Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "El Espíritu Santo y la espiritualidad"

Primer trimestre (enero-marzo) de 2017

Lección 11: "Entristecer y resistir al Espíritu"

Para el 18 de marzo de 2017

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 11 de marzo

Lee Para el Estudio de esta Semana: Hech. 7:51; Heb. 10:24, 25; Efe. 4:25-5:2; 1 Tes. 5:19-21; Mar. 3:28, 29.

Para Memorizar: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Efe. 4:30).

El Espíritu Santo tiene la habilidad única de guiar a los pecadores a darse cuenta de su verdadero estado de pecaminosidad. También despierta en nosotros un deseo de aceptar a Jesús y su perdón de nuestros pecados. El Espíritu Santo posee un poder sin igual para hacernos victoriosos y para capacitarnos a fin de reflejar el hermoso carácter de Jesús.

Al mismo tiempo, este fuerte y poderoso Espíritu Santo puede ser resistido por los débiles pecadores. Él no nos fuerza a aceptarlo.

El pecado es muy atrayente, muy seductor. Sin embargo, es altamente engañoso y lleva a la muerte. Es diametralmente opuesto a Dios y su santidad y bondad puras. Reflejando esta santidad divina, el Espíritu Santo se opone al pecado en todas sus formas, y es contristado cuando pecamos y no estamos dispuestos a abandonar el pecado. Aunque es todopoderoso, el impacto positivo del Espíritu Santo puede ser apagado, y podemos resistirlo cuando continuamos en nuestra vida pecaminosa. Los Evangelios incluso nos dicen que hay un pecado que no puede ser perdonado: la blasfemia contra el Espíritu Santo (Mat. 12:31, 32).

Esta semana estudiaremos textos bíblicos que tratan sobre cómo las personas entristecen, apagan y resisten al Espíritu Santo, y sobre el pecado que no será perdonado.

 

Ir ArribaDomingo 12 de marzo: Resistir al Espíritu Santo

Lee Hech. 7:51. ¿Qué advertencia fue dada aquí, y cómo se aplica a nosotros hoy también?

Hay varios pecados mencionados específicamente en las Escrituras como pecados contra el Espíritu Santo. Muchos de esos pecados están a nivel individual. Sin embargo, también hay dimensiones corporativas involucradas, como podemos concluir de Hechos 7:51. Esteban señala que sus acusadores son obstinados, como lo fueron los israelitas rebeldes cuando adoraron el becerro de oro (Éxo. 33:3). Resistieron al Espíritu Santo porque rehusaron escuchar las impresiones del Espíritu Santo a sus corazones, realizadas por medio de los profetas de Dios. Este patrón de oposición contra Dios y su plan finalmente llevó a algunos a rechazar las aseveraciones del Señor Jesucristo. En vez de seguir a Jesús, hicieron del culto externo un sustituto para la obediencia a la Palabra viviente de Dios.

Es un pensamiento increíble que seres humanos frágiles, creados por Dios y dependientes de él, sean capaces de ofrecer resistencia a la obra del Espíritu Santo y, en última instancia, a la gracia de Dios. Por más poderoso que sea Dios, él no fuerza nuestra libertad de elección. Respeta nuestras decisiones.

Después de todo, si Dios deseara forzarnos a obedecerlo, ¿por qué no lo hizo en el Edén, con Adán y Eva, y así evitarle al mundo entero la crisis del pecado? Dios nos ha hecho seres libres, con el poder de tomar decisiones morales, ya sea para vida o para muerte, para bien o para mal. ¡Qué don sagrado (y costoso) hemos recibido!

Aunque todos son responsables por sus propias decisiones, también tenemos una responsabilidad corporativa: deberíamos animarnos el uno al otro para ser fieles, para obedecer la Palabra de Dios y mantenernos cerca de Jesús (Heb. 10:24, 25). Hoy, también resistimos al Espíritu Santo cuando resistimos la Palabra de Dios y cuando hacemos caso omiso al mensaje de sus profetas.

Es tan fácil mirar hacia atrás al antiguo Israel y juzgar y criticarlos por todos sus errores. Pero ¿qué de nuestras propias malas decisiones? ¿Cómo te sentirías si fueran hechas públicas como lo fueron los errores del antiguo Israel?

¿De qué maneras podemos estimular a otros “al amor y a las buenas obras” (Heb. 10:24)? ¿Cuál es tu responsabilidad a fin de fomentar en los demás “amor y buenas obras”?

 

Ir ArribaLunes 13 de marzo: “Contristar al Espíritu Santo: Parte 1”

Lee Efesios 4:30. Aquí Pablo utiliza un imperativo y nos amonesta a no contristar al Espíritu Santo. ¿Qué significa contristar al Espíritu Santo?

El Espíritu Santo es un ser personal, no solamente una fuerza divina. Por eso puede ser contristado. Pero ¿cómo contristamos al Espíritu Santo? Quizás deberíamos recordar que una de las tareas del Espíritu Santo es abrir nuestros ojos al pecado (Juan 16:8). Él nos guía a Jesús, quien persona nuestros pecados y nos santifica. Después de todo, el Espíritu de Dios es llamado “santo”. Esto significa que él odia el pecado. Pero se regocija cuando somos obedientes a Dios en todas las cosas y pensamos y hablamos lo que es puro y santo. Por otro lado, esto también significa que es contristado cuando atesoramos cualquier cosa que no sea digna de su llamado divino. Cualquier determinación de nuestra parte para aferrarnos del pecado o restarle importancia a la seriedad del pecado lo entristece. Contristar al Espíritu Santo es algo muy serio.

El contexto de la declaración de Pablo en Efesios 4:30 acerca de contristar al Espíritu Santo trata sobre el estilo de vida que vivíamos antes de ser convertidos por Cristo, y lo que vino después de esa conversión. Como nuevas criaturas en Cristo, deberíamos ser pacientes y amables el uno con el otro, soportándonos en amor, y siendo diligentes para preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz (Efe. 4:2, 3). Al haber sido renovados por el Espíritu (Efe. 4:23), estamos ahora siguiendo a Cristo, nuestra nueva cabeza (Efe. 4:15) y así no caminamos en la vanidad de nuestras mentes, como lo hacen los gentiles (Efe. 4:17). En vez de eso vivimos una vida que es agradable a Dios (Efe. 4:24-31).

Cuando permitimos que encuentren cabida en nuestros corazones cualquiera de las cosas negativas mencionadas en estos versículos del capítulo 4, y cuando se manifiestan en nuestras palabras y actos, entonces el Espíritu queda triste y contristado. Contristar al Espíritu Santo significa desdeñar su presencia santificadora y poder transformador porque continuamos pecando voluntariamente.

El Espíritu Santo no es indiferente a nuestro modo de vivir. Lee Efesios 4:25 al 31, y haz una lista de comportamientos morales específicos que contristan al Espíritu Santo. ¿Por qué el Espíritu Santo es contristado por estas cosas?

 

Ir ArribaMartes 14 de marzo: “Contristar al Espíritu Santo: Parte 2”

El hecho que el Espíritu Santo pueda ser contristado nos dice que Dios no es indiferente hacia nosotros y lo que hacemos. Dios es afectado por lo que decidimos y por cómo vivimos.

Lee Efesios 4:25 al 5:2. ¿Qué se nos dice aquí que hagamos y cuán diferentes serían nuestras vidas si siguiéramos estos mandatos bíblicos?

En términos positivos: deleitamos al Espíritu Santo cuando hablamos la verdad en amor; cuando nos enojamos contra el pecado, pero no pecamos en nuestro enojo; cuando trabajamos con nuestras manos y utilizamos el producto de nuestra labor para hacer el bien para con los necesitados; cuando hablamos de un modo edificante e impartimos gracia a quienes nos oyen; y cuando somos amables, tiernos de corazón y perdonadores.

Si afirmamos ser cristianos pero vivimos como si Cristo nunca hubiera venido y nuestras vidas no son afectadas por su dirección y su amor, entonces contristamos al Espíritu Santo. Cuando confesamos que creemos en la Verdad, pero el modo en que actuamos y nos comportamos contradice esa confesión, contristamos al Espíritu. Nuestros esfuerzos misioneros no deben estar divorciados de nuestro comportamiento ético. Si vivimos de tal manera que los demás se dan cuenta de que verdaderamente somos hijos de Dios y reflejamos a Jesús, traemos gozo al corazón de Dios.

Lee Efesios 4:3, 4, 15, 16 y 32. ¿Qué revelan estos textos acerca de los aspectos de la vida en comunión con otros cuando vivimos en el Espíritu? ¿De qué manera una vida llena del Espíritu se ve reflejada en la comunión con otros creyentes?

Es interesante que en Efesios 4 también haya aspectos de comunidad distintivos. La idea de unidad es mencionada varias veces. Pablo está preocupado porque mantengamos la unidad del Espíritu debido a que vivimos la vida de Dios en el contexto de “unos con otros” (Efe. 4:32). La manera en la que nos relacionamos los unos con los otros en la iglesia, “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efe. 4:3) es una parte crucial de no contristar al Espíritu. El modo en que nos tratamos unos a otros en la iglesia, que es el templo del Espíritu Santo (1 Cor. 3:16, 17; 2 Cor. 6:16)), realmente es importante para Dios. La manera en que nos tratamos el uno al otro en el cuerpo de Cristo es de importancia vital para el Espíritu de Dios.

Es bueno conocer la verdad, el mensaje de los tres ángeles (Apoc. 14:6-12), pero pregúntate lo siguiente: ¿Cómo tratas a los demás, especialmente aquellos que están bajo tu autoridad o aquellos que no pueden hacer nada por ti? Es decir, aquellos que no tienen nada para ofrecerte a cambio de tu buen trato.

 

Ir ArribaMiércoles 15 de marzo: Apagar al Espíritu Santo

Lee 1 Tesalonicenses 5:19 al 21. ¿De qué manera podemos apagar al Espíritu Santo?

La palabra “apagar” sugiere la idea de un fuego. La misma raíz griega de la palabra utilizada en 1 Tesalonicenses 5:19 aparece también en Efesios 6:16. Esto sugiere que hay algo acerca del Espíritu Santo que es como un fuego que podemos apagar. Deberíamos recordar que el Espíritu Santo hace dos cosas importantes por nosotros: nos da conciencia del pecado y nos da el poder para vencer el pecado. Ambos están relacionados con la santificación.

Por medio de la Palabra de Dios, el Espíritu nos dice lo que necesitamos saber a fin de vivir una vida santa, y a través de su poder morando en nosotros nos capacita para cambiar nuestras vidas según este conocimiento. Una de las maneras por las que podemos evitar apagar al Espíritu es no menospreciar las profecías (1 Tes. 5:20). Pablo instruye a los creyentes de Tesalónica a no despreciar los dichos proféticos, pero también pidió que tuvieran discernimiento (1 Tes. 5:21). Aunque debemos ser abiertos al Espíritu en nuestra vida congregacional y no deberíamos apagar la obra del Espíritu Santo, también necesitamos discernimiento porque las falsas enseñanzas y los falsos profetas continuarán asediando a la iglesia.

No todos los espíritus son benignos. Sin embargo, la Palabra de Dios, inspirada por el Espíritu, es una lámpara a nuestros pies y una luz en nuestro camino (Sal. 119:105). Por medio de la Biblia tenemos una norma según la cual medir toda proclamación profética nueva. En los tiempos bíblicos, una lámpara de esas características contenía una mecha encendida que arrojaba luz ante los pies de quienes caminaban en la noche. La Biblia nos dice cómo “[andar] en el Espíritu” (Gál. 5:25). Esto lo hacemos al rendirnos a las enseñanzas de la Palabra de Dios y al obedecer a las impresiones del Espíritu Santo mientras nos señala el camino por el cual debemos andar.

Muchos que profesan creer que la Biblia es la Palabra de Dios la interpretan de maneras que prácticamente despojan a las Escrituras de autoridad real, impidiéndoles tener ningún poder real en sus vidas. Además, cuando despreciamos la Palabra de Dios y la tratamos irrespetuosamente, o cuando no aplicamos sus enseñanzas a nuestras vidas, estamos apagando esta lámpara que es dada para guiarnos en nuestro camino y para despertar nuestras conciencias a las buenas obras.

Lee 1 Tesalonicenses 4:7 y 8. ¿Qué significa ser llamados “a santificación”? ¿En qué áreas de tu vida necesitas preguntarte si realmente estás actuando en santidad?

 

Ir ArribaJueves 16 de marzo: La Blasfemia contra el Espíritu Santo

Lee Marcos 3:28 y 29; Lucas 12:10; y Mateo 12:31 y 32. Si todos los pecados y las blasfemias pueden ser perdonados, ¿qué es lo que no puede ser perdonado?

Quizás ningún otro pecado ha causado tanta incertidumbre y angustia entre los cristianos y ha sido más malentendido que la blasfemia contra el Espíritu Santo. Algunos piensan que Jesús tiene en mente algunos pecados específicos que son particularmente graves. Haríamos bien en recordar, sin embargo, que todos los pecados son infames ante Dios, aun cuando algunos pecados puedan tener consecuencias más drásticas que otros. Pero ¿qué quiso decir Jesús cuando habló acerca del pecado imperdonable?

En realidad, ninguno de estos textos dicen que este pecado no puede ser perdonado; simplemente que no será perdonado. Recordemos: la obra del Espíritu Santo es llevar a los pecadores a una concientización de su pecado y despertar en ellos el deseo de aceptar a Jesús, el único que puede perdonar pecados. La blasfemia contra el Espíritu Santo, por lo tanto, debe ser entendida como una repudiación deliberada y persistente a la obra salvífica de Jesús. Ocurre cuando un individuo voluntariamente y obstinadamente resiste al testimonio del Espíritu sobre Cristo y su salvación y gracia.

Jesús no está hablando acerca de proferir palabras soeces y difamatorias. La blasfemia contra el Espíritu Santo es cometida únicamente en el contexto de una actitud de persistente incredulidad y abierta hostilidad hacia Jesús. Blasfemar contra el Espíritu Santo no es un episodio o acción específica; es un modo de vida determinado.

“En lugar de recibir la evidencia presentada delante de ellos, en lugar de reconocer en las obras de Cristo el ungimiento del Cielo, se aferraron obstinadamente a sus propósitos malvados y dijeron: ‘Él llevó a cabo esta maravillosa obra por medio del diablo’. Este fue el pecado contra el Espíritu Santo” (LLM 156).

Cuando el corazón humano está fijado en oposición obstinada hacia Dios y, por ende, rehúsa conscientemente darle a Jesús el lugar que merece, el corazón se endurece y no reconoce la verdad del testimonio del Espíritu Santo del sacrificio salvador de Jesucristo. Este pecado está más allá de las posibilidades de perdón, no porque Dios no tenga el poder o la voluntad para perdonarlo, sino porque la persona es incapaz de reconocer su pecado. Por lo tanto, esa persona no acepta el perdón en Jesús. Esta actitud, por supuesto, tiene consecuencias eternas.

¿Cómo podemos estar seguros de que, más allá de lo que profesamos acerca de nosotros mismos, no estamos viviendo en oposición a Dios y resistiendo el Espíritu Santo? (Ver, por ejemplo, 1 Juan 5:3 y Rom. 8:14).

 

Ir ArribaViernes 17 de marzo

Para Estudiar y Meditar:

El mero hecho de que las personas pregunten ansiosamente si han pecado el pecado imperdonable revela que con toda certeza no lo han hecho. Si lo hubieran cometido, ciertamente no estarían preocupándose por ello. Su preocupación es toda la evidencia que necesitan de que, verdaderamente, todavía están abiertos a las impresiones del Espíritu. Lo que la persona debería hacer es reclamar la justicia de Jesús y, aferrándose a los méritos de Jesús, avanzar en fe y obediencia. Solamente bajo el manto de la justicia de Cristo, que es la “justicia de Dios” mismo (Rom. 10:3) pueden tener la paz y la seguridad que sienten que aún les falta.

En realidad, hay una sola persona a la que Dios no puede perdonar, y esa persona es la que rehúsa persistentemente venir a Jesús en arrepentimiento. “El pecado de la blasfemia contra el Espíritu Santo no radica en cualquier palabra o hecho súbito, sino en la firme y determinada resistencia contra la verdad y la evidencia. [...] No se debe considerar el pecado contra el Espíritu Santo como algo misterioso o indefinible; consiste en la negación persistente a aceptar la invitación al arrepentimiento” (Comentarios de Elena de White, Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1068).

Preguntas para Dialogar:

  1. Si alguien se acercara a ti con temor de haber cometido el pecado imperdonable, ¿qué le dirías y qué textos bíblicos utilizarías para ayudarlo? ¿Por qué una comprensión de la salvación únicamente por la fe es tan crucial para ayudar a alguien que siente que está perdido y sin esperanza?

  2. Apagamos al Espíritu Santo cuando nos rehusamos a actuar o hablar según su dirección en nuestras vidas. ¿En qué aspectos estamos en peligro de apagar al Espíritu? Es decir, ¿en qué áreas de nuestras vidas (si las hay) nos estamos resistiendo a la dirección de Dios, y cómo podemos aprender a entregarnos por completo?

  3. A veces Dios permite que aparezcan en nuestras vidas ciertas circunstancias que resentimos o no entendemos. Ese fue el caso, por ejemplo, con Job. ¿Por qué una actitud de resentimiento puede entorpecer la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas? ¿De qué manera podemos confiar más plenamente en Dios y someter nuestras vidas completamente a él, incluso en los momentos más difíciles?

  4. Temerosos de ser “contaminados” por lo que consideran influencias corruptas en la iglesia, algunos se alejan por completo del cuerpo y prosiguen la marcha solos. ¿Cuál es el problema con esa idea y por qué no es el bíblico modelo que debe seguir un cristiano?

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