Lecciones para adultos: "El libro de Lucas"
Edición para maestros. Segundo trimestre (abril-junio) de 2015
Lección 3: "¿Quién es Jesucristo?"
Para el 18 de abril de 2015
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Ciclo de Aprendizaje:
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El sábado enseñaré...
Saber reconocer quién es Jesús.
Sentir y abrazar la realidad experiencial de quién es Jesús.
Hacer: Aceptar su realidad y seguir su mandatos.
Saber: La naturaleza divino/humana de Jesucristo
¿Cuáles son algunos de los veredictos de la historia con respecto a la naturaleza de Jesús? Como adventistas, ¿cómo abordamos estos veredictos?
¿En qué forma la confesión de Pedro acerca de la naturaleza de Cristo es fundacional para el evangelio cristiano? ¿Tendría algún sentido el evangelio como las buenas nuevas de salvación sin esa confesión?
¿De qué modo la experiencia de la Transfiguración refuerza la singularidad de Jesús? ¿Cuál fue el rol de Moisés y de Elías en el monte de la Transfiguración?
¿Cuáles son las implicaciones de los títulos “Hijo de Dios” e “Hijo del Hombre” al ser aplicados a Jesús?
Sentir: El poder y la presencia de Cristo
¿Cuál es la relevancia de la naturaleza divina de Cristo para nuestra experiencia de la salvación?
¿Cómo la humanidad de Cristo nos hace comprender el precio que él pagó por nuestra salvación?
¿Qué clase de respuesta debe evocar en nosotros el mandato (“A él oíd”) dado en el monte de la Transfiguración? ¿Por qué?
Hacer: Aceptar la divinidad/humanidad de Cristo
¿Cómo nos desafía la divinidad de Cristo nuestra vida diaria?
Si alguien ataca tu fe en la divinidad de Cristo, ¿sobre qué base defenderías tu fe?
¿Cómo defenderías la relevancia de las dos naturalezas de Cristo en relación con tu salvación?
“La naturaleza humana del Hijo de María, ¿fue cambiada en la naturaleza divina del Hijo de Dios? No. Las dos naturalezas se mezclaron misteriosamente en una sola persona: el hombre Cristo Jesús” (“Comentarios de Elena G. de White”, CBA 5:1088).
Texto destacado: Lucas 9:18-27.
Concepto clave para el crecimiento espiritual: “Jesús fue hecho en todo semejante a sus hermanos. Se hizo carne, como somos carne. Tuvo hambre y sed, y sintió cansancio. Fue sostenido por el alimento y refrigerado por el sueño. Participó de la suerte del hombre, aunque era el inmaculado Hijo de Dios. Era Dios en la carne. Su carácter ha de ser el nuestro” (DTG 278).
Solo para los maestros: La entrada del Hijo de Dios como Jesús de la historia no fue un accidente. Su naturaleza divina y humana y su misión en la tierra son el plan de la Trinidad para lograr el triunfo de Dios en la gran controversia, y asegurar la eliminación del pecado, y la derrota aplastante de Satanás, produciendo el triunfo del plan de redención. Recuerda esto como el centro del estudio de esta lección.
Diálogo inicial: Sarvepalli Radhakrishnan, un ex presidente de la India y connotado filósofo, dijo que los cristianos son personas comunes presentando afirmaciones extraordinarias. Una de ellas es la aseveración de que Cristo es realmente Dios y realmente hombre. Ese Dios llegó a ser humano en el proceso de la encarnación y que retuviera tanto la naturaleza divina como la humana, es un milagro imposible de comprender, y un hecho que no se puede ignorar. Por ello, el apóstol Pablo dice: “E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria” (1 Tim. 3:16).
Preguntas para dialogar:
¿Por qué dice Pablo que la encarnación es “indiscutible”? ¿Qué significa esto?
¿Quién es Jesucristo? Analiza esta pregunta en el contexto de los seis pasos que bosqueja Pablo en 1 Timoteo 3:16.
Solo para los maestros: A lo largo de la historia, los hombres en sus momentos de reflexión tranquila o de ira, en momentos de aprecio o de furia, y en admiración o rechazo, han llamado a Jesús con muchos nombres: desde los majestuosos hasta los malévolos. Pero hay una pregunta que él hizo de la que nadie puede escapar: “¿Quién decís que soy?” ¿Quién es Jesús? ¿Cuál es el significado y las implicaciones de los títulos “Hijo de Dios” e “Hijo del Hombre” que se usan para referirse a Jesús? ¿Por qué la confesión de Pedro en Cesarea de Filipo es fundacional para comprender a Jesús? ¿Cómo la experiencia de la Transfiguración refuerza la singularidad de Jesús? Al estudiar estas preguntas, recuerda que nuestra comprensión y respuesta tienen implicaciones eternas.
Comentario de la Biblia
I. Hijo de Dios
(Repasa, con tu clase, Luc. 1:31-35.)
“Cual Jesús no hay otro nombre”. Como sus seguidores, cantamos esa línea. Pero la singularidad de Jesús no es una expresión poética o filosófica vacía, sino de lo que es, y de lo que ningún otro ser puede ser. Esta singularidad se expresa en los Evangelios por medio de dos títulos: “Hijo de Dios”, e “Hijo del Hombre”.
“Hijo de Dios” se usa para referirse a Jesús más de 45 veces en el Nuevo Testamento, y la mayoría están en los Evangelios. Marcos, que fue el primero en escribir su Evangelio, comienza su narración con la afirmación directa de que es el “principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios” (Mar. 1:1). Por eso, sin que la Segunda Persona de la Deidad descendiera para vestirse de la naturaleza humana, no podría haber redención del pecado.
Lucas, escribiendo a gentiles, nota que en Jesús, la Deidad ha dado el mejor regalo del cielo a la humanidad: “Hijo del Altísimo”, “Santo Ser”, “Hijo de Dios” (Luc. 1:31-35). El triple homenaje de Lucas no deja lugar a dudas de que Jesús es plenamente Dios. En realidad, como escribe el apóstol amado, los Evangelios fueron escritos “para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31).
Que la divinidad de Cristo no es una opción ni un objeto de componendas es claro por el hecho de que Satanás usó eso como el punto central de sus tentaciones para desviar a Jesús de la misión que le dio su Padre (Mat. 4:3, 6; Luc. 4:3, 9).
Considera: El título “Hijo de Dios” denota la unión e igualdad esenciales dentro de la Deidad. “Cristo… era uno solo con el Padre eterno, uno solo en naturaleza, en carácter y en propósitos; era el único ser que podía penetrar en todos los designios y fines de Dios” (PP 12). ¿Por qué Jesús, mientras estuvo sobre la tierra, no dejó de ser Dios? Da apoyo bíblico para tu respuesta.
II. “Hijo del Hombre”
(Repasa, con tu clase, Luc. 5:24 y Luc. 6:5.)
Hijo del Hombre es la designación que solo Jesús se aplicó a sí mismo, y aparece más de 80 veces en los Evangelios, 25 de las cuales está en Lucas. Aunque el título enfatiza la naturaleza humana que tomó sobre sí la Segunda Persona de la Deidad (Fil. 2:5-8), proporciona numerosas vislumbres de la naturaleza, misión y ministerio del Jesús encarnado.
Sí, Jesús, el Hijo del hombre, vivió como una persona corriente (Luc. 7:34; 9:58), pero como el Hijo del hombre, también pretendió la autoridad divina de perdonar pecados (Luc. 5:24), se proyectó a sí mismo como el Creador (Luc. 6:5), definió su misión como mesiánica de buscar y salvar lo perdido (Luc. 19:10) por medio de su propia muerte y resurrección (Luc. 18:31; 11:30), y, finalmente, determinó concluir la gran controversia por medio de su retorno escatológico (Luc. 9:26; 21:27; 22:69; 18:8). De este modo, el título Hijo del hombre es singular, que define a Jesús, el Hombre Universal, en quien, misteriosamente, la divinidad y la humanidad se combinaron por “un vínculo que nunca se ha de romper” (DTG 17), de modo que la gran controversia pueda llegar a su triunfo definitivo.
Preguntas para dialogar:
Pide a los miembros de tu clase que lean Daniel 7:9, 10, 13, 14. ¿A quién se refiere “uno como un hijo de hombre”? ¿Cuál es el significado de los eventos que preceden y que siguen a esta frase en Daniel 7?
Compara el “Hijo del Hombre [que] no tiene dónde recostar su cabeza” (Luc. 9:58), con el “como un hijo de hombre” en Daniel 7, que tiene autoridad y majestad. ¿Qué lecciones acerca de la Encarnación puedes aprender de esta comparación?
III. El Cristo de Dios
(Repasa, con tu clase, Luc. 9:18-20.)
“¿Quién decís que soy” (Luc. 9:20). Jesús hizo la pregunta estando en Cesarea de Filipo (Mat. 16:13), una ciudad pagana, conocida por la abundancia de dioses, que variaban desde los dioses sirios que descendían de Baal, hasta los dioses y diosas griegos y romanos. El paisaje de la ciudad estaba marcado por decenas de templos, y la pompa de la adoración del César, apoyados por la riqueza, el poder y el orgullo de Roma, y los diversos aspectos de un gran imperio. Contra este telón de fondo, Jesús les preguntó a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que soy yo?” (Luc. 9:18). La gente que escuchaba a Jesús lo vio confrontarse con los fariseos; escuchó sus historias, las más grandes en la historia de la moral y la ética; lo vio sanar a los enfermos, restaurar a los ciegos, calmar el mar embravecido, y resucitar a los muertos. Cada uno tenía respuestas diferentes para la gran pregunta de Jesús: respuestas tan variadas como un profeta –Elías o Juan el Bautista− resucitados.
Pero Jesús no estaba satisfecho con esas respuestas. Los grandes teólogos y agnósticos, filósofos y éticos, eruditos y escépticos de la historia, no pueden proveer la respuesta que él buscaba. Él quería una respuesta personal, salida de lo profundo del corazón. Su pregunta es: “¿Quién decís que soy?” (vers. 20). Esto demanda una respuesta que refleje una decisión personal y revele un compromiso sin reservas. Tal respuesta provino de Pedro: “El Cristo de Dios” (Luc. 9:20). “Cristo era esencialmente Dios y en el sentido más elevado. Era con Dios desde toda la eternidad, Dios sobre todo, bendito para siempre. El Señor Jesucristo, el divino Hijo de Dios, existió desde la eternidad como una persona distinta, y sin embargo era uno con el Padre. Era la excelsa gloria del cielo. Era el Comandante de las inteligencias celestiales” (MS 1:290, 291).
Pregunta para dialogar:
A la pregunta de “¿Quién es Jesús?” los discípulos informaron que la gente creía que era Elías, uno de los profetas, o Juan el Bautista. ¿Por qué eran inadecuadas estas respuestas?
Solo para los maestros: Durante la noche anterior a la crucifixión, hubo una sesión de preguntas y respuestas entre los miembros del Sanedrín y Cristo. Lean Lucas 22:67-70, y dialoguen de qué modo se aplica a nuestra comprensión de la singularidad de Jesús.
Preguntas para reflexionar:
¿Qué podemos aprender del uso de “Hijo del Hombre” e “Hijo de Dios” en la conversación registrada en Lucas?
Solo para los maestros: “Cuando deseemos estudiar un problema profundo, concentremos nuestra mente en lo más maravilloso que jamás haya acontecido en la tierra o en el cielo: la encarnación del Hijo de Dios. Dios dio a su Hijo para que muriera una muerte de ignominia y de vergüenza. […] Se humilló a sí mismo para sufrir con la raza humana, para ser afligido en todas las tribulaciones de los seres humanos” (“Comentarios de Elena G. de White”, CBA 7:916).
Actividades:
Pide a tu clase que enumeren algunos de los problemas que surgen cuando piensan en la Encarnación.
Dios dio a su Hijo para morir por nuestros pecados. Comparte cómo expresarías tu agradecimiento por ese sacrificio.
Lecciones de la Escuela Sabática
Estudie la palabra de Dios a través de las Guías o lecciones de la Escuela Sabática.
Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Colosenses 3:1.
Libros de Lecturas Devocionales
- A Fin de Conocerle. Hoy con la lectura Fieles en lo poco basada en Lucas 16:10.
- Cada día con Dios. Hoy con la lectura Preparémonos para la inmortalidad basada en 1 Juan 5:4.
Envíe su Pedido de Oración, sus peticiones serán tratadas de una forma confidencial.
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