Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "El Espíritu Santo y la espiritualidad"

Primer trimestre (enero-marzo) de 2017

Lección 4: "La personalidad del Espíritu Santo"

Para el 28 de enero de 2017

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 21 de enero

Lee Para el Estudio de esta Semana: Juan 16:13; Rom. 8:14-16; Rom. 15:13; Juan 14:6; Juan 17:17; Rom. 5:5.

Para Memorizar: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Juan 14:26).

Debido a que el Espíritu Santo a veces es presentado en la Biblia en términos impersonales, tales como el viento o el fuego, algunos han concluido que es impersonal, una especie de poder divino. Según este punto de vista, el Espíritu Santo se asemeja más a una corriente eléctrica que nos da poder en vez de existir como un Ser personal. Pero la pregunta no es si se pueden esgrimir ciertos pasajes que denotan operaciones o influencias más impersonales del Espíritu Santo. La pregunta es si hay numerosas porciones de las Escrituras que establecen positivamente su personería.

Hay textos así, y debemos tomarlos en consideración a fin de obtener una cuadro más completo de quién es el Espíritu Santo.

Esta semana aprenderemos más acerca de la personalidad del Espíritu Santo tal como se lo describe en las Escrituras. Esta verdad nos ayudará a entender mejor el papel del Espíritu divino de Dios en nuestras vidas. Y nos ayudará a obtener una comprensión más profunda de la importancia de la creencia de la personalidad del Espíritu Santo para nuestra vida espiritual. Solamente si tenemos los pensamientos correctos acerca de él podremos rendirle el amor, la reverencia, la confianza y la sumisión que él merece.

 

Ir ArribaDomingo 22 de enero: La descripción de Jesús del Espíritu Santo

Lee Juan 16:13, 14; Juan 15:26, 27; y Juan 14:17, 26. ¿Qué características sumamente personales atribuye Jesús al Espíritu Santo en estos pasajes? ¿Qué significa para ti que Jesús describa al Espíritu Santo como un ayudador o consolador (parakletos)?

Según Jesús, el Espíritu Santo guía, habla, oye, hace saber y glorifica (Juan 16:13, 14). El Espíritu Santo también enseña y nos ayuda a recordar (Juan 14:26). Habita en nosotros (Juan 14:17, testifica (Juan 15:24, 26) y convence (Juan 16:8). Estos atributos suenan más a acciones de una personalidad soberana que a una fuerza impersonal.

Lee Juan 14:16-18. ¿De qué manera se cumpliría la promesa de Jesús? ¿De qué manera no serían dejados solos los discípulos?

Jesús se preocupa por sus seguidores. No los dejaría huérfanos. Él prometió enviar al Espíritu Santo. Jesús aquí dice específicamente que enviará “otro ayudador” o “consolador”. Las palabras que Jesús utiliza aquí son importantes. Él promete enviar otro ayudador. No un ayudador diferente. La palabra griega para “otro” es allos. En el idioma griego del Nuevo Testamento, allos indica que Cristo enviará a otro consolador que es numéricamente distinto pero es del mismo carácter, es decir, Uno igual a él, Uno que tomará su lugar, Uno que continuará realizando su obra en nosotros, y que es su representante.

Esta obra del Espíritu Santo es la obra de un ayudador o consolador. La Biblia aquí utiliza la palabra griega parakletos (Juan 14:16) para describir a alguien que es llamado para apoyar, para ayudar, alguien llamado para prestar asistencia. Así como Jesús es una persona, el Espíritu Santo también es personal. Esta idea es sustentada por el hecho de que a menudo se asignan atributos personales al Espíritu Santo (ver Juan 14:26; 15:26; Hech. 15:28; Rom. 8:26; 1 Cor. 12:11; 1 Tim. 4:1).

¿Por qué es mucho más consolador saber que el Espíritu Santo es una persona en vez de una mera fuerza?

 

Ir ArribaLunes 23 de enero: “Aspectos personales del Espíritu Santo: parte 1”

Al leer los siguientes textos, pregúntate si suenan como si estuvieran hablando acerca de una fuerza impersonal o acerca de una Persona divina. Rom. 8:14-16, 27; Rom. 15:30; 1 Cor. 2:10; Hech. 8:29; 10:19, 20; 28:25.

¿Puede una fuerza impersonal interceder en nuestro favor? ¿Tiene un poder o espíritu impersonal la habilidad de revelarnos cosas acerca de Dios? ¿Tiene una influencia espiritual la habilidad de hablar? Todas esas declaraciones bíblicas tienen mucho más sentido si el Espíritu Santo es un ser personal en contraposición a alguna fuerza impersonal.

Lee los siguientes textos. ¿Qué características se atribuyen al Espíritu Santo en estos pasajes? Efe. 4:30; Hech. 5:3, 9; 1 Cor. 12:11; Rom. 15:30.

Las características distintivas de una persona son: conocimiento (o entendimiento), sentimiento y voluntad. Solamente un ser personal puede ser contristado. Solamente se puede mentir o engañar a un ser personal. Solamente un ser personal tiene la habilidad para elegir como le place y tiene su propia voluntad. La voluntad es quizás uno de los elementos más distintivos y característicos en cualquier personalidad. Y solamente un ser personal tiene la capacidad para amar. El amor verdadero es inconcebible de una manera abstracta e impersonal. El amor conlleva un toque muy personal. Estos enunciados de la personalidad indican que el Espíritu Santo es un ser con conciencia propia, conocimiento propio, voluntad propia y determinación propia, capaz de amar. No es una influencia imprecisa o una esencia impersonal. El Espíritu Santo es presentado en estos términos personales porque Dios mismo es un Dios personal.

“El Espíritu Santo tiene una personalidad, de lo contrario no podría dar testimonio a nuestros espíritus y con nuestros espíritus de que somos hijos de Dios. Debe ser una persona divina, además, porque en caso contrario no podría escudriñar los secretos que están ocultos en la mente de Dios” (Ev 447).

¿De qué manera la perspectiva bíblica de que el Espíritu Santo tiene características de persona impacta nuestro relacionamiento con él? ¿Qué cambiaría si el Espíritu Santo solamente fuera un poder impersonal, en vez de Dios mismo?

 

Ir ArribaMartes 24 de enero: “Aspectos personales del Espíritu Santo: parte 2”

Un desafío que enfrentamos al intentar comprender al Espíritu Santo es que, por un lado, podemos imaginar a Dios como un Padre de un modo más tangible. Muchos también tienen una imagen concreta de Jesús, tal como se lo describe en los Evangelios. Él tomó nuestra naturaleza y apareció en forma humana.

El Espíritu Santo, sin embargo, es presentado de un modo muy diferente. Pareciera ser impalpable, mucho más difícil de comprender que el Padre y el Hijo.

Por ello algunos llegan a la conclusión de que el Espíritu Santo solamente es un poder impersonal. Como hemos visto anteriormente, esa idea en verdad no hace justicia a la naturaleza del Espíritu Santo. De hecho, hay declaraciones en la Biblia que no tendrían sentido si el Espíritu Santo solamente fuera una fuerza impersonal o un poder (divino).

Lee detenidamente los siguientes dos pasajes; reemplaza la referencia al Espíritu Santo con la palabra impersonal “poder”. ¿Por qué estos textos solamente tienen sentido si el Espíritu Santo es, de veraz, una persona? Romanos 15:13. 1 Corintios 2:4.

La declaración de los apóstoles de que “ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros” (Hech. 15:28) sería absurda si el Espíritu Santo fuera solamente un poder o una influencia impersonal. En vez de eso, la declaración indica a otro ser personal, del mismo modo en que el Padre y el Hijo son seres personales.

Además, ¿cómo podrían ser bautizados los creyentes “en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mat. 28:19), si los primeros dos que son mencionados son personas, pero el tercero no? Eso no tiene mucho sentido. Más bien, los tres son mencionados como parte del único nombre en quien somos bautizados. Así, el Espíritu Santo es revelado aquí al mismo nivel que Dios el Padre y Dios el Hijo.

Elena de White ha declarado con perspicacia que “hay tres personas vivientes en el trío celestial [...] el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo” (Ev 446). Ella, también, es muy clara en cuanto a la personalidad existente del Espíritu Santo.

 

Ir ArribaMiércoles 25 de enero: El Espíritu de Verdad

Lee Juan 14:6 y 17:17. ¿Cuál es el significado de la verdad en estos pasajes?

En el evangelio de Juan, la palabra verdad es un término clave. Nuestra comprensión contemporánea de verdad a menudo es muy abstracta y teórica. En el mundo occidental, ha sido modelada por la filosofía griega. Sin embargo, en la Biblia, y particularmente en el evangelio de Juan, la palabra verdad conlleva un significado más bien personal y específico: Jesús es la verdad (Juan 14:6). Aunque la Palabra escrita de Dios es verdadera (compara con Juan 17:17; Sal. 119:142), la verdad de Dios es revelada de una manera suprema en la persona de Jesucristo. Un conocimiento verdadero de Dios nos es dado en Jesús, de quien hablan las Escrituras, porque Dios se ha revelado por medio de él.

Lee Juan 15:26 y 16:13. ¿Qué función tiene el Espíritu Santo como Espíritu de verdad?

En Juan 16:13 se nos dice que el Espíritu de verdad nos guiará a toda la verdad. Esto lo hace al señalar a Jesucristo y al ayudarnos a recordar lo que Jesús dijo (Juan 15:26) y lo que ha hecho por nosotros. La verdad a la cual nos guía el Espíritu Santo es muy personal: él exalta a Jesús y nos lleva a una relación viva y fiel con él. Cuando Jesús habló con la mujer de Samaria, dijo que Dios debe ser adorado en espíritu y en verdad (Juan 4:24). Cuando pedimos la dirección del Espíritu Santo, él nos guiará a Jesús, quien es el camino, y la verdad, y la vida (Juan 14:6).

La verdad en la Biblia no es una teoría ni algo abstracto, como a menudo pareciera ser la filosofía. La verdad incluye una relación profundamente personal y fiel con nuestro Creador y Redentor, que es llamado “Dios de verdad” (ver Deut. 32:4 y Sal. 31:5). Así, el Espíritu Santo es apropiadamente llamado el “Espíritu de verdad” (Juan 14:17); 16:13), que es enviado a nosotros, procedente de Dios el Padre (Juan 15:26), lo cual indica no solamente su carácter personal sino también su divinidad.

Tendemos a pensar en la verdad en términos de proposiciones, tal como el concepto lógico conocido como modus ponens: “Si A, entonces B. A, por lo tanto B”. No sorprende que mucho de lo que entendemos como verdad lo entendemos en forma de proposiciones lógicas. Sin embargo, ¿cómo entendemos la idea de verdad como persona? Lleva tu respuesta a la clase el sábado.

 

Ir ArribaJueves 26 de enero: ¿Por qué es importante?

La cuestión de la personalidad del Espíritu Santo es de suma importancia, y tiene implicancias sumamente prácticas. “Si el Espíritu es una persona divina, pero lo consideramos como una influencia impersonal, estamos robando a esta persona divina la deferencia, el honor y el amor que le debemos”.-LeRoy Edwin Froom, La venida del Consolador, p. 36.

Si pensamos en el Espíritu Santo únicamente como un poder divino misterioso, nuestros pensamientos serán: ¿Cómo puedo tener más del Espíritu Santo? Pero si pensamos en el Espíritu Santo como una persona divina, nos preguntaremos: ¿Cómo puede el Espíritu Santo tener más de mí? El punto decisivo es: ¿Deseas poseer el Espíritu Santo, o deseas que el Espíritu Santo te posea a ti? ¿Resistes su influencia, o estás dispuesto a seguirlo en obediencia gozosa? (Ver Rom. 8:12-14; Gál. 5:18-24.) ¿Deseas usar al Espíritu Santo según tus propios planes, o dependes de él para que él pueda capacitarte a fin de que seas más semejante a Cristo Jesús y a hacer lo que él tiene en mente para ti? ¿Tomas seriamente el hecho que tu “cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios” (1 Cor. 6:19), y estás dispuesto a glorificar a Dios con tu estilo de vida?

Lee Romanos 5:5 y Efesios 2:18, 19. ¿De qué manera están conectados el Espíritu Santo y el amor de Dios? ¿Qué impacto tiene eso para ti personalmente y para la iglesia?

Solamente una persona puede elegir conscientemente cooperar con otra. Somos invitados a trabajar junto con el Espíritu Santo, mientras él nos guía y transforma personalmente y como iglesia de Dios de manera corporativa. Si no aceptamos el Espíritu Santo como una persona de la Deidad triuna, será más fácil para nosotros ignorarlo, hacer oído sordo a su invitación, y endurecer nuestros corazones contra su influencia que busca cambiar nuestras vidas. Y debido a que somos seres caídos, dañados por el pecado y en necesidad de la gracia transformadora de Dios, lo último que necesitamos hacer es ignorar las impresiones del Espíritu Santo en nuestras vidas. Al contrario, necesitamos entregar más de nosotros a él. Así, al reconocer que el Espíritu Santo es una persona divina que desea utilizarnos, Dios es colocado al centro de nuestra experiencia cristiana.

“No podemos usar al Espíritu Santo. El Espíritu ha de usarnos a nosotros” (DTG 626). ¿Qué piensas que quiso decir Elena de White aquí? ¿De qué manera puede utilizarnos el Espíritu Santo? (Ver Fil. 2:13).

 

Ir ArribaViernes 27 de enero

Para Estudiar y Meditar:

Lee Elena de White, El Deseado de todas las gentes, pp. 622-626, donde habla sobre el Espíritu Santo. También, lee El evangelismo, pp. 445-448.

“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:18-20). Nota que, cuando Jesús dio a sus discípulos su llamado y obra, dijo que bautizaran a las personas en el “nombre”, en singular, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. No dijo: “en los nombres” del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, sino solamente “nombre” (en griego onoma). Aquí encontramos más evidencia poderosa de la naturaleza triuna de nuestro único Dios (“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” [Deut. 6:4]). Como ya ha sido señalado en la lección de esta semana, nadie cuestiona la personalidad del Padre y del Hijo; por lo tanto, ¿por qué alguien haría eso con la personalidad y personería del Espíritu Santo? Según la Biblia, tenemos la presencia amorosa, cariñosa y consoladora de Dios mismo obrando en nosotros y por medio de nosotros. Eso es lo que es el Espíritu Santo y lo que hace. Y cuánto más lindo es saber que esta presencia constante es una persona, tanto como lo son el Padre y Jesús. Sí, es difícil de entender por completo. Pero, ¿qué importa? Si no podemos entender plenamente la naturaleza de algo tan básico como la luz o el viento, ¿cuánto más nos costará entender plenamente la naturaleza del Espíritu Santo mismo?

Preguntas para Dialogar:

  1. En clase, repasen las respuestas a la pregunta del día miércoles acerca de cómo la verdad puede ser una persona, Jesucristo. ¿Qué significa eso? ¿Por qué Jesús sería la Verdad? ¿Cómo entendemos la “verdad” de esa manera, en vez de meramente por preceptos o proposiciones?

  2. Elena de White escribió: “Necesitamos comprender que el Espíritu Santo, que es una persona así como Dios es persona, anda en estos terrenos” (Ev 447). ¿Qué nos dice esto acerca de la realidad y la presencia del Espíritu Santo?

  3. Repasa algunos de los atributos y características del Espíritu Santo que hemos visto esta semana. ¿Cuáles te resultan especialmente reconfortantes? ¿Cuál es más significativo para ti? Comparte en clase por qué elegiste ese atributo o característica.

  4. ¿Con qué te sientes más identificado: con una fuerza impersonal o una persona? ¿Cuáles son las implicaciones de tu respuesta?

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