Lecciones para adultos: "El libro de Apocalipsis"
Edición para maestros. Primer trimestre (enero-marzo) de 2019
Lección 5: "Los siete sellos"
Para el 2 de febrero de 2019
Reseña | Comentario | Aplicación a la vida
Enfoque del estudio: Apocalipsis 6 describe lo que acontecerá cuando el Cordero desate los primeros seis sellos de los siete.
Introducción: El capítulo 6 describe los primeros seis sellos de los siete. Esta escena sigue inmediatamente a la visión de la sala del trono celestial del capítulo 5.
Temática de la lección: La lección y el pasaje clave presentan los siguientes temas:
I. Los cuatro jinetes (Apoc. 6:1-8) representan el avance del evangelio y las consecuencias de su rechazo
Esta interpretación está sujeta a la identidad del caballo blanco y de su jinete (Apoc. 6:1, 2; ver el tema I).
II. El trasfondo principal de los cuatro caballos en el Antiguo Testamento abarca las maldiciones del pacto
El capítulo 6 adopta el pacto del Antiguo Testamento, con sus bendiciones y maldiciones, como una metáfora del evangelio.
III. Los juicios presentados en Apocalipsis 6 afectan al pueblo de Dios
Esto se fundamenta en las promesas del pacto y las amenazas hechas a Israel en Levítico 26 y Deuteronomio 32.
IV. El pasaje de las almas “bajo el altar” no se refiere al estado de los muertos
El quinto sello (Apoc. 6:9-11) a menudo ha sido mal utilizado para esgrimir el argumento de que hay conciencia después de la muerte.
V. El texto apoya la lectura adventista del sexto sello
Una lectura detallada de Apocalipsis 6:12 al 14 indica el movimiento en el tiempo y el significado literal del sol, la luna y las estrellas.
Aplicación a la vida: Se invita a los miembros de la clase a explorar la relevancia de la lectura adventista de Apocalipsis 6:12 al 14, y la respuesta a la pregunta de Jesús en Apocalipsis 6:17.
Sin lugar a dudas, Apocalipsis 6 se basa en el capítulo 5. El capítulo comienza con “y” (kai, en griego), lo que indica una conexión con lo que antecede. Al final del capítulo 5, el Cordero toma el libro (Apoc. 5:7, 8) y recibe la adoración de la hueste celestial (vers. 12-14). A medida que Juan sigue mirando (en ambos capítulos, Juan dice “y vi” (5:1; “entonces vi” [6:1, RVR 95]), ve que el Cordero abre un sello tras otro (6:1, 3, 5, 7, 9, 12).
Los acontecimientos que ocurren cuando se abre cada sello no son el contenido del libro. Los siete sellos deben abrirse antes de poder abrir el libro y ver su contenido (ver 6:14).
Desarrollo de los temas principales de la Lección 5:
I. Los cuatro jinetes (Apoc. 6:1-8) representan el avance del evangelio y las consecuencias de su rechazo
Esta interpretación está sujeta a la identidad del caballo blanco y de su jinete (Apoc. 6:1, 2). Todos los caballos salvo este producen aflicciones. El blanco en el Apocalipsis siempre representa a Cristo o a su pueblo. La corona (stephanos, en griego) que usa el jinete es la corona de la victoria. Con solo una excepción (Apoc. 9:7), a este tipo de corona siempre se la relaciona con Cristo o su pueblo en el Nuevo Testamento. En los primeros cinco capítulos del Apocalipsis, la palabra para conquistar (nikôn, nikêsêi, en griego) también se refiere sistemáticamente a Cristo y a su pueblo (ver, por ejemplo, Apoc. 3:21). El jinete del caballo blanco en Apocalipsis 19 indudablemente es Cristo, y ese jinete es similar a este en Apocalipsis 6:2.
Indudablemente, el concepto de las falsificaciones es un tema importante en el Apocalipsis, pero cuando aparecen estas falsificaciones, siempre se las presenta como tales al lector. Por otro lado, en Apocalipsis 6:1 y 2 no hay ningún indicio de maldad. Si bien el jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19 usa la corona real (diadêma, en griego), en vez de la corona de la victoria, la diferencia es explicable en términos de las diferentes etapas del conflicto.
Apocalipsis 6 representa a la iglesia militante, mientras que Apocalipsis 19 representa a la iglesia triunfante. El enfoque de los cuatro jinetes parece ser la victoria de Cristo y el avance tanto del evangelio como de la resistencia al evangelio.
II. El trasfondo principal de los cuatro caballos en el Antiguo Testamento abarca las maldiciones del pacto
El tema principal de Apocalipsis 4 y 5 es el trono y la amenaza al trono. El tema de Apocalipsis 6 es las maldiciones del pacto. La palabra “maldición” aquí no es blasfemia; más bien, expresa las consecuencias de la desobediencia (Lev. 26:21-26; Deut. 32:23-25, 41-43; Eze. 14:12-21). En el Antiguo Testamento, estas maldiciones eran la espada, el hambre, la pestilencia y los animales salvajes. Las maldiciones a menudo eran séptuples (Lev. 26:21, 24) y las ejecutaban cuatro caballos de diferentes colores (Zac. 1:8-17, 6:1-8).
En el Antiguo Testamento, el pacto era entre Dios e Israel. Las bendiciones y las maldiciones del pacto sucedieron literalmente en la nación de Israel. En el Nuevo Testamento, la fidelidad al pacto de Israel se determina en relación con Cristo. Los fieles a Cristo son bendecidos (Juan 12:32; Hech. 13:32, 33; 2 Cor. 1:20), y aquellos que lo rechazan están bajo maldición (Rom. 8:3; Gál. 3:13).
III. Los juicios presentados en Apocalipsis 6 afectan al pueblo de Dios
Apocalipsis 6 se basa en las promesas del pacto y en las amenazas hechas a Israel en Levítico 26 y Deuteronomio 32. Mientras que los juicios de las siete trompetas caen sobre todos los impíos (Apoc. 9:4, 20, 21), los juicios de los siete sellos caen más específicamente sobre el pueblo infiel de Dios. El reino de Satanás tiene tres partes en Apocalipsis (16:13, 19) y los juicios de las trompetas caen en diferentes tercios de la Tierra (8:7-12).
IV. El pasaje de las almas “bajo el altar” no se refiere al estado de los muertos
Algunos lectores suponen que las almas bajo el altar representan la conciencia incorpórea después de la muerte. Si se toma literalmente, el significado de este versículo sería contrario a la resurrección corporal (1 Cor. 15:42-44, 53) y a la enseñanza de Génesis 2:7, que considera que el alma es la persona integral, así como a Eclesiastés 9:5, que indica que no hay conciencia después de la muerte. Pero el texto de Apocalipsis evidentemente es simbólico: refleja la historia de Caín y Abel (Gén. 4:10, 11) y la del altar del holocausto del Santuario hebreo, que es el único objeto del Santuario donde ocurre algo en la base (Lev. 5:9).
Las “almas” bajo el altar no están en un estado incorpóreo en el cielo. El altar del holocausto representa la cruz de Cristo y la persecución de los creyentes, cosas que ocurren en la Tierra. Y los mártires recién vuelven a vivir al comienzo del milenio (Apoc. 20:4). Como sucedió con la sangre de Abel, los mártires están en la Tierra, no en el cielo. El clamor de la sangre es una forma metafórica de decir que Dios tiene presente las cosas que les han hecho hasta que resuciten en la segunda venida de Jesús (1 Tes. 4:16).
V. El texto apoya la lectura adventista del sexto sello
En el libro El conflicto de los siglos y otras obras pioneras de los adventistas del séptimo día, Apocalipsis 6:12 al 14 se aplica a acontecimientos del pasado relativamente reciente. El pasaje describe dos terremotos separados por una serie de señales celestiales. Se cree que el primer terremoto fue el de Lisboa en 1755. A este suceso le siguió el oscurecimiento del sol y el enrojecimiento de la luna en 1780, y la caída de las estrellas en 1833. La alteración total del cielo y de la superficie del planeta todavía se consideraba un fenómeno a futuro.
Han surgido dos preguntas razonables sobre esta forma de leer Apocalipsis 6:12 al 14. (1)
Todo el pasaje se rige por la frase inicial: “Cuando abrió el sexto sello”. Por lo tanto, la lectura gramatical más natural es que todos los acontecimientos del pasaje ocurren al mismo tiempo, no separados por décadas. (2) Los terremotos, el sol, la luna y las estrellas, ¿deben tomarse literalmente, o son símbolos de algún tipo de enfermedad espiritual? Ambas objeciones pueden despejarse al observar de cerca el texto griego.
En primer lugar, el terremoto del versículo 12 no ocurre al mismo tiempo que el del versículo 14. El terremoto del versículo 12 (“gran terremoto”; seismos megas, en griego) es similar al terremoto de Apocalipsis 11:13 (“un gran terremoto”; seismos megas). Ese terremoto tiene lugar antes del fin del tiempo de gracia (que ocurre al comienzo de la séptima trompeta, ver Apoc. 10:7). Por otro lado, la remoción de todo monte y toda isla (Apoc. 6:14) es similar a Apocalipsis 16:20, mucho después del fin del tiempo de gracia. Entonces, si los dos terremotos están separados por un período de tiempo indeterminado, es razonable que los otros sucesos de Apocalipsis 6:12 al 14 también puedan cumplirse en diferentes momentos.
En segundo lugar, hay un cuádruple “como” (hös, en griego) en los versículos 12 y 13. En griego, esta conjunción habitualmente introduce simbolismos, que funcionan mejor cuando lo que precede al hös es literal. Por ende, el sol real se puso negro “como” cilicio y la luna se volvió “como” sangre. Las descripciones son simbólicas, pero los cuerpos celestes son reales.
Los pioneros adventistas del séptimo día creían que Apocalipsis 6:12 al 14 comprendía el terremoto de Lisboa de 1755, el día oscuro de 1780 y la caída de las estrellas de 1833, casi cien años de historia. Una comparación con Mateo 24, ¿cómo ayuda o afecta a esa interpretación? ¿Cuál es el beneficio espiritual de una lectura historicista del sexto sello?
Las traducciones al español de Mateo 24:30, como la RVR 1960 (“entonces”), efectivamente parecen asociar todas las señales celestiales con la segunda venida de Jesús, que aún está en el futuro. Pero el griego simplemente dice “y” (kai), por lo que el texto original resulta ser tan indefinido como Apocalipsis 6:12 al 14. Mateo 24 no resuelve el problema en contra de la interpretación adventista de Apocalipsis 6.
Las interpretaciones adventistas de la profecía nos aseguran que (1) Dios tiene el control de la historia, (2) su misión para el tiempo del fin y para su pueblo del tiempo del fin es clara, y (3) se preocupa profundamente por su pueblo, al vindicar a los mártires (Apoc. 6:11) y proteger a la mayor cantidad posible del caos satánico justo antes del regreso de Jesús (Apoc. 7:1-3).
La conclusión del capítulo 6 pregunta: “¿Y quién podrá sostenerse en pie?” (Apoc. 6:17). ¿Cuál es la respuesta bíblica a esa pregunta, y qué relevancia tiene esa respuesta para hoy? Dios tiene un pueblo que podrá resistir en los últimos días cuando la agitación alcance su punto culminante en la Tierra. Así como Jesús enfrentó sus últimos días antes del Calvario, los seguidores de Cristo también estarán consagrados a su llamado. Hoy todos deberíamos estar preparándonos para ese momento trascendental. La próxima semana analizaremos este tema con mayor profundidad.
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Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Juan 12:44,45.
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- Cada día con Dios. Hoy con la lectura Fábulas por arte compuestas basada en Daniel 8:14.
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