Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "El libro de Job"

Cuarto trimestre (octubre-diciembre) de 2016

Lección 7: "Castigo retributivo"

Para el 12 de noviembre de 2016

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 5 de noviembre

Lee Para el Estudio de esta Semana: Job 8:1-22; Job 11:1-20; Isaías 40:12-14; Génesis 6:5-8; 2 Pedro 3:5-7.

Para Memorizar: “¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso?” (Job 11:7).

El problema del sufrimiento humano continúa atemorizando a la humanidad. Vemos personas “buenas” que sufren tragedias, mientras que personas malas no reciben castigos en esta vida. Hace años se publicó un libro titulado ¿Por qué cosas malas ocurren a personas buenas? Fue un intento más, a lo largo de milenios, de encontrar una respuesta satisfactoria a ese problema. No la encontró. Muchos otros pensadores han escrito de su lucha para llegar a entender algo del sufrimiento humano; pero, no parecen haber encontrado respuestas correctas.

Este asunto, por supuesto, es el tema del libro de Job, y en él seguiremos explorando por qué aún personas “buenas”, como Job, sufren en este mundo. La diferencia vital entre el libro de Job y los otros que se escribieron sobre esto es que Job no está basado en las perspectivas humanas del sufrimiento (aunque tenemos bastante en este libro); más bien, por estar en la Biblia, nos presenta la perspectiva de Dios sobre el problema.

Esta semana leeremos más acerca de los discursos de los hombres que se acercaron a Job en su miseria. ¿Qué podemos aprender de sus errores mientras tratan de resolver el problema del dolor?

 

Ir ArribaDomingo 6 de noviembre: Más acusaciones

Como si escuchar un sermón de Elifaz no fuera suficiente, Job recibió otro de Bildad, quien dijo algo similar. Bildad fue más rudo y severo hacia Job. Imagínate acercarte a alguien cuyo hijo ha muerto y decirle: “Si tus hijos pecaron contra Dios, él les dio lo que su pecado merecía” (Job 8:4, NVI).

Es irónico, porque el primer capítulo de Job deja bien en claro que Job (Job 1:5) ofrecía sacrificios en favor de sus hijos, en caso de que ellos hubieran pecado. Hay aquí un contraste entre una comprensión de la gracia (como se ve en los actos de Job) y las palabras de Bildad, que revelan un legalismo áspero y retributivo. Peor aún, Bildad habla de este modo en su intento de defender el carácter de Dios.

Lee Job 8:1 al 22. ¿Cuál es el argumento de Bildad, y cuánto de lo que dice es verdad? Si te olvidaras del contexto inmediato y solo consideraras los sentimientos expresados, ¿qué fallas encontrarías en sus palabras, si las hay?

¿Quién puede encontrar fallas en lo que dice aquí? “Nosotros nacimos ayer, y nada sabemos; nuestros días en este mundo son como una sombra” (Job 8:9, NVI). Eso es claro, cierto y muy bíblico (Sant. 4:14). O ¿qué está mal en su advertencia de que los hombres impíos que ponen su esperanza en cosas terrenales confían en algo que no es más firme que una “tela de araña” (Job 8:14)? Eso es un pensamiento tan bíblico como el que más.

Tal vez el problema mayor es que Bildad está presentando solo un aspecto del carácter de Dios. Es como estar en la zanja de un lado del camino, y en del otro. En realidad, no deberíamos estar en ninguno de esos lugares. Algunos se enfocan solo la ley, la justicia y la obediencia; y otros se concentran en la gracia, el perdón y la sustitución. Cualquiera de estos énfasis por separado, generalmente, conduce a un cuadro distorsionado de Dios y de la verdad. Vemos un problema similar aquí.

Siempre deberíamos procurar el equilibrio correcto entre la ley y la gracia, en nuestra teología y en nuestro trato con los demás. Sin embargo, si hemos de equivocarnos de un lado o del otro (y nos puede suceder), ¿de qué lado sería mejor errar cuando tratamos con las faltas de otros, y por qué?

 

Ir ArribaLunes 7 de noviembre: Menos de lo que nuestra iniquidad merece

“¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso? Es más alta que los cielos; ¿qué harás? Es más profunda que el Seol, ¿cómo la conocerás? Su dimensión es más extensa que la tierra, y más ancha que el mar” (Job 11:7-9; ver también Isa. 40:12-14). ¿Por qué es importante que siempre recordemos esta verdad?

Estas palabras expresan el hecho de que no conocemos mucho acerca de Dios, y que todos nuestros esfuerzos por conocerlo añadirán muy poco. Es interesante que uno de los filósofos del siglo XX, Richard Rorty, alegaba que nunca conoceremos la realidad y la verdad, así que deberíamos renunciar a tal intento. En lugar de tratar de comprender la realidad, afirma Rorty, todo lo que podemos hacer es conformarnos con ella. Qué notable: 2.600 años de tradición filosófica occidental culminan en esta expresión de derrota. Si toda nuestra búsqueda nos deja en la oscuridad acerca de la naturaleza de la realidad en la que vivimos, entonces ¿quién, “buscando”, comprenderá al Creador, que hizo la realidad, y es mayor que ella? Rorty, en esencia, afirma lo que acabamos de leer en la Biblia.

Estos textos fueron de un discurso de Zofar, el tercero de los conocidos de Job, y son parte de un argumento, contra Job, que tiene fallas.

Lee Job 11:1 al 20. ¿Qué es correcto en lo que dice Zofar, pero qué está equivocado en su argumento como un todo?

Es difícil entender que alguien pueda acercarse a una persona que está sufriendo como Job, y le diga: “Estás recibiendo lo que mereces. No, en realidad, estás recibiendo menos de lo que mereces”. Lo que es peor aún, como los otros dos, Zofar afirma esto en un intento de vindicar la bondad y el carácter de Dios.

Algunas veces, conocer la verdad del carácter de Dios no nos alcanza. ¿Qué más necesitamos hacer poder reflejar el verdadero carácter de Dios?

 

Ir ArribaMartes 8 de noviembre: Retribución divina

Sin duda, los tres amigos de Job tenían algún conocimiento de Dios, y eran sinceros en sus esfuerzos por defenderlo. Como vimos, por desacertadas que fueron sus palabras, especialmente en ese contexto, estos hombres expresan algunas verdades vitales.

En sus argumentos está la idea de que Dios es un Dios de justicia: traerá retribución divina de castigo sobre el mal, y bendiciones especiales sobre la bondad. Aunque no sabemos en qué momento vivieron ellos, como aceptamos que Moisés escribió el libro de Job mientras estaba en Madián, deben de haber vivido después del Diluvio y antes del Éxodo.

Lee Génesis 6:5 al 8. Aunque no conocemos cuánto sabían estos hombres (Elifaz, Bildad y Zofar) acerca del Diluvio, ¿de qué modo esa historia pudo influir en su teología?

Claramente, la historia del Diluvio es un ejemplo de retribución divina por el pecado. Dios castigó específicamente a los que lo merecían. Pero, aun allí se reveló el concepto de gracia como se ve en Génesis 6:8. Elena de White escribió acerca del hecho de que “cada golpe [del martillo] dado sobre el arca estaba predicando a la gente” (SP 1:70). No obstante, vemos en esta historia un ejemplo de lo que estos hombres le estaban predicando a Job.

¿De qué modo se ve esta misma idea de juicio retributivo en Génesis 13:13; 18:20 al 32; y 19:24 y 25?

Si Elifaz, Bildad y Zofar sabían mucho acerca de estos incidentes o no, sus palabras revelan la realidad del juicio directo de Dios sobre el mal. Dios no estaba abandonando a los pecadores a su pecado y permitiendo que el pecado mismo los destruyera. Como con el Diluvio, Dios fue el agente directo de su castigo. Actuó aquí como juez y destructor de la iniquidad y el mal.

Si bien tenemos que concentrarnos en el carácter de amor, gracia y perdón de Dios, ¿por qué no debemos olvidar la realidad de su justicia? Piensa en todo el mal que no ha sido castigado todavía. ¿Qué debe decirnos esto acerca de la necesidad de retribución divina, cuando y como sea que ocurra?

 

Ir ArribaMiércoles 9 de noviembre: Si jehová hiciere algo nuevo

En las Escrituras, mucho después que todos los personajes del libro de Job hubieran muerto, se registraron numerosos casos de castigo divino directo sobre el mal, así como de bendiciones por la fidelidad.

¿Qué gran promesa se da aquí para los obedientes? Deut. 6:24, 25.

El Antiguo Testamento está lleno de promesas de bendiciones y de prosperidad que Dios daría directamente a su pueblo si le obedecía. Vemos aquí ejemplos de lo que estos hombres le habían dicho a Job con respecto a las bendiciones de la fidelidad de quienes procuran obedecerle a él y sus mandamientos, y vivir una vida piadosa y recta.

Por supuesto, el Antiguo Testamento también está lleno de advertencias acerca del castigo divino que vendría por la desobediencia. En especial después del pacto con Israel en el Sinaí, Dios les advierte a los israelitas acerca de lo que su desobediencia acarrearía. “Mas si no oyereis la voz de Jehová, y si fueres rebeldes a las palabras de Jehová, la mano de Jehová estará contra vosotros como estuvo contra vuestros padres” (1 Sam. 12:15).

Lee Números 16:1 al 33. ¿Qué enseña este incidente acerca de la realidad del castigo retributivo divino?

Dada la forma en que fueron destruidos los rebeldes, este incidente no se puede aplicar a la idea de que “el pecado trae su propio castigo”. Estas personas afrontaron la retribución divina y directa de Dios por su pecado y rebelión. En este caso, vemos las manifestaciones sobrenaturales del poder de Dios; pareció que las mismas leyes de la naturaleza habían cambiado. “Mas si Jehová hiciere algo nuevo, y la tierra abriere su boca y los tragare con todas sus cosas, y descendieran vivos al Seol, entonces conoceréis que estos hombres irritaron a Jehová” (Núm. 16:30).

El verbo “hacer” aquí viene de la misma raíz usada para “crear”, en Génesis 1:1. Dios quería que todos supieran que él mismo era quien traía inmediatamente este castigo sobre los rebeldes.

 

Ir ArribaJueves 10 de noviembre: La segunda muerte

La manifestación más plena del juicio retributivo ocurrirá al fin del tiempo, con la destrucción de los impíos, en la Biblia, se la llama “la muerte segunda” (Apoc. 20:14). Esta no debe confundirse con la muerte común de todos los descendientes de Adán, pues es la muerte que el Segundo Adán, Jesucristo, les evitará a los justos al fin del tiempo (1 Cor. 15:26). Pero, la segunda muerte es el castigo directo de Dios sobre los pecadores no arrepentidos.

Lee 2 Pedro 3:5 al 7. ¿Qué nos dice Pedro acerca de la suerte de los perdidos?

“Dios hace descender fuego del cielo. La tierra está quebrantada. Salen a relucir las armas escondidas en sus profundidades. Llamas devoradoras se escapan por todas partes de grietas amenazantes. Hasta las rocas están ardiendo. Ha llegado el día que arderá como horno. Los elementos se disuelven con calor abrasador, la tierra también y las obras que hay en ella están abrasadas. (Mal. 4:1; 2 Ped. 3:10). La superficie de la tierra parece una masa fundida, un inmenso lago de fuego ardiente. Es la hora del juicio y perdición de los hombres impíos, ‘es día de venganza de Jehová, año de retribuciones en el pleito de Sión’ (Isa. 34:8)” (CS 652).

Aunque el pecado puede traer su propia retribución, hay ocasiones en que Dios castiga directamente a los pecadores, como alegaron los amigos de Job. Es cierto que todo sufrimiento en este mundo ha surgido por el pecado. Pero, no es cierto que todo sufrimiento sea un castigo de Dios por el pecado. Ese no era el caso de Job, ni lo es en la mayoría de otros casos. El hecho es que participamos en la gran controversia y hay un enemigo que quiere hacernos daño. Las buenas nuevas son que sabemos que Dios está a favor de nosotros. Cualesquiera que sean las razones de las pruebas que afrontamos, o los resultados de esas pruebas, tenemos la certeza del amor de Dios –un amor tan grande que Jesús fue a la cruz por nosotros– y su promesa de terminar con todo sufrimiento.

¿De qué forma podemos estar seguros de que el sufrimiento de alguien es un castigo directo de Dios? Si no estamos seguros de ello, ¿cuál es la mejor manera de acercarnos a esa persona que sufre (o aun a nuestro propio sufrimiento)?

 

Ir ArribaViernes 11 de noviembre

Para Estudiar y Meditar:

Como mencionamos antes, es importante que tratemos de ponernos en el lugar de los personajes de la historia, porque eso puede ayudarnos a comprender sus motivos y acciones. Ellos no vieron la batalla que se libraba detrás de escena como la vemos nosotros ahora. Si nos ponemos en sus zapatos, no nos sería tan difícil ver el error de Elifaz, de Bildad y de Zofar con respecto al sufrimiento de Job. Ellos emitían un juicio para el que no estaban capacitados. “Es muy natural que los seres humanos piensen que las grandes calamidades son una señal segura de grandes crímenes y enormes pecados; sin embargo, los hombres se equivocan con frecuencia al medir así el carácter. No estamos viviendo en el tiempo del juicio final. [Ahora] están mezclados el bien y el mal, y las calamidades descienden sobre todos. A veces, ciertamente, los hombres traspasan la línea hasta donde actúa el cuidado protector de Dios y, entonces, Satanás ejerce su poder sobre ellos, y Dios no se interpone. Job fue terriblemente afligido, y sus amigos procuraron hacerle reconocer que su sufrimiento era el resultado del pecado, e hicieron que él se sintiera bajo condenación. Presentaron el caso de él como el de un gran pecador; pero, el Señor los reprendió por la forma en que juzgaban a su fiel siervo”.–“Comentarios de Elena G. de White” (CBA 3:1.158).

Preguntas para Dialogar:

  1. ¿Qué nos enseña la realidad del castigo retributivo acerca de la confianza que podemos tener en la justicia definitiva de Dios, aun a pesar del modo en que ahora vemos las cosas?

  2. Estos tres hombres, realmente, no entendían todo lo que le estaba sucediendo a Job en su sufrimiento. En un sentido, ¿no es este también el caso de todos nosotros? No comprendemos plenamente las razones del sufrimiento humano. Entonces, ¿de qué manera debería ayudarnos esta comprensión a ser más compasivos con los que sufren? Como se afirmó arriba, ¿cuán importante es que ni aun sabemos las causas inmediatas?

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