Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "El libro de Lucas"

Segundo trimestre (abril-junio) de 2015

Lección 1: "La venida de Jesús"

Para el 4 de abril de 2015

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 28 de marzo

Lee Para el Estudio de esta Semana: Lucas 1:2, 3; 2 Timoteo 3:16; Lucas 1:5-22; Deuteronomio 18:15; Lucas 2:9-12, 25-32.

Para Memorizar: “Porque nada hay imposible para Dios” (Luc. 1:37).

El Evangelio de Lucas fue escrito principalmente para los gentiles. Lucas mismo era gentil (lo que está implícito en Col. 4:10-14), como lo era Teófilo, a quien dirigió su evangelio.

Además de ser médico, Lucas fue un historiador meticuloso. Al introducir su evangelio, Lucas sitúa a Jesús en la historia real; es decir, pone la historia en el contexto histórico de su tiempo: Herodes era el rey de Judea (Luc. 1:5), Augusto reinaba sobre el Imperio Romano (Luc. 2:1) y un sacerdote llamado Zacarías cumplía su turno en el Templo de Jerusalén (Luc. 1:5, 9). En el capítulo 3, Lucas menciona seis fechas contemporáneas relacionadas con el ministerio de Juan el Bautista, el precursor de Jesús.

De este modo, Lucas ubica el relato de Jesús en la historia –personas reales, tiempos reales− a fin de eliminar cualquier idea de mitología en su narración. Sus lectores deben sentir respeto y asombro por el hecho de que Jesús sea real y de que, por medio de él, Dios haya invadido la historia con el “Salvador, que es Cristo el Señor” (Luc. 2:11).

 

Ir ArribaDomingo 29 de marzo: Un informe ordenado (Luc. 1:1-3; Hech. 1:1-3)

Hechos 1:1 nos dice que, antes de escribir Hechos, su autor escribió un “primer tratado”. Esto, y el que ambos fueran dirigidos a Teófilo, ayuda a que concluyamos que un mismo autor fue responsable de ambos libros. Los dos informes pueden considerarse como las partes 1 y 2 de “El origen y la historia de la iglesia cristiana”. La parte 1 (el Evangelio de Lucas) es una narración de la vida y la obra de Jesús, y la parte 2 (Hechos de los apóstoles) es un relato de la difusión del mensaje de Jesús y de la iglesia primitiva.

¿Cómo se escribió el evangelio? Luc. 1:2, 3; 2 Tim. 3:16.

Lucas sabía que muchos habían escrito acerca de los eventos que sacudieron la ciudad de Jerusalén respecto de Jesucristo. Las fuentes de tales obras literarias incluían a muchos “testigos presenciales y servidores de la palabra” (Luc. 1:2, NVI), una referencia clara a los discípulos y a otros contemporáneos de Jesús. Lucas mismo estuvo expuesto a estos testigos y ministros (como Pablo y otros dirigentes apostólicos) y, posiblemente, también a los evangelios escritos por Marcos y Mateo. Obviamente, Lucas no fue un testigo de la historia de Jesús, pero fue un converso auténtico y creíble de Cristo.

Mateo escribió a un público judío, presentando a Jesús como el gran Maestro, el cumplimiento de la profecía y el Rey de los judíos. A menudo se refirió a las profecías del Antiguo Testamento cumplidas en Cristo. Marcos escribió acerca de Jesús a una audiencia romana, la persona en acción. Lucas, médico y gentil, escribió para los griegos y gentiles acerca del Jesús universal, el Salvador del mundo. Lucas menciona que el propósito de su escrito es doble: presentar “en orden la historia” (Luc. 1:3), y proporcionar certeza de las grandes enseñanzas de esa era nueva. La verdad como es en Jesús es una de las metas de su evangelio.

Lucas, un autor inspirado de la Escritura, usó otros materiales al escribir. Esto es muy interesante, y el uso de otras fuentes no niega la inspiración o la autoridad de lo que escribió. ¿Qué lecciones hay en esto para nosotros, como adventistas, con respecto a la manera en que la inspiración, canónica o no canónica, actúa sobre los escritores inspirados?

 

Ir ArribaLunes 30 de marzo: “Se llamará Juan”

El silencio divino marcó la historia de Israel por casi cuatrocientos años después de Malaquías. Con los anuncios de los nacimientos de Juan el Bautista y de Jesús, se quebró el silencio divino.

Las historias del nacimiento de Juan y de Jesús tienen paralelos. Ambos fueron milagrosos: en el caso de Juan, Elisabet ya había pasado por mucho la edad de tener hijos; en el caso de Jesús, una virgen tendría un hijo. El ángel Gabriel anunció ambas promesas de nacimiento. Los dos anuncios fueron recibidos con un espíritu de asombro, gozo y entrega a la voluntad de Dios. Ambos bebés debían crecer y llegar a ser fuertes en el Espíritu (Luc. 1:80; 2:40).

Pero, la misión y el ministerio de los dos bebés milagrosos eran diferentes. Juan había de ser el que preparara el camino para Jesús (Luc. 1:13-17). Jesús era “el Hijo de Dios” (vers. 35) y el cumplimiento de las profecías mesiánicas (vers. 31-33).

Lee Lucas 1:5 al 22. Aunque se presenta a Zacarías como “irreprensible”, su falta de fe ante el anuncio del ángel resultó en una reprensión. ¿Cómo nos ayuda esto a comprender el concepto de “irreprensible” para un creyente en Jesús?

“El nacimiento del hijo de Zacarías, como el del hijo de Abraham y el de María, había de enseñar una gran verdad espiritual, una verdad que somos tardos en aprender y propensos a olvidar. Por nosotros mismos somos incapaces de hacer bien; pero lo que nosotros no podemos hacer será hecho por el poder de Dios en toda alma sumisa y creyente. Fue mediante la fe como fue dado el hijo de la promesa. Es por la fe como se engendra la vida espiritual, y somos capacitados para hacer las obras de justicia” (DTG 73).

El milagro de Juan tuvo un propósito decisivo en el trato de Dios con su pueblo. Después de cuatrocientos años de ausencia profética en la historia de Israel, Juan irrumpió en esa historia con un mensaje específico y con poder decisivo. La misión y el mensaje de Juan era “preparar al Señor un pueblo bien dispuesto” (Luc. 1:17). Había de ser el precursor del Mesías, el que prepararía el camino para la misión de Jesús.

 

Ir ArribaMartes 31 de marzo: “Llamarás su nombre Jesús”

El nacimiento de Jesucristo no fue un acontecimiento normal. Fue señalado en el eterno calendario de Dios y, “cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer” (Gál. 4:4). Fue el cumplimiento de la primera promesa que hizo Dios después de la entrada del pecado en el Edén (Gén. 3:15).

Lee los siguientes pares de textos. En cada uno, ¿de qué forma el nacimiento de Jesús fue un cumplimiento asombroso de la profecía? ¿Qué nos dice esto acerca de por qué tenemos que aprender a confiar en todas las promesas de Dios? Deut. 18:15 y Hech. 3:22-24; Isa. 7:14 y Mat. 1:22, 23; Miq. 5:2 y Luc. 2:4-7.

Seis meses después de que Gabriel anunció a Zacarías el venidero nacimiento de Juan, anunció también a María de Nazaret un milagro aún mayor: siendo virgen “concebirás... y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús” (Luc. 1:31).

El nacimiento virginal de Jesús va contra la naturaleza, y no puede explicarse en forma natural ni con la filosofía naturalista. Aun María planteó la pregunta: “¿Cómo será esto? pues no conozco varón” (vers. 34). El ángel le aseguró que sería la obra del Espíritu Santo (vers. 35), y que “nada hay imposible para Dios” (vers. 37). La sumisión inmediata y fiel de María fue notable: “Hágase conmigo conforme a tu palabra” (vers. 38). Toda duda humana, no importa cuán natural o lógica sea, debe dar lugar a la respuesta divina. Sea la Creación o la Cruz, la Encarnación o la Resurrección, el descenso del maná o el derramamiento en Pentecostés: la iniciativa divina demanda la entrega y la aceptación humanas.

Aunque María respondió a sus preguntas con sumisión y entrega a la soberanía y propósitos eternos de Dios, Gabriel la afirmó con otra gran respuesta: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios” (vers. 35).

Algunas culturas seculares han sido constreñidas a creer que todo, en última instancia, tiene una explicación naturalista y científica. ¿Por qué esta es una visión estrecha, incluso superficial, de la majestuosidad y la grandeza de la realidad?

 

Ir ArribaMiércoles 1 de abril: El pesebre en Belén

Lucas comienza el relato de Belén con una nota histórica. José y María salieron de su hogar en Nazaret para viajar a su pueblo ancestral de Belén, por causa de un censo decretado por Augusto César, emperador de Roma, cuando Cirenio era gobernador de Siria. Estos datos históricos deben conducirnos a notar la sumisión de Lucas al Espíritu Santo, de modo que pudo registrar los detalles de la Encarnación dentro del marco de la historia.

Reflexiona en la pobreza de Jesús como se revela en Lucas 2:7. Compara las imágenes de “pañales”, el “pesebre” y “no había lugar para ellos en el mesón”, con la descripción de Pablo de la condescendencia de Jesús en Filipenses 2:5 al 8. ¿Qué camino tuvo que recorrer Jesús en nuestro favor?

El ambiente de pobreza en el que el Señor se encarnó sigue con los primeros visitantes que tuvo el establo: los pastores. No se dieron las “nuevas de gran gozo” (Luc. 2:10) a los ricos o poderosos, ni a los escribas o sacerdotes, ni a los gobernantes que dominaban el país, sino a unos pastores humildes y despreciados. Observa la sencillez del mensaje: Un Salvador les ha nacido. En la ciudad de David. Él es Cristo, el Señor, el Ungido. Lo encontrarán envuelto en pañales (traducción del autor). El don más precioso del cielo vino en un envase sencillo, como ocurre a menudo. Pero, el don trae “gloria a Dios”, “a la tierra paz” y “buena voluntad para con los hombres” (vers. 14).

El registro de Lucas (2:9-12) plantea tres asuntos vitales de la teología cristiana. Primero, las buenas nuevas del evangelio son “para todo el pueblo”. En Jesús, tanto judíos como gentiles llegan a ser el pueblo de Dios. Segundo, Jesús es el Salvador, y no hay otro. Tercero, Jesús es Cristo, el Señor. Estos tres temas, tan claramente establecidos en Lucas, más tarde son el fundamento de la predicación apostólica, particularmente la de Pablo.

Piensa en lo que creemos: el Creador de todo lo que fue hecho (Juan 1:1-3) entró en este mundo caído como un ser humano, y vivió una vida dura, solo para terminar en la cruz. Si realmente creyéramos esto, ¿por qué todo otro aspecto de nuestra vida debería vivirse en sumisión a esta verdad asombrosa? ¿Qué partes de tu vida reflejan tu creencia en la historia de Jesús, y qué partes no lo hacen?

 

Ir ArribaJueves 2 de abril: Los testigos del salvador

Aunque escribía principalmente para los gentiles, Lucas percibía la importancia de la herencia judía a través del Antiguo Testamento. Se preocupó en vincular la historia del Nuevo Testamento con el Antiguo, y proveyó la hermosa escena de María y José cuando circuncidaron al bebé Jesús al octavo día y lo llevan al templo de Jerusalén, todo de acuerdo con la ley mosaica (Luc. 2:22-24).

Lee Lucas 2:25 al 32. Nota tres puntos acerca de la teología de la salvación que Simeón presenta: la salvación es mediante Jesús; la salvación es provista por Dios; la salvación es para todos los pueblos: para los gentiles así como para Israel. ¿De qué modo estas verdades se vinculan con el mensaje del primer ángel de Apocalipsis 14:6 y 7?

La profecía de Simeón también destacaba dos rasgos importantes del ministerio de Jesús.

Primero, Cristo está “puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel” (Luc. 2:34). Sí, Cristo ha traído luz y salvación para todos, pero no sin un costo para quien lo recibe. Con Cristo no hay terreno neutral: aceptación o rechazo, y la salvación de la persona depende de que dé la respuesta apropiada. Cristo demanda exclusividad; permanecemos en él, o no lo hacemos. Los que permanecen en él se levantarán y serán parte de su Reino; los que lo rechazan o permanecen indiferentes hacia él, caen y perecen sin esperanza. La fe en Cristo no es negociable.

Segundo, Simeón le profetizó a María: “una espada traspasará tu misma alma” (Luc. 2:35). La referencia es sin duda a la Cruz, que María presenciará. María y todas las generaciones que la siguieron deberían recordar que, sin la Cruz, no hay salvación. La Cruz es el eje alrededor del cual gira todo el plan de salvación.

La salvación es un don, y no podemos hacer nada para ganarla. No obstante, todavía puede ser muy costoso para los que la reclaman para sí. ¿Qué te costó el seguir a Cristo, y por qué este costo, cualquiera que sea, resulta tan barato?

 

Ir ArribaViernes 3 de abril

Para Estudiar y Meditar:

“Lucas, autor del evangelio que lleva su nombre, era médico misionero. En las Escrituras se lo llama “el médico amado” (Col. 4:14). El apóstol Pablo oyó hablar de su pericia en la ciencia médica, y solicitó sus servicios por considerar que el Señor le había encomendado una obra especial. Se aseguró su cooperación y, por algún tiempo, Lucas acompañó al apóstol en sus viajes de lugar en lugar. Más tarde, Pablo dejó a Lucas en Filipos de Macedonia donde, por varios años, prosiguió su trabajo como médico y maestro del evangelio. Como médico atendía a los enfermos, y luego oraba a Dios para que su poder curativo obrara en los afligidos. De esta manera, quedaba expedito el camino para el mensaje del evangelio. El éxito de Lucas como médico le daba muchas oportunidades para predicar a Cristo entre los paganos. Es el plan divino que trabajemos como trabajaron los discípulos” (MC 100).

Preguntas para Dialogar:

  1. Si Lucas tuvo en cuenta materiales previamente publicados al escribir su evangelio, ¿cómo hemos de entender la inspiración de las Escrituras (2 Tim. 3:16)? ¿De qué modo actúa la inspiración? Ver “La inspiración de los escritores proféticos”, Mensajes selectos, t. 1, pp. 17-26.

  2. El nacimiento virginal fue realizado por Dios, marcado por su misterio, majestad y misión. También está más allá de la comprensión humana. Pero, la pregunta es: “¿Y ahora qué?” ¿Cuántas cosas seculares hay que están más allá de la comprensión humana? Si Dios existe, y él tiene el poder de crear y sostener el universo, ¿por qué algo como el nacimiento virginal habría de estar fuera de su poder? Solo aquellos que tienen una concepción del mundo limitada solo a las leyes naturales (al menos las que por ahora comprendemos) podrían, a priori, eliminar la idea del nacimiento virginal. En contraste, aquellos cuya cosmovisión incorpora lo sobrenatural no tienen, a priori, ninguna razón para rechazarlo. Después de todo, considera lo que el ángel le dijo a María después de darle tan increíble noticia: “Porque nada hay imposible para Dios” (Luc. 1:37).

  3. Se cuenta que un conocido entrevistador norteamericano dijo que, si tuviera la oportunidad, la persona a la que más le gustaría entrevistar sería Jesús, y que le haría solo una pregunta: “¿Realmente naciste de una virgen?” ¿Por qué esa pregunta, y su respuesta, son tan importantes?

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