Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "El libro de Apocalipsis"

Edición para maestros. Primer trimestre (enero-marzo) de 2019

Lección 2: "En medio de los candeleros"

Para el 12 de enero de 2019

 

Reseña | Comentario | Aplicación a la vida

 

Ir ArribaRESEÑA

Texto Clave: Apocalipsis 2:7.

Enfoque del estudio: En esta lección, nuestra atención se centrará en la introducción de los mensajes a las siete iglesias (Apoc. 1:9-2:7).

Introducción: Apocalipsis 1:9 al 20 brinda el telón de fondo para los mensajes a las siete iglesias de los capítulos 2 y 3. Los aspectos de la gloriosa visión de Cristo brindan un escenario único para cada uno de los siete mensajes. Jesús conoce a cada una de las siete iglesias y suple sus necesidades. La lección concluye con una mirada más detallada al mensaje a la iglesia de Éfeso (Apoc. 2:1-7).

Temática de la lección: El pasaje clave (Apoc. 1:9-2:7) presenta los siguientes temas:

I. La identidad del día del Señor en Apocalipsis 1:10

El sábado es la opción más plausible para la interpretación juanina del día del Señor.

II. Jesús acepta a las iglesias como son

Jesús se dirige a cada una de las siete iglesias con diferentes características extraídas de la visión introductoria (Apoc. 1:9-20).

III. El esquema básico del Apocalipsis de Juan (en función de Apoc. 1:19):

En Apocalipsis 1:19, Juan resume la totalidad de la visión respecto de las cosas que son y las cosas que sucederán en el futuro. Apocalipsis 4:1 muestra que gran parte del libro se centra en el futuro. Este futuro comienza en la época de Juan y se extiende hasta el tiempo del fin.

IV. Interpretación de los siete mensajes a las siete iglesias

Los mensajes a las siete iglesias contienen información para las iglesias reales de Asia Menor, pero también son análogos a las condiciones espirituales del cristianismo en diferentes períodos históricos.

Aplicación a la vida: Se invita a los alumnos a considerar las implicaciones de la imagen alarmante de Jesús en Apocalipsis 1:12 al 16, la reacción de Juan a esta imagen (vers. 17) y la respuesta amable y reconfortante de Jesús a Juan (vers. 17, 18).

 

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La visión introductoria del Apocalipsis (Apoc. 1:12-18) se centra en una imagen gloriosa de Jesús. Él es el “Hijo del Hombre” (vers. 13), el que murió y vive para siempre (vers. 18). Sobre la base de Daniel 10:5 y 6, y de varios otros pasajes del Antiguo Testamento, esta visión describe al Jesús que solo se vio en la transfiguración durante su ministerio terrenal. Las características de Jesús en la visión se repiten a lo largo de los siete mensajes de los capítulos 2 y 3. La visión es como el telón de fondo del primer acto de una obra de teatro. El envoltorio de los versículos 11 y 19 deja en claro que Juan recibió la visión del libro completo entre esos dos versículos.

Además de la visión de Jesús (Apoc. 1:12-18), la lección aborda el lugar y el tiempo en que Juan recibió la visión (vers. 9-11), una interpretación básica de la visión (vers. 19, 20) y un análisis del mensaje a la iglesia en Éfeso (2:1-7).

Desarrollo de los temas principales de la Lección 2:

I. La identidad del día del Señor en Apocalipsis 1:10

La opinión más generalizada de Apocalipsis 1:10 entre los comentaristas es que el “día del Señor” de Apocalipsis 1:10 es el domingo, el primer día de la semana. El punto fuerte de esta opinión es que posteriormente los padres de la iglesia utilizaron la frase con referencia al domingo, y el equivalente en latín, dominus dies, llegó a ser uno de los nombres para el domingo en la iglesia latina. Pero todas las referencias claras al domingo como “el día del Señor” son mucho más tardías que el Apocalipsis y, por lo tanto, no pueden servir como evidencia de su significado cuando Juan escribió.

La mejor explicación para el día del Señor en Apocalipsis 1:10 es que Juan se estaba refiriendo al día de reposo sabático. Si bien la frase exacta “el día del Señor” (kuriakê hemêra) no se utiliza en ninguna otra parte del Nuevo Testamento ni en la traducción griega del Antiguo Testamento, existen muchos equivalentes sólidos que aluden al sábado. El séptimo día es “reposo para Jehová [kuriô] tu Dios” (Éxo. 20:10; Deut. 5:14). “Jehová” (kurios) a menudo se refiere al séptimo día como “mis sábados” (ta sabbata mou [Éxo. 31:12, 13; Lev. 19:3, 30; Lev. 26:2; Isa. 56:4-6; Eze. 20:12, 13, 16, 20, 21, 24; Eze. 22:3-8; 23:36-38; 44:12-24, RVR 95]). En el hebreo de Isaías 58:13, Jehová llama “mi día santo” al sábado. Y finalmente, los tres evangelios sinópticos (Mat. 12:8; Mar. 2:27, 28; Luc. 6:5, RVR 95) citan a Jesús diciendo que “el Hijo del hombre es Señor del sábado [kurios tou sabbatou]”. Por lo tanto, sería extraño que Juan utilizara la frase “el día del Señor” para cualquier otro día de la semana que el que llamamos sábado.

II. Jesús acepta a las iglesias como son

Jesús aparece en la escena del Apocalipsis de manera espectacular (Apoc. 1:12-20). Jesús mismo tiene una estrecha relación con las siete iglesias (vers. 20). Conoce a cada una de ellas en forma íntima (2:2, 9, 13, 19; 3:1, 8, 15). Y se presenta a cada iglesia con una, dos o tres características de la visión anterior.

El mensaje a Éfeso (Apoc. 2:1), por ejemplo, describe a Jesús como quien sostiene las siete estrellas en su mano (1:20) y camina entre los siete candeleros de oro (vers. 12, 13). En el mensaje a Esmirna (2:8), Jesús es el primero y el último, el que murió y resucitó (1:17, 18). En la carta a Pérgamo, se acerca con una espada aguda de dos filos (vers. 16). Así sigue a lo largo de las siete cartas de la iglesia.

Aquí viene lo interesante. Jesús se presenta de una manera diferente con cada una de las siete iglesias. Por ende, ninguna iglesia en particular tiene la imagen completa de Jesús. Él es capaz de adaptarse a las necesidades y circunstancias particulares de cada iglesia. En otras palabras, acepta a cada iglesia como es. Y si ninguna iglesia y ningún cristiano tienen la imagen completa de Jesús, entonces todos tenemos razones para ser humildes. Todos tenemos algo que aprender, incluso con todo lo que hemos recibido.

III. El esquema básico del Apocalipsis de Juan (sobre la base de Apoc. 1:19)

El autor del Apocalipsis a menudo inserta indicios sobre la organización y las ideas clave del libro en los versículos de transición. Uno de esos versículos de transición es Apocalipsis 1:19. En este texto, Juan expone el plan de todo el libro. El texto comienza: “Escribe, pues, las cosas que has visto” (RVR95). Esta frase es análoga al versículo 11: “Escribe [...] lo que ves”. El versículo 11 está en tiempo presente y el versículo 19 está en tiempo pasado (griego: aoristo indicativo). Esto significa que la visión completa de Apocalipsis fue dada entre la orden del versículo 11 y la orden del versículo 19. Ahora se le dice que lo escriba.

¿Qué vio Juan? Dos cosas: “las cosas [...] que son” y “las que han de ser después de estas” (Apoc. 1:19). Por consiguiente, el libro de Apocalipsis incluye tanto las cosas que eran actuales en la época de las siete iglesias como las cosas que estaban por venir, desde su perspectiva. Una parte se centra especialmente en la época en la que vive Juan, y una parte se centra en los acontecimientos que vendrán después de la época de Juan.

En Apocalipsis 4:1 Jesús le dice a Juan: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”. Hay un paralelismo casi exacto entre esta declaración y Apocalipsis 1:19. A partir de Apocalipsis 4:1, el resto del Apocalipsis se centra principalmente en el futuro de Juan. Si bien hay escenas retrospectivas de la cruz (5:6; 12:11), de la entronización de Jesús (5:6-14) e incluso de acontecimientos previos a la Creación (12:4), el interés primordial, desde el capítulo 4 hasta el final del libro, son los sucesos que, en los días de Juan, estaban en el futuro.

Entonces, ¿qué son “las [cosas] que son” en Apocalipsis 1:19? La respuesta: todo lo comprendido entre Apocalipsis 1:19 y 4:1; es decir, los mensajes a las siete iglesias. Si bien los siete mensajes tienen poderosas implicaciones para toda la era cristiana, su enfoque principal está en la situación de esas siete iglesias y en los mensajes que Jesús les brinda. Si prestamos atención a Apocalipsis 1:19, advertiremos que los textos clave de Apocalipsis pueden ayudar a los lectores a ver la estructura en la mente de Juan y en la mente de quien le dio la visión.

IV. Interpretación de los siete mensajes a las siete iglesias

Los mensajes a las siete iglesias no son de estilo apocalíptico, como Daniel 7 o Apocalipsis 12. Son “cartas proféticas”. Se parecen más a las cartas de Pablo o a Mateo 24 que a Daniel 2. Por ende, su mensaje principal era para siete iglesias reales del Asia Menor, las que originalmente las recibieron (Apoc. 1:4, 11), y, por extensión, para todos aquellos que lean estos mensajes (1:3; 2:7, 11, 17, 29, etc.).

No obstante, en Asia Menor había más de siete iglesias, y las condiciones espirituales de esas iglesias son similares a las condiciones espirituales del cristianismo en diferentes períodos históricos desde los días de Juan hasta hoy. Por lo tanto, estos mensajes para siete iglesias históricas incluían un gran sondeo de los principales acontecimientos de la historia cristiana. Estos períodos se analizan sucintamente en los comentarios específicos de cada iglesia en las lecciones 2 y 3.

 

Ir Arriba APLICACIÓN A LA VIDA

  1. ¿Por qué al Jesús misericordioso y perdonador, que lavó los pies de los discípulos, se lo describe de una manera tan espectacular y alarmante en Apocalipsis 1:12 al 16? Si bien la aparición de Jesús alarmó profundamente a Juan, el temor no era la respuesta que Jesús deseaba (Apoc. 1:17, 18). Al igual que un maestro de escuela primaria en el aula, a veces Dios tiene que ganarse nuestro respeto antes de que tomemos en serio su bondad. Pero conocer verdaderamente a Dios es amarlo. El Padre es como Jesús (Juan 14:9).

  2. ¿Qué nos dice la descripción de Jesús en Apocalipsis 1 acerca del llamado de Jesús a toda la humanidad? En la visión de Jesús en Apocalipsis 1, Juan lo describe cuidadosamente como “uno semejante al Hijo del Hombre”, con cabello blanco y ojos como llama de fuego. Su semblante era como el sol que brilla en su fuerza, y tiene estrellas en su diestra. Él es “el primero y el último” y posee las llaves del Hades y de la muerte. Esta descripción sin duda es una reminiscencia de “uno como un hijo de hombre” de Daniel 7:13, y los judíos temerosos de Dios que anhelaban a su Mesías seguramente prestarían atención. Sin embargo, los comentaristas además mencionan que la descripción de Jesús también apelaría a los gentiles con algunas de sus ideas de la Deidad. Por cierto, Jesús se presenta como Aquel que puede cumplir los verdaderos anhelos de toda la humanidad. Él sale a nuestro encuentro y nos levanta. Es como nosotros, pero posee las llaves del Hades y de la muerte. Es todopoderoso pero a la vez sabio y bondadoso. Es el verdadero deseo de la humanidad.

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