Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Mayordomía: Las motivaciones del corazón"

Primer trimestre (enero-marzo) de 2018

Lección 8: "El impacto de diezmar"

Para el 24 de febrero de 2018

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 17 de febrero

Lee Para el Estudio de esta Semana: Marcos 16:15; 1 Pedro 3:8, 9; 1 Corintios 9:14; Romanos 3:19-24.

Para Memorizar: “¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio” (1 Cor. 9:13, 14).

Como vimos la semana pasada, el diezmo es una importante expresión de fe. Es una manera de revelar, o de verificar, la realidad de nuestra profesión. “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?” (2 Cor. 13:5).

La primera referencia bíblica al diezmo es cuando Abraham le da el diezmo a Melquisedec (Gén. 14:18-20; Heb. 7:4). Los levitas también recibían el diezmo por sus servicios en el Templo (2 Crón. 31:4-10). Hoy el diezmo es para el sostén del evangelio. Bien entendido, sirve como una medición espiritual de nuestra relación con Dios.

El uso del diezmo, su importancia, su método de distribución y el impacto que esto podría generar están planificados para nuestro crecimiento espiritual, al apoyar la obra de Dios y proporcionar la base financiera para predicar el evangelio. Este es el plan de Dios, y se lo considera el primer paso que da un mayordomo fiel.

Esta semana continuaremos analizando el diezmo: su distribución, lo que significa para los demás y cuál es su impacto en nuestra vida espiritual.

 

Ir ArribaDomingo 18 de febrero: Juntos financiamos la misión

Jesús nos ordena: “Predicad el evangelio” (Mar. 16:15) y “haced discípulos”, “enseñándoles que guarden todas las cosas” (Mat. 28:19, 20). Por lo tanto, Dios quiere que participemos en la obra más importante en la tierra: llevar a la gente a Jesús. Es responsabilidad del mayordomo costear esta misión con los recursos que Dios le ha confiado. La participación profundiza el compromiso personal de presentar a Cristo a los demás. Es el deber de cada discípulo, mayordomo y obrero entregar todo el diezmo para esta obra sagrada. Tenemos que orar por la unidad, pues esta nos ayuda a ser fieles en el financiamiento de la misión, así como una misión exitosa fortalece nuestra unidad en la fe.

¿Cuál es el plan financiero aprobado por Dios para cumplir con esta misión? ¿Qué significa “todos los diezmos”? ¿Qué significa la frase “haya alimento en mi casa”? Mal. 3:10.

Como hemos visto, la gente devuelve el diezmo desde los días de Abraham y de Jacob (Gén. 14:20; 28:22), y probablemente desde antes. El diezmo es parte de un sistema que financia a la iglesia de Dios. Es la mayor fuente de financiación y el método más equitativo para llevar a cabo su misión.

En las culturas actuales, la mayoría de los cristianos dan relativamente poco para financiar la misión de Dios. Si cada cristiano diera un diezmo honesto, el resultado sería “casi inimaginable, simplemente asombroso, casi más allá de la comprensión”.- C. Smith y M. O. Emerson, Passing the Plate [Pasando el alfolí], p. 27.

En todas las épocas, Dios ha tenido gente que estuvo dispuesta a financiar su misión. Todos tenemos la responsabilidad de entender y trabajar juntos para sostener económicamente esta tarea global. No podemos darnos el lujo de ser desorganizados, descuidados o poco sistemáticos para financiar la misión. Nuestro desafío es mucho mayor que cuando el pueblo y los levitas le dijeron a Nehemías: “No abandonaremos la casa de nuestro Dios” (Neh. 10:39), y más abrumador que el que enfrentaron los creyentes del siglo XIX. Hoy, los miembros laicos y los pastores deben estar unidos espiritualmente y sumar esfuerzos, económicamente hablando, de modo que se cumplan los objetivos mundiales y se financie la misión.

Piensa en la enorme magnitud de la misión adventista en el mundo (ver Apoc. 14:6, 7). ¿De qué modo debería entender cada uno su propia responsabilidad para ayudar a financiar esta obra?

 

Ir ArribaLunes 19 de febrero: Las bendiciones de Dios

Como vimos en Malaquías 3:10, Dios prometió una gran bendición a los que son fieles con su diezmo. Sin embargo, la bendición de Dios no es unidimensional. Por ejemplo, enfatizar la acumulación de bienes materiales como una bendición, en detrimento de todo lo demás, es una visión muy limitada de lo que realmente es la bendición de Dios.

La bendición en Malaquías es tanto espiritual como temporal. El significado de la bendición de Dios se evidencia mediante la salvación, la felicidad, la paz mental y en el hecho de que Dios siempre hace lo que es mejor para nosotros. Además, cuando Dios nos bendice, nos vemos obligados a compartir esas bendiciones con los menos afortunados. Hemos sido bendecidos para bendecir a los demás. De hecho, a través de nosotros, Dios puede extender sus bendiciones por todas partes.

Lee 1 Pedro 3:8 y 9. Según Pablo, ¿qué relación hay entre recibir bendiciones y ser una bendición para los demás?

Hay una doble bendición en diezmar. Recibimos bendiciones y somos una bendición para los demás. Podemos dar de lo que recibimos. Las bendiciones de Dios, que recibimos internamente, alcanzan a los demás externamente. “Dad, y se os dará; [...] porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir” (Luc. 6:38).

Lee Hechos 20:35. ¿De qué manera esto también se aplica al diezmo?

La mayor bendición que el diezmo nos imparte es confiar en Dios (Jer. 17:7). “El sistema especial del diezmo se fundaba en un principio que es tan duradero como la Ley de Dios. Este sistema del diezmo era una bendición para los judíos; de lo contrario, Dios no lo habría dado. Así también será una bendición para los que lo practiquen hasta el fin del tiempo. Nuestro Padre celestial no creó el plan de la benevolencia sistemática para enriquecerse, sino a fin de que fuese una gran bendición para el hombre. Vio que este sistema de beneficencia era precisamente lo que el hombre necesitaba” (TI 3:444).

Piensa en las oportunidades en las que el Señor te ha bendecido cuando alguien satisfizo tus necesidades... Ahora, piensa en formas en las que puedes ir y hacer lo mismo con otros.

 

Ir ArribaMartes 20 de febrero: El propósito del diezmo

Pablo le escribe a Timoteo: “No pondrás bozal al buey que trilla”, y “Digno es el obrero de su salario” (1 Tim. 5:18). Aquí, Pablo cita a Moisés, en Deuteronomio 25:4, en cuanto al buey; y a Jesús, en Lucas 10:7, en cuanto al obrero. La frase sobre el buey parece haber sido un proverbio, y significa que es justo que el buey coma grano mientras trabaja. De la misma manera, el segundo proverbio significa que los obreros dedicados que predican el evangelio debieran ser recompensados con un salario.

Dios crea los sistemas e interviene en ellos. Creó sistemas solares, ecosistemas, sistemas digestivos, sistemas nerviosos y muchos más. Los levitas usaban el sistema del diezmo (Núm. 18:26) para atender el Tabernáculo y sostenerse. El equivalente actual serían quienes dedican su vida a predicar el evangelio. El sistema de diezmos de Dios es el medio que escogió para sostener el ministerio, y se ha utilizado a lo largo de toda la historia de la salvación. Por ende, para la obra de Dios, es fundamental sustentar a estos obreros con el diezmo.

¿Qué quiere decir Pablo y cuál es la implicación moral de la frase: “Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio” (1 Cor. 9:14)? ¿Qué enseña 2 Corintios 11:7 al 10 sobre la necesidad de sostener a aquellos que difunden el evangelio?

Cuando Pablo dijo: “He despojado a otras iglesias, recibiendo salario para serviros a vosotros” (2 Cor. 11:8), hablaba irónicamente de recibir un salario de parte de una iglesia macedonia pobre mientras atendía a una iglesia de Corinto rica. Lo que le quería transmitir a la iglesia de Corinto era que quienes predican el evangelio merecen recibir su paga.

El diezmo debe usarse con un propósito especial y debe seguir siendo así. “El diezmo ha sido puesto aparte con un propósito especial. No debe considerarse como un fondo para pobres. Debe dedicarse especialmente al sostén de los que predican el mensaje de Dios al mundo; y no hay que desviarlo de este propósito” (CMC 108).

Lee Levítico 27:30. ¿De qué manera el principio que encontramos aquí se aplica a nosotros hoy?

 

Ir ArribaMiércoles 21 de febrero: El depósito

Dios tiene un depósito para el viento (Jer. 10:13), el agua (Sal. 33:7), la nieve y el granizo (Job 38:22), y sobre todos ellos tiene control total. Sin embargo, el depósito más preciado de Dios es el que comprende el diezmo. “Yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión” (Núm. 18:21). En este versículo se menciona, por primera vez, dónde se almacena el diezmo y lo hoy se conoce como “el principio del depósito”. Dios también instruyó a los israelitas a llevar el diezmo a un lugar que él eligió (Deut. 12:5, 6). Durante la época de Salomón, el diezmo era devuelto en el Templo de Jerusalén. Los israelitas entendieron fácilmente qué era y dónde estaba el “depósito” cuando el profeta Malaquías les dijo: “Traigan todos los diezmos al depósito del templo” (Mal. 3:10, NTV). El depósito representaba el lugar desde donde se llevaban a cabo los servicios religiosos y de donde los levitas obtenían su sustento.

¿Qué otros nombres se utilizan en las Escrituras para identificar el depósito? 1 Crón. 26:20; 2 Crón. 31:11-13; Neh. 10:38.

Llevar el diezmo sagrado al depósito es el único modelo presentado en la Biblia. En cada dispensación, Dios ha tenido un depósito central para administrar el diezmo. Los adventistas del séptimo día constituyen una religión/iglesia mundial en la que se acepta y se practica el principio del depósito. Se invita a los miembros a devolver el diezmo a la tesorería de la asociación/misión a través de la iglesia local de la que son miembros. Los pastores reciben su salario de la tesorería de esa asociación/misión.

“A medida que la obra de Dios se extienda, se pedirá ayuda más y más frecuentemente. Para que estas peticiones puedan atenderse, los cristianos deben prestar atención al mandato: ‘Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa’ (Mal. 3:10). Si los profesos cristianos fueran fieles en traer a Dios sus diezmos y ofrendas, su tesorería estaría llena. No habría entonces que recurrir a exposiciones, loterías, o excursiones de placer para asegurar fondos para el sostén del evangelio” (HAp 272).

Piensa en lo que ocurriría si la gente enviara sus diezmos a donde quisiera. Si todo el mundo hiciera eso, ¿qué pasaría con la obra de Dios? Por lo tanto, ¿por qué es importante que entreguemos nuestros diezmos en donde corresponde?

 

Ir ArribaJueves 22 de febrero: El diezmo y salvación por la fe

Lee Romanos 3:19 al 24. ¿Qué verdad fundamental se enseña aquí, que es esencial para nuestra fe? ¿Por qué siempre debemos ceñirnos a esta enseñanza fundamental para nuestras creencias?

La esencia del mensaje bíblico es que ninguno de nosotros merece la redención (Rom. 3:23). Si la mereciéramos, sería por méritos, o por obras, y esa idea es contraria a la Biblia.

Lee Romanos 4:1 al 5. ¿Qué enseñan estos versículos sobre la gracia en contraposición con los méritos?

Entonces, la salvación es un regalo (Efe. 2:8, 9) que reciben los que no lo merecen. La salvación se da porque los méritos del sacrificio perfecto de Cristo son acreditados a nuestra cuenta. En lo que respecta al diezmo, no obtenemos ningún crédito por parte de Dios al devolverlo. Después de todo, como en principio el diezmo es de Dios, ¿qué mérito puede haber en devolvérselo?

Diezmar no es un acto que nos salve, como tampoco nos salva ninguna de las otras buenas acciones para las que hemos sido creados como cristianos (“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” [Efe. 2:10]).

Sin embargo, la devolución del diezmo revela una actitud que o bien es humilde y sumisa, o es prepotente y desafiante respecto de lo que Dios nos ha pedido que hagamos. Si amamos a Dios, le obedeceremos. El diezmo es una expresión externa de nuestra comprensión de que, por cierto, nosotros aquí solo somos mayordomos y todo se lo debemos a Dios. Así como el sábado es un recordatorio semanal de Dios como Creador y Redentor, la devolución del diezmo puede funcionar de manera similar: nos recuerda que no somos nuestros, y que nuestra vida y nuestra salvación son dones de Dios. Como resultado, podemos reconocer esa realidad y vivir una vida de fe, reconociendo que la devolución del diezmo es una expresión muy tangible de esa fe.

¿Qué nos dice Lucas 21:1 al 4 sobre lo que significa vivir por fe?

 

Ir ArribaViernes 23 de febrero

Para Estudiar y Meditar:

Es muy fácil olvidar que cada respiración, cada latido del corazón, cada momento de nuestra existencia solo provienen del Señor. En Hechos 17, Pablo habla con los atenienses acerca del Dios verdadero, que no solo es el Creador (el “Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay” [Hech. 17:24]), sino también el Sustentador (“Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos” [Hech. 17:28]). Los atenienses no sabían nada del Dios verdadero. Nosotros como cristianos, sí; y esta realidad debe ser la base de nuestro estilo de vida. Dios es muy exigente con nosotros y, como resultado, tenemos que vivir de acuerdo con esas exigencias:

“Así también sucede con las exigencias de Dios hacia nosotros. Pone sus tesoros en las manos de los hombres, pero requiere que una décima parte sea puesta fielmente a un lado para su obra. Requiere que esta porción sea entregada a su tesorería. Ha de serle devuelta como propiedad suya; es sagrada y debe emplearse para fines sagrados, para el sostén de los que han de proclamar el mensaje de salvación en todas partes del mundo. Se reserva esta porción a fin de que siempre afluyan recursos a su tesorería y se pueda comunicar la luz de la verdad a los que están cerca y a los que están lejos. Obedeciendo fielmente este requerimiento, reconocemos que todo lo que tenemos pertenece a Dios” (TI 6:386).

Preguntas para Dialogar:

  1. “El tiempo pasa rápidamente hacia la eternidad. No retengamos de Dios lo que le pertenece. No le rehusemos lo que, aun cuando no puede ser ofrecido con mérito, no puede ser negado sin ruina. Él nos pide todo el corazón; démoslo; es suyo, tanto por derecho de creación como de redención. Nos pide nuestra inteligencia; démosla, es suya” (HAp 452).

    ¿Qué quiere decir Elena de White con estas palabras: “No retengamos de Dios lo que le pertenece. No le rehusemos lo que, aun cuando no puede ser ofrecido con mérito, no puede ser negado sin ruina”? ¿De qué nos privamos cuando no diezmamos?

  2. Reflexiona en la idea de que todos los miembros de la iglesia hagan con el diezmo lo que quieran; es decir, enviarlo a alguna causa que consideren loable, en contraposición con el “depósito”. ¿Por qué es tan mala esta idea? ¿Qué pasaría con nuestra iglesia? ¿Por qué actuar de ese modo ayudaría a provocar una terrible fractura entre nosotros?

  3. En Lucas 21, Jesús encomió a la viuda por dar su dinero al Templo a pesar de toda la corrupción que él sabía que había allí. ¿Qué debería decirles eso a quienes creen que pueden desviar su diezmo porque tienen dudas sobre cómo es utilizado?

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