Lecciones para adultos: "Cómo interpretar la Biblia"
Edición para maestros. Segundo trimestre (abril-junio) de 2020
Lección 5: "Solo la Biblia: Sola Scriptura"
Para el 2 de mayo de 2020
Reseña | Comentario | Aplicación a la vida
La Biblia y el protestantismo están entrelazados en una historia común. Se podría decir que la historia del cristianismo es, en cierto sentido, la historia de la interpretación de la Biblia. Sola Scriptura, solo la Biblia, ha sido el grito de batalla de la Reforma Protestante. Sola Scriptura elevó el papel de la Escritura a un estándar único y a una fuente normativa para la teología. Además, sola Scriptura fue un instrumento para criticar las estructuras del poder eclesiástico y las tradiciones eclesiásticas de larga data. Restituyó la Biblia a las manos de la gente común. Como tal, sola Scriptura es el principio rector esencial que dirige la vida de la iglesia. Denota la convicción de que la Biblia, y solo la Biblia, es el único criterio para la fe y la vida cristiana. Lo que creemos en cuestiones de fe es verdad solo si nuestras creencias se ajustan al testimonio de la totalidad de la Escritura, a toda la Escritura (tota Scriptura). Este precepto implica la unidad de la Escritura y la premisa de que la Biblia es lo suficientemente clara en lo que dice.
Por lo tanto, sola Scriptura es mucho más que un lema de la Reforma. Sin la Biblia, la Reforma no hubiera podido lograr lo que hizo. Sola Scriptura también implica una serie de principios importantes para la interpretación de las Escrituras que están inextricablemente entrelazados con el principio de sola Scriptura. Esta semana veremos más de cerca algunos de estos principios de interpretación.
Cuando reafirmamos la importancia de sola Scriptura para nuestra fe, reconocemos la autoridad divina única de la Biblia sobre cualquier otra fuente que pueda influir en nuestra teología. Sola Scriptura no significa solo Scriptura (texto bíblico sin acompañamiento). Hay otras fuentes que inevitablemente son parte de lo que creemos. Pero la Biblia sola es la norma imperante y la máxima autoridad sobre cualquier otra fuente en cuanto a asuntos de fe y práctica. Las Escrituras están por encima de cualquier credo de la iglesia. Las Escrituras no están sujetas al juicio de la ciencia ni a la voz de la mayoría, ni a ninguna tradición, razón o experiencia. En palabras de Elena de White: “Pero Dios tendrá un pueblo en la Tierra que sostendrá la Biblia y la Biblia sola como regla fija de todas las doctrinas y base de todas las reformas. Ni las opiniones de los sabios, ni las deducciones de la ciencia, ni los credos o las decisiones de concilios ecuménicos, tan numerosos y discordantes como lo son las iglesias que representan, ni la voz de las mayorías; nada de eso, ni en conjunto ni en parte, debe ser considerado como evidencia a favor o en contra de cualquier punto de fe religiosa. Antes de aceptar cualquier doctrina o precepto debemos exigir un categórico ‘Así dice Jehová’ ” (CS 653).
La Biblia tiene este papel magistral debido a su origen y autoridad divinos. Por lo tanto, no deberíamos decir menos de lo que las Escrituras afirman. Tampoco debemos agregar a las palabras de las Escrituras e ir más allá de sus claras enseñanzas. Al final del último libro de la Biblia, leemos la siguiente advertencia que se puede aplicar a toda la Escritura: “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro” (Apoc. 22:18, 19).
¿Por qué crees que es importante no agregar ni quitar palabras de las Escrituras? ¿Qué pasaría si le añadiéramos o le restáramos a su verdad? ¿Qué implicaría quitarle o restarle autoridad a la Escritura? ¿Qué nos dice esta respuesta sobre la autoridad de la persona que agrega o quita partes de las Escrituras?
Solo la Biblia es la norma rectora de nuestra fe. Este precepto implica una serie de otros aspectos y principios, a saber:
La unidad de la Escritura
El hecho de que la Escritura pueda funcionar como una guía y norma teológica solo es posible debido a su unidad interna. Esta unidad es el resultado de su inspiración divina. La unidad no se superpone a las Escrituras, sino que fluye de su origen divino. La Biblia misma testifica de esta unidad por el hecho de que los escritores del Nuevo Testamento citan básicamente todo el Antiguo Testamento (la Escritura de su época). Además, las palabras de Jesús y los escritos del Nuevo Testamento fueron puestos al mismo nivel de autoridad que el Antiguo Testamento (comparar con Luc. 10:16; 2 Ped. 3:16). Por lo tanto, ninguna parte de las Escrituras tiene más autoridad que otra. El Nuevo Testamento no está por encima del Antiguo Testamento; y el Antiguo Testamento se desdobla en el Nuevo Testamento.
Si no hubiera inspiración divina, no habría unidad en la Escritura. Sin la inspiración de Dios, solo tendríamos escritos bíblicos dispares y contradictorios. Sin la unidad de la Escritura, no podríamos desarrollar una teología bíblica integral. Solo podríamos hablar de las tantas teologías inconsistentes de varios escritores bíblicos. Solo la unidad de la Escritura nos permite considerar toda la Escritura y comparar pasaje con pasaje. Si no hubiera unidad de la Escritura, ya no podríamos comparar la Escritura con la Escritura misma. Ya no podíamos volver a consultar las Escrituras para resolver las preguntas. La unidad de la Escritura tiene implicaciones de largo alcance para nuestra teología. Sin una unidad básica de la Escritura, no podríamos distinguir la verdad del error. Tampoco podríamos oponernos más a la herejía teológica. Sin la unidad de la Escritura, terminaríamos con una pluralidad de creencias dispares en la Biblia, y la Biblia estaría llena de contradicciones e inconsistencias. Por lo tanto, la Biblia habría perdido efectivamente su capacidad de ser la norma y la guía de lo que creemos, y no podría usarse para aportar una unidad teológica entre los creyentes.
Aplicación
Hoy hay algunos que afirman que el Nuevo Testamento tiene más autoridad que el Antiguo Testamento. Sostienen que el Antiguo Testamento imparte ira y venganza y una salvación que se basa en nuestras obras, mientras que en el Nuevo Testamento encontramos amor y misericordia, perdón y gracia. Por lo tanto, no hay unidad de pensamiento. Por consiguiente, el Nuevo Testamento, y especialmente las palabras de Jesús, están por encima de las palabras del Antiguo Testamento. ¿Cómo responderías a esa postura? ¿Dónde ves problemas con este enfoque? ¿Qué implicancias tiene este punto de vista para la autoridad de la Biblia?
La claridad de la Escritura
Cuando apelamos solo a la Escritura, también expresamos implícitamente nuestra convicción de que lo que la Escritura establece es lo suficientemente claro como para entenderlo de modo que podamos ponerlo en práctica. Quizá los textos más difíciles de la Biblia no sean aquellos que nos desafían en nuestro conocimiento limitado. Al contrario, los textos más difíciles pueden ser aquellos que entendemos claramente, pero a menudo nos resistimos a seguir. Niños y adultos por igual pueden entender la Biblia claramente. Sin embargo, hay un alcance infinito para las verdades de las Escrituras más allá de lo que sabemos. Por lo tanto, incluso las mentes más educadas tienen un amplio espacio para crecer en una comprensión y conocimiento más profundos.
Las Escrituras afirman repetidamente que es lo suficientemente clara como para que la entiendan quienes la leen y la escuchan (ver Neh. 8:8; 12; Efe. 3:4; Mat. 21:42; 12:3, 5; 19:4; 22:31; Mar. 12:10, 26; Luc. 6:3). Como la Biblia es lo suficientemente clara, somos totalmente responsables de lo que hacemos o dejamos de hacer, cuando lo entendemos.
¿De qué serviría la Escritura si fuera oscura y poco clara? ¿Podría funcionar como una norma y una guía? Explica.
La Escritura interpreta la Escritura
Debido a la unidad de las Escrituras, la Biblia puede funcionar como su propio intérprete. Una parte de la Escritura puede arrojar luz sobre otras partes. Por lo tanto, debemos considerar cuidadosamente los contextos históricos y literarios de las declaraciones bíblicas, en vez de simplemente agrupar los pasajes en los que aparece la misma palabra. Cuando le damos a la Escritura la oportunidad de arrojar luz sobre otras partes de la Escritura en las que se muestran las mismas ideas y palabras, debemos tener en cuenta todo lo que la Escritura dice sobre un tema determinado. Una cuidadosa comparación y estudio de las Escrituras debe tener prioridad sobre cualquier comentario o autor secundario que escriba sobre temas bíblicos o dé una interpretación de las Escrituras. Incluso Elena de White no debe usarse como un atajo para el estudio cuidadoso de la Biblia. Si bien podemos obtener información valiosa de sus comentarios, ella no puede reemplazar una investigación exhaustiva de la Biblia misma.
No necesitamos sacerdotes ni las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia u otras autoridades que interpreten las Escrituras por nosotros. Existe el sacerdocio de todos los creyentes. Sin embargo, hay sabiduría en el conocimiento colectivo de aquellos que también estudian la Biblia. Dios también guía a mis hermanos creyentes, y una nueva luz resistirá la prueba de la investigación más profunda por parte de aquellos que también aprecian el mensaje de la Biblia. En palabras de Elena de White: “Dios no ha pasado por alto a su pueblo ni ha elegido a un hombre solitario aquí y otro allí como los únicos dignos de que se les confíe su verdad. No da a un hombre una nueva luz contraria a la establecida fe del cuerpo. [...] Nadie debe tener confianza en sí mismo, como si Dios le hubiese dado una luz especial más que a sus hermanos [...]. Uno acepta alguna idea nueva y original que no parece estar en conflicto con la verdad. Se espacia en ella hasta que le parece que está revestida de belleza e importancia, porque Satanás tiene poder para dar esa falsa apariencia. Al fin llega a ser el tema que lo absorbe todo, el único gran punto alrededor del cual gira todo, y la verdad queda desarraigada del corazón [...]. Les amonesto a que desconfíen de estas cuestiones secundarias, que tienden a distraer la mente de la verdad. Nunca es inofensivo el error. Nunca santifica, sino que siempre produce confusión y disensión” (EUD 92, 93).
¿En qué sentido corres el riesgo de crear una “nueva luz” tan absorbente que cree confusión y provoque disensión? ¿Por qué hay sabiduría al consultar con otros? ¿Qué peligro hay en aceptar “nueva luz contraria a la establecida fe del cuerpo” de Cristo?
Lecciones de la Escuela Sabática
Estudie la palabra de Dios a través de las Guías o lecciones de la Escuela Sabática.
Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Colosenses 3:1.
Libros de Lecturas Devocionales
- A Fin de Conocerle. Hoy con la lectura Fieles en lo poco basada en Lucas 16:10.
- Cada día con Dios. Hoy con la lectura Preparémonos para la inmortalidad basada en 1 Juan 5:4.
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