Lecciones para adultos: "El evangelio en Gálatas"

Edición para maestros. Tercer trimestre (julio-septiembre) de 2017

Lección 10: "Los dos pactos"

Para el 2 de septiembre de 2017

 

Enseña a tu clase | Bosquejo de la Lección | Resumen
Ciclo de Aprendizaje:
Motiva | Explora | Aplica | Crea

 

El sábado enseñaré...

 

Enseña a tu clase a:

Saber: Comparar y contrastar el antiguo y el nuevo pacto con los hijos de Agar y de Sara y su relación con Abraham.

Sentir: Fomentar una actitud de aprecio, fe, y amor a Dios por nuestra liberación del pecado.

Hacer: Depender de las promesas del pacto de Dios.

 

Bosquejo de la Lección

1. Saber: Ismael e Isaac

   1. ¿Cómo los que insistían con el tema de la circuncisión se posicionaron más cerca del lado de Ismael, nacido de forma natural, que del lado de Isaac, nacido de forma milagrosa?

   2. ¿Qué otros ejemplos bíblicos ilustran nuestros intentos de hacer que las cosas funcionen por nuestros propios medios?

   3. ¿Cómo ilustra Abraham, en esta historia, nuestra tendencia a depender del antiguo pacto en vez del nuevo?

2. Sentir: La apreciación del nuevo pacto

   1. ¿Cómo el fracaso del pueblo de Israel en cumplir la promesa que hizo en el Monte Sinaí le enseñó la necesidad de depender del poder de Dios?

   2. ¿Cómo el hecho de sentir nuestra gran necesidad de la ayuda de Dios despierta la confianza y el amor?

3. Hacer: Hijos de la promesa

   1. ¿Cómo somos tentados a crear nuestros propios hijos de la promesa, tal como hizo Abraham, en vez de dejar que Dios trabaje de forma milagrosa por nosotros?

   2. ¿Con qué oposición nos enfrentamos al ser hijos del nuevo pacto, más que del antiguo?

 

Resumen

Así como Abraham, Agar e Israel en el Monte Sinaí, muchas veces somos tentados a intentar hacer que la Palabra de Dios se haga verdad en nosotros. Pero nuestros propios esfuerzos no solamente no funcionan, sino que también traen tragedias consigo. La gracia de Dios trae bendiciones, no tragedia.

 

CICLO DE APRENDIZAJE

Concepto clave para el crecimiento espiritual: La actitud del pacto antiguo implica hacer que las cosas sucedan, mientras que la actitud del nuevo pacto implica confiar en Dios para que cumpla su propósito.

PASO 1: ¡Motiva!

Los atletas tienen diferentes actitudes hacia los deportes. Hay atletas que se esfuerzan tanto por hacer que las cosas sucedan que fuerzan la acción, aun al punto de hacer trampa cada vez que pueden.

Hay otros atletas que adoptan una actitud diferente; ellos “dejan que el juego venga hacia ellos.” Confían en el sistema o en el juego que fue instituido por sus entrenadores y solamente se preocupan por cumplir con el rol que les fue asignado en la ejecución de ese plan. Estos atletas se encuentran con el éxito, no porque “hicieron que las cosas sucedan” o porque “forzaron la acción” sino porque confiaron en la sabiduría y experiencia de sus entrenadores, y aceptaron los procedimientos que debían cumplir y los roles que les habían sido asignados. Esta actitud demanda una confianza paciente en el liderazgo de los entrenadores y una preparación para ejecutar el plan del entrenador cuando sea que se presenten las oportunidades.

Los seguidores de Dios a lo largo de la historia han ejemplificado ambas actitudes. Los israelitas de la antigüedad declararon sus intenciones de ejecutar el plan de Dios perfectamente, con confianza en sí mismos. Abraham entró en pánico porque creyó que el reloj del plan de Dios estaba llegando a su fin y en vez de esperar pacientemente en el plan de juego divino, se hizo cargo él mismo de la responsabilidad de producir un retoño. Esta “ayudita” simplemente complicó las cosas. Afortunadamente, el Abraham que iba madurando espiritualmente, experimentó un giro dramático cuando entregó a Isaac. El estudio de esta semana contrasta vívidamente estas actitudes conflictivas hacia la espiritualidad.

Considera: ¿Cuál es la diferencia entre la actitud del antiguo pacto y la del nuevo pacto? ¿Cómo podemos vivir con la actitud del nuevo pacto?

 

PASO 2: ¡Explora!

Solo para los maestros: Abraham da un ejemplo convincente de ambas actitudes en cuanto a la forma de guardar el pacto. Anteriormente, había exhibido autodependencia cuando cargó sobre sus hombros la responsabilidad de cumplir la promesa de Dios. ¿Cuántos cristianos bien intencionados repiten este error?

Lamentan sinceramente su pasado pecaminoso y, llenos de confianza en sí mismos, declaran que nunca más repetirán sus conductas previas. Dicen que su fuerza de voluntad es suficiente para cumplir las promesas de Dios de los cambios en sus vidas. La fuerza de voluntad de Abraham dio como fruto a Ismael y a una casa profundamente dividida. Desafortunadamente, los creyentes autodependientes producen o promueven resultados similares y dividen al pueblo de Dios. Con el correr del tiempo, Abraham aprendió que la entrega de uno mismo a Dios, no la autodependencia, es lo que abre su depósito de bendiciones.

En la cima del Monte Moria, Abraham entregó a su hijo en sacrificio, básicamente rindiéndose a sí mismo, sin importarle las aparentes consecuencias que esto tendría respecto a sus sueños más acariciados.

Completamente rendido, Abraham ahora estaba listo para experimentar la extravagante gracia de Dios. El Hijo de Dios, prefigurado en el carnero trabado en el zarzal, cumpliría la promesa; substituiría a Isaac y a toda la humanidad. El poder renovador pertenece a Cristo, no a los humanos.

Hay Abrahames del otro grupo hoy también; creyentes que sinceramente lamentan sus conductas pecaminosas pero que reconocen que la justicia nunca puede ser alcanzada por medio del esfuerzo humano para vencer la tentación sino solo mediante una sumisión, momento a momento, a la dirección de Dios y una confianza absoluta en el sacrificio de Cristo. La iglesia renovada es cualquier grupo de creyentes que ha reemplazado el antiguo pacto de obediencia autosuficiente, por el nuevo pacto de obediencia totalmente confiada en Dios. La obediencia nunca está en duda: serviremos a alguien, ya sea a nociones de justicia elaboradas por nosotros mismos o a Cristo, tal como fue revelado a lo largo de las Escrituras.

Comentario de la Biblia

I. Abraham, Sara y Agar

(Repasa, con tu clase, Gálatas 4:21-31 y Génesis 16.)

Aquellos, entre nosotros, que comparten percepciones modernas pueden quedar consternados con la ilustración de Pablo que involucra a Agar, porque aparentemente los culpa a ella y a Ismael al caracterizarlos como un ejemplo de religión legalista. ¿Qué hay de justo en castigar a la mujer esclava impotente que no tuvo la opción de tener o no un hijo de su amo? Para empeorar las cosas, ¡Pablo muestra la relación de Abraham y Sara (las personas que causaron el problema) como ejemplo de justicia genuina! El propósito de Pablo aquí no es ni difamar a la abandonada Agar ni consagrar a la conspiradora Sara. La situación lamentable de la familia simplemente ilustra dos fases del viaje espiritual de Abraham: la fase de una religión “hazlo tú mismo” y la fase más tardía “confía plentamente en Dios.”

Desafortunadamente, las malas elecciones de Abraham dañaron irrevocablemente la relación con su primogénito e introdujeron tensiones innecesarias en su casa. Ciertamente deberíamos recordar que fue la relación que dio como fruto a Ismael, no Ismael mismo, la que simbolizó la justicia propia. Fue la autodependencia de Abraham impuesta sobre la pobre Agar lo que personifica la justicia propia. Agar e Ismael fueron simples víctimas del experimento de Abraham de vivir una religión “hazlo tú mismo.”

Considera: En la iglesia, en los conflictos referents a la naturaleza de la justicia, algunas veces las personas legalistas son atacadas. Quizás aquellos que han experimentado la gracia redentora de Cristo deberían estar más agradecidos que aquellos que no la han experimentado. En vez de castigarlos, ¿no deberían los creyentes genuinos demotrar más compasión por las víctimas de esta falsa, aunque difundida, filosofía de religión? ¿Cómo pueden los cristianos genuinos oponerse a la filosofía autodependiente del legalismo a la vez que muestran compasión hacia una persona legalista? ¿Qué podemos aprender de la transformación de Abraham de una religión autodependiente, “hazlo tú mismo”, a una dependencia divina?

 

PASO 3: ¡Aplica!

Preguntas para reflexionar:

1. ¿Qué actitudes, respecto a la observancia del pacto, distinguen al antiguo pacto del nuevo pacto?

2. Los requisitos éticos del antiguo pacto se mantienen inalterables. El adulterio sigue siendo adulterio; el homicidio sigue siendo homicidio; el pecado aún es algo que está mal. Las Escrituras, en ningún lugar sugieren que quebrantar los mandamientos se haya vuelto algo aceptable. Sin embargo, la orientación del pacto ha sido cambiada. Antiguamente, Israel veía el pacto de Dios como una obligación cargosa. ¿Por qué la observancia del pacto se reconoce como un privilegio lleno de gozo bajo la visión del nuevo pacto?

Preguntas para aplicar:

1. ¿Cómo pueden ser sanadas las divisiones de la iglesia sin comprometer la religión orientada a las obras?

2. ¿Cómo pueden los religiosos autodependientes ser guiados a una relación orientada a la fe?

 

PASO 4: ¡Crea!

Actividad: Examina los villancicos navideños en el himnario y busca expresiones de la relación del nuevo pacto con Dios. Invita a los miembros de tu clase a compartir sus descubrimientos con los demás. Que cada uno explique cómo las frases que eligió ejemplifican, para ellos, la relación del nuevo pacto.