en Jesús, puede recibir el perdón de sus pecados y ser perfectos a la vista de Dios.

Preguntas para Dialogar:

  1. Muchas religiones enseñan que, al final de la vida de una persona, Dios hace un balance de las buenas y las malas obras de esta para decidir si será recompensada con la vida más allá. ¿Qué está terriblemente mal en esta clase de pensamiento?

  2. Jesús, el que es igual a Dios, murió por nuestros pecados. Si pensamos que la obediencia a la Ley puede de alguna manera agregar algo a eso, en términos de nuestra salvación, ¿qué dice esto acerca de la eficacia del sacrificio de Cristo?

  3. ¿Cuáles son algunas otras razones por las que es falsa la idea que afirma que la Ley de Dios fue abolida después de la Cruz? Cuando la gente dice eso, ¿qué quieren decir realmente que fue abolido; es decir, qué mandamiento cree que fue eliminado?

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