Lecciones para adultos: "El libro de Apocalipsis"

Primer trimestre (enero-marzo) de 2019

Lección 10: "El evangelio eterno de Dios"

Para el 9 de marzo de 2019

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Sábado 2 de marzo

Lee Para el Estudio de esta Semana: Apocalipsis 14:6-12; Mateo 24:14; Eclesiastés 12:13, 14; Éxodo 20:2-11; Isaías 21:9; 34:8-10.

El Apocalipsis muestra que el engaño de Satanás en el tiempo del fin será tan exitoso que el mundo decidirá adorar a la bestia y recibir su marca. Sin embargo, Apocalipsis 14:1 al 5 nos dice que Dios tendrá su remanente, aquellos que tomarán partido por el Señor cuando la mayoría del mundo no lo haga.

En definitiva, la gente no tendrá que escoger si adorar o no (todos siempre adoran algo), sino más bien a quién adorar. Los adoradores de la bestia recibirán la marca en la frente o en la mano derecha, símbolo de su decisión de servir a este sistema apóstata con su mente y sus acciones.

Al mismo tiempo, el mundo será testigo de una gran proclamación del evangelio, como no se ha visto desde los días del Pentecostés. Antes de que los juicios de Dios se derramen sobre la humanidad rebelde, Dios enviará sus mensajes de advertencia. Las actividades de Satanás son mundiales; por lo tanto, la proclamación del evangelio en el tiempo del fin también será mundial. Dios no quiere que nadie perezca, sino que todos se salven; por eso, la muerte de Cristo fue para toda la humanidad. La cuestión es quién aceptará ese ofrecimiento y quién no.

 

Domingo 3 de marzo: El mensaje de los tres ángeles

Justo antes del fin, Dios envía sus mensajes de advertencia, representados simbólicamente en términos de tres ángeles resonantes que vuelan por el cielo. La palabra griega para ángel (angelos) significa “mensajero”. En la Biblia, los ángeles a menudo representan a personas al servicio de Dios (Mal. 2:7; Mat. 11:10). Las evidencias de Apocalipsis sugieren que los tres ángeles representan al pueblo de Dios, a quien se le ha confiado el mensaje del tiempo del fin para compartirlo con el mundo.

Este primer mensaje del tiempo del fin es el evangelio. El evangelio es la buena noticia de Dios, que salva a los seres humanos gracias a lo que Jesucristo ha hecho por ellos. El mensaje del primer ángel es el evangelio “eterno” porque es parte del esfuerzo continuo de Dios para recuperar a la humanidad caída, un plan establecido incluso antes de que existiésemos (2 Tim. 1:9; Tito 1:2). El evangelio incluye tanto la salvación como el juicio. Son las buenas nuevas de salvación para quienes lo aceptan, pero también es una advertencia de juicio para quienes rechazan la esperanza que ofrece.

Se describe a los tres ángeles proclamando el mensaje “a gran voz” (Apoc. 14:7, 9). El mensaje es urgente e importante; todos deben oírlo porque atañe a su destino eterno. Por ende, debe ser proclamado a cada nación, tribu, lengua y pueblo. Esto es especialmente importante a la luz del hecho de que, en el tiempo del fin, la bestia ejercerá la autoridad delegada por Satanás sobre “toda tribu, pueblo, lengua y nación” (Apoc. 13:7). Así como las actividades engañosas de Satanás son de alcance mundial, así también será la proclamación del evangelio en el tiempo del fin.

El pueblo de Dios proclama el mensaje de los tres ángeles para contrarrestar a los tres espíritus demoníacos semejantes a ranas que salen de la boca de la trinidad satánica (Apoc. 16:13, 14). El mensaje de estos es una imitación del mensaje de los tres ángeles. Por lo tanto, en el tiempo del fin, el mundo recibirá dos mensajes contrapuestos, cada cual con el objetivo de granjearse la lealtad de los habitantes de la Tierra.

 

Lunes 4 de marzo: El mensaje del primer ángel. Primera parte

El llamado a temer a Dios y darle gloria (Apoc. 14:7) se proclama en el contexto del “evangelio eterno”. Tomar conciencia de lo que Cristo ha hecho por nuestra salvación da lugar a nuestra respuesta positiva.

En el Apocalipsis, temer a Dios y darle gloria van unidos (Apoc. 11:13; 15:4). En tanto que lo primero indica una relación correcta con Dios (Job 1:8), lo último denota obediencia a él.

Temer a Dios no significa tenerle miedo, sino tomarlo en serio y darle el lugar que le corresponde en nuestra vida. El pueblo de Dios del tiempo del fin es el que teme a Dios (ver Apoc. 11:18; 19:5). La persona que teme a Dios lo glorifica mediante su obediencia (Deut. 5:29; Ecl. 12:13) y al reflejar el carácter de Dios (Gén. 22:12).

La motivación para temer a Dios y darle gloria es que “la hora de su juicio ha llegado” (Apoc. 14:7). El juicio en cuestión aquí es el juicio previo al advenimiento, que tiene lugar antes de la Segunda Venida. El propósito del juicio preadvenimiento es determinar si hemos decidido servir realmente a Dios o no (una decisión que se manifiesta a través de nuestras obras). Al término de este juicio, se decide el destino de cada persona (Apoc. 22:11) y Jesús vendrá a traer su recompensa a cada persona según sus obras (Apoc. 22:12).

El juicio de Apocalipsis 14 es una parte del evangelio. Para quienes tienen una buena relación con Dios, el juicio es una buena noticia; significa vindicación, salvación y libertad. No obstante, es una mala noticia para los infieles. El mensaje del juicio venidero es un llamado para que se vuelvan a Dios y se arrepientan, porque Dios no quiere que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Ped. 3:9).

 

Martes 5 de marzo: El mensaje del primer ángel. Segunda parte

El Apocalipsis nos muestra que los aspectos esenciales de la última crisis de la historia de la Tierra serán la adoración y la obediencia a Dios, que se manifiestan al guardar sus mandamientos (Apoc. 14:12). Los habitantes del mundo se dividirán en dos grupos: los que temen y adoran a Dios, y los que temen y adoran a la bestia.

El concepto central de los primeros cuatro mandamientos del Decálogo está relacionado con la adoración. El Apocalipsis indica que estos mandamientos se convertirán en la norma de lealtad a Dios en la crisis final. El conflicto final entre Cristo y Satanás girará inequívocamente en torno de la adoración y los primeros cuatro mandamientos.

El punto crucial de la crisis final se enfatiza en la segunda exhortación del mensaje del primer ángel. El llamado a “adora[r] a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apoc. 14:7) es una alusión verbal al cuarto mandamiento del Decálogo (Éxo. 20:11). Esto muestra que el llamado a adorar a Dios el Creador se da en el contexto de la observancia del sábado.

En el Decálogo, como en el resto de la Biblia, la verdadera adoración guarda relación con el día correcto para adorar. El día de reposo sabático es una señal especial de nuestra relación con Dios (Éxo. 31:13; Eze. 20:12). El mensaje del primer ángel muestra que en el tiempo del fin los habitantes del mundo serán llamados a volver a adorar al verdadero Creador y darle el lugar que le corresponde en su vida. Este mensaje contrarresta las actividades engañosas de Satanás en el tiempo del fin para arrastrar al mundo a la religión falsa y para servir y adorar a un dios falso. El cuarto mandamiento, el sábado, será fundamental en todo esto.

“Mientras la observancia del falso día de reposo (domingo) –en obediencia a la ley del Estado y en oposición al cuarto mandamiento– será una declaración de obediencia a un poder que está en oposición a Dios, la observancia del verdadero día de reposo (sábado) –en obediencia a la ley de Dios– será una evidencia de lealtad al Creador. Mientras una clase de personas, al aceptar el signo de la sumisión a los poderes terrenales, recibe la marca de la bestia, la otra, por haber elegido el signo de obediencia a la autoridad divina, recibirá el sello de Dios” (CS 591).

Miércoles 6 de marzo: El mensaje del segundo ángel

Mientras que el mensaje del primer ángel llama a la gente a temer y adorar al Dios verdadero, el segundo anuncia la ruina de la Babilonia del tiempo del fin como un falso sistema religioso.

A Babilonia se la llama la gran ciudad. La razón de esto es que el símbolo de Babilonia en el Apocalipsis tiene sus raíces en la Babilonia histórica como el poder impío que se oponía a Dios y oprimía a su pueblo. Isaías 14:12 al 15 equipara a Babilonia con Satanás y su intento de hacerse igual a Dios. La Babilonia del tiempo del fin en el Apocalipsis es el nombre de la trinidad satánica en unión con otras religiones falsas (Apoc. 17:5). Estas se pondrán al servicio de Satanás contra el pueblo de Dios (ver Apoc. 13:11-18). Esta unión religiosa apóstata manifestará la arrogancia de la Babilonia antigua al exaltarse por encima de Dios e intentar ocupar su lugar en este mundo. El mensaje del segundo ángel le asegura al pueblo de Dios que este sistema inicuo llegará a su fin, tal como lo hizo la Babilonia de antaño.

Se acusa a Babilonia de hacer beber a todas las naciones del vino de la ira de su fornicación. Jeremías menciona que Babilonia embriaga a las naciones de la Tierra (Jer. 51:7). Apocalipsis 17 describe a la Babilonia del tiempo del fin como una prostituta que emborracha a los habitantes de la Tierra con su vino de inmoralidad (ver Apoc. 17:2). Esto alude a Apocalipsis 13 donde la trinidad satánica seduce a los habitantes de la Tierra para adorar a la bestia y su imagen (Apoc. 13:11-18).

El vino de Babilonia se refiere a las falsas enseñanzas y al falso evangelio que ofrece este sistema religioso apóstata. Los borrachos no pueden pensar con sobriedad. A medida que la gente se embriague espiritualmente con el vino de Babilonia, esta asumirá el control de su conciencia y los impulsará a adorar a la bestia y a recibir la marca de la bestia. Cuando hayan pasado los efectos de su embriaguez, se darán cuenta de sus decisiones y actos. Sin embargo, será demasiado tarde (Apoc. 17:15-17).

 

Jueves 7 de marzo: El mensaje del tercer ángel

En contraste con este pueblo, Apocalipsis 14:9 y 10 advierte sobre el destino de quienes enfrenten la ira de Dios. En el Antiguo Testamento, el derramamiento de la ira de Dios se describe simbólicamente como beber vino de una copa (Jer. 25:15, 16). La severidad del juicio sobre los adoradores de la bestia se expresa como beber el vino de la ira de Dios que se mezcla sin diluir en la copa. Los pueblos antiguos a menudo diluían el vino con agua para reducir su poder embriagador; al contrario, para aumentarlo, mezclaban el vino sin diluir con hierbas y especias. El vino que se mezcla sin diluir describe el derramamiento de la ira de Dios en toda su capacidad, sin mezcla de misericordia (ver Sal. 75:8).

La declaración del tormento con fuego y azufre se refiere a la destrucción total. El fuego y el azufre son un instrumento de juicio (Gén. 19:24; Isa. 34:8-10). El humo que asciende de la destrucción es una imagen muy conocida de la Biblia. Isaías profetizó acerca de la futura destrucción de Edom con fuego y azufre: se convertirá en alquitrán ardiente; “no se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo” (Isa. 34:10). Judas, al describir el destino de Sodoma y Gomorra, menciona que sufrieron el castigo del “fuego eterno” (Jud. 7). Estos pasajes no se refieren a una combustión interminable, ya que ninguna de estas ciudades se está quemando en la actualidad. Las consecuencias son eternas, no la combustión en sí. El “fuego eterno” en Apocalipsis se refiere a la aniquilación; la combustión durará lo suficiente como para que no quede nada más para quemar.

 

Viernes 8 de marzo

Para Estudiar y Meditar:

Lee “El mensaje final de Dios”, en El conflicto de los siglos, pp. 589-597.

El Apocalipsis muestra que en el tiempo del fin, al pueblo de Dios se le encomendó que proclamara al mundo el evangelio del tiempo del fin. La obra que tenemos por delante parece abrumadora, casi imposible. Sin embargo, tenemos la promesa del poder de Dios.
“La gran obra del evangelio no terminará con menor manifestación del poder de Dios que la que señaló su comienzo [...].

“El mensaje no será llevado adelante tanto con argumentos como por medio de la convicción profunda del Espíritu de Dios. Los argumentos ya fueron presentados. Sembrada está la semilla, y ahora brotará y dará frutos” (CS 596, 597).

La proclamación del mensaje final de Dios dará como resultado una gran separación que dividirá al mundo en dos bandos: los que tienen una relación con Dios y los que deciden seguir a la bestia. Esta separación se describe en términos de dos cosechas: la recolección del trigo en los depósitos (Apoc. 14:14-16) y las uvas que se pisarán en el lagar (vers. 17-20). Esta es la temática de Apocalipsis 17 y 18.

Preguntas para Dialogar:

1. Piensa en esto: ¿Quién predica el mensaje de los tres ángeles aparte de los adventistas del séptimo día? ¿Qué debiera decirnos esto sobre la importancia de nuestra obra? ¿Con cuánta seriedad tomamos esto?

2. ¿Por qué crees que el juicio es un concepto impopular entre muchos cristianos? ¿Qué relevancia tiene el concepto del juicio preadvenimiento para los cristianos actuales? ¿Cómo ayudarías a tus hermanos creyentes a comprender mejor el verdadero significado del juicio preadvenimiento?

3. Reflexiona en la pregunta del sábado, en el contexto de los acontecimientos finales. ¿Por qué tiene tanto sentido que el día de reposo sabático, que se remonta a la primera semana de la creación misma (Gén. 2:2, 3), desempeñe un papel tan fundamental? Si la cuestión es a quién adoramos (si al Creador de “el cielo y la tierra” [Apoc. 14:7] o al poder de la bestia) y si el séptimo día es la señal más antigua, más fundamental e indudable del hecho de que Dios creó “el cielo y la tierra”, entonces, ¿por qué el sábado, como uno de los mandamientos de Dios (Apoc. 14:12), desempeña un papel tan destacado en la crisis final?