Lecciones para adultos: "Mayordomía: Las motivaciones del corazón"
Primer trimestre (enero-marzo) de 2018
Lección 11: "Las deudas: una decisión diaria"
Para el 17 de marzo de 2018
Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes
Lee Para el Estudio de esta Semana: Salmo 37:21; Mateo 4:3-10; Mateo 6:33; Deuteronomio 28:12; Proverbios 13:11; Proverbios 21:5; 2 Corintios 4:18.
Para Memorizar: “Paguen a cada uno lo que le corresponda: si deben impuestos, paguen los impuestos; si deben contribuciones, paguen las contribuciones; al que deban respeto, muéstrenle respeto; al que deban honor, ríndanle honor. No tengan deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros. De hecho, quien ama al prójimo ha cumplido la ley” (Rom. 13:7, 8, NVI).
A veces puedes tener la suerte de encontrar a alguien que esté dispuesto a prestarte dinero. Tal vez esa persona lo haga por una motivación pura, es decir, realmente quiere ayudarte a salir de un atasco financiero. Pero en la mayoría de los casos, la gente no nos presta dinero de corazón. Nos presta dinero porque quiere ganar más (de tu) dinero a cambio.
Debiéramos hacer todo lo posible para evitar endeudarnos. Por supuesto, en determinadas circunstancias, como la compra de una casa o un automóvil, la construcción de una iglesia, o por estudios, necesitamos pedir dinero prestado. Pero debe hacerse de la manera más sabia posible, con la determinación de cancelar la deuda cuanto antes.
Sin embargo, debemos ser cuidadosos. Gastar dinero que no tenemos es la puerta de entrada del pueblo de Dios para “hace[r] que la codicia y el amor de los tesoros terrenales sean los rasgos sobresalientes de su carácter. Cuando estos rasgos los dominan, la salvación y la gracia pierden importancia” (PE 267).
Debemos mejorar nuestras destrezas y habilidades para poder ser disciplinados y hacer todo lo posible para evitar endeudarnos. Esta semana veremos lo que dice la Biblia acerca de la deuda.
Domingo 11 de marzo: Préstamos y gastos
Los profetas y Eliseo estaban obteniendo madera junto al río Jordán “y aconteció que mientras uno [de los profetas] derribaba un árbol, se le cayó el hacha en el agua; y gritó diciendo: ¡Ah, señor mío, era prestada!” (2 Rey. 6:5). El verbo “pedir prestado” significa usar con permiso algo que pertenece a otro. Este permiso conlleva un riesgo y una responsabilidad. El dinero prestado no es distinto del hacha prestada, excepto que puede haber consecuencias más graves si se lo utiliza mal.
La única razón por la que pedimos dinero prestado es para gastarlo. El riesgo financiero que asumimos es presumir que tenemos la capacidad de devolverlo y que no habrá sorpresas financieras en el futuro. Sin embargo, el futuro nos es desconocido (Ecl. 8:7); por ende, pedir dinero prestado siempre conlleva un riesgo.
¿Qué dicen los siguientes versículos sobre las deudas? Sal. 37:21; Ecl. 5:5; Deut. 28:44, 45.
Podemos pedir dinero prestado con la idea de usarlo sabiamente, pero la tentación de gastar lo que tenemos, incluso si es dinero prestado, puede causar algunos problemas muy difíciles. Sin duda, el hecho de usar dinero prestado permite que muchos llevemos un estilo de vida que no podemos permitirnos. La tentación de pedir prestado y gastar es el latido de una cultura de consumo que afecta a ricos y pobres. Cuando nos vemos tentados, debemos buscar la provisión de Dios (1 Cor. 10:13), porque los préstamos pueden ser una maldición (Deut. 28:43-45).
No adquieras el mal hábito de pedir dinero prestado. Si ya lo tienes, devuélvelo lo antes posible. Debemos aprender a gastar sabiamente y a cuidar el dinero de Dios y a que el dinero del mundo no nos domine.
Existen algunas situaciones en las que tenemos que pedir prestado. Pero debe hacerse con cautela y con la intención de devolver todo lo antes posible.
¿Qué peligros espirituales hay para una persona que se endeuda demasiado?
Lunes 12 de marzo: La mayordomía y la gratificación instantánea
“Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura” (Gén. 25:34). Esaú era un hombre robusto, amante de la naturaleza, que seguía sus pasiones. Cuando olió el guiso de su hermano, deseó las lentejas de inmediato, aunque es poco probable que se estuviese muriendo de hambre. Al dejarse llevar por sus emociones y sentimientos, permitió que la presión del momento dominara su razonamiento, y cambió su primogenitura por una gratificación instantánea. Cuando quiso recuperar su derecho a la primogenitura, y “aunque la procuró con lágrimas” (Heb. 12:17), no lo recibió.
En contraste, tenemos el ejemplo de Jesús. Después de un ayuno de cuarenta días y al borde de la inanición, Jesús fue tentado tres veces por Satanás (Mat. 4:3-10). Pero Jesús vio que eran tentaciones, e incluso en su condición debilitada no cedió a la gratificación. Jesús se negó a los placeres del pecado y la gratificación durante toda su vida y, al hacerlo, mostró que también podríamos tener poder sobre el pecado. No intercambió ni perdió su derecho a la primogenitura y nos invita a todos a ser coherederos con él (Rom. 8:17; Tito 3:7). Nosotros conservamos nuestro derecho a la primogenitura al seguir el ejemplo que Jesús nos dio al ser tentado (1 Cor. 10:13).
Lo mejor que este mundo puede ofrecernos es experimentar el aquí y el ahora, porque no puede ofrecernos una experiencia en el más allá. Vivir para nosotros mismos es lo opuesto a vivir para Dios.
¿Qué enseñan los siguientes versículos sobre los peligros potenciales de la gratificación instantánea, incluso para las personas fieles? 2 Sam. 11:2-4; Gén. 3:6; Fil. 3:19; 1 Juan 2:16; Rom. 8:8.
El deseo de gratificación instantánea es sintomático de una mente descontrolada; es un enemigo de la paciencia que socava los objetivos a largo plazo, se burla de la responsabilidad y atenta contra ella. Demorar la gratificación es un principio que se aprende; es una habilidad de la vida que nos ayuda a manejar las situaciones y las presiones, especialmente las tentaciones que el mundo nos ofrece, como pedir préstamos en forma imprudente. No obstante, esta idea no es popular en un mundo construido sobre la indulgencia de la recompensa instantánea, las soluciones rápidas y las artimañas para volverse ricos rápidamente. Una vez que hemos experimentado la gratificación instantánea, es más probable que volvamos a elegir la recompensa a corto plazo y, luego una y otra vez. Los mayordomos de los dones que Dios nos ha dado no debemos caer en esa trampa.
Martes 13 de marzo: Cómo vivir dentro de tus posibilidades
“En casa del sabio abundan las riquezas y el perfume, pero el necio todo lo despilfarra” (Prov. 21:20). Este versículo contrasta la mayordomía de la responsabilidad económica con la gestión lujosa y despilfarradora. Los insensatos no hacen ningún plan para vivir con lo que tienen. Gastan con avidez la riqueza que tienen a su disposición, incluso la riqueza prestada, y creen que la prudencia financiera o la vida frugal es una adversidad, como una dieta indeseada. Sin embargo, incluso cuando necesitamos pedir un préstamo, como por ejemplo para una casa, debemos hacerlo con suma consideración y reconociendo que necesitamos vivir dentro de nuestras posibilidades.
Los ricos pueden vivir con sus propios medios según su riqueza. Su problema es que siempre están preocupados por su riqueza y cómo conservarla. Cuando la gente tiene muy poco y vive con lo justo, se preocupa por conservar la vida, no la riqueza. No obstante, la Biblia da consejos sobre cómo vivir dentro de nuestras posibilidades, sin importar cuánto tengamos. Pablo recomienda lo que podríamos considerar sencillez extrema: “Así que, teniendo sustento y abrigo, [podríamos incluir la vivienda] estemos contentos con esto” (1 Tim. 6:8). Pablo no considera que las posesiones terrenales sean muy importantes porque para él, basta con vivir en Cristo (Fil. 1:21).
¿Qué principio hay que recordar antes que nada? Mat. 6:33. ¿De qué forma podemos estar seguros de que así es como vivimos?
Debiéramos pensar en nuestros medios no como ingresos, sino como recursos que tenemos la responsabilidad de administrar. Un presupuesto es el método que debemos usar para llevar a cabo esta tarea. La planificación de un presupuesto es una habilidad adquirida que necesitamos estudiar cuidadosamente. Se necesita una práctica disciplinada y esfuerzo para tener éxito en la gestión de un plan financiero equilibrado (Prov. 14:15). Si nos comprometemos a triunfar en nuestro plan de administración financiera, podremos evitar bochornosos errores financieros.
Si tienes problemas con la administración del dinero, fija un presupuesto. No tiene por qué ser complicado. Puede ser tan sencillo como sumar todos tus gastos durante unos meses y luego sacar el promedio de tus gastos mensuales. La clave es vivir dentro de tus posibilidades, pase lo que pase, y hacer todo lo posible para evitar endeudarte.
Lee Lucas 14:27 al 30. Jesús ilustra el costo del discipulado al dar el ejemplo de un constructor que estima el costo de construir una torre y lo que sucede si no puede terminarla. ¿Qué lección de mayordomía debemos extraer de aquí?
Miércoles 14 de marzo: Dile no a las deudas
Lee Deuteronomio 28:12. ¿Qué nos enseña esto acerca de endeudarnos demasiado? ¿Qué principio obra aquí?
Es cuestión de sentido común evitar las deudas por todos los medios. La Biblia también nos aconseja que evitemos salir de garantes de las deudas de otras personas (Prov. 17:18, 22:26). Las deudas influyen en el futuro y nos obligan a someternos a sus demandas desde nuestra condición de debilidad financiera. Son un elixir suave que a los cristianos se les hace difícil rechazar y administrar. Las deudas tal vez no sean inmorales, pero no fortalecen nuestra vida espiritual.
“Hay que tener estrictamente en cuenta la economía, porque en caso contrario se contraerán deudas. Manténganse dentro de los límites. Apártense de la deuda como se apartarían de la lepra” (CMC 286).
El endeudamiento puede convertirse en sometimiento financiero que nos haga “siervos del prestamista” (Prov. 22:7). Debido a que las deudas están tan entretejidas con la estructura de nuestro mundo económico, pensamos que son la norma. A fin de cuentas, hay naciones enteras que están endeudadas. ¿Por qué las personas no deberían hacer lo mismo? Esta es una actitud equivocada.
“Haga un pacto solemne con Dios prometiendo que mediante su bendición pagará sus deudas y luego a nadie deberá nada, aunque viva solamente de gachas y pan. Resulta muy fácil al preparar la mesa para la comida sacar de su cartera y gastar veinticinco centavos en cosas extras. Cuide los centavos y los pesos se cuidarán solos. Son los centavos aquí y los centavos allá gastados para esto, aquello y lo de más allá, que pronto suman pesos. Niéguese a complacer el yo, por lo menos mientras está asediado por las deudas. [...] No vacile, no se desanime ni se vuelva atrás. Niéguese a complacer su gusto, niéguese a satisfacer la complacencia del apetito, ahorre sus centavos y pague sus deudas. Elimínelas tan pronto como sea posible. Cuando nuevamente sea un hombre libre, no debiendo nada a nadie, habrá alcanzado una gran victoria” (CMC 271).
La deuda es un cimiento débil para los cristianos. Puede perjudicar nuestra experiencia espiritual e impactar en nuestra capacidad de financiar la obra de Dios. Nos priva de nuestra capacidad de dar a los demás con confianza y nos quita oportunidades para recibir las bendiciones de Dios.
¿Qué decisiones puedes tomar ahora que te ayuden a evitar deudas innecesarias? ¿Qué necesitas para negarte a ti mismo para estar libre de deudas?
Jueves 15 de marzo: Ahorro e inversión
Las hormigas trabajan para almacenar provisiones para el invierno (Prov. 6:6-8). Es sabio considerar sus caminos cuando ahorramos dinero en forma sistemática para un propósito específico. El sentido de ahorrar es tener disponibilidad de recursos para nuestros gastos cotidianos o nuestras necesidades en lugar de gastar o acumular el dinero que ganamos. Administrar dinero requiere sabiduría, la elaboración de un presupuesto y disciplina. Si todo lo que hacemos es ahorrar para nosotros mismos, estamos hurtando las posesiones de Dios en vez de administrarlas.
“El dinero gastado en forma innecesaria es una pérdida doble. No solo desaparece el dinero, sino también las ganancias potenciales. Si lo hubiéramos reservado, podría haberse multiplicado en la tierra por medio de ahorros o en el cielo al dar [...]. El ahorro es una disciplina que desarrolla autoridad sobre el dinero. En lugar de dejar que el dinero nos lleve a donde nuestros caprichos se inclinen, asumimos el control”.- R. C. Alcorn, Money, Possessions and Eternity [Dinero, posesiones y laeternidad], p. 328.
Lee Proverbios 13:11; 21:5; y 13:18. ¿Qué palabras prácticas hay aquí para nosotros que pueden ayudarnos a afrontar mejor los problemas financieros?
Los mayordomos ahorran para las necesidades familiares e invierten en el cielo cuando administran los recursos de Dios. No se trata de cuánto poseemos, sino de establecer un plan de administración bíblico, cualquiera que sea nuestras situación financiera. Debiéramos ser prudentes a la hora de ahorrar para las necesidades de la familia. Para minimizar cualquier pérdida, debemos dispersar el riesgo (Ecl. 11:1, 2). Trabajar en esa minimización antes que en nuestras necesidades (Prov. 24:27) y luego buscar asesoramiento profesional (Prov. 15:22) son dos herramientas exitosas en este modelo. A medida que se satisfacen las necesidades y la riqueza aumenta, debemos acordarnos de “Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas” (Deut. 8:18).
El modelo de inversión más seguro para el mayordomo de Dios es invertir en “el reino de los cielos” (Mat. 13:44). No hay recesión, riesgos, ladrones ni crisis de mercado. Es como tener un monedero o billetera que nunca se desgasta (Luc. 12:33). Al aceptar a Cristo se abre la cuenta, y la devolución del diezmo y el dar ofrendas son depósitos. Es decir, por más que necesitamos ocuparnos de nuestras cosas mundanas y terrenales aquí, como pagar las cuentas, debemos mantener siempre nuestro enfoque en las verdades eternas.
Lee 2 Corintios 4:18. ¿Cómo podemos mantener esta verdad siempre delante de nosotros mientras que al mismo tiempo vivimos como administradores responsables aquí?
Para Estudiar y Meditar:
Toda habilidad, destreza o don proviene de Dios, ya sea que hayamos nacido con él, que hayamos sido influenciados y educados por nuestro ambiente, o ambas cosas. Lo importante de la ecuación es lo que hacemos con las habilidades y destrezas que tenemos. Dios espera que los mayordomos aprendan a dominar sus habilidades y capacidades a través de la educación y la experiencia práctica (Ecl. 10:10).
Bezaleel se “ha llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, en inteligencia, en ciencia y en todo arte, (Éxo. 35:31). Él y Aholiab (Éxo. 35:34) tenían la habilidad de enseñar su oficio a los demás.
Nosotros podemos aprender a ser mejores mayordomos y específicamente a liquidar las deudas mientras vivimos en un mundo materialista. Siempre debiéramos desarrollar nuestras habilidades mediante la lectura, seminarios, la educación formal (cuando sea posible), y finalmente, ejercer lo que hemos aprendido. El cultivo de nuestras habilidades nos permite darle lo mejor a Dios y ser buenos mayordomos.
La parábola de los talentos indica que cada siervo recibió talentos “conforme a su capacidad” (Mat. 25:15). Dos siervos duplicaron sus cantidades; el tercero lo escondió en la tierra. Siempre debiéramos esforzarnos para mejorar lo que tenemos, pero enterrar el talento no demostró ninguna capacidad ni habilidad. Administrar dinero, liquidar deudas, fomentar la disciplina y la experiencia práctica desarrollan competencias que Dios bendice. Para tener éxito y ser bueno en algo, debemos repetirlo una y otra vez.
“Las lecciones de la Biblia, al entretejerse en la vida diaria, tienen una profunda y perdurable influencia en el carácter. Estas lecciones las aprendía y practicaba Timoteo. No tenía talentos especialmente brillantes; pero su trabajo era valioso porque usaba en el servicio del Señor las capacidades que Dios le daba” (HAp 167)
Preguntas para Dialogar:
Aunque el autocontrol siempre es importante para los cristianos, es especialmente importante cuando la falta de autocontrol puede causar problemas económicos o incluso la ruina. ¿Qué podemos hacer nosotros como iglesia para ayudar a quienes podrían correr peligro de caer en este problema?
Lee Romanos 13:7 y 8. ¿Cómo podemos aplicar estas palabras a nuestra vida cotidiana y en todas nuestras interacciones con los demás?
Algunos argumentan que no debemos preocuparnos por el hecho de endeudarnos, porque Jesús regresará pronto. ¿Cómo responderías a esa afirmación?
Lecciones de la Escuela Sabática
Estudie la palabra de Dios a través de las Guías o lecciones de la Escuela Sabática.
Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Juan 12:44,45.
Libros de Lecturas Devocionales
- A Fin de Conocerle. Hoy con la lectura Servid al señor de todo corazón basada en Colosenses 3:23-24.
- Cada día con Dios. Hoy con la lectura Fábulas por arte compuestas basada en Daniel 8:14.
Envíe su Pedido de Oración, sus peticiones serán tratadas de una forma confidencial.
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