Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "El libro de Apocalipsis"

Primer trimestre (enero-marzo) de 2019

Lección 6: "El pueblo de Dios es sellado"

Para el 9 de febrero de 2019

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 2 de febrero

Lee Para el Estudio de esta Semana: Apocalipsis 7; 2 Pedro 3:9-14; Deuteronomio 8:11-17; Apocalipsis 14:4, 5, 12; 17:5; Romanos 3:19-23.

Para Memorizar: “Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Apoc. 7:14).

El mensaje de la apertura de los siete sellos muestra que toda persona que dice creer en Cristo se enfrenta a las bendiciones de fidelidad o a maldiciones por infidelidad. Los primeros cuatro sellos describen los medios disciplinarios de Dios para despertar a su pueblo de su letargo espiritual y darle la victoria. Sin embargo, el pueblo de Dios también sufre injusticias y opresión en un mundo hostil al evangelio. En la apertura del sexto sello, Dios está preparado para ocuparse de quienes dañaron a su pueblo.

El capítulo 7 se inserta parentéticamente entre el sexto y el séptimo sellos. El sexto sello nos lleva a la segunda venida de Cristo. Mientras los impíos enfrentan el juicio, Apocalipsis 7 nos dice que quienes están de pie en el día de la venida de Cristo han sido sellados.

Este capítulo identifica al pueblo de Dios del tiempo del fin en el momento previo a la Segunda Venida. Sus otras características se dan en Apocalipsis 14:1 al 5. También hay otro interludio insertado entre la sexta y la séptima trompetas (Apoc. 10:1-11:14). Este interludio coincide con el mismo período de la escena del capítulo 7 y describe la experiencia y la tarea del pueblo de Dios en el tiempo del fin.

 

Ir ArribaDomingo 3 de febrero: Contención de los vientos

Lee Apocalipsis 7:1 al 3; y 2 Pedro 3:9 al 14. ¿Qué ve Juan? ¿Cuánto tiempo se supone que los ángeles frenarán los vientos? ¿Qué pasará cuando el sellamiento haya concluido?

En el Antiguo Testamento, los vientos representan las fuerzas destructoras con las que Dios ejecuta juicios sobre los impíos (Jer. 23:19, 20). Es otra forma de describir las siete últimas plagas que se derramarán sobre la humanidad no arrepentida justo antes de la Segunda Venida (Apoc. 16). Sin embargo, estas fuerzas destructoras son refrenadas por intervención divina, mientras tenga lugar el sellamiento del pueblo de Dios.

En la antigüedad, el significado principal del sellamiento era la propiedad. El significado del sellamiento simbólico en el Nuevo Testamento es que “conoce el Señor a los que son suyos” (2 Tim. 2:19). Dios reconoce a su pueblo y lo sella con el Espíritu Santo (Efe. 1:13, 14; 4:30). En el tiempo del fin, el sello en la frente marca a quienes decidan ponerse de parte de Dios (Apoc. 14:1). El sello de Dios no es una marca visible que se coloca en la frente, sino, como dice Elena de White, significa “un afianzamiento en la verdad, tanto intelectual como espiritualmente, de modo que los sellados son inconmovibles” (EUD 223). Quienes en forma voluntaria y deliberada apoyen a la bestia reciben la marca de la bestia (Apoc. 13:16, 17).

La fidelidad del pueblo sellado de Dios ha sido probada en cada generación. Sin embargo, la prueba de la fidelidad en la crisis final será la observancia de los mandamientos de Dios (ver Apoc. 12:17; 14:12). Específicamente, el cuarto mandamiento llegará a ser la prueba de la obediencia a Dios (Apoc. 14:7). Así como el sábado ha sido la señal del pueblo de Dios en los tiempos bíblicos (Éxo. 31:12-17; Eze. 20:12, 20), así también será la señal de lealtad a Dios en la crisis final.

En el tiempo del fin, el sello funciona también como una señal de protección de las fuerzas destructoras de las siete últimas plagas (ver Eze. 9:1-11, para el contexto del simbolismo de Apoc. 7:1-3). Por lo tanto, la pregunta planteada en Apocalipsis 6:17 recibe la respuesta definitiva: los que son protegidos en el día de la ira de Dios son el pueblo sellado de Dios.

Pablo nos advierte que no entristezcamos al Espíritu Santo que nos selló (Efe. 4:30). ¿Qué significa eso? ¿Cómo agraviamos al Espíritu Santo? Una vez que tengas la respuesta, ¿qué decisiones puedes tomar que te ayuden a no entristecerlo?

 

Ir ArribaLunes 4 de febrero: El pueblo de dios es sellado

Lee Apocalipsis 7:4 al 8. ¿Cuál es el número de personas selladas por Dios? ¿Cuál es el significado de ese número específico?

El anuncio del número de los que fueron sellados marca la culminación del sellamiento. Juan oye que su número es 144.000 de las doce tribus de Israel. Esta no es una referencia a un número literal, sino a lo que este implica. El número 144.000 se trata de 12 por 12 por 1.000. El doce es un símbolo del pueblo de Dios: las tribus de Israel y el número de la iglesia edificada sobre el fundamento de los doce apóstoles (Efe. 2:20). Por lo tanto, el número 144.000 representa la totalidad del pueblo de Dios en el tiempo del fin, una manifestación moderna del antiguo Israel.

Las doce tribus enumeradas en Apocalipsis 7 obviamente no son literales, porque las doce tribus de Israel no existen en la actualidad. Diez tribus fueron llevadas al cautiverio durante la conquista asiria (2 Rey. 17:6-23), donde se integraron con otras naciones. Las doce tribus no constituyen el judaísmo en la actualidad.

Además, la lista de las doce tribus de Apocalipsis 7 no es una lista regular. Judá aparece como la primera tribu en vez de Rubén. Además, se omiten las tribus de Dan y Efraín, y en su lugar se incluyen a José y Leví. La razón obvia para la exclusión de Dan y Efraín es porque en el Antiguo Testamento estas dos tribus son apóstatas e idólatras (Jue. 18:27-32; Ose. 4:17).
La lista de las tribus de Apocalipsis 7 no es histórica, sino espiritual. Nos dice que la infidelidad de las tribus de Dan y Efraín no tiene cabida entre el pueblo de Dios sellado.

Además, a la iglesia del Nuevo Testamento se la conoce como las doce tribus de Israel (Sant. 1:1). Las doce tribus de Apocalipsis 7 representan a todo el pueblo de Dios, judíos y gentiles.
La descripción de los 144.000 evoca a un ejército del antiguo Israel que sale a la guerra. En el antiguo Israel, había mil soldados en una unidad militar básica (Núm. 31:3-6). El número simbólico 144.000 designa a la iglesia militante en términos de 144 unidades militares de mil preparadas para la batalla final (Apoc. 17:14), en contraste con el ejército enemigo que asciende a doscientos millones (9:16).

Quizá no siempre nos sintamos cómodos con la simbología militar, aunque es común en la Biblia. El hecho de tener presente la realidad del Gran Conflicto ¿cómo nos ayuda a comprender lo apropiada que es realmente la simbología militar?

 

Ir ArribaMartes 5 de febrero: La gran multitud

Lee Apocalipsis 7:9 al 14. ¿Qué grupo de santos ve Juan en este momento? ¿Cómo se los describe y de dónde vienen? ¿Qué clamaban ante el trono de Dios?

Juan ve a una gran multitud, a los que salieron “de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Apoc. 7:14). Es decir, son un grupo especial de personas que, a pesar de las dificultades que atravesaron (y es de suponer que “la gran tribulación” fue una lucha terrible), han permanecido fieles a Jesús; una fidelidad cuyo símbolo es la ropa blanca de la justicia perfecta de Jesús que visten.

Aquí, también, como en toda la Biblia, surge el gran tema de la salvación por gracia. No importa quiénes sean estas personas, ya sean las salvadas a través de las edades o los 144.000 del tiempo del fin, su único derecho a la salvación, a la vida eterna, a los cielos nuevos y la Tierra Nueva es la justicia de Cristo, que reciben por gracia.

“Inmediatos al trono se encuentran los que alguna vez fueron celosos en la causa de Satanás pero que, cual tizones arrancados del fuego, luego siguieron a su Salvador con profunda e intensa devoción. Vienen después los que perfeccionaron su carácter cristiano en medio de la mentira y la incredulidad, los que honraron la ley de Dios cuando el mundo cristiano la declaró abolida, y los millones de todas las edades que fueron martirizados por su fe. Y más allá está la ‘gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas [...] delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas y con palmas en las manos’. (Apoc. 7:9). Su lucha terminó; ganaron la victoria. Corrieron la carrera y obtuvieron el premio. La palma que llevan en la mano es un símbolo de su triunfo; la vestidura blanca, un emblema de la inmaculada justicia de Cristo que ahora es de ellos” (CS 646).

Sí, estamos vestidos con la justicia de Cristo, un don de fe. Pero ¿cómo podemos conservar esa fe, y permanecer fieles, en medio de las pruebas y las tribulaciones? O, aún más, ¿cómo conservar esa fe y esa fidelidad en tiempos de tranquilidad y prosperidad? Deut. 8:11-17.

 

Ir ArribaMiércoles 6 de febrero: Los que siguen al cordero

Lee Apocalipsis 14:1 al 5. ¿Cuáles son las tres características principales de los 144.000 santos? ¿En qué aspectos estas características se relacionan con la descripción de los santos del tiempo del fin de Apocalipsis 14:12?

Apocalipsis 14:4 y 5 se basa en la descripción de los 144.000: los que guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús (Apoc. 14:12). Aunque sufrieron la ira de Satanás en su máxima expresión en la crisis final, permanecieron firmes debido a su estrecha relación con Jesús.

A la luz de Apocalipsis 17:5, ¿en qué sentido los 144.000 no se han contaminado con mujeres? ¿Cómo se relaciona esto con el hecho de que “fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios” (Apoc. 14:4)?

La inmoralidad sexual es un símbolo de la infidelidad a Dios. Apocalipsis 17:5 habla de las rameras del tiempo del fin, Babilonia y sus hijas, con quienes todas las naciones del mundo cometerán fornicación (ver Apoc. 18:3). Sin embargo, los 144.000 permanecerán fieles a Cristo y resistirán las relaciones corruptas con Babilonia y las religiones apóstatas. Ellos “siguen al Cordero por dondequiera que va” (14:4).

Se sigue describiendo a los 144.000 como aquellos que han sido “redimidos de entre los hombres como primicias para Dios” (14:4). En el antiguo Israel, las primicias eran los mejores frutos de la cosecha ofrecida a Dios. La palabra primicias se refiere a la totalidad del pueblo de Dios salvado en contramposición con la gente del mundo (ver Jer. 2:3; Sant. 1:18). Los 144.000 no son especiales por el modo de salvarse, sino porque son trasladados sin ver la muerte. Por lo tanto, son la primicias de la cosecha más grande de salvados a través de todas las edades (ver Apoc. 14:14-16).

¿Cómo podemos estar en peligro de cometer fornicación espiritual, incluso sin saberlo? ¿Por qué nos engañamos si creemos que no corremos ese peligro?

 

Ir ArribaJueves 7 de febrero: Redimidos para Dios y para el Cordero

Lee Apocalipsis 14:5; y 2 Pedro 3:14. Apocalipsis afirma que el pueblo de Dios del tiempo del fin es “sin mancha”. ¿Cómo se puede lograr este estado?

La característica final de los 144.000 es que “en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios” (Apoc. 14:5). La mentira de la que se habla aquí se refiere a los engaños de Satanás en el tiempo del fin (Apoc. 13:14). Si bien la mayoría de la gente del mundo elige creer en sus mentiras, el pueblo de Dios del tiempo del fin recibirá el amor de la verdad para ser salva (2 Tes. 2:10, 11).

“Sin mancha” (del griego amōmos, “irreprensible”) se refiere a la fidelidad de los 144.000 a Cristo. En el Antiguo Testamento, Abraham (Gén. 17:1) y Job (Job 1:1) eran irreprensibles, a pesar de que pecaron como todos los demás. Hace dos mil años, los cristianos fueron llamados a ser santos y sin mancha delante de Dios (Efe. 5:27; Fil. 2:15).

Lee Romanos 3:19 al 23. ¿Por qué siempre debemos tener presente esta verdad vital?

En los últimos días de la historia de este mundo, los 144.000 reflejarán poderosamente el carácter de Cristo. Su salvación mostrará lo que Cristo ha hecho por ellos, no su propia santidad ni sus propias obras (ver Efe. 2:8, 9). Los 144.000 han lavado su ropa y la han emblanquecido en la sangre del Cordero (Apoc. 7:14) y, como tales, se encuentran “sin mancha e irreprensibles” delante de Dios (2 Ped. 3:14).

“Necesitamos ser refinados, limpiados de toda mundanalidad, hasta que reflejemos la imagen de nuestro Salvador y lleguemos a ser ‘participantes de la naturaleza divina’ [...].

“Cuando termine el conflicto de la vida, cuando la armadura sea colocada a los pies de Jesús, cuando los santos de Dios sean glorificados, entonces, y solo entonces, será seguro afirmar que somos salvos y sin pecado” (MS 3:405, 406). ¿Cómo podemos vivir una vida de santificación en preparación activa para la eternidad y sin caer en las trampas del perfeccionismo y la santidad fanática? ¿Por qué debemos mantener siempre presentes las grandes verdades que se encuentran en Romanos 3:19 al 23?

 

Ir ArribaViernes 8 de febrero

Para Estudiar y Meditar:

Lee “Los misterios de la Biblia”, en Mensajes selectos, t. 3, pp. 405-407.

La identidad de los 144.000 es un tema candente. Lo que parece evidente en Apocalipsis es que los 144.000 son la última generación del pueblo de Dios en los últimos días de la historia de esta Tierra. Sabemos que experimentarán el tiempo de angustia de las siete últimas plagas (ver Apoc. 7:15-17) y que su lealtad será probada como ninguna otra generación en el pasado.

Sin embargo, no se nos revela quiénes estarán en ese grupo. Este es uno de los secretos que Dios se reserva (Deut. 29:29). Solo el futuro revelará quiénes formarán parte de este grupo de santos salvados. Se nos ha dado una advertencia con respecto a esto:

“Cristo dice que habrá en la iglesia quienes presentarán fábulas y suposiciones, cuando Dios ha dado sublimes, elevadoras y ennoblecedoras verdades que siempre debieran ser preservadas en la cámara del tesoro de la mente. Cuando los hombres toman esta teoría y aquella otra, cuando están curiosos por saber algo que no es necesario que sepan, Dios no los está guiando. No es su plan que los suyos presenten algo que tengan que suponer, que no está enseñado en la Palabra. No es su voluntad que entren en controversias por cuestiones que no los ayudarán espiritualmente, tales como: ¿Quiénes han de componer los 144.000? Fuera de duda, esto lo sabrán dentro de poco los que sean elegidos de Dios” (MS 1:205).

Preguntas para Dialogar:

  1. Piensa en la siguiente admonición: “Esforcémonos con todo el poder que Dios nos ha dado para estar entre los 144.000” (CBA 7:981). ¿Cómo puedes poner en práctica estas palabras? ¿Cómo afecta este esfuerzo tus decisiones diarias?

  2. Una característica importante de los 144.000 santos del tiempo del fin es que entonan un canto nuevo. Al pensar en tu propia vida, tu experiencia espiritual actual ¿expresa una canción de una experiencia reciente con Dios? ¿O tu vida refleja historias obsoletas de las obras de Dios, por carecer de evidencias de compromiso actual en tu vida? ¿En qué medida tu vida actual refleja un cántico nuevo de tu andar espiritual y de tu experiencia con Cristo?

  3. ¿Cuál es la diferencia entre conocer a Cristo y conocerlo verdaderamente? Si alguien te preguntara: “¿Cómo es Cristo?”, ¿Qué responderías y por qué?

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