Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Jeremías"

Cuarto trimestre (octubre-diciembre) de 2015

Lección 3: "Los últimos cinco reyes de Israel"

Para el 17 de octubre de 2015

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 10 de octubre

Lee Para el Estudio de esta Semana: 2 Crónicas 34; Jeremías 22:1-19; 29:1-14; 2 Crónicas 36:11-14; Jeremías 23:2-8.

Para Memorizar: “Él juzgó la causa del afligido y del menesteroso, y entonces estuvo bien. ¿No es esto conocerme a mí? dice Jehová” (Jer. 22:16)..

El escritor ruso Fiódor Dostoyevski pasó cuatro años en una prisión en Siberia, a mediados del siglo XIX, por sus actividades políticas subversivas. Más tarde, escribiendo acerca de sus experiencias, dijo que algunos de sus compañeros de prisión no tenían remordimientos por su conducta. “En el transcurso de varios años, nunca vi una señal de arrepentimiento entre esas personas; ni un rastro de cavilación acerca de sus crímenes, y la mayoría de ellos consideraba interiormente que estaban absolutamente en lo correcto”.−Joseph Frank, Dostoevsky, the Years of Ordeal, 1850-1859, p. 95.

Dostoyevski podría haber estado hablando de los cinco reyes que gobernaron Judá durante el ministerio de Jeremías, con excepción de Josías. Uno tras otro, estos hombres no se arrepintieron de sus acciones, aunque cada vez era más claro que estas producían las calamidades que Dios les anunciaba.

Dios nunca quiso dar un rey a Israel; esta semana comprenderemos mejor el porqué. Entenderemos, además, las presiones que el pobre Jeremías afrontó durante la mayoría de su poco apreciado ministerio.

 

Ir ArribaDomingo 11 de octubre: Bajo el gobierno de Josías

Josías fue el decimosexto rey en el Reino del Sur; reinó entre 640 y 609 a.C. Llegó a ser rey a la edad de ocho años, después de más de medio siglo de declinación moral y espiritual bajo los mandos de su padre (Amón) y su abuelo (Manasés), dos de los reyes más malvados de Judá. El reinado de Josías duró treinta y un años. Sin embargo, a diferencia de sus antecesores, Josías “hizo lo recto ante los ojos de Jehová” (2 Rey. 22:2), a pesar del ambiente que estaba en contra de él.

“Hijo de un rey impío, asediado por tentaciones a seguir las pisadas de su padre, y rodeado de pocos consejeros que lo alentasen en el buen camino, Josías fue sin embargo fiel al Dios de Israel. Advertido por los errores de las generaciones anteriores, decidió hacer lo recto en vez de rebajarse al nivel de pecado y degradación al cual habían caído su padre y su abuelo. ‘Sin apartarse a diestra ni a siniestra’, como quien debía ocupar un puesto de confianza, resolvió obedecer las instrucciones que habían sido dadas para dirigir a los gobernantes de Israel; y su obediencia hizo posible que Dios lo usase como vaso de honor” (PR 283).

Lee 2 Crónicas 34. ¿Cuáles fueron los componentes de la reforma de Josías, y por qué son centrales para cualquier intento de reforma espiritual, sea corporativo o personal?

La reforma de Josías consistía en dos componentes principales. Primero eliminar, tanto como fuera posible, cualquier cosa que tuviera un rastro de idolatría. Es decir, el rey actuó para erradicar las malas prácticas que había adoptado la nación.

Pero, eso era solo el primer paso. Una ausencia de mal o de prácticas equivocadas no significa automáticamente que seguirá el bien. Luego, después de escuchar la lectura del libro de la ley, el rey hizo un pacto con Dios “de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo su corazón y con toda su alma, poniendo por obra las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro” (2 Crón. 34:31).

Lee 2 Crónicas 34:32 y 33. ¿Qué nos dicen estos versículos acerca del poder del buen ejemplo, especialmente entre la gente que está en posiciones de poder e influencia? Piensa: ¿Qué influencia ejercen tus palabras sobre los demás?

 

Ir ArribaLunes 12 de octubre: “Joacaz y Joacim: Otro descenso”

Joacaz (también conocido como Salum) tenía 23 años cuando sucedió a su padre en el trono. Su reinado duró solo tres meses. El faraón lo remplazó por su hermano, puesto que Joacaz no estaba en favor de la política egipcia. Joacaz fue llevado a Egipto, donde murió. (Ver 2 Crón. 36:4: 2 Rey. 23:31-34).

El rey que siguió a Joacaz fue Joacim, que reinó desde 609 hasta 598 a.C. Era hijo de Josías. Cuando Nabucodonosor tomó Jerusalén, Joacim fue llevado a Babilonia junto con los utensilios del templo. Jeremías otra vez advirtió al pueblo que su nuevo rey llevaba a la nación por un camino equivocado.

Lee Jeremías 22:1 al 19. ¿Cuáles fueron algunos de los problemas con Joacim que produjeron una reprensión muy severa por parte de Dios?

Dios, hablando por medio de Jeremías, tuvo palabras muy agudas para este gobernante corrupto y codicioso. Joacim fue un rey avaro y opresor, que impuso fuertes tributos a Judá (ver 2 Rey. 23:35) para pagar a los egipcios. Peor todavía, usó trabajadores forzados para construir su propio palacio, muy elaborado, desafiando a la Torá, que habla claramente sobre pagarle a la gente por su trabajo: “No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana” (Lev. 19:13). Además Joacim, a diferencia de su padre, permitió que ritos paganos florecieran otra vez en Judá.

Jeremías 22:16 es un texto poderoso. En el contexto de comparar al corrupto Joacim con su padre, Josías, Dios le dijo: “Él juzgó la causa del afligido y del menesteroso, y entonces estuvo bien. ¿No es esto conocerme a mí? dice Jehová”. En otras palabras, el verdadero conocimiento de Dios se manifiesta en el modo de tratar a los que están en necesidad; se logra cuando salimos de nosotros mismos para beneficiar a quienes no pueden hacer nada para devolvernos algo. Vemos aquí otra vez, así como en toda la Biblia, la preocupación de Dios por los pobres y los indefensos, y la obligación que tenemos de ayudar a los que no pueden ayudarse.

Medita en la idea de que ayudar al “pobre y menesteroso” es como conocer a Dios. ¿Qué significa esto?

 

Ir ArribaMartes 13 de octubre: El breve reinado del rey Joaquín de Judá

El decimonoveno rey de Judá fue Joaquín, hijo de Joacim. Reinó en el trono de David apenas tres meses y medio. En el año 598 a.C., Nabucodonosor llevó sus ejércitos a Jerusalén y tomó cautivos al rey, que tenía 18 años, con su madre, sus esposas y muchos otros de la realeza. En el año 561 a.C., en el año 37º de su cautiverio, Evil-Merodach, el sucesor de Nabucodonosor, le extendió a Joaquín su gracia. Se le dio el derecho de comer con el rey de Babilonia, y pudo vestir su manto real. (Ver 2 Rey. 25:27-30; Jer. 52:31-34.) Sus hijos también fueron a Babilonia con él, pero la profecía de Jeremías dijo que tendría que renunciar al trono de David.

Lee en Jeremías 29:1 al 14, las palabras de Dios por medio de Jeremías después de que el rey Joaquín, su familia y la corte fueron llevados cautivos. Aun en medio de esta tragedia, ¿cómo se revelaron el amor y la gracia de Dios?

Uno de los versículos más famosos de la Biblia es Jeremías 29:11: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes –afirma el SEÑOR−, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (NVI). Por supuesto, aquí tenemos el contexto inmediato: es Dios hablando por medio de Jeremías a los cautivos de Judá que habían visto sus vidas completamente desarraigadas por sus conquistadores babilonios. No obstante, aun entonces, no importa cuán mala pareciera la situación, Dios quería que ellos supieran que él todavía los amaba y pensaba solo en su bien. Sin duda, considerando las terribles circunstancias, ellos deben de haber dado la bienvenida a tales palabras de esperanza. De este modo, aun en medio de las terribles advertencias y amenazas, el pueblo todavía recibió la promesa de un “futuro y una esperanza”. Cuán vital debe haber sido para ellos, especialmente en ese momento, tener esa seguridad.

¿Un futuro y una esperanza? ¿Qué promesas puedes reclamar a Dios acerca de “un futuro y una esperanza” ahora mismo, no importa cuáles sean las circunstancias?

 

Ir ArribaMiércoles 14 de octubre: Al final de un callejón sin salida

Lee 2 Crónicas 36:11 al 14. ¿Qué nos dicen estos versículos acerca del último rey de Judá antes de la destrucción final de la nación? ¿Qué principios espirituales de apostasía se revelan en estos textos?

Sedecías (también conocido como Matanías) tomó el trono a la edad de 21 años, puesto allí por Nabucodonosor como rey títere. Tristemente, como dice el texto, él no había aprendido muchas lecciones de lo que había ocurrido antes con los reyes previos y, como resultado, trajo una ruina aún mayor a la nación.

En 2 Crónicas 36:14 se afirma algo muy profundo, un punto que de muchas formas está en el corazón de su apostasía. En medio de la lista de todos los males cometidos bajo el reinado de Sedecías, se dice que Judá estaba “siguiendo todas las abominaciones” de los paganos.

¿Podría ser este un mensaje para nosotros?

Lee Jeremías 38:14 al 18. ¿Qué le preguntó el rey a Jeremías, y por qué?

Dios había dejado claro en muchas ocasiones que la nación debía someterse al gobierno de Babilonia, que esta conquista era el castigo por su iniquidad. Sin embargo, Sedecías rehusó escuchar, y formó una alianza militar contra Nabucodonosor. Israel se apoyó fuertemente en la esperanza de una victoria militar con Egipto. Pero, Nabucodonosor obtuvo la victoria sobre el ejército del faraón en el año 597 a.C. Esta derrota selló permanentemente la suerte de Jerusalén y la nación. A pesar de las numerosas oportunidades para arrepentirse, reformarse, reanimarse, Judá rehusó hacerlo.

Nosotros, como iglesia, hemos sido llamados a proclamar al mundo un mensaje que nadie está proclamando. De muchos modos esto es muy similar a lo que Judá debía hacer. ¿Qué lecciones debemos aprender nosotros de sus errores?

 

Ir ArribaJueves 15 de octubre: El remanente

¿Qué pasó con Israel y Jerusalén después de rechazar el mensaje de Dios? Jer. 39:8, 9.

Todo lo que Dios había advertido que les sucedería fue exactamente lo que ocurrió. Por más que ellos no quisieron creer las advertencias, ciertamente las creyeron después de que ocurrieron. ¿Quién no ha experimentado algo similar a nivel personal? Dios nos advierte que no hagamos esto pues sucederá lo otro, pero lo hacemos igual y, claro, sucede lo que se nos dijo que ocurriría.

¿Qué mensaje se encuentra en Jeremías 23:2 al 8? ¿Qué esperanza se le dio al pueblo?

Desde la perspectiva humana, todo parecía perdido: su nación yacía en ruinas, su templo fue destruido, sus gobernantes fueron al exilio y estaban cautivos, y la ciudad de Jerusalén era un montón de piedras. La nación judía y el pueblo judío deberían haber desaparecido de la historia en ese momento, como tantas otras naciones sufrieron precisamente eso.

No obstante, Dios tenía otros planes, y en los versículos indicados arriba (y en muchos otros) les dio la esperanza de que no todo estaba perdido, sino que un remanente permanecería, y volvería y, por medio de él, las promesas se cumplirían. Es decir, en medio de todas las advertencias de castigo y destrucción, los profetas también le dieron al pueblo su única esperanza.

“Los sombríos años de destrucción y muerte que señalaron el fin del reino de Judá habrían hecho desesperar al corazón más valeroso de no haber sido por las palabras de aliento contenidas en las expresiones proféticas emitidas por los mensajeros de Dios. Mediante Jeremías en Jerusalén, mediante Daniel en la corte de Babilonia y mediante Ezequiel a orillas del Chebar, el Señor, en su misericordia, aclaró su propósito eterno y dio seguridades acerca de su voluntad de cumplir para su pueblo escogido las promesas registradas en los escritos de Moisés. Con toda certidumbre realizaría lo que había dicho que haría en favor de aquellos que le fuesen fieles. ‘La palabra de Dios… vive y permanece para siempre’ (1 Ped. 1:23)” (PR 342).

 

Ir ArribaViernes 16 de octubre

Para Estudiar y Meditar:

“Durante los años finales de la apostasía de Judá, las exhortaciones de los profetas parecían tener poco efecto; y cuando los ejércitos de los caldeos vinieron por tercera y última vez para sitiar a Jerusalén, la esperanza abandonó todo corazón. Jeremías predijo la ruina completa; y porque insistía en la rendición se lo arrojó finalmente a la cárcel. Pero Dios no abandonó a la desesperación completa al fiel residuo que quedaba en la ciudad. Aun mientras los que despreciaban sus mensajes lo vigilaban estrechamente, Jeremías recibió nuevas revelaciones concernientes a la voluntad del Cielo para perdonar y salvar, y ellas han sido desde aquellos tiempos hasta los nuestros una fuente inagotable de consuelo para la iglesia de Dios” (PR 343, 344).

Considera la frase “la voluntad del Cielo para perdonar y salvar”. Piensa en todas las formas en que se nos ha mostrado esta voluntad. Tenemos la Palabra de Dios, que nos revela el plan de salvación. Se nos han dado los escritos dirigidos por el Espíritu de profecía, un don maravilloso. ¿Cuáles son otras maneras en que vemos “la voluntad del Cielo de perdonar y salvar?”

Preguntas Para Dialogar:

  1. “[El pueblo dijo] al profeta Jeremías: ‘Acepta ahora nuestro ruego delante de ti, y ruega por nosotros a Jehová tu Dios por todo este resto (pues de muchos hemos quedado unos pocos)” (Jer. 42:2). ¿Qué dice este versículo, y lo que leímos en Jeremías 23:3, acerca del tema del remanente en Jeremías?

  2. Es tan fácil, desde nuestra perspectiva, mirar hacia atrás, a la historia sagrada y ver todas las fallas y faltas y deficiencias espirituales del pueblo de Dios de la antigüedad. Y debemos hacerlo, pues se nos dijo que estas historias fueron escritas como ejemplos para nosotros (1 Cor. 10:11). Lo triste es que muchas de esas personas en aquel tiempo, en su propio contexto y cultura, pensaban que estaban haciendo lo correcto, que estaban bien con Dios. ¿Qué advertencia debe darnos esto a nosotros, acerca de cuán ciegos podemos ser respecto de nuestra verdadera condición espiritual? ¿De qué maneras podemos afrontar esa verdadera condición espiritual? ¿Por qué debemos mantener la Cruz como el centro de ese proceso? ¿Qué nos sucedería si no la mantenemos en el centro de nuestra vida espiritual?

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