Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Preparación para el tiempo del fin"

Segundo trimestre (abril-junio) de 2018

Lección 7: "Mateo 24 y 25"

Para el 19 de mayo de 2018

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 12 de mayo

Lee Para el Estudio de esta Semana: Mateo 24:1-25; Apocalipsis 13:11-17; Mateo 7:24-27; Lucas 21:20; 2 Reyes 23:13; Mateo 25:1-30.

Para Memorizar: “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mat. 24:24).

En Mateo 24 y 25, Jesús revela importantes verdades sobre el fin de los tiempos y sobre cómo prepararse. En un sentido, estos capítulos contienen lo que Cristo enseñó sobre los acontecimientos finales. Al mismo tiempo, al contemplar el futuro más inmediato, él ve la destrucción inminente de Jerusalén, una tragedia de proporciones catastróficas para su pueblo.

En las palabras dichas a sus discípulos, Cristo no solo les habla a ellos, sino también a sus seguidores de las generaciones siguientes y, en especial, a los de la última generación, que estará viva cuando él regrese. Jesús no pinta un cuadro bonito. Guerras, rumores de guerra, pestilencias, falsos Cristos y persecuciones: esta será la suerte del mundo y de su iglesia. Sorprendentemente –o en realidad, no–, al mirar hacia atrás, podemos ver cuán exactas fueron sus predicciones. Por lo tanto, podemos confiar en él para las predicciones que todavía no se han cumplido en la historia ni en nuestra vida.

Sin embargo, Jesús no solo advirtió en cuanto a lo que vendría. En Mateo 25 contó parábolas que, si se las atiende, prepararán a su pueblo para cuando venga el “Hijo del Hombre”. Sí, vendrán tiempos difíciles, pero el Señor preparará a un pueblo con el que se encontrará cuando regrese.

 

Ir ArribaDomingo 13 de mayo: Una confirmación poderosa de la profecía

En los últimos días antes de la muerte de Jesús en la cruz, los discípulos hablaron con él en el Monte de los Olivos. Imagínate escuchar a Jesús decir que el Templo será destruido. Nadie sabe exactamente lo que pasó por la mente de los discípulos, pero las preguntas que hicieron más adelante indican que relacionaron la destrucción del Templo con “el fin del mundo” (Mat. 24:3).

Lee Mateo 24:1 al 25. ¿Qué mensaje general dio Jesús a sus seguidores acerca de los últimos días?

Mateo 24:1 al 25 deja en claro que, entre otras cosas, a Cristo le preocupaban los engaños que confundirían a su pueblo a través de las edades y hasta el tiempo del fin. Entre esos engaños, señaló a falsos profetas y falsos Cristos; y que algunos afirmarían representar a Cristo (falsos profetas), y otros dirían que son el Cristo. Y lo terrible es que la gente les creyó y les creerá.

Hemos visto una triste pero poderosa confirmación de la Palabra de Dios. A lo largo de la historia, e incluso en nuestros días, ha habido engañadores que dijeron: “Yo soy el Cristo”. ¡Qué profecía tan notable! Al vivir en estos tiempos, podemos examinar los largos siglos de historia y ver (como no pudieron hacerlo en la época de Cristo) cuán exacta fue esa predicción. Tampoco debemos sorprendernos si este tipo de engaños va en aumento a medida que nos acercamos a la crisis final.

Además, en el contexto de la confesión de fe, observa cómo describió Jesús la condición del mundo. Desde la época de Cristo, en varias oportunidades de la historia de la tierra, la gente puso su esperanza en cosas que creía que eliminarían, o al menos reducirían en gran medida, los sufrimientos y la aflicción de la humanidad. Ya sea que se tratara de movimientos políticos o de tecnología, o de ciencia o de razón, en un momento u otro, la gente ha puesto gran esperanza en que estas cosas inaugurarían una utopía aquí en la tierra. Como ha demostrado una vez más el doloroso testimonio de la historia, estas esperanzas siempre han resultado ser infundadas. El mundo de hoy es exactamente como Jesús dijo que sería. Las palabras de Cristo, pronunciadas hace casi dos mil años, demuestran cuán equivocadas son esas esperanzas.

Lee Mateo 24:25. ¿Qué podemos extraer de este versículo que nos ayude a afirmarnos en nuestra fe?

 

Ir ArribaLunes 14 de mayo: Resistir hasta el fin

Lee Mateo 24:9, y Apocalipsis 13:11 al 17. ¿Qué paralelismos existen entre lo que Jesús dijo en Mateo y lo que Juan, por inspiración divina, escribió en Apocalipsis?

La preocupación de Cristo por su pueblo en el tiempo del fin incluye un engaño mundial que hace que las naciones se opongan a la fe verdadera e impongan una falsa adoración al mundo. Quienes permanezcan firmes enfrentarán odio, tribulación e incluso la muerte.

Lee Mateo 24:13. ¿Cuál es la clave para ser salvo, para ser fiel, incluso en medio de la oposición mundial?

“Sólo los que hayan fortalecido su mente con las verdades de la Biblia podrán resistir en el último gran conflicto” (CS 580). Esta declaración significa que todos los que fortifican su mente con las verdades bíblicas no serán arrastrados por ninguno de los engaños del tiempo del fin. Tienen que estar cimentados en lo que es la verdad para este tiempo; de lo contrario, los engaños los abrumarán.

Lee Mateo 7:24 al 27. ¿Qué otra cosa es esencial para permanecer fieles a Dios?

Es muy importante estar cimentados intelectualmente en la Palabra de Dios pero, según Jesús, eso todavía no es suficiente para poder permanecer firmes en medio de las pruebas que enfrentaremos. Tenemos que hacer lo que aprendimos; es decir, tenemos que obedecer la verdad como es en Jesús. En la parábola anterior, ambos constructores oyeron las palabras de Jesús. La diferencia entre ellos, entre lo duradero y lo efímero, estaba en obedecer lo que Jesús había enseñado.

¿Por qué el que obedece se mantiene firme y el que desobedece cae? ¿Cuál es la diferencia que marca la obediencia para que una persona se mantenga firme en la fe?

 

Ir ArribaMartes 15 de mayo: La “abominación desoladora”

En su gran discurso sobre el tiempo del fin, Cristo llama la atención sobre “la abominación desoladora” (Mat. 24:15), una imagen del libro de Daniel (Dan. 9:27; 11:31; 12:11).

Dios llamaba “abominación” a las graves violaciones de su Ley, como la idolatría (Deut. 27:15) o las prácticas sexuales inmorales (Lev. 18:22). Por lo tanto, esta “abominación desoladora” implicaba una especie de apostasía religiosa.

Lee Mateo 24:15 y Lucas 21:20. ¿En qué sentido estos versículos nos ayudan a entender mejor qué quiso decir Jesús con la expresión “abominación desoladora”?

Estos dos versículos aclaran que la predicción de Jesús incluye, en un sentido más inmediato, la terrible destrucción que vendría sobre Jerusalén en el año 70 d.C., cuando la Roma pagana destruiría no solo la ciudad, sino también el templo sagrado.

Sin embargo, hay un segundo cumplimiento de esta profecía en la que los acontecimientos más inmediatos, como la destrucción de Jerusalén, constituyen un tipo de los eventos futuros del tiempo del fin. “Cristo vio en Jerusalén un símbolo del mundo endurecido en la incredulidad y rebelión, y que corría presuroso al encuentro de los juicios retributivos de Dios” (CS 22).

En Daniel 12:11, y 11:31, la “abominación desoladora” aparece en relación con la última fase de Roma, la fase papal, en la que se establece un sistema alternativo de mediación y salvación, que busca usurpar lo que Cristo hizo y hace por nosotros en el Santuario celestial.

Daniel 8, especialmente los versículos 9 al 12, ayuda a situar estos acontecimientos en su contexto histórico, con un poder romano en dos fases. La primera fase, vista en la rápida expansión horizontal del cuerno pequeño (Dan. 8:9), muestra el vasto imperio de la Roma pagana. En la segunda fase (Dan. 8:10-12), el cuerno pequeño crece verticalmente, derribando algunas de las estrellas (persiguiendo al pueblo de Dios), y engrandeciéndose contra el “príncipe de los ejércitos” (Dan. 8:11), Jesús. Esto representa la fase papal, que surgió de la caída del Imperio Romano pagano, pero sigue siendo Roma. (Por eso un símbolo, el cuerno pequeño, representa ambas fases del mismo poder.) El juicio en Daniel 7:9 y 10, la purificación del Santuario en Daniel 8:14 y las señales en el cielo de Mateo 24:29, todo apunta a la intervención de Dios en favor de su pueblo en los últimos días.

 

Ir ArribaMiércoles 16 de mayo: Las diez vírgenes

Después de su discurso de Mateo 24 acerca de las señales de su venida, Jesús habla, en Mateo 25, de cómo estar preparados para ello.

Lee, en Mateo 25:1 al 13, la parábola de las diez vírgenes. ¿Qué está diciendo Jesús aquí que debiera ayudarnos a entender cómo podemos estar preparados para su regreso?

Jesús comienza esta parte de su discurso hablando de diez vírgenes. El término “vírgenes” sugiere que representan a los que profesan ser cristianos, que no están del lado de Satanás en el conflicto. Aunque se las compara con el Reino de los cielos (Mat. 25:1), en el tiempo del fin, todas se duermen (Mat. 25:5). Cristo ya había advertido que había que velar (Mat. 24:42), o mantenerse despiertos, para no ser desechados cuando él volviera.

Las diez vírgenes tenían lámparas y todas salieron al encuentro del novio, lo que significa que todas estaban esperando su venida. Hubo un retraso, y todas las que creían en su venida se durmieron. De repente, en la oscuridad de la noche, todas se despertaron: venía el novio (Mat. 25:1-6).

Las vírgenes insensatas se sobresaltaron: la llegada del novio las encontró desprevenidas. ¿Por qué? Una versión dice que “nuestras lámparas se apagaron” (Mat. 25:8). Otras versiones, fieles al original griego, dicen que las lámparas “se están apagando”. Todavía había una llama parpadeante. Todavía tenían un poco de aceite, pero no lo suficiente como para estar preparadas para encontrarse con Cristo.

Entonces, ¿cuál es el problema?

Estas vírgenes representan a los cristianos que esperan que Cristo regrese, pero tienen una experiencia superficial con él. Tienen un poco de aceite, el Espíritu obra de algún modo en su vida, pero es solo un parpadeo; están satisfechos con poco cuando necesitan mucho.

“El Espíritu obra en el corazón del hombre de acuerdo con su deseo y consentimiento, implantando en él una nueva naturaleza. Pero, las personas representadas por las vírgenes fatuas se contentaron con una obra superficial. No conocen a Dios. No han estudiado su carácter; no han mantenido comunión con él; por tanto, no saben cómo confiar, cómo mirar y vivir. Su servicio a Dios degenera en formulismo” (PVGM 338).

¿Cómo podemos mirarnos a nosotros mismos y asegurarnos de que no estamos cometiendo los mismos errores que estas personas? Si nos vemos en este rol, ¿de qué forma podemos cambiar?

 

Ir ArribaJueves 17 de mayo: De qué modo usar tus talentos

Lee Mateo 25:13 al 30. ¿Qué papel juega el uso de nuestros dones en nuestra preparación para el regreso de Cristo?

Aunque Jesús contó una parábola diferente a la anterior, ambas hablan de estar listos para el regreso de Cristo. Ambas tratan de los que estaban preparados y los que no. Y ambas muestran el destino de quienes, por su propia negligencia espiritual, enfrentaron la perdición eterna.

Así como el aceite representa al Espíritu Santo para las diez vírgenes, las “monedas de oro” (Mat. 25:15, NVI) representan talentos, que es la palabra griega (talanta) en el idioma original. “Los talentos representan dones especiales del Espíritu como también los naturales” (CBA 5:498).

Todos los siervos de la parábola habían recibido bienes de su señor. Observa, además, que eran bienes del amo (Mat. 25:14), que les fueron confiados “a cada uno conforme a su capacidad” (Mat. 25:15). Los dones que recibieron fueron dados en fideicomiso; en realidad, estos siervos eran mayordomos de lo que no poseían, eran responsables. Por eso, cuando el señor regresó, “arregló cuentas con ellos” (Mat. 25:19).

Los dones espirituales provienen del Espíritu Santo (ver 1 Cor. 12:1-11, 28-31; Efe. 4:11). Hay una buena noticia para quienes piensan que tienen el don menor. Los dones nunca se reciben sin recibir también al Dador. Por lo tanto, estas personas reciben su don al recibir el mayor don: el Espíritu Santo.

Los dones ya son nuestros en Cristo, pero nuestra posesión real depende de la recepción del Espíritu Santo y de nuestra entrega a él. Aquí es donde el siervo infructuoso cometió el error. Se le había dado un don, pero no hizo nada con él. No desarrolló su don. No hizo un esfuerzo para tomar lo que había recibido de gracia para hacer algo con ello. Como resultado, Jesús lo llamó “malo y negligente” (Mat. 25:26), una condena impactante.

Jesús contó esta parábola en el contexto de los últimos días y de su regreso. ¿Qué nos enseña, entonces, en cuanto a la importancia del uso de nuestros talentos a fin de estar preparados para los últimos días?

 

Ir ArribaViernes 18 de mayo

Para Estudiar y Meditar:

“El hombre que recibió un solo talento ‘hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor’.

“El que había recibido el don más pequeño fue el que dejó su talento sin mejorar. Aquí se da una advertencia a todos los que sienten que la pequeñez de sus talentos los excusa de servir a Cristo. Si pudieran hacer algo grande, cuán gozosamente lo emprenderían; pero debido a que solo pueden servir en cosas pequeñas, piensan que están justificados en no hacer nada. En esto se equivocan. El Señor está probando el carácter por la manera en que distribuye los dones. El hombre que deja de aprovechar su talento demuestra que es un siervo infiel. Si hubiera recibido cinco talentos, los habría enterrado lo mismo como enterró el único que recibió. El mal uso de un solo talento mostró que despreciaba los dones del cielo.

“ ‘El que es confiable en lo poco, también lo es en lo mucho’ (Luc. 16:10). La importancia de las cosas pequeñas es, a menudo, menospreciada a causa de su pequeñez; pero ellas proveen una gran parte de la actual disciplina de la vida. En realidad no hay nada que no sea esencial en la vida cristiana. El edificio de nuestro carácter se verá lleno de riesgos si menospreciamos la importancia de las cosas pequeñas” (PVGM 290).

Preguntas para Dialogar:

  1. ¿Cuáles han sido algunas de las ideologías e ideales que la gente creía que producirían una utopía en la tierra? ¿Cuáles fueron esas ideas y por qué, sin excepción, todas fracasaron?

  2. ¿Qué hay, en la obediencia que Dios nos pide, que fortalece nuestra fe? Es decir, ¿por qué la fe sin las obras correspondientes “está muerta” (Sant. 2:26)? Teniendo en cuenta el tipo de pruebas que les espera a quienes “guardan los mandamientos de Dios” (Apoc. 14:12), ¿por qué es tan importante que nos preparemos ahora para lo que vendrá cuando menos lo esperamos?

  3. Medita en la historia de las diez vírgenes. El hecho de que, a simple vista y de diversas maneras, todas se veían iguales y actuaran del mismo modo ¿por qué debiera ser una advertencia para nosotros? ¿De qué forma podemos asegurarnos de no autoengañarnos como los necios?

  4. ¿Qué significa que, si fuere posible, incluso “los escogidos” serían engañados? ¿Qué entendemos por “los escogidos”? (Ver Mat. 24:31; Rom. 8:33; Col. 3:12.) ¿Qué nos dice esto acerca de cuán grandes serán los engaños?

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