Lecciones para adultos: "Daniel"
Primer trimestre (enero-marzo) de 2020
Lección 3: "Del misterio a la revelación"
Para el 18 de enero de 2020
Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes
Lee Para el Estudio de esta Semana: Daniel 2:1–16; Hechos 17:28; Daniel 2:17–49; Salmo 138; Juan 15:5; Deuteronomio 32:4; 1 Pedro 2:4.
Para Memorizar: “Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría” (Dan. 2:20).
En las aguas alrededor de Groenlandia hay icebergs de muchos tamaños. A veces, los pequeños témpanos de hielo se mueven en una dirección mientras que sus contrapartes masivas fluyen en otra. Lo que sucede es que los vientos de la superficie conducen a los pequeños, mientras que las enormes masas de hielo son transportadas por profundas corrientes oceánicas. Cuando consideramos el surgimiento y la caída de las naciones a lo largo de la historia, es similar a explicar los vientos superficiales y las corrientes oceánicas. Los vientos representan todo lo cambiante e impredecible, al igual que la voluntad humana. Pero existe otra fuerza que obra simultáneamente con estas ráfagas y vientos que incluso es más poderosa y muy similar a las corrientes oceánicas. Es el movimiento seguro de los propósitos sabios y soberanos de Dios. Como dijo Elena de White: “Pero, como las estrellas en la vasta órbita de su derrotero señalado, los propósitos de Dios no conocen premura ni demora” (DTG 23). Aunque el surgimiento y la caída de las naciones, las ideologías y los partidos políticos parecen producirse solo a discreción del capricho humano, Daniel 2 muestra que es el Dios del cielo quien en realidad impulsa la historia humana a su gran final.
Domingo 12 de enero: La inmanencia de Dios
Lee Daniel 2:1 al 16. ¿Qué crisis enfrentan los hebreos debido al sueño que el Señor le da al rey?
Los sueños eran cosa seria en el mundo antiguo. Cuando un sueño parecía premonitorio, a menudo indicaba un desastre inminente. Por lo tanto, es comprensible que Nabucodonosor esté tan ansioso por un sueño que, para hacer las cosas aún más inquietantes, ya no puede recordar. Los expertos babilónicos creían que los dioses podían revelar la interpretación de los sueños, pero en el caso de este sueño en Daniel, no hay nada que los expertos puedan hacer porque el rey ha olvidado el sueño. Si se les transmitiera el contenido del sueño, llegarían a una interpretación para complacer al rey. Pero en esta situación sin precedentes, cuando los expertos en sueños no pueden decirle al rey de qué trata su sueño, se ven obligados a admitir que “no hay quien lo pueda declarar al rey, salvo los dioses cuya morada no es con la carne” (Dan. 2:11).
Abrumado por la frustración, el rey manda que todos los sabios de Babilonia sean asesinados. Esa atrocidad no era extraña en el mundo antiguo. Las fuentes históricas atestiguan que, debido a una conspiración, Darío ejecutó a todos los magos, y Jerjes mató a los ingenieros que habían construido un puente que se derrumbó. Cuando Nabucodonosor emite su decreto, Daniel y sus compañeros acababan de terminar sus estudios y de ser admitidos en el círculo de expertos del rey. Por esta razón, el decreto de muerte emitido por el rey también se aplica a ellos. De hecho, el idioma original sugiere que la matanza comenzaría de inmediato, y Daniel y sus amigos serían ejecutados seguidamente. Pero Daniel, “sabia y prudentemente” (Dan. 2:14), se acerca a Arioc, el hombre a cargo de llevar a cabo las ejecuciones. Al final, Daniel solicita tiempo al rey para resolver el misterio del sueño. Curiosamente, aunque el rey acusó a los magos de tratar de ganar “tiempo”, de inmediato concede el “tiempo” que Daniel solicita. Daniel por cierto concuerda con los magos en que ningún ser humano puede resolver ese misterio, pero el profeta también conoce a un Dios que puede revelar el contenido y la interpretación del sueño.
Los teólogos hablan de la “inmanencia” de Dios: aunque Dios es diferente de la creación, aun así puede estar muy cerca de ella. ¿Qué nos enseña el hecho de que él le haya dado un sueño al rey Nabucodonosor acerca de cuán inmanente puede ser Dios para nosotros? (Ver además Hech. 17:28.)
Inmediatamente Daniel reúne a sus tres amigos para orar, y les explica que serán ejecutados si Dios no revela el sueño. Cuando enfrentamos un gran problema, también debemos reconocer que nuestro Dios es lo suficientemente grande como para resolver incluso los desafíos más difíciles.
Lee Daniel 2:17 al 23. ¿Qué dos tipos de oraciones encontramos aquí?
En este capítulo se mencionan dos tipos de oraciones. La primera es una oración de súplica en la que Daniel le pide a Dios que le revele el contenido del sueño y su interpretación (Dan. 2:17–19). No conocemos las palabras de esta oración, pero se nos dice que Daniel y sus amigos pedían “misericordias del Dios del cielo sobre este misterio, a fin de que Daniel y sus compañeros no pereciesen con los otros sabios de Babilonia” (Dan. 2:18). Cuando oran, Dios responde a su petición y revela el contenido y la interpretación del sueño del rey. Podemos estar seguros de que cada vez que busquemos las “misericordias del Dios del cielo”, nuestras oraciones también serán escuchadas, aunque no sea de una forma tan dramática como vemos aquí, porque el Dios de Daniel también es nuestro Dios.
En respuesta a la contestación de Dios a su pedido, Daniel y sus amigos irrumpen en una oración de agradecimiento y alabanza. Alaban a Dios por ser Fuente de sabiduría y por controlar la naturaleza y la historia política. Esta es una lección importante que podemos aprender. Si bien oramos y le suplicamos tantas cosas a Dios, ¿cuán a menudo lo alabamos y le agradecemos por responder nuestras oraciones? La experiencia de Jesús con los diez leprosos nos brinda una ilustración adecuada de la ingratitud humana. De cada diez que habían sido sanados, solo uno regresa para dar “gloria a Dios” (Luc. 17:18). La respuesta de Daniel no solo nos recuerda la importancia de la acción de gracias y la alabanza, sino también revela el carácter del Dios al que oramos. Cuando oramos, podemos confiar que él hará lo que sea mejor para nosotros y, por lo tanto, siempre debemos alabarle y agradecerle.
Lee el Salmo 138. ¿Qué extraes de esta oración de acción de gracias que pueda ayudarte a aprender a estar agradecido a Dios, independientemente de las circunstancias que te rodeen?
Martes 14 de enero: La imagen, primera parte
Lee Daniel 2:24 al 30. ¿Qué dice Daniel que es tan importante que recordemos siempre? (Ver además Juan 15:5.)
En respuesta a la oración, Dios revela el contenido del sueño y su interpretación. Y Daniel no duda en decirle al rey que la solución para el misterio proviene del “Dios en los cielos”. Además, antes de informar el contenido del sueño y su interpretación, Daniel menciona los pensamientos no expresados y las preocupaciones del rey cuando este estaba desvelado en la cama. Esta información circunstancial enfatiza aún más la credibilidad del mensaje, porque solo el rey la conoce y a Daniel necesariamente le llegó a través de un poder sobrenatural. Pero cuando Daniel pasa a informar el contenido del sueño, corre el riesgo de provocar otra crisis, porque el sueño no es precisamente una buena noticia para Nabucodonosor.
Lee Daniel 2:31 al 49. Según el sueño, ¿cuál es el destino del reino de Nabucodonosor?
El sueño consiste en una imagen majestuosa con su cabeza “de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido” (Dan. 2:32, 33). Finalmente, una piedra “hirió a la imagen en sus pies” (Dan. 2:34), y toda la estructura se destruyó y se dispersó como paja en el viento. Daniel explica que los diferentes metales representan reinos sucesivos que se reemplazarán unos a otros a lo largo de la historia. Para Nabucodonosor, el mensaje es claro: Babilonia, con toda su fuerza y gloria, desaparecerá y será reemplazada por otro reino, al que le seguirán otros hasta que un reino de una naturaleza completamente diferente los reemplace a todos: el Reino eterno de Dios, que durará para siempre.
Fíjate cuán fugaces y temporales son todas las cosas humanas. ¿Qué debería enseñarnos este hecho acerca de la gran esperanza que tenemos en Jesús, y solo en Jesús (ver Juan 6:54; 2 Cor. 4:18)?
Miércoles 15 de enero: La imagen, segunda parte
Lee nuevamente el sueño y su interpretación (Dan. 2:31–49). ¿Qué nos enseña esto acerca de la presciencia de Dios sobre la historia del mundo?
La profecía que acompaña al sueño de Nabucodonosor proporciona un esquema profético general y funciona como el parámetro con el cual abordar las profecías más detalladas de Daniel 7, 8 y 11. Además, Daniel 2 no es una profecía condicional. Es una profecía apocalíptica: una predicción definitiva de lo que Dios previó y que realmente llevaría a cabo en el futuro.
La cabeza de oro representa a Babilonia (626–539 a.C.). De hecho, ningún otro metal podría representar mejor el poder y la riqueza del Imperio Babilónico que el oro. La Biblia lo llama “la ciudad codiciosa de oro” (Isa. 14:4) y “copa de oro [...] en la mano de Jehová” (Jer. 51:7; comparar con Apoc. 18:16). El antiguo historiador Herodoto informa que una gran cantidad de oro embellecía la ciudad.
El pecho y los brazos de plata representan a Medopersia (539–331 a.C.). Así como la plata tiene menos valor que el oro, el Imperio Medopersa nunca alcanzó el esplendor de los babilonios. Además, la plata también era un símbolo apropiado para los persas porque usaban la plata en su sistema tributario.
El vientre y los muslos de bronce simbolizan a Grecia (331–168 a.C.). Ezequiel 27:13 retrata a los griegos como comerciantes que intercambiaban utensilios de bronce. Los soldados griegos se destacaban por su armadura de bronce. Sus cascos, escudos y hachas de guerra eran de bronce. Herodoto nos dice que Psammetico I de Egipto vio en la invasión de los piratas griegos el cumplimiento de un oráculo que predecía a “hombres de bronce que surgían del mar”.
Las piernas de hierro representan adecuadamente a Roma (168 a.C.-476 d.C.). Como explicó Daniel, el hierro representaba el poder aplastante del Imperio Romano, que duró más que cualquiera de los reinos anteriores. El hierro era un metal perfecto para representar al imperio.
Los pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido, representan una Europa dividida (476 d.C. –segunda venida de Cristo). La mezcla de hierro con arcilla brinda una imagen adecuada de lo que sucedió después de la desintegración del Imperio Romano. Aunque se han hecho muchos intentos para unificar Europa, que van desde las alianzas matrimoniales entre las Casas Reales hasta la actual Unión Europea, la división y la desunión han prevalecido y, según esta profecía, continuará siendo así hasta que Dios establezca el Reino eterno.
Lee Daniel 2:34, 35, 44 y 45. ¿Qué nos enseñan estos versículos sobre el destino final de nuestro mundo?
El énfasis del sueño está en lo que sucederá en los “postreros días” (Dan. 2:28). Por más poderosos y ricos que hayan sido, los reinos de metal (y de barro) no son más que un preludio del establecimiento del reino de piedra. Mientras que en cierta medida los metales y el barro cocido pueden ser productos de fabricación humana, ninguna mano humana toca la piedra del sueño. En otras palabras, aunque cada uno de los reinos anteriores eventualmente llegue a su fin, el reino representado por la piedra durará para siempre. Por ende, la metáfora de la roca a menudo simboliza a Dios (p. ej.: Deut. 32:4; 1 Sam. 2:2; Sal. 18:31), y la piedra también puede ser una representación del Mesías (Sal. 118:22; 1 Ped. 2:4, 7). Por consiguiente, no hay nada más apropiado que la figura de una piedra para simbolizar el establecimiento del Reino eterno de Dios.
Algunos sostienen que el reino de piedra se creó durante el ministerio terrenal de Jesús, y que la propagación del evangelio es una indicación de que el Reino de Dios se ha apoderado del mundo entero. Sin embargo, el reino de piedra comienza a existir recién después de que los cuatro reinos principales hubieron caído y la historia humana haya llegado al momento de los reinos divididos, representados por los pies y los dedos de los pies de la imagen. Este hecho descarta el cumplimiento durante el siglo I, porque el ministerio terrenal de Jesús tuvo lugar durante la hegemonía de Roma, el cuarto reino.
Pero la piedra da lugar a un monte. Es decir, “la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra” (Dan. 2:35). Un monte así nos recuerda al monte Sión, el lugar donde se encontraba el Templo, la representación concreta del reino terrenal de Dios en la época del Antiguo Testamento. Curiosamente, la piedra cortada del monte se convierte en un monte en sí mismo. Este monte, que según el texto ya existe, lo más probable es que señale a la Sión celestial, el Santuario celestial, de donde vendrá Cristo para establecer su Reino eterno. Y en la Jerusalén que descenderá del cielo (Apoc. 21:1–22:5), este Reino encontrará su cumplimiento máximo.
Daniel 2 acertó con todos los reinos hasta ahora. ¿Por qué, entonces, es tan lógico y sabio confiar en su profecía sobre la venida del último reino, el Reino eterno de Dios? ¿Por qué es tan irracional no creer en la profecía?
Para Estudiar y Meditar:
Es revelador observar que la imagen de Daniel 2 está hecha de oro y plata, que son metales relacionados con el poder económico. La imagen también está hecha de bronce y hierro, que se utilizaban para herramientas y armas; y de cerámica, que en el mundo antiguo se utilizaba con fines literarios y domésticos. Por lo tanto, la imagen ofrece una representación vívida de la humanidad y sus logros. Es muy congruente el hecho de que las distintas partes anatómicas de la imagen transmitan la sucesión de reinos del mundo y la desunión final que prevalecerá en los últimos días de la historia humana. Sin embargo, a la piedra se la representa definidamente como algo que surge “sin intervención de manos” (Dan. 2:45, RVA-2015), un poderoso recordatorio del fin sobrenatural que tendrá este mundo temporal y todos sus logros humanos.
Aunque “exclusivamente desde el punto de vista humano la historia de la humanidad pueda parecer una interacción caótica de fuerzas en pugna [...], Daniel nos asegura que detrás de todo esto está Dios, mirando desde lo alto y moviéndose en él para llevar a cabo lo que él considera mejor” (W. H. Shea, Daniel: A Reader’s Guide, p. 98).
Preguntas para Dialogar:
Qué bueno es saber que en medio de todo el caos y el sufrimiento de este mundo, Dios tiene el control y todo tendrá un final glorioso. Hasta entonces, ¿cuál es nuestro papel en tratar de hacer todo el bien posible para ayudar a aliviar el sufrimiento que existe en este mundo caído?
¿Cómo explicamos que Daniel y los cautivos hayan trabajado tan estrechamente con un líder pagano que le ha hecho tanto daño al pueblo de Daniel, y que aparentemente le sean leales?
Como vimos, algunos han argumentado que la piedra cortada sin manos se refiere a la difusión del evangelio al mundo. Eso no puede ser cierto por varias razones, incluyendo lo que dice Daniel 2:35, que la piedra aplastará a los reinos anteriores y que “se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Eso no ocurrió después de la Cruz. Además, algunos intentos de equiparar el reino de piedra con la iglesia pasan por alto el hecho de que el reino de piedra reemplaza a todas las otras formas de dominio humano. Es un reino que abarca todo el mundo. Por lo tanto, solo la segunda venida de Jesús puede poner en movimiento el proceso descripto como el clímax de este sueño profético. ¿Por qué, entonces, la segunda venida de Jesús es la única interpretación razonable de lo que hace la piedra al final del tiempo?
Lecciones de la Escuela Sabática
Estudie la palabra de Dios a través de las Guías o lecciones de la Escuela Sabática.
Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Juan 12:44,45.
Libros de Lecturas Devocionales
- A Fin de Conocerle. Hoy con la lectura Servid al señor de todo corazón basada en Colosenses 3:23-24.
- Cada día con Dios. Hoy con la lectura Fábulas por arte compuestas basada en Daniel 8:14.
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