Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Las Etapas Familiares"

Edición para maestros. Segundo trimestre (abril-junio) de 2019

Lección 6: "El majestuoso canto de amor"

Para el 11 de mayo de 2019

 

Reseña | Comentario

 

Ir ArribaRESEÑA

Cuando Dios vio todo lo que había hecho, incluido nuestro cuerpo físico, lo consideró “muy bueno” (Gén. 1:31). Esta sola aprobación podría servir como un imprimátur para la actividad sexual si no hubiera otros textos bíblicos sobre el tema. Pero eso no es así. Podemos concluir explícita e implícitamente a partir de docenas de textos bíblicos sobre el tema de que Dios desea la sexualidad humana. Sin embargo, está cuidadosamente regulada (Gén. 1:28; 4:1; 9:1; Éxo. 20:14; Lev. 18:1-30; Prov. 6:32; 1 Cor. 6:9; Gál. 5:19; Heb. 13:4).

Los adventistas del séptimo día creen que el cuerpo importa. Lo que le suceda al cuerpo afectará el presente y el futuro de la persona. Nuestra creencia en esta relación causal se basa sobre la convicción de que los seres humanos son una unidad holística de dimensiones físicas y no físicas. Una máxima que se escucha a menudo cuando se habla de antropología bíblica es: “Un ser humano no tiene alma; un ser humano es un alma” (ver Gén. 2:7). Eso significa que las acciones corporales, como comer, hacer ejercicio, el contacto físico y el sexo, son actividades del alma y no deben considerarse acontecimientos aislados que no afectan a toda la persona. Como Dios creó nuestro cuerpo y tiene mucho interés en nuestro bienestar, no debería sorprendernos que tenga algo que decir acerca de nuestra vida sexual. Él sabe lo importante que es este tema. Si alguno piensa que Dios es aprensivo sobre el tema y que tiene restricciones austeras o puritanas sobre la sexualidad, entonces le recomendamos el Cantar de los Cantares.

Algunos de los hermosos temas que se encuentran en el Cantar de los Cantares son que el amor tiene muchas caras. La sulamita puede presentarle su amado a las hijas de Jerusalén al declarar: “Tal es mi amigo” (Cant. 5:16). Ver la intimidad en otros contextos además del físico profundiza nuestra comprensión del amor. “Conocer”, una expresión velada para la unión sexual (Gén. 4:1), no es solo un eufemismo al azar. Es una descripción profunda de la familiaridad personal y la vulnerabilidad que le da a la sexualidad el significado que Dios pretende.

Holismo versus dualismo

Nuestra forma de concebir la relación que existe entre la dimensión material (nuestro cuerpo) con la dimensión inmaterial (nuestro estado mental, emocional, espiritual) tiene una tremenda influencia en cómo vivimos. Una de las escisiones teológicas más influyentes que nuestra iglesia tuvo con la tradición cristiana existente fue considerar que el ser humano es un todo y no una dualidad. Aunque creemos que una persona es multifacética (física, espiritual, mental, emocional), sostenemos que todas esas dimensiones están entretejidas en un todo complejo donde cada dimensión afecta a las demás. Las repercusiones de esta postura son inmediatamente evidentes en una serie de temas teológicos. Podemos sentirnos tentados a pensar que la Iglesia Adventista tiene posturas únicas acerca de muchos temas independientes como la Creación, la resurrección, la muerte, el infierno, la santificación y la salud. Pero la razón de estas posturas es que se basan sobre la relación bíblica del aspecto psíquico con el aspecto físico del ser humano. Nuestra concepción holística de los seres humanos nos informa y nos separa del dualismo de nuestros hermanos cristianos.

Tomemos un ejemplo extremo del gnosticismo que era sumamente dualista y creía que todo lo físico era intrínsecamente malvado. La sexualidad tomó dos caminos diferentes (al menos) entre los gnósticos. En primer lugar, dado que el cuerpo, según el gnosticismo, es intrínsecamente malo, la sexualidad debía evitarse estrictamente en todas las circunstancias. Otros gnósticos concluyeron que debido a que el espíritu no puede ser afectado por el cuerpo (dualismo), lo que se hace con el cuerpo es irrelevante. Por lo tanto, se puede disfrutar de todo el sexo que uno quiera sin restricciones. Por consiguiente, la sexualidad ascética o hedonista son los resultados extremos de un fuerte dualismo. Aunque quizá en la actualidad no haya muchos que se identifiquen con los gnósticos, el dualismo y sus consecuencias aún se pueden detectar en la experiencia cristiana.

¿Cómo? Cada vez que un cristiano piensa que lo que hace con su cuerpo no es tan importante como lo que se hace con el “alma”, corre el riesgo de flirtear con las filosofías gnósticas/dualistas y sus consecuencias. Un cristiano dualista puede estar al tanto de las prohibiciones bíblicas contra el comportamiento sexual inapropiado. Pero debido a que este cristiano ha hecho cosas espirituales, como someter su “alma” a Dios, orar y adorar, y amar a Dios de corazón, entonces tener sexo con su pareja sin estar casados “no” ocupa un lugar importante debido a todos los compromisos “espirituales” que esta persona hizo con Dios. Lo “espiritual” ha superado lo “físico” en su antropología religiosa. Este pensamiento hace que el cristiano sea susceptible a cometer pecados del cuerpo.

Otro problema con esta postura, además de su discrepancia con el holismo bíblico, es que viola directamente nuestra experiencia. La sexualidad, como tal, debe ser un acto del corazón y del espíritu tanto como lo es del cuerpo. Y, en principio, debe ser una expresión de una entidad extremadamente opuesta al aspecto físico que llamamos amor. Quienes están en proceso de recuperación por abusar de sus cuerpo de muchas maneras (comida, sexo, drogas, etc.) a menudo se dan cuenta de que la esencia de sus problemas no es física (por ejemplo: la autoimagen, las relaciones disfuncionales, los problemas emocionales). En conclusión, nuestra vida espiritual/relacional con los demás, con Dios y con nosotros mismos se ve dramáticamente afectada por lo que hacemos con nuestro cuerpo. Lo físico afecta lo espiritual y viceversa. Esta conclusión se puede aprovechar para apoyar los principios bíblicos de la sexualidad, la relación física prematrimonial, el abuso de sustancias y los temas de salud y bienestar.

 

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Una canto para hoy

La velocidad y el grado en que la cultura occidental está redefiniendo todo lo sexual (el género, el matrimonio, la expresión sexual apropiada/inapropiada, etc.) son vertiginosos. Afortunadamente, los ecos de una cosmovisión judeocristiana han mantenido a raya el deseo obstinado de las sociedades seculares de liberarse de todas las normas morales fundamentadas en la religión. En la actualidad, invocar un poema de amor hebreo de casi tres mil años de antigüedad como pauta sobre la intimidad y la sexualidad sería irrisorio en compañía mixta. Sin embargo, el Cantar de los Cantares contiene temas que, de ser tenidos en cuenta, reorientarían el sexo y las relaciones según el ideal de Dios, un ideal que siempre restaura la plenitud y la alegría.

Se mencionarán brevemente dos temas: (1) la exclusividad íntima y (2) el amor en el momento oportuno. Es evidente que el drama amoroso en el poema es entre Salomón y su amada. Si bien la esposa y el esposo tienen sus respectivos compañeros que aparecen con frecuencia (por ejemplo: Cant. 1:4, 5, 11; 2:7; 3:7, 8; 3:11), la intimidad entre Salomón y los sulamita es exclusivo (Cant. 2:16). Ahora imagina un mundo en el que este principio único se tomara en serio: una relación íntima y monógama de por vida con el mejor amigo (Cant. 5:16). (Nota: Todos somos conscientes de que Salomón era polígamo, pero también todos sabemos que Salomón llegó a ser el epítome de la violación de sus propios consejos. La experiencia de Salomón es un caso en el que debemos hacer lo que él dice, no lo que él hizo.)

Como señala la lección, la sulamita es un “muro” y un “huerto cerrado” (Cant. 4:12; 8:10). Con razón, ella estima suficientemente valiosos su corazón y su virginidad como para entregarlos solo a un compañero comprometido de por vida. Ella rechaza la tentación de ser una “puerta” giratoria para una multitud de pretendientes inútiles (Cant. 8:9). Las bendiciones que esta perspectiva conlleva y las angustias que evita son muchísimas para enumerarlas. Sin embargo, el espacio permite al menos ahondar en una perspectiva menos conocida para seguir este principio.

Si bien a menudo los valores tradicionales o bíblicos sobre la abstinencia sexual hasta el matrimonio son objeto de burla por considerarlos aguafiestas, idealistas y anticuados, es posible que ocurra lo contrario. Existen evidencias de que tener varias parejas sexuales antes de comprometerse en matrimonio con un solo compañero de por vida puede socavar las perspectivas de un “matrimonio de alta calidad” (ver G. K. Rhoades y S. M. Stanley, “Before ‘I Do’: What Do Premarital Experiences Have to Do With Marital Quality Among Today’s Young Adults?”, p. 5). Permite que esa idea penetre por un momento. Nunca debiéramos considerar que Dios restringe el placer humano; solo lo regula para maximizarlo en el momento apropiado. Aquí entra en juego nuestro segundo tema, el amor en el momento oportuno: el leitmotiv del esposo, que les encarga a las hijas de Jerusalén “que no desvelen ni molesten a mi amada, hasta que ella quiera despertar” (Cant. 2:7; 3:5; 8:4, NVI). La sexualidad no solo fue diseñada para expresarla con un solo compañero de por vida (“sus ojos, como palomas junto a los arroyos de las aguas” [Cant. 5:12]; se sabe que las palomas se aparean con el mismo compañero de por vida), sino también debía preservarse hasta alcanzar un umbral de madurez personal y relacional.

Un fenómeno mundial actual que viola estos dos principios de Cantares es la explosión de la exposición temprana al sexo gráfico a través de Internet y otros medios. Las consecuencias de esta exposición indudablemente serán tema de estudio en las próximas décadas. Pero algunas observaciones preliminares refuerzan que los caminos de Dios preservan el potencial de una intimidad sexual para toda la vida dentro del matrimonio, mientras que las alternativas a menudo son perjudiciales. Por ejemplo, un artículo de Time informó sobre una población de hombres jóvenes que intentan evitar la pornografía en forma permanente. ¿Por qué? No por razones religiosas ni por convicciones morales elevadas, sino más bien, porque habían “macerado” su mente en material sexualmente explícito de forma tan prolongada que no eran capaces de desempeñar funciones sexuales normales en el mundo real. Como expresó con sensibilidad un padre en recuperación: “Le diría a mi hijo, seré sincero contigo, todas las cosas superestimulantes, como el porno de Internet, la comida chatarra y las drogas, pueden ser divertidas y placenteras, de manera temporal... sin embargo, también tienen el potencial de insensibilizarte a las cosas normales y naturales y, en última instancia, privarte de lo único que creíste que te brindarían: la capacidad de experimentar placer” (B. Luscombe, “Porn and the Threat to Virility”, Time, marzo de 2016).

Si bien algunas pobres almas literalmente están destruyendo su capacidad para el placer sexual a través de actividades sexuales ilícitas, Dios está tratando de utilizar todos los medios posibles, incluyendo el Cantar de los Cantares, para preservar y maximizar la satisfacción física, relacional y espiritual que el matrimonio puede aportar. Alabado sea su nombre.

Aplicación a la vida

Si bien es necesario, aun así puede ser difícil abordar temas sobre sexualidad en un entorno grupal como la Escuela Sabática. Usa tu discreción al presentar las siguientes actividades y evita utilizar un lenguaje sexualmente explícito para no ofender. Recuerda: lo más probable es que haya miembros de la iglesia luchando con este aspecto en este momento.

  1. Anteriormente se afirmó que lo físico afecta lo espiritual y viceversa. En ningún otro ámbito esto es más evidente que en la actividad sexual. Pide a la clase que explique por qué es así, o que proponga otros ejemplos de interacciones cuerpo/espíritu.

  2. Disfrutar de “los deleites temporales del pecado” es atractivo para todos, incluso para el cristiano (Heb. 11:25). Tradicionalmente, la abnegación es la respuesta para ese atractivo. Pero a la luz de las reflexiones anteriores, se puede apelar a la búsqueda del placer superior por sobre el placer inferior como motivación. Evalúa si la clase puede explicar esta estrategia con más detalle para diversos temas.

  3. Observa el cuidado por el detalle de los personajes de Cantares para describirse mutuamente. ¿Qué atributo del carácter poseen que fomenta esa adoración? ¿En qué medida este atributo es una clave para un matrimonio feliz?

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