Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Rebelión y redención"

Primer trimestre (enero-marzo) de 2016

Lección 9: "La gran controversia y la iglesia primitiva"

Para el 27 de febrero de 2016

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 20 de febrero

Lee Para el Estudio de esta Semana: Hechos 1:6-8; 2:5-12; Génesis 11:1-9; Hechos 4:1-30; 7:54; 10:12-29.

Para Memorizar: “Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús” (Hech. 4:13).

La mayor barrera que afrontó Jesús con sus seguidores eran sus opiniones preconcebidas. Los discípulos descartaban lo que Jesús decía si no concordaba con sus propias ideas acerca del Mesías. Hasta su ascensión, los discípulos todavía le preguntaban acerca de la liberación a Israel de los romanos.

Solo después de diez días de oración e íntima comunión con Dios, esos preconceptos fueron remplazados con la verdad y estuvieron listos para escuchar lo que Dios les decía. Esto pavimentó el camino para los eventos increíbles en ese primer Pentecostés después de la muerte de Jesús.

Sin embargo, la iglesia afrontaba muchos desafíos, en especial la oposición de algunos dirigentes religiosos locales que querían detener a la iglesia como habían tratado de detener a Jesús.

Aquí veremos el tema de la gran controversia desarrollado de diferentes modos. Lo veremos manifestado cuando los que están en el poder son inspirados por Satanás para reprimir la verdad. También lo veremos en una manera más sutil, pero más vital: en el corazón humano.

 

Ir ArribaDomingo 21 de febrero: El comienzo de un nuevo comienzo

Después de haber resucitado, Jesús pasó cuarenta días con los discípulos para reafirmar su resurrección y para ayudarles a entender mejor el Reino de Dios (Hech. 1:3; 1 Cor. 15:4-7). Sin embargo, justo antes de que Jesús partiera hacia el cielo, el tema que más ocupaba la mente de ellos era si finalmente había llegado el momento en que Jesús conquistaría a los romanos o no (Hech. 1:6).

Sus propias ideas de lo que debía ocurrir eran tan fuertes que, sencillamente, no escuchaban lo que Jesús les estaba diciendo. Aun después de tres años y medio (el equivalente a un grado terciario o universitario) de instrucción detallada del mejor Maestro que el mundo conoció, los discípulos todavía tenían muchas ideas equivocadas.

Lee Hechos 1:6 al 8. ¿Cómo respondió Jesús ante tanta ignorancia?

Jesús, en vez de perder tiempo corrigiendo sus falsas ideas, se concentró en el verdadero problema. Para sus discípulos, recibir poder del Espíritu Santo era mucho más importante que las discusiones políticas.

Después de contemplar a Jesús ascendiendo en las nubes, los discípulos notaron dos hombres parados junto a ellos. Estos les dijeron que Jesús volvería. Así como en el cielo era un Rey conquistador, vendría como el Rey y Conquistador que ellos soñaban cuando querían la restauración del reino a Israel. Pero ese día sobrepasaría aun los sueños más grandiosos: porque vendría como Rey de toda la creación, no solo como rey de un trozo de tierra en el Medio Oriente.

Los once discípulos regresaron a Jerusalén, llenos de recuerdos y con corazones resplandecientes con las verdades reveladas por Jesús (las que entendían). No obstante, necesitaban algo más. Debían esperar hasta que el Espíritu Santo los bautizara (Hech. 1:4, 5) porque, aunque el enemigo había sido derrotado, no estaba todavía acabado y ellos necesitarían poder de lo Alto para hacer lo que Jesús les había ordenado.

Lee Hechos 1:14. Compara el modo en que los discípulos se relacionaban ahora con la manera en que lo hacían antes (Mat. 20:20 al 24). ¿Qué mensaje hay allí para nosotros en este cambio de actitud? ¿De qué forma puedes poner el yo a un lado a fin de prepararte para el derramamiento del Espíritu Santo?

 

Ir ArribaLunes 22 de febrero: Pentecostés

Durante diez días los seguidores de Jesús oraron, evaluando sus experiencias con Jesús a la luz de las Escrituras, y mostrando humildad y aceptación mutuas; finalmente, permitieron que el Espíritu Santo impresionara la verdad en ellos. Así como el Espíritu se movía sobre el abismo al comienzo del proceso de la Creación, el Espíritu de Dios se movía sobre los discípulos, apareciendo como lenguas de fuego sobre cada uno de ellos (Hech. 2:2, 3). Era un comienzo nuevo, una creación nueva.

Lee Hechos 2:5 al 12. ¿Cuál es la importancia de lo que sucedió, como lo revelan estos textos? Comparar con Gén. 11:1-9.

Algún tiempo después del Diluvio, los habitantes de la tierra decidieron edificar una torre que llegara hasta el cielo (Gén. 11:1-9). Para impedirles esta empresa arrogante y necia (así como los nuevos males que habían estado diseñando, vers. 5, 6), Dios confundió la lengua común de ellos y los esparció “sobre la faz de toda la tierra” (vers. 7-9).

En Pentecostés, Dios hizo lo contrario. Aquí él podía ver un grupo de personas listas para proclamar las buenas noticias de que un día el mal será eliminado para siempre.

Personas “de todas las naciones bajo el cielo” (Hech. 2:5; comparar con la dispersión en la torre de Babel), se reunieron asombradas pues cada una oía en su propio idioma lo que los discípulos decían (Hech. 2:6-11).

Pedro usó esto como una oportunidad para hablarles de un derramamiento del Espíritu Santo preparando un pueblo para encontrarse con Dios (Hech. 2:17-21). Señaló la verdadera misión del Mesías y los reprendió por crucificarlo (vers. 23). Ellos “se sintieron profundamente conmovidos” (vers. 37, NVI), y tres mil personas fueron bautizadas y se unieron a los discípulos (vers. 41).

Algunos que, bajo la inspiración de Satanás, consintieron en la muerte de Jesús se convirtieron bajo la influencia del Espíritu Santo. ¿Qué nos dice esto del poder de Dios, no solo de perdonar el peor de los pecados, sino también de cambiar los corazones más duros?

 

Ir ArribaMartes 23 de febrero: Enfrentando a los saduceos

Lee Hechos 4:1 al 30. ¿Cómo se manifiesta aquí el tema de la gran controversia? ¿En qué sentido esto es solo un ejemplo del modo en que se desenvolvió a través de toda la historia? ¿De qué forma actúan aquí Dios y Satanás?

“Los sacerdotes y gobernantes veían que Cristo era más ensalzado que ellos. Como los saduceos no creían en la resurrección, se encolerizaban al oír a los discípulos afirmar que Cristo había resucitado de los muertos pues comprendían que, si se dejaba a los apóstoles predicar a un Salvador resucitado y obrar milagros en su nombre, todos rechazarían la doctrina de que no hay resurrección, y pronto se extinguiría la secta de los saduceos” (HAp 65, 66).

Lo que molestaba en especial a estos líderes era la curación que el Señor hizo por medio de Pedro (ver Hech. 3:1-10). Sin embargo, cuando los líderes confrontaron a los discípulos, estos no vacilaron. Los sacerdotes no esperaban esto de “hombres sin letras y del vulgo” (Hech. 4:13). Hicieron salir a los discípulos de la sala y consultaron entre sí pensando que, si les ordenaban que no enseñaran más en el nombre de Jesús, ellos obedecerían (vers. 18). ¡Cuán equivocados estaban!

Los discípulos volvieron y se unieron a los demás, y juntos alababan a Dios (Hech. 4:24). Oraron pidiendo más coraje y que Dios permitiera que hubiese más curaciones (vers. 29, 30). No necesitaron esperar mucho. La popularidad de los discípulos crecía, y la gente traía a sus enfermos a las calles, para permitir que la sombra de Pedro pasase sobre ellos (Hech. 5:15). Multitudes vinieron de pueblos cercanos y sus enfermos fueron sanados (vers. 16).

En todo esto podemos ver la gran controversia: líderes inescrupulosos que procuran suprimir la verdad; personas fieles leen sus Biblias y oran pidiendo poder divino, enfermos sanados, y almas ganadas. Aunque las cosas no siempre resultan tan bien como aquí, nunca debemos olvidar que la gran controversia se desarrollará y que la victoria final es nuestra, porque lo que Jesús realizó para toda la humanidad es seguro.

 

Ir ArribaMiércoles 24 de febrero: El apedreamiento de Esteban

Los discípulos no fueron los únicos que los dirigentes religiosos confrontaron durante los primeros días de la iglesia. Esteban, “lleno de gracia y de poder” (Hech. 6:8), fue llevado ante ellos. Su testimonio fue tan convincente que sus adversarios fabricaron historias falsas y acusadoras contra él, por lo que fue arrastrado ante el concilio (vers. 9-14).

En Hechos 7:2 al 53, Esteban dio una respuesta poderosa a quienes lo acusaban. Lee Hechos 7:54, que dice que ellos “se enfurecían en sus corazones” [“fueron cortados hasta el corazón”, VM], o sea, se convencieron por sus palabras. En Hechos 2:37, después de oír una acusación similar contra ellos, otros también se convencieron. ¿Cuál fue la diferencia en sus respuestas, y cuán vital es un corazón entregado a Dios?

Los apóstoles hasta ahora habían tenido éxito al desafiar a los líderes pero, cuando Esteban trató de hacer lo mismo, fue matado por una turba airada. La muerte de Esteban marcó el comienzo de un esfuerzo de Satanás de eliminar el nuevo movimiento. Hasta entonces, los seguidores de Jesús habían sido amenazados, pero Esteban fue el primero en ser muerto. Si Satanás pudo inspirar a algunos líderes para que ejecutaran a Jesús, sus seguidores no debían esperar nada menos.

Por supuesto, a lo largo de la gran controversia, de tanto en tanto, el Señor suscita una victoria de lo que parece una derrota. No fue diferente aquí.

“Después de la muerte de Esteban, Saulo fue elegido miembro del Sanedrín como reconocimiento por la parte que había desempeñado en aquella ocasión. Durante algún tiempo, fue un poderoso instrumento en las manos de Satanás para proseguir su rebelión contra el Hijo de Dios. Pero pronto, este implacable perseguidor iba a ser empleado para edificar la iglesia que estaba demoliendo a la sazón. Alguien más poderoso que Satanás había escogido a Saulo para ocupar el sitio del martirizado Esteban, para predicar y sufrir por el Nombre, y difundir por todas partes las nuevas de la salvación por medio de su sangre” (HAp 85).

Algunas veces vemos que algo bueno sale de lo que es obviamente malo. No obstante, ¿qué hacemos cuando no vemos que surja nada bueno del mal, sino que solo hay mal?

 

Ir ArribaJueves 25 de enero: Cambio de actitudes

Los discípulos tenían ideas preconcebidas que les impedían entender lo que Jesús les enseñaba; además, compartían prejuicios nacionales. Un ejemplo: la historia de la mujer samaritana a la que Jesús le pidió agua. Ella se sorprendió porque “judíos y samaritanos no se tratan entre sí” (Juan 4:9).

Los prejuicios nacionales también aparecen en el informe de Cornelio, un centurión romano con base en Cesarea. Cornelio era un “varón justo y temeroso de Dios” (Hech. 10:2) y muy respetado por la gente (vers. 22). Un ángel lo instruyó para que llamara a Pedro en Jope (vers. 22; ver también los vers. 3-8).

Entretanto, en Jope, Pedro subió a la azotea para orar (vers. 9). Comenzó a sentir apetito y, mientras esperaba que sus huéspedes prepararan el almuerzo, tuvo una extraña visión. Del cielo descendió una gran sábana atada en las cuatro esquinas. Adentro había criaturas que él consideraba “inmundas”. De ellas se le dijo que matara y comiera (vers. 11-14).

¿Cuál fue la reacción de Pedro cuando se le dijo que comiera alimentos “inmundos”, y qué significaba la visión? Hech. 10:12-29.

Aquí Dios le enseña a Pedro una lección importante. Algunas personas piensan hoy que ese fue el momento en que Dios cambió la dieta humana, para permitir que la gente comiera cualquier cosa que le gustara. Eso no es lo que Pedro obtuvo de la visión. Primero, se preguntó qué significa; al comienzo no es obvio (Hech. 10:17). Cuando llegan los hombres de Cornelio y explican su misión, Pedro se siente impulsado a ir con ellos (vers. 22, 23). Cuando Pedro se encuentra con Cornelio, le cuenta la visión y su significado. Cristo es el Salvador de todo el mundo. Los gentiles también son almas preciosas por las que Cristo murió (vers. 34-48).

Pedro aprendió una lección que todos tenemos que aprender. En Cristo todas las barreras han sido derribadas, y la distinción entre las personas ya no existe más, “sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia” (Hech. 10:35).

Es agradable creer que todos somos uno en Cristo. Pero no siempre sentimos así, incluso en la iglesia. Primero, ¿qué podemos hacer para reconocer los prejuicios que tenemos? Segundo, en el poder de Dios, ¿cómo podemos eliminar esos prejuicios?

 

Ir ArribaViernes 26 de febrero

Para Estudiar y Meditar:

El autor ruso Fiodor Dostoievsky escribió acerca del retorno de Jesús a la tierra, pero no como se predice en la Biblia. En cambio, en esta historia fabricada, Jesús regresó en la culminación de la Inquisición, cuando los líderes religiosos usaban su poder para el mal. El Gran Inquisidor hizo que Jesús, que vino como un humilde campesino, fuera arrestado y echado en una mazmorra. Esa noche, visitó a Jesús en la cárcel y lo castigó por dar libertad a los humanos. “En lugar de quitarles la libertad a los hombres”, declaró, “tú la hiciste más grande que nunca. ¿Te olvidaste de que el hombre prefiere la paz, y aun la muerte, a la libertad de elección en el conocimiento del bien y del mal? Nada es más seductor para el hombre que su liberad de conciencia, pero nada es una causa mayor de sufrimiento”. A pesar de su audacia y cinismo, el escritor tenía claro un punto: Consideren lo que los humanos han hecho con su libertad. Dolor, mal, pecado, sufrimiento, muerte... Todo surge de la libertad o del abuso de ella. Pero Dios nos creó como seres amantes, y solo podemos amar si somos libres. Lo que la gente ha hecho, y todavía hace, con el costoso (la Cruz revela el costo) y sagrado don de la libertad impacta la gran controversia en este mundo. Como vimos esta semana, algunos, cuando se confrontaron con el evangelio, se arrepintieron y dieron su corazón a Jesús; otros asesinaron al mensajero. La libertad es un don precioso, pero necesitamos ser cuidadosos con lo que hacemos con ella.

Preguntas para Dialogar:

  1. No hay dudas de que el Nuevo Testamento enfatiza la unidad que tenemos en Cristo. Esta es una idea muy poderosa, que fue revolucionaria en su tiempo. Lamentablemente, aun ahora en el siglo XXI, uno de los mayores males que todavía existen es el prejuicio étnico, racial y nacional. Solo Dios sabe cuánto daño ha hecho este mal. Esto lo vemos en el mundo, pero ¿qué pasa en las iglesias, y en nuestra iglesia? ¿Cómo se manifiesta? ¿Por qué esta actitud es tan contradictoria con la enseñanza más básica y fundamental del evangelio?

  2. A veces, todos nos sentimos convictos por el Espíritu Santo. ¿Cómo reaccionas cuando sientes esa convicción? En el corazón es donde realmente se libra la gran controversia. ¿De qué modo las elecciones que haces, cuando estás bajo la convicción del Espíritu, revela de qué lado estás?

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