Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Las enseñanzas de Jesús"

Tercer trimestre (julio-septiembre) de 2014

Lección 13: "La segunda venida de Cristo"

Para el 27 de septiembre de 2014

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 20 de septiembre

Lee Para el Estudio de esta Semana: Juan 14:1-3; Mateo 16:27; 1 Tesalonicenses 4:13-18; Mateo 24:3-14, 42, 44.

Para Memorizar: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:1-3).

La segunda venida de Cristo, mencionada más de trescientas veces en el Nuevo Testamento, es el toque final de nuestras enseñanzas. Es esencial para nuestra identidad como cristianos adventistas del séptimo día. La doctrina está grabada en nuestro nombre y es una parte crucial del evangelio que somos llamados a proclamar. Sin la promesa de su venida, nuestra fe sería en vano. Esta verdad gloriosa nos da un sentido de destino y motiva nuestra tarea misionera.

Se podría argumentar que la demora del tiempo más allá de nuestras expectativas socavaría nuestra creencia en la promesa de Jesús de regresar. Sin embargo, esto no ha sucedido; pues “ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos” (Rom. 13:11). Para muchos, nuestra pasión por el regreso de Cristo es más fuerte que nunca.

Esta semana, repasaremos lo que Jesús dijo acerca de “la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13).

 

Ir ArribaDomingo 21 de septiembre: La promesa

Al terminar la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos que iría a un lugar al que, al menos por el momento, ellos no podían ir (Juan 13:33). El pensamiento de que el Maestro no estaría más con ellos llenó de dolor y temor los corazones de los discípulos. Pedro preguntó: “Señor, ¿a dónde vas? [...] ¿por qué no te puedo seguir ahora?” (Juan 13:36, 37). Cristo conocía el deseo de los discípulos y les aseguró que la separación sería temporaria.

Lee la promesa de Cristo para nosotros en Juan 14:1 al 3. Aplica esas palabras a ti mismo. ¿Por qué deberían ser tan importantes para ti?

La promesa de nuestro Señor no pudo haber sido más enfática. En griego, la frase “vendré otra vez” está en el tiempo presente, acentuando la certeza. Podría ser traducida, literalmente, “yo estoy volviendo otra vez”.

Jesús nos ha dado la seguridad de su segunda venida. Él no dijo: “Puede ser que vuelva otra vez”, sino que dijo: “Yo vendré otra vez”. Cada vez que Jesús mencionó su regreso, lo hizo con total certeza.

A veces, hacemos promesas que después no podemos cumplir, incluso a pesar de nuestros mejores esfuerzos y determinación. Ese no es el caso con Cristo. Muchas veces probó, sin lugar a dudas, que su palabra es fidedigna.

Refiriéndose a su encarnación, el Señor había anunciado proféticamente a través de David: “He aquí, vengo” (Sal. 40:7). Y lo hizo (Heb. 10:5-7). La realidad de su primera venida sustenta la certeza de su segunda venida.

Durante su ministerio terrenal, Jesús prometió a un padre desesperado: “No temas; cree solamente, y será salva” (Luc. 8:50). Y, efectivamente, la hija de Jairo fue sanada, incluso aunque había estado muerta. Cristo anunció que tres días después de su propia muerte se levantaría de la tumba; y lo hizo. Prometió el Espíritu Santo a sus discípulos; y lo envió justo en el tiempo indicado. Si nuestro Señor honró todas sus promesas en el pasado, incluso aquellas que, desde una perspectiva humana, parecían imposibles, podemos estar totalmente seguros de que mantendrá su promesa de regresar otra vez.

¿Cómo puedes mantener viva en tu corazón la llama de la esperanza de la segunda venida de Jesús?

 

Ir ArribaLunes 22 de septiembre: El propósito de la segunda venida de Jesús

El gran plan de redención hallará su culminación en la segunda venida. Sin el regreso de Cristo a esta Tierra, su encarnación, muerte y resurrección no tendrían efecto alguno en nuestra salvación.

¿Cuál es uno de los propósitos básicos de la segunda venida de Jesús? Mat. 16:27.

La vida no siempre es justa; de hecho, a menudo no es justa. No siempre vemos la justicia en nuestra sociedad. Las personas inocentes sufren mientras los impíos parecen prosperar. Muchas personas no reciben lo que merecen. Pero, el mal y el pecado no reinarán para siempre. Jesús vendrá “para recompensar a cada uno según sea su obra” (Apoc. 22:12).
Esta aseveración implica que debe realizarse un juicio antes del regreso de Cristo. Cuando Jesús vuelva, el destino de cada ser humano ya habrá sido decidido. Jesús claramente se refirió a este juicio investigador en la parábola de la fiesta de bodas (Mat. 22:11-13). El hecho de que somos juzgados por nuestras obras no significa que seamos salvos por ellas ni por nuestros propios méritos. La salvación es por la gracia divina y es recibida por la fe en Jesús (Mar. 16:16; Juan 1:12), que demostramos en nuestras acciones.

Lo importante de la promesa de Mateo 16:27 es que se hará justicia. Simplemente debemos esperar a que llegue.

Además, en la segunda venida, aquellos que durmieron en Cristo serán resucitados a vida eterna. Jesús repitió varias veces esta promesa (Juan 6:39, 40, 44, 54). Como vimos anteriormente, dado que los muertos están durmiendo en la tumba, la promesa de la segunda venida y la resurrección para vida eterna es de especial importancia para nosotros. Al igual que Marta, podemos decir confiadamente respecto de nuestros seres amados que pasaron al descanso creyendo en el Señor: “Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero” (Juan 11:24).

¿Qué ocurrirá con todos los redimidos, vivos y resucitados, cuando regrese Jesús? Mateo 24:30, 31.

Somos seres sociales por naturaleza, y el Señor reunirá a todos los redimidos. Ya no estaremos separados por grandes distancias. Los ángeles nos reunirán y no estaremos separados nunca más.

 

Ir ArribaMartes 23 de septiembre: ¿De qué manera vendrá Jesús?

En su sermón profético, Cristo expresó preocupación por las enseñanzas erróneas que aparecerían con respecto a su segundo advenimiento, y advirtió a sus discípulos sobre personas que vendrían en su nombre, “diciendo: Yo soy el Cristo” (Mat. 24:5; ver también vers. 23-26). Él no desea que sus seguidores sean engañados. Por lo tanto, claramente indicó la manera en que vendría.

¿Qué nos dice Mateo 24:27 acerca de cómo regresará Jesús?

Los relámpagos no pueden ser ocultados ni falsificados. Destellan y alumbran todo el cielo de tal manera que todos pueden verlos. Así será la segunda venida de Jesús. No se necesitará ningún aviso para llamar la atención de las personas. Todos los seres humanos, buenos y malos, salvos y perdidos, incluso “los que le traspasaron” (Apoc. 1:7), lo verán venir (Mat. 26:64).

¿De qué forma 1 Tesalonicenses 4:13 al 18 nos ayuda a entender cómo será la segunda venida?

En su segunda venida, Cristo será visto con toda su gloria como “REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES” (Apoc. 19:16). En la encarnación, el Hijo vino solo y sin esplendor externo, “sin atractivo para que le deseemos” (Isa. 53:2). Pero, esta vez, descenderá con toda su majestad y magnificencia, rodeado por “todos los santos ángeles” (Mat. 25:31) y “con gran voz de trompeta” (Mat. 24:31). Y como si todo esto no fuera suficiente, los muertos en Cristo resucitarán a inmortalidad.

Si confiamos en el Señor con respecto a un evento tan increíble como la segunda venida, ¿por qué no confiamos en él en cada aspecto de nuestras vidas?

 

Ir ArribaMiércoles 24 de septiembre: ¿Cuándo vendrá Jesús?

Cuando Jesús dijo, con respecto al Templo, que “no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada” (Mat. 24:2), los discípulos quedaron atónitos. “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (vers. 3), preguntaron. En el pensamiento de los discípulos, la destrucción del Templo coincidiría con el fin de la historia en la segunda venida de Jesús.

La respuesta de Jesús combinó hábilmente las señales de ambos eventos: la caída de Jerusalén en el año 70 d.C., y su segundo advenimiento, porque los discípulos no estaban preparados para captar la diferencia entre ellos.

Es importante entender la naturaleza y el propósito de estas señales. No fueron dadas para que determinemos la fecha del regreso de Jesús, pues “del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre” (Mat. 24:36). Más bien, las señales muestran la tendencia histórica de los eventos a fin de alertarnos de que su venida está cerca, incluso a las puertas. Aunque nunca debemos colocar fechas para su venida, tampoco debemos ignorar el tiempo en el que vivimos.

Lee Mate 24:3 al 14, 21al 26, 29 y 37 al 39 (ver también Mar. 13 y Luc. 21). ¿Qué cuadro del mundo presenta Jesús aquí? ¿De qué manera encaja con el mundo en el que vivimos ahora?

La idea más importante que Jesús deseaba grabar en la mente de los discípulos era que su venida estaba cerca. De hecho, en todo su sermón profético Jesús se dirigió a los apóstoles como si ellos fueran a estar vivos cuando él regresara (Mat. 24:32, 33, 42).

En un sentido muy real, desde la perspectiva personal de cada uno de nosotros, la segunda venida nunca está más lejos que el instante después de nuestra muerte. La muerte es un profundo sueño inconsciente. Cerramos nuestros ojos al morir y, ya sea que pase un año o mil años, lo próximo que sabremos es que Jesús está regresando. Por lo tanto, el sentido de inminencia de la venida de Cristo, que compartían Pablo, Pedro y Santiago, tiene mucho sentido. Para cada uno de nosotros, en forma individual, su venida nunca está más lejos que el instante luego de morir.

¿Cómo nos ayuda este concepto a entender la “inminencia” de la segunda venida de Cristo?

 

Ir ArribaJueves 25 de septiembre: Velar y estar preparados

¿Por qué es crucial que siempre estemos preparados para la venida de Jesús? Mat. 24:42, 44.

La clave del sermón profético de Jesús es el imperativo de velar. No significa esperar ociosamente, sino estar activamente alerta, así como el dueño de casa que está prevenido contra cualquier posible ladrón (Mat. 24:43). Mientras esperamos velando, tenemos una tarea que realizar, como la tuvo el siervo fiel que realizó las tareas que su señor le encomendó que realizara durante su ausencia (Mat. 24:45; Mar. 13:34-37).

¿Qué actitud sería fatal para nosotros que afirmamos creer en el segundo advenimiento de Jesús? Mat. 24:48-51; Luc. 21:34, 35. ¿De qué manera podemos evitar caer en esa actitud? ¿Por qué es tan fácil cometer ese error si no somos cuidadosos?

La parábola del siervo malvado da mucho que pensar, especialmente para nosotros como adventistas del séptimo día. Este siervo representa a aquellos que profesan creer que Cristo vendrá otra vez, pero no inmediatamente. Creyendo que el Señor está demorando, piensan que todavía tienen tiempo para vivir con egoísmo y entregarse a placeres pecaminosos porque, más adelante, seguramente, habrá suficiente tiempo a fin de prepararse para la segunda venida. Por desgracia, esta idea es una trampa mortal, pues nadie sabe cuándo vendrá Jesús. De hecho, incluso si Cristo aún no vuelve, cualquiera de nosotros podría ser llamado al descanso de modo inesperado, lo que interrumpiría repentinamente nuestra oportunidad de arreglar las cosas con Dios. Pero, por sobre todo, ceder en forma repetida al pecado endurece e insensibiliza gradualmente la conciencia, de manera que se hace cada vez más difícil arrepentirse. Al diablo no le importa que creamos en la segunda venida de Jesús teóricamente, siempre y cuando pueda hacernos posponer nuestra preparación para ella.

¿Cómo podemos estar preparados hoy? Arrepintiéndonos y confesando nuestros pecados a Jesús, renovando nuestra fe en su muerte expiatoria por nosotros en la cruz, y entregando nuestra voluntad completamente a él. Al caminar en comunión con él, podemos disfrutar la profunda paz de estar cubiertos por su manto de justicia.

¿Cuánto piensas en la segunda venida? ¿Cuánto impacta la realidad de la segunda venida en tu vida? ¿De qué manera podemos lograr el equilibrio correcto mientras realizamos nuestras tareas diarias y, a la vez, vivimos esperando el retorno de Cristo?

 

Ir ArribaViernes 26 de septiembre

Para Estudiar y Meditar:

Lee “En el Monte de las Olivas”, El Deseado de todas las gentes, pp. 581-591; y “Heraldos de una Nueva Era”, El conflicto de los siglos, pp. 344-363.

“Pronto aparece en el este una pequeña nube negra, de un tamaño como la mitad de la palma de la mano. Es la nube que envuelve al Salvador y que, a la distancia, parece rodeada de obscuridad. El pueblo de Dios sabe que es la señal del Hijo del Hombre. En silencio solemne la contemplan mientras va acercándose a la Tierra, volviéndose más luminosa y más gloriosa hasta convertirse en una gran nube blanca, cuya base es como fuego consumidor, y sobre ella el arco iris del pacto. Jesús marcha al frente como un gran conquistador. [...] Con cantos celestiales los santos ángeles, en inmensa e innumerable muchedumbre, lo acompañan en el descenso. El firmamento parece lleno de formas radiantes, ‘millones de millones, y millares de millares’. Ninguna pluma humana puede describir la escena, ni mente mortal alguna es capaz de concebir su esplendor. [...] A medida que va acercándose la nube viviente, todos los ojos ven al Príncipe de la vida. Ninguna corona de espinas hiere ya sus sagradas sienes, ceñidas ahora por gloriosa diadema. Su rostro brilla más que la luz deslumbradora del sol de mediodía. ‘Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores’ (Apoc. 19:16)” (CS 698).

Preguntas para Dialogar:

  1. Aunque necesitamos creer en la inminencia del regreso de Jesús, ¿de qué manera podemos evitar los peligros del fanatismo? Eso no siempre es fácil. Después de todo, ¿cuántos fanáticos realmente reconocen que son fanáticos?

  2. Medita más en la idea de que la segunda venida de Cristo nunca está lejos de ninguno de nosotros en lo personal, porque nuestra muerte nunca está muy lejana, no importa cuánto vivamos. ¿Qué nos dice esta idea acerca de cuán cerca está realmente la segunda venida, en lo que concierne a cada uno de nosotros individualmente?

  3. ¿De qué forma responderías a aquellos que se burlan de la idea de la segunda venida?

  4. ¿Qué piensas del concepto de que nosotros, como pueblo de Dios, podemos ayudar a apresurar o demorar la segunda venida? (Ver 2 Ped. 3:11, 12).

  5. Si supieras que Jesús regresa la semana próxima, ¿qué cambiarías ahora en tu vida?

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