Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Cómo interpretar la Biblia"

Segundo trimestre (abril-junio) de 2020

Lección 6: "¿Por qué se necesita interpretación?"

Para el 9 de mayo de 2020

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 2 de mayo

Lee Para el Estudio de esta Semana: Lucas 24:36-45; 1 Corintios 12:10; 14:26; Hechos 17:16-32; Juan 12:42, 43.

Para Memorizar: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Heb. 11:6).

Leer la Biblia también significa interpretar la Biblia. Pero ¿cómo hacemos eso? ¿Qué principios utilizamos? Por ejemplo, ¿cómo abordamos los diferentes tipos de escritura que encontramos? El pasaje que estamos leyendo ¿es una parábola, un sueño profético-simbólico o un relato histórico? La decisión de una pregunta tan importante acerca del contexto de las Escrituras implica un acto de interpretación en sí.

A veces, algunos utilizan la Biblia como un oráculo divino: simplemente abren la Biblia al azar para buscar un versículo bíblico y esperan que les sirva de guía. Pero unir aleatoriamente los pasajes de la Biblia a medida que uno los encuentra puede llevar a conclusiones muy extrañas e incorrectas.

Por ejemplo, cuando un esposo dejó a su esposa por otra mujer, la esposa obtuvo una gran seguridad al encontrar el siguiente versículo: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer” (Gén. 3:15). ¡Ella estaba convencida, sobre la base de ese versículo, que la aventura de su esposo no duraría!

Cualquier texto sin un contexto rápidamente se convierte en un pretexto para los planes y las ideas personales. Por ende, tenemos la gran necesidad no solo de leer la Biblia sino también de interpretarla correctamente.

 

Ir ArribaDomingo 3 de mayo: Presuposiciones

Lee Lucas 24:36 al 45. ¿Qué impidió que los discípulos, que estaban muy familiarizados con las Escrituras, vieran el verdadero significado de la Palabra de Dios, incluso cuando los acontecimientos predichos en ella se habían desarrollado ante ellos?

Nadie aborda el texto de las Escrituras con la mente en blanco. Todo lector, todo estudioso de las Escrituras, se acerca a la Biblia con una historia particular y una experiencia personal que inevitablemente afecta el proceso de interpretación. Incluso los discípulos tenían sus propias ideas concretas de quién era el Mesías y qué se suponía que debía hacer, según las expectativas de su época. Sus fuertes convicciones les impidieron una comprensión más clara del texto bíblico, lo que ayuda a explicar por qué muchas veces malinterpretaron a Jesús y los acontecimientos en torno a su vida, muerte y resurrección.

Todos tenemos una cantidad de creencias acerca de este mundo, sobre la realidad última, sobre Dios, que presuponemos o aceptamos, incluso sin querer o inconscientemente, cuando interpretamos la Biblia. Nadie se acerca al texto bíblico con una mente vacía. Si, por ejemplo, la cosmovisión de alguien descarta categóricamente cualquier intervención sobrenatural de Dios, esa persona no leerá ni entenderá las Escrituras como un relato verdadero y confiable de lo que Dios ha hecho en la historia, sino que lo interpretará de manera muy diferente a alguien que acepta la realidad de lo sobrenatural.

Los intérpretes de la Biblia no pueden desprenderse completamente de su propio pasado, de sus experiencias, de sus ideas permanentes ni de sus nociones y opiniones preconcebidas. No es posible alcanzar la neutralidad total, o la objetividad absoluta. El estudio de la Biblia y la reflexión teológica siempre suceden en el contexto de las presuposiciones sobre la naturaleza del mundo y la naturaleza de Dios.

Pero lo bueno es que el Espíritu Santo puede abrirse paso y corregir nuestras limitadas perspectivas y presuposiciones al leer las palabras de las Escrituras con una mente abierta y un corazón honesto. La Biblia asevera repetidamente que hubo gente de procedencias muy diferentes que pudo entender la Palabra de Dios y que el Espíritu Santo nos guía “a toda la verdad” (Juan 16:13).

¿Cuáles son algunas de tus presuposiciones con respecto al mundo? ¿De qué manera puedes someterlas a todas ellas a la Palabra de Dios para que la Palabra pueda reformular tus ideas y así estar más en armonía con la realidad que enseña la Biblia?

 

Ir ArribaLunes 4 de mayo: Traducción e interpretación

La Biblia se escribió en idiomas muy antiguos: el Antiguo Testamento se escribió principalmente en hebreo, con algunos pasajes en arameo, mientras que el Nuevo Testamento se redactó en griego Koiné. La mayoría de la población mundial actual no habla ni lee esos idiomas antiguos. Por lo tanto, la Biblia tiene que ser traducida a diferentes idiomas modernos.

Pero, como todo buen traductor sabe, toda traducción siempre implica algún tipo de interpretación. Algunas palabras en un idioma no tienen un equivalente exacto en otro. El arte y la habilidad de traducir cuidadosamente y luego interpretar textos se llama “hermenéutica”.

Lee 1 Corintios 12:10; 14:26; Juan 1:41; 9:7; Hechos 9:36; y Lucas 24:27. En todos los pasajes anteriores, vemos la idea de interpretación y traducción. En Lucas 24:27, incluso Jesús tuvo que explicarles el significado de las Escrituras a los discípulos. ¿Qué nos dice esto acerca de la importancia de la interpretación?

La palabra griega hermeneuo, de la que proviene la palabra hermenéutica (interpretación bíblica), se deriva del dios griego Hermes. Hermes era considerado un emisario y mensajero de los dioses, y por ende era responsable de, entre otras cosas, traducir mensajes divinos para el pueblo.

La cuestión fundamental para nosotros en lo que respecta a la hermenéutica es que, a menos que leamos los idiomas originales, nuestro único acceso a los textos es a través de traducciones. Afortunadamente, muchas traducciones hacen un buen trabajo a la hora de transmitir el significado esencial. No necesitamos saber el idioma original para poder entender las verdades fundamentales reveladas en las Escrituras, aunque tener ese conocimiento lingüístico podría ser provechoso. Sin embargo, incluso con una buena traducción, una interpretación correcta de los textos también es importante, como vimos en Lucas 24:27. Ese es el propósito clave de la hermenéutica: transmitir con precisión el significado de los textos bíblicos y ayudarnos a saber cómo aplicar correctamente la enseñanza del texto a nuestra vida actual. Como lo muestra el versículo de Lucas mencionado arriba, Jesús hizo esto por sus seguidores. ¡Imagina lo que debe haber sido tener a Jesús mismo interpretando pasajes de la Biblia para ti!

Muchos tienen acceso a varias traducciones, pero muchos otros no. Cualquiera sea la traducción que tengas, ¿por qué es importante estudiar la Palabra con oración y buscar obedecer sus enseñanzas?

 

Ir ArribaMartes 5 de mayo: La Biblia y la cultura

Lee Hechos 17:16 al 32. En Hechos 17, Pablo trató de transmitir el mensaje del evangelio en un nuevo contexto: la filosofía de la cultura griega. ¿Cómo impactan los diferentes orígenes culturales en cómo evaluamos la importancia de varias ideas?

Es útil tener un conocimiento previo de la cultura del Cercano Oriente para comprender algunos pasajes bíblicos. “Por ejemplo, la cultura hebrea atribuía la responsabilidad a una persona por actos que no cometió, pero que permitió que sucedieran. Por lo tanto, los escritores inspirados de las Escrituras, comúnmente le atribuyen a Dios el tener parte activa en lo que en nuestra forma de pensar occidental diríamos que él permite o no impide que suceda, como, por ejemplo, el endurecimiento del corazón de Faraón” (“Métodos de estudio de la Biblia”, parte 4. p.).

La cultura también plantea algunas cuestiones hermenéuticas importantes. La Biblia ¿está condicionada culturalmente y, por lo tanto, solo es pertinente a esa cultura en lo que afirma? ¿O el mensaje divino dado en una cultura particular trasciende esa cultura y les habla a todos los seres humanos? ¿Qué sucede si nuestra experiencia cultural se convierte en la base y la prueba de fuego para nuestra interpretación de las Escrituras?

En Hechos 17:26, el apóstol Pablo da una perspectiva interesante sobre la realidad que a menudo pasamos por alto al leer este versículo. Afirma que Dios nos hizo a todos de una sola sangre. Si bien tenemos mucha diversidad cultural, bíblicamente hablando, existe un vínculo común que une a todas las personas a pesar de sus diferencias culturales, y eso es porque Dios es el Creador de toda la humanidad. Nuestra pecaminosidad y nuestra necesidad de salvación no se limitan a una sola cultura. Todos necesitamos la salvación que nos ofrecen la muerte y la resurrección de Jesucristo.

Aunque Dios les habló a generaciones específicas, se aseguró de que las generaciones futuras que lean la Palabra de Dios comprendan que esas verdades trascienden las circunstancias locales y limitadas durante las cuales se escribieron los textos bíblicos.

Paralelamente, piensa en el álgebra, que se inventó en el siglo IX a.C. en Bagdad. ¿Significa esto, entonces, que las verdades y los principios de esta rama de las matemáticas están limitados solo a ese tiempo y lugar? Por supuesto que no.

El mismo principio se aplica a las verdades de la Palabra de Dios. Aunque la Biblia se escribió hace mucho tiempo en culturas muy diferentes a las nuestras, las verdades que contiene son tan relevantes para nosotros hoy como para sus primeros receptores.

 

Ir ArribaMiércoles 6 de mayo: Nuestra naturaleza pecaminosa y caída

Lee Juan 9:39 al 41; y 12:42 y 43. ¿Qué impidió que las personas en estos pasajes acepten la verdad del mensaje bíblico? ¿Qué palabras de advertencia y precaución podemos extraer de estos incidentes para nuestro provecho?

Es fácil considerar con desprecio a los líderes religiosos que rechazaron a Jesús a pesar de una evidencia tan poderosa. Sin embargo, debemos tener cuidado de no fomentar una actitud similar en relación con su Palabra.

No cabe duda de que el pecado alteró, rompió y fracturó radicalmente nuestra relación con Dios. El pecado afecta toda nuestra existencia humana. También afecta nuestra capacidad para interpretar las Escrituras. No es simplemente que nuestros procesos de pensamiento humano se emplean fácilmente para fines pecaminosos, sino que nuestra mente y nuestros pensamientos se han corrompido por el pecado y, por lo tanto, se han cerrado a la verdad de Dios. Las siguientes características de esta corrupción se pueden detectar en nuestro pensamiento: orgullo, autoengaño, duda, distancia y desobediencia.

Una persona orgullosa se exalta a sí misma por sobre Dios y su Palabra. Esto se debe a que el orgullo lleva al intérprete a poner demasiado énfasis en la razón humana como el árbitro final de la verdad, incluso de las verdades que se encuentran en la Biblia. Esta actitud disminuye la autoridad divina de la Escritura.

Algunos tienden a escuchar solo aquellas ideas que les son atractivas, aunque estas contradigan la voluntad revelada de Dios. Dios nos ha advertido sobre el peligro del autoengaño (Apoc. 3:17). El pecado también fomenta la duda, que nos hace vacilar e inclinarnos a descreer de la Palabra de Dios. Cuando comenzamos a dudar, la interpretación del texto bíblico nunca conducirá a la certeza. Al contrario, quien duda se eleva rápidamente a una posición en la que juzga lo que es y lo que no es aceptable en la Biblia, y está pisando un terreno muy peligroso.

Deberíamos acercarnos a la Biblia con fe y sumisión, no con una actitud de crítica y duda. El orgullo, el autoengaño y la duda llevan a una actitud de distanciamiento hacia Dios y la Biblia, que seguramente llevará a la desobediencia, es decir, la falta de voluntad para seguir la voluntad revelada de Dios.

¿Alguna vez descubriste que estabas luchando contra la convicción de lo que leíste en la Biblia? Es decir que esta claramente te indicó que hicieras una cosa, pero querías hacer otra. ¿Qué pasó y qué aprendiste de tu experiencia?

 

Ir ArribaJueves 7 de mayo: Por qué es importante la interpretación

Lee Nehemías 8:1 al 3 y 8. ¿Por qué es tan importante que entendamos claramente las Escrituras, no solo a nivel personal sino también como iglesia?

El tema más importante en la Biblia es la salvación y cómo ser salvos. Después de todo, ¿no es esto lo que más importa a largo plazo? ¿De qué sirve, como nos dijo Jesús mismo, si obtenemos todo lo que el mundo ofrece y perdemos nuestras propias almas (Mat. 16:26)?

Pero saber lo que la Biblia enseña acerca de la salvación depende mucho de la interpretación. Si interpretamos erróneamente la Biblia, es probable que lleguemos a conclusiones falsas, no solo en el entendimiento de la salvación, sino en todo lo que la Biblia enseña. De hecho, incluso en la época de los apóstoles, ya se habían infiltrado errores teológicos en la iglesia, sin duda respaldados por falsas interpretaciones de las Escrituras.

Lee 2 Pedro 3:15 y 16. ¿Qué nos dice esto acerca de cuán importante es la lectura correcta de las Escrituras?

Por cierto, si somos el pueblo del Libro, que quiere vivir de acuerdo con la Biblia y la Biblia sola (y no tenemos otras fuentes autoritativas como la tradición, los credos ni la autoridad del Magisterio de la Iglesia que interpreten la Biblia por nosotros), entonces, el tema de una correcta hermenéutica bíblica es sumamente importante porque solo tenemos la Biblia para que nos diga qué creer y cómo vivir.

El tema de la interpretación bíblica es vital para la salud teológica y misiológica de la iglesia. Sin una interpretación bíblica correcta, no puede haber unidad de doctrina ni de enseñanza y, por lo tanto, no habrá unidad de la iglesia ni de nuestra misión. Una teología mala y distorsionada conduce inevitablemente a una misión deficiente y distorsionada. Después de todo, si tenemos un mensaje para dar al mundo, pero estamos confundidos sobre el significado del mensaje, ¿con qué eficiencia podremos presentar ese mensaje a quienes necesitan escucharlo?

Lee el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6 al 12. ¿Cuáles son los problemas teológicos que presenta y por qué es tan importante para nuestra misión entenderlos correctamente?

 

Ir ArribaViernes 8 de mayo

Para Estudiar y Meditar:

Lee Elena de White, El camino a Cristo, “¿Qué debe hacerse con la duda?”, pp. 105-113; y del documento “Métodos de estudio de la Biblia”, la primera parte: “Estudio de la Biblia: presuposiciones, principios y métodos”, la segunda parte: “Presuposiciones que surgen de las afirmaciones de la Biblia”, y la tercera parte: “Principios para acercarse a la interpretación de la Escritura” (“Métodos de estudio de la Biblia” se encuentra en https://cort.as/-MdHR).

“En el estudio de la Palabra, dejen en la puerta de la investigación sus opiniones preconcebidas y sus ideas heredadas del ambiente y cultivadas individualmente. Nunca descubrirán la verdad si estudian las Escrituras para vindicar sus propias ideas. Dejen estas ideas a la puerta y acérquense con el corazón compungido para oír lo que el Señor tiene que decirles. Al sentarse el humilde indagador de la verdad a los pies de Jesús para aprender de él, la Palabra le da entendimiento. Cristo dice a los que son demasiado sabios en su propio concepto para estudiar la Biblia: ‘Si quieren hacerse sabios para la salvación, deben hacerse mansos y humildes de corazón’.

“No lean la Palabra a la luz de opiniones anteriores; investíguenla, en cambio, cuidadosamente y con oración, con una mente libre de prejuicios. Si al leerla se produce la convicción, y ven que las opiniones que han acariciado no están en armonía con la Palabra, no traten de hacer concordar la Palabra con esas opiniones. Hagan concordar sus opiniones con la Palabra. No permitan que lo que han creído o practicado en lo pasado gobierne el entendimiento. Abran los ojos de su mente para contemplar maravillas en la ley. Descubran lo que está escrito, y después afirmen sus pies en la Roca eterna” (MJ 183, 184).

Preguntas para Dialogar:

  1. ¿Cómo influyen nuestra cosmovisión, nuestra educación y nuestra cultura en la interpretación que realizamos de las Escrituras? ¿Por qué es tan importante que seamos conscientes de las influencias externas que inevitablemente añadimos a nuestra interpretación de la Biblia?

  2. Todos concordamos en que somos pecadores y que el pecado nos afecta negativamente. ¿De qué manera afecta el pecado nuestra forma de leer la Biblia? Es decir, ¿qué nos hace el pecado que podría causar que malinterpretemos la Palabra de Dios? Por ejemplo, el deseo de hacer algo que la Biblia condena, ¿cómo puede hacer que leamos la Biblia de una manera distorsionada? ¿De qué otras maneras filtra el pecado nuestra forma de interpretar la Biblia?

  3. El hecho de tener mayor conocimiento de los tiempos bíblicos y su cultura ¿cómo nos ayuda a entender mejor algunos pasajes de las Escrituras? Da algunos ejemplos.

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