Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "El libro de Apocalipsis"

Primer trimestre (enero-marzo) de 2019

Lección 1: "El evangelio de Patmos"

Para el 5 de enero de 2019

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 29 de diciembre

Lee Para el Estudio de esta Semana: Apocalipsis 1:1-8; Juan 14:1-3; Deuteronomio 29:29; Juan 14:29; Romanos 1:7; Filipenses 3:20; Daniel 7:13, 14.

Para Memorizar: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca” (Apoc. 1:3).

Las profecías del Apocalipsis le fueron reveladas en visión al apóstol Juan hace más de 19 siglos, durante su exilio en una islita rocosa del mar Egeo conocida como Patmos (Apoc. 1:9). Apocalipsis 1:3 da a entender que el libro debía leerse en voz alta en la iglesia. El versículo promete una bendición para quien lo lea en voz alta y, también, para los que escuchan. Los oyentes son la congregación reunida en la iglesia para escuchar los mensajes. Sin embargo, no son bendecidos simplemente por leer o escuchar, sino por obedecer las palabras del libro (ver Apoc. 22:7).

Las profecías del Apocalipsis son una expresión del cuidado de Dios por su pueblo. Nos señalan la brevedad y la fragilidad de esta vida, la salvación en Jesús y nuestro llamado a difundir el evangelio.

Las profecías bíblicas son como una lámpara que brilla en un lugar oscuro (2 Ped. 1:19). Tienen por objeto proporcionar una guía para nuestra vida actual y esperanza para nuestro futuro. Necesitaremos esta guía profética hasta la venida de Cristo y el establecimiento del reino eterno de Dios.

 

Ir ArribaDomingo 30 de diciembre: El título del libro

Lee Apocalipsis 1:1 y 2. ¿Cuál es la importancia del título completo del libro? ¿Qué nos dice el título acerca de quién es el personaje central del libro?

Apocalipsis 1:1 indica que el título del libro es “La revelación de Jesucristo”. La palabra revelación proviene de la palabra griega apokalupsis (apocalipsis), que significa “descubrir” o “develar”. El Apocalipsis es una develación de Jesucristo; es de Jesús y acerca de él. Si bien procedió de Dios a través de Jesucristo (ver Apoc. 22:16), el libro testifica que Jesús también es el centro de sus contenidos. El Apocalipsis es una autorrevelación para su pueblo y una expresión de su cuidado hacia ellos.

Jesús es la figura central del Apocalipsis. El libro comienza con él (1:5-8) y concluye con él (22:12-16). “Dejen que hable Daniel, dejen que hable el Apocalipsis, y que ellos digan qué es verdad. Pero sea cual fuere el aspecto del tema que se presente, ensalcen a Jesús como el centro de toda esperanza, ‘la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana’ ” (TM 118).

Además, el Jesús del Apocalipsis es el Jesús de los cuatro evangelios. El Apocalipsis prosigue con la descripción de Jesús y su obra de salvación en favor de su pueblo según se lo describe inicialmente en los evangelios. El libro de Apocalipsis ahora se enfoca en diferentes aspectos de su existencia y ministerio. En esencia, comienza donde terminan los evangelios, con la resurrección de Jesús y su ascensión al cielo.

Junto con la Epístola a los Hebreos, el Apocalipsis enfatiza el ministerio celestial de Jesús. Muestra que después de su ascensión, Jesús asumió su ministerio real y sacerdotal en el Santuario celestial. Sin el libro de Apocalipsis (ni Hebreos), nuestro conocimiento del ministerio celestial de Cristo en favor de su pueblo sería limitado y estaría envuelto en misterio. Y, con todo, incluso con Hebreos, Apocalipsis nos aporta un enfoque único del ministerio de Jesucristo en nuestro favor.

Lee Juan 14:1 al 3. ¿En qué medida esta amplia promesa nos ayuda a entender mejor lo que Jesús está haciendo por nosotros en el cielo en este momento? ¿Cómo podemos aprender a obtener esperanza de esta maravillosa promesa?

 

Ir ArribaLunes 31 de diciembre: El propósito del libro

Apocalipsis 1:1 también indica que el propósito del libro es mostrar acontecimientos futuros, comenzando desde el momento en que se escribió el libro. Cualquiera que esté familiarizado con el Apocalipsis notará que los acontecimientos futuros, ya sean los que ya se han cumplido (al menos desde nuestra perspectiva de hoy) o los que todavía están por cumplirse (nuevamente, desde nuestra visión actual), ocupan la mayor parte del contenido del libro. Mientras que la primera mitad del Apocalipsis (caps. 1-11) se centra en los acontecimientos que ocurrieron desde el siglo I d.C. hasta el tiempo del fin, la segunda mitad (caps. 12-22) se centra en los acontecimientos previos a la Segunda Venida.

El propósito principal de las profecías bíblicas es asegurarnos que, sin importar lo que nos depare el futuro, Dios está al mando. El libro de Apocalipsis hace justamente eso: nos garantiza que Jesucristo está con su pueblo a lo largo de toda la historia de este mundo y en sus alarmantes acontecimientos finales.

Por consiguiente, las profecías del Apocalipsis tienen dos propósitos prácticos: enseñarnos a vivir hoy y prepararnos para el futuro.

Lee Deuteronomio 29:29. ¿En qué medida este pasaje nos ayuda a entender por qué hay algunas cosas que no se nos revelan? Según este versículo, ¿cuál es el propósito de las cosas que sí se nos revelan? Es decir, ¿para qué se nos revelan? Ver, además, Apoc. 22:7.

Las profecías del Apocalipsis sobre el tiempo del fin no se nos revelan para satisfacer nuestra curiosidad obsesiva sobre el futuro. El libro revela solo aquellos aspectos del futuro que es importante que conozcamos. Se revelan para impresionarnos sobre la seriedad de lo que sucederá, a fin de que nos demos cuenta de nuestra dependencia de Dios y, en esa dependencia, le obedezcamos.

Durante siglos, ha habido mucha especulación y, aún más, sensacionalismo alrededor de los acontecimientos del tiempo del fin. Quienes predijeron un fin inmediato han amasado fortunas al explotar a sus rebaños, asustándolos para que le den dinero al ministerio porque el fin estaba cerca. Sin embargo, vez tras vez, el fin no llegó y la gente quedó desilusionada y desanimada. Al igual que con todas las cosas buenas que Dios nos ha dado, las profecías también pueden explotarse y utilizarse indebidamente.

Lee Juan 14:29. ¿Qué principio sumamente importante podemos encontrar aquí en relación con la profecía?

 

Ir ArribaMartes 1 de enero: El lenguaje simbólico del Apocalipsis

Lee Apocalipsis 13:1; Daniel 7:1 al 3; y Ezequiel 1:1 al 14. ¿Qué es lo único que todas estas visiones tienen en común?

Apocalipsis 1:1 declara: “Jesucristo envió a su ángel y se la dio a conocer [a la revelación] a su siervo Juan” (RVC). Aquí encontramos una frase muy importante en el libro. La frase dio a conocer es una traducción de la palabra griega semainō, que significa “mostrar con signos simbólicos”. Esta palabra se utiliza en la traducción griega del Antiguo Testamento (la Septuaginta) en la que Daniel le explica al rey Nabucodonosor que, con la estatua hecha de oro, plata, bronce y hierro, Dios le dio a conocer al rey “lo que sucederá en el futuro” (Dan. 2:45, RVC). Al emplear la misma palabra, Juan nos dice que las escenas y los sucesos del Apocalipsis le fueron mostrados en visión en presentaciones simbólicas. Guiado por el Espíritu Santo, Juan registró fielmente estas presentaciones simbólicas como las había visto en las visiones (Apoc. 1:2).

Por lo tanto, el lenguaje en el que se describieron las profecías del Apocalipsis no debe interpretarse literalmente. Como norma, si bien la lectura de la Biblia en general presupone una interpretación literal del texto (a menos que el texto intencionalmente muestre simbolismos), cuando leemos el Apocalipsis, a menos que el texto indique un significado literal, debemos interpretarlo simbólicamente. A pesar de que las escenas y los sucesos predichos per se son reales, generalmente se expresan en lenguaje simbólico.

Tener presente el carácter mayormente simbólico del Apocalipsis nos protegerá de la distorsión del mensaje profético. Al tratar de determinar el significado de los símbolos utilizados en el libro, debemos ser cuidadosos de no imponerle al texto un significado que surja de la imaginación humana ni los significados actuales de esos símbolos. Debemos ir a la Biblia y a los símbolos que se encuentran en sus páginas para comprender el libro de Apocalipsis.

De hecho, al tratar de desentrañar el significado de los símbolos del Apocalipsis, debemos recordar que en su mayoría fueron extraídos del Antiguo Testamento. Al describir el futuro en el lenguaje del pasado, Dios quería impresionar en nuestra mente que sus actos salvíficos del futuro serán muy semejantes a sus actos salvíficos del pasado. Lo que hizo por su pueblo en el pasado, lo volverá a hacer en el futuro. Al tratar de descifrar los símbolos y las imágenes del Apocalipsis, debemos comenzar prestando atención al Antiguo Testamento.


Ir ArribaMiércoles 2 de enero: La Deidad

El Apocalipsis comienza con un saludo similar al que encontramos en las cartas de Pablo. El libro fue enviado originalmente como una carta a las siete iglesias de Asia Menor en los días de Juan (ver Apoc. 1:11). Sin embargo, Apocalipsis no fue escrito para ellas solamente, sino para todas las generaciones de cristianos a lo largo de la historia.

Lee Apocalipsis 1:4 y 5; y Romanos 1:7. ¿Qué saludo común se encuentra en ambos pasajes, y de quién es el saludo?

Ambos textos ofrecen un saludo epistolar: “Gracia y paz a vosotros”. Esta frase consta del saludo griego charis (“gracia”) y el saludo hebreo shalom (“paz”, “bienestar”). Como podemos ver en estos versículos, los dadores de la gracia y la paz son las tres personas de la Deidad. Al igual que el resto del libro, estas tres personas se identifican en lenguaje simbólico.
Dios el Padre se identifica como “el que es y que era y que ha de venir” (ver Apoc. 1:8; 4:8). Esto alude al nombre divino Yahvéh, “YO SOY EL QUE SOY” (Éxo. 3:14), que se refiere a la existencia eterna de Dios.

El Espíritu Santo se menciona en términos de “los siete espíritus” (cf. Apoc. 4:5; 5:6). Siete es un número de plenitud. “Los siete espíritus” corresponden a las siete iglesias en las que obra el Espíritu. Esta imagen se refiere a la universalidad de la obra del Espíritu Santo entre el pueblo de Dios a lo largo de la historia que le permite a este cumplir con su llamado.

Tres títulos identifican a Jesucristo: “El testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra” (Apoc. 1:5). Se refieren a su muerte en la cruz, a su resurrección y a su reinado en el cielo. Luego Juan especifica lo que hizo Jesús: “Al que nos ama, nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre” (Apoc. 1:5, 6, RVR95).

La frase “nos ama”, del griego original, se refiere al amor constante de Cristo, que abarca el pasado, el presente y el futuro. El que nos ama nos ha librado de nuestros pecados con su sangre. En griego, esto se refiere a un acto acabado en el pasado: cuando Jesús murió en la cruz, nos libró a nosotros, sus seguidores, de nuestros pecados para siempre.

Efesios 2:6 y Filipenses 3:20 describen a los redimidos como a quienes Dios resucitó e hizo sentar con Jesús en los lugares celestiales. ¿Qué podría significar eso, y cómo disfrutamos actualmente de este estatus glorioso en Cristo como “reyes y sacerdotes” mientras aún estamos en este mundo maldito de pecado? Este hecho ¿cómo debería afectar nuestra manera de vivir?

 

Ir ArribaJueves 3 de enero: La nota tónica del Apocalipsis

La conclusión del prólogo del Apocalipsis señala el verdadero enfoque de todo el libro: la venida de Jesús con poder y gloria. La promesa de Cristo de volver se reitera tres veces en la conclusión del libro (Apoc. 22:7, 12, 20).

Lee Apocalipsis 1:7 y 8. La terminología de este pasaje se deriva de varios textos proféticos: Daniel 7:13 y 14; Zacarías 12:10; Mateo 24:30. ¿Qué nos dicen estos textos sobre la certeza de la Segunda Venida?

En el Apocalipsis, la segunda venida de Cristo es el punto final hacia el cual avanza la historia. Este acontecimiento marcará la conclusión de la historia de este mundo y el comienzo del reino eterno de Dios, así como la liberación de todo mal, angustia, dolor y muerte.

Al igual que el resto del Nuevo Testamento, Apocalipsis 1:7 apunta a la venida literal y personal de Cristo en gloria y majestad. Toda la humanidad, incluidos los “que le traspasaron”, serán testigos de su venida. Estas palabras apuntan a una resurrección especial de ciertas personas justo antes del regreso de Cristo, que incluye a quienes lo crucificaron. Si bien Jesús, en su venida, traerá liberación a quienes lo esperan, también traerá juicio a quienes despreciaron su misericordia y amor.

La certeza de la venida de Cristo se reafirma con las palabras: “Sí, amén” (Apoc. 1:7). La palabra es la palabra griega nai, y amén es un afirmativo hebreo. Estas dos palabras, juntas, expresan certeza. Esta afirmación también concluye el libro (ver Apoc. 22:20).

“Creer en la próxima venida del Hijo del Hombre en las nubes de los cielos no inducirá a los verdaderos cristianos a ser descuidados y negligentes en los asuntos comunes de la vida. [...] Su veracidad, fidelidad e integridad se prueban mediante las cosas temporales” (TI 4:304).

Una promesa es tan sólida como la integridad de la persona que promete y su capacidad para cumplirla. El hecho de que Dios (que en el pasado cumplió todas sus promesas) haya hecho la promesa de la Segunda Venida ¿en qué medida te brinda la seguridad de que Cristo regresará como lo prometió?

 

Ir ArribaViernes 4 de enero

Para Estudiar y Meditar:

Lee “Estudiar Daniel y el Apocalipsis”, en Testimonios para los ministros, pp. 112-119.
“Esa revelación fue dada para la orientación y el aliento de la iglesia durante la dispensación cristiana. [...] Una revelación es algo revelado. El Señor mismo reveló a su siervo los misterios contenidos en dicho libro, y es su propósito que estén abiertos al estudio de todos. Sus verdades se dirigen tanto a los que viven en los últimos días de la historia de esta tierra como a los que vivían en los días de Juan. Algunas de las escenas descritas en esa profecía pertenecen al pasado, otras se están cumpliendo ahora; algunas tienen que ver con el fin del gran conflicto entre los poderes de las tinieblas y el Príncipe del cielo, y otras revelan los triunfos y las alegrías de los redimidos en la tierra nueva.

“Nadie piense que al no poder explicar el significado de cada símbolo del Apocalipsis, es inútil seguir escudriñando el libro en un esfuerzo por conocer el significado de la verdad que contiene. El que reveló esos misterios a Juan dará al investigador diligente de la verdad un goce anticipado de las cosas celestiales. Los que tengan sus corazones abiertos para la recepción de la verdad serán capacitados para entender sus enseñanzas, y se les otorgará la bendición prometida a los que ‘oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas’ ” (HAp 466, 467).

Preguntas para Dialogar:

  1. Si el Apocalipsis es la revelación de Jesucristo, ¿por qué la palabra apocalipsis tiene una connotación negativa en la actualidad? ¿Qué nos dice esto acerca de la percepción popular del Apocalipsis entre los cristianos? ¿Por qué a menudo se asocia la palabra temor con las profecías del Apocalipsis?

  2. Piensa en algunas de las predicciones no cumplidas de los últimos veinte años con respecto a los sucesos del tiempo del fin y la segunda venida de Jesús. Más allá de los sentimientos o motivos de quienes las divulgan (que de todos modos no los conoceremos), ¿cuáles son los resultados negativos de estas predicciones no cumplidas? ¿Cómo hacen sentir a quienes creyeron en esas predicciones? ¿Cómo hacen quedar a los cristianos en general frente a los de afuera que ven que estas predicciones no se cumplen? Los que creemos en las profecías y buscamos puntos de referencia en los acontecimientos del tiempo del fin ¿cómo podemos encontrar el justo equilibrio en la forma de interpretar las profecías y en la manera de enseñarlas a los demás?

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