Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "Hacer amigos para Dios: El gozo de participar en la misión"

Tercer trimestre (julio-septiembre) de 2020

Lección 7: "Compartir la Palabra"

Para el 15 de agosto de 2020

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 8 de agosto

Lee Para el Estudio de esta Semana: Sal. 119:105; Jer. 23:29; Heb. 1:1–3; 2 Tim. 3:14–17; 1 Juan 1:7–9; Ecl. 3:1; 2 Tim. 4:2.

Para Memorizar: “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (Isa. 55:11).

Cuando testificamos, hablamos de Jesús. ¿Pero qué sabríamos de Jesús sin la Biblia? De hecho, ¿cuánto sabríamos sobre el Gran Conflicto, el amor de Dios, el nacimiento, la vida, el ministerio, la muerte, la resurrección y el regreso de nuestro Señor, si no tuviéramos las Escrituras?

Aunque la naturaleza revela la majestad y el poder de Dios, no revela el plan de salvación. Jesús, a través de la Persona del Espíritu Santo, es “la luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre” (Juan 1:9, BLA). Aun así, sin la Palabra de Dios para explicar completamente la verdad divina, la revelación del Espíritu Santo a nuestros corazones es limitada. La Palabra escrita de Dios es la revelación más clara y completa de Jesús, la Palabra Viviente.

Aunque los líderes religiosos estudiaban la Palabra de Dios, muchos no entendían su mensaje principal. Jesús dijo: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39). Correctamente entendida, cada enseñanza de la Biblia refleja la belleza del carácter de Jesús. Cuando compartimos la Palabra de Dios, nuestro objetivo principal no es demostrar que tenemos razón y que la otra persona está equivocada; es revelar a Jesús en cada faceta de la verdad que compartimos.

 

Ir ArribaDomingo 9 de agosto: Símbolos de la Palabra de Dios

Lee Salmo 119:105; Jeremías 23:29; Lucas 8:11; y Mateo 4:4. ¿Qué cinco símbolos se usan para describir la Palabra de Dios en estos pasajes? ¿Por qué crees que estos cinco símbolos fueron elegidos para representar la Palabra de Dios?

Los variados símbolos utilizados en estos pasajes describen algunas de las funciones principales de la Palabra de Dios. Cuando compartimos las Escrituras con otros, es como una luz que ilumina la vida. Jesús, “la luz del mundo”, rompe la oscuridad de su malentendido acerca de quién es Dios y la naturaleza de su carácter. Las mentes oscurecidas con una tergiversación de Dios son iluminadas por el Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios.

Según Jeremías, la Palabra de Dios es como un fuego y un martillo. Consume la escoria del pecado en nuestras vidas y rompe nuestros corazones duros. Cuando ayudamos a las personas a ver en las Escrituras la gloria de Jesús, sus corazones duros se rompen y el fuego del amor de Jesús consume la escoria del egoísmo, la codicia, la lujuria y el egoísmo.

La Palabra de Dios también se compara con la semilla. La característica clave de la semilla es que da vida. Que la semilla crezca lleva tiempo. No todas las semillas germinan al mismo tiempo; no todas las plantas crecen al mismo ritmo. Pero en las condiciones adecuadas, la vida en la semilla irrumpe a través del suelo hacia una nueva vida. Cuando plantamos la semilla de la Palabra de Dios en los corazones y las mentes de los demás, no siempre veremos resultados inmediatos, pero en silencio la semilla está creciendo, y en el tiempo dispuesto por Dios, si responden a los impulsos del Espíritu Santo, producirá una cosecha para el Reino de Dios.

Jesús compara su Palabra con el pan nutritivo. Como muchos de nosotros sabemos, hay pocas cosas tan satisfactorias como una buena hogaza de pan. La Palabra de Dios satisface el hambre del alma y nutre nuestros anhelos espirituales internos. Al compartir las promesas de la Palabra con otros y ayudarlos a descubrir que Jesús es la Palabra, sus vidas serán transformadas por su bondad, encantadas por su amor, asombradas por su gracia y satisfechas por su presencia.

Nuevamente, piensa en las verdades que solo conocemos gracias a la Biblia. ¿Qué debería decirnos esto sobre cuánto debemos atesorar lo que nos enseña?

 

Ir ArribaLunes 10 de agosto: El poder creador de la Palabra de Dios

Compara Hebreos 1:1 al 3 con Hebreos 4:12 y Salmo 33:6 y 9. ¿Qué nos dicen estos pasajes acerca del poder de la Palabra de Dios?

La Palabra de Dios es una Palabra viva. Lleva consigo el poder de lograr las cosas que declara. Las palabras humanas pueden hablar de lo que es, pero Dios habla de cosas que aún no se han hecho y luego las crea por el poder de su verbo. La Palabra de Dios es una Palabra creadora. La Palabra audible que procede de su boca tiene el poder de crear todo lo que proclama.

En la historia de la Creación de Génesis 1, la expresión “dijo Dios” se usa repetidamente (Gén. 1:3, 6, 11, 14, 20, 24, 26, 29). Las palabras declarativas de Dios tenían tal poder que cuando habló, apareció tierra seca, brotaron plantas, florecieron árboles frutales y flores, y surgieron animales.

Hay una fascinante palabra hebrea usada en Génesis 1 para la actividad creadora de Dios. Es la palabra bara. En esta forma particular, se usa a fin de describir la actividad de Dios para crear algo de la nada. El verbo se usa solo cuando Dios es el sujeto; es decir, únicamente Dios puede bara, y lo hace a través del poder de su palabra hablada.

Dios no solo creó este mundo a través del poder de su palabra, sino también lo mantiene y sustenta a través de ella. El mismo poder que está en la palabra hablada de Dios está en su Palabra escrita. El mismo Espíritu Santo que estuvo activo en la Creación estuvo activo en la inspiración de la Escritura. Él está presente cuando leemos la Biblia o la compartimos con otros. Hay un poder creativo que cambia la vida y da vida en la Palabra de Dios. “En la palabra de Dios está la energía creadora que llamó los mundos a la existencia. Esta palabra imparte poder; engendra vida. Cada orden es una promesa; aceptada por la voluntad, recibida en el alma, trae consigo la vida del Ser infinito. Transforma la naturaleza y vuelve a crear el alma a imagen de Dios” (Ed 126).

A medida que comprendemos personalmente las promesas que se encuentran en la Palabra de Dios, nuestras vidas cambian, y a medida que ayudamos a otros a comprender estas increíbles promesas, el Espíritu Santo también cambiará sus vidas.

Imagina: Dios habló y existió. ¿Cómo podemos entender lo que esto significa? ¿Qué nos dice esta sorprendente realidad sobre su poder? ¿Por qué debería animarnos esta verdad sobre el poder creador de Dios?

 

Ir ArribaMartes 11 de agosto: Los beneficios de estudia la Palabra de Dios

Hay múltiples beneficios en estudiar la Palabra de Dios. El apóstol Pedro nos dice que a través de las promesas de las Escrituras llegamos a ser “participantes de la naturaleza divina” (2 Ped. 1:4). Santiago habla de la “palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas” (Sant. 1:21). Pablo agrega que “la palabra de su gracia [...] tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados” (Hech. 20:32). La Biblia tiene un propósito redentor. Al ver a Jesús en toda la Escritura, somos cambiados. Al contemplarlo en su Palabra, llegamos a ser como él (2 Cor. 3:18). “Es una ley de la naturaleza intelectual y de la espiritual que llegamos a ser transformados por medio de la contemplación. La mente se adapta gradualmente a los temas en que se ocupa. Se llega a asimilar lo que se acostumbra amar y reverenciar” (CS 611).

Lee 2 Timoteo 3:14 al 17 y Juan 17:14 al 17. ¿Qué beneficios adicionales provienen de estudiar la Palabra de Dios?

Escribiendo a su joven compañero Timoteo, el apóstol Pablo lo insta a ser fiel a las Escrituras y comparte los beneficios de estudiar la Palabra inspirada. Según Pablo, la Biblia es “útil para enseñar”. Revela la verdad y expone el error. Describe el plan de Dios para la raza humana. Reprende nuestros pecados, corrige nuestro pensamiento erróneo y nos instruye en la justicia. Las Escrituras revelan la justicia de Cristo. Nos llevan de la locura de nuestra propia pecaminosidad a la belleza de su justicia. Cuando vemos el amor desinteresado de Jesús en contraste con nuestro egoísmo, nos quedamos asombrados. A medida que contemplamos en las Escrituras la profundidad de su compasión y cuidado, nuestras vidas cambian. Cuando compartimos su Palabra con otros, ellos también son radicalmente transformados. Al contemplar a Jesús en su Palabra, nos volvemos más como él es. Testificar no se trata de compartir lo que pensamos o incluso lo que creemos, se trata de compartir las verdades eternas que se encuentran en la Palabra de Dios. Cuando la Palabra de Dios ha bendecido increíblemente nuestras vidas, tenemos la credibilidad de decirles a los demás cómo puede bendecir sus vidas también.

Piensa en un momento de dificultad que enfrentaste personalmente y cómo la Palabra de Dios demostró ser una fortaleza para ti. ¿Qué aprendiste de esa experiencia?

 

Ir ArribaMiércoles 12 de agosto: Aplicar la Palabra de Dios

Se han contado más de tres mil promesas en la Palabra de Dios. Cada una de estas promesas proviene del corazón de un Dios amoroso, que “es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Efe. 3:20). Las promesas de Dios son compromisos que él hace con cada uno de nosotros. Cuando reclamamos estas promesas por fe y enseñamos a otras personas a reclamarlas, las bendiciones del cielo fluyen en nuestras vidas. El apóstol Pablo enfatiza esta realidad divina en Romanos 8: “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (vers. 32). El apóstol Pedro esclarece esta promesa, declarando que “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder” (2 Ped. 1:3). A través de la muerte de Cristo en la cruz, y su victoria sobre Satanás y los principados y potestades del infierno, él ha provisto todo lo necesario para que vivamos una vida espiritual piadosa. También promete satisfacer nuestras necesidades físicas básicas.

Compara 1 Juan 1:7 al 9 y Filipenses 4:13 y 19. Aunque estas promesas son bastante diferentes, ¿qué nos enseñan sobre el carácter de Dios? ¿Cómo han impactado estas promesas en tu vida?

Las promesas que hemos leído en estos pasajes hablan de algo diferente, pero la imagen de Dios que nos brindan es muy similar. Revelan un Dios de perdón amoroso, poder infinito y preocupación por nuestras necesidades básicas. Nos dan la seguridad de que Dios se preocupa profundamente por nosotros.

Lee Hebreos 3:19, 4:1 al 3 y Mateo 13:58. ¿Qué nos dicen estos versículos acerca de la necesidad de la fe?

Hay tantas promesas maravillosas de Dios en la Biblia, y cuando por fe reclamamos las promesas de la Palabra de Dios y las creemos porque Cristo ha prometido, las bendiciones de esas promesas se hacen nuestras. Es la falta de fe en la capacidad de Dios para hacer lo que ha prometido en su Palabra lo que limita el cumplimiento de las promesas de Dios en nuestras vidas. Ora para que Dios te guíe esta semana a alguien que necesita las promesas esperanzadoras que se encuentran en la Palabra de Dios.

 

Ir ArribaJueves 13 de agosto: Compartir la Palabra

Las buenas noticias son para compartir. Piensa en los momentos de tu vida que te han deleitado con buenas noticias. Puede haber sido el día en que te comprometiste para casarte, el nacimiento de un hijo, un nuevo trabajo o la compra de un automóvil o una casa nuevos. Estabas tan emocionado que no podías esperar para compartirlo.

Es maravilloso compartir nuestra alegría con los demás, pero la mejor noticia en todo el universo es la historia de Jesús. Cuando descubrimos nuevas ideas en su Palabra acerca de la salvación que hay en Cristo, nuestros corazones se llenan de alegría y anhelamos contarle a alguien más. Cuando los líderes religiosos intentaron detener la predicación de los apóstoles, Pedro declaró: “porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hech. 4:20).

“Tan pronto como uno va a Cristo, nace en el corazón un vivo deseo de hacer conocer a otros cuán precioso amigo ha encontrado en Jesús; la verdad salvadora y santificadora no puede permanecer encerrada en el corazón. Si estamos revestidos de la justicia de Cristo y rebosamos de gozo por la presencia de su Espíritu, no podremos guardar silencio” (CC 66).

En Romanos 1:14 al 16, Pablo escribió: “A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor. Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma. Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego”.

El apóstol Pablo nunca se cansó de contar su historia de conversión. Su corazón desbordó de alegría en Jesús. Para él, las buenas noticias eran para compartir, y no podía estar callado.

¿Qué principios vitales sobre compartir la Palabra de Dios nos dan Isaías 50:4, Eclesiastés 3:1 y 2 Timoteo 4:2?

A medida que entreguemos nuestras vidas a Cristo y a su servicio, él abrirá puertas de oportunidad “para saber hablar palabras al cansado”, o en el momento adecuado a aquellos cuyos corazones él ha abierto. En todos nuestros testimonios, debemos tener en cuenta tres principios bíblicos: lo que decimos, cómo lo decimos y cuándo lo decimos.

¿Con quiénes estás en contacto y cómo puedes ser mejor testigo para ellos?

 

Ir ArribaViernes 14 de agosto

Para Estudiar y Meditar:

Lee Elena de White, El camino a Cristo, “Cómo conocer a Dios”, pp. 72-78; Obreros evangélicos, “Estudios bíblicos con las familias”, pp. 199-201; y El evangelismo, “Técnicas de la obra bíblica”, pp. 483-488.

Dios está trabajando en los corazones que nos rodean. Si tenemos el discernimiento espiritual para ver dónde Dios ya está trabajando, observaremos regularmente oportunidades para compartir su Palabra con otros. Mientras Dios prepara el terreno del corazón, tenemos la oportunidad de sembrar la semilla del evangelio. El Espíritu Santo preparó los corazones de Nicodemo, la mujer junto al pozo, la mujer con el problema de flujo de sangre, el ladrón en la cruz, el centurión romano y muchos otros para recibir su palabra antes de que Jesús los encontrara. A través de las circunstancias de sus vidas y las impresiones del Espíritu Santo, estaban preparados para recibir el mensaje de Cristo.

Es posible que tengamos dudas naturales sobre preguntarle a la gente si podemos orar con ellos, compartir una promesa bíblica o darles una pieza de literatura. La mayoría de las veces, cuando nos sentimos impresionados a compartir nuestra fe con alguien más, es porque el Espíritu Santo que nos impulsa ya ha impresionado a esa persona para que reciba nuestro testimonio.

Preguntas para Dialogar:

  1. Si alguien viniera a ti sintiéndose terriblemente culpable por algo y necesitara el perdón de Dios, ¿qué consejo le darías y qué textos bíblicos compartirías? ¿Cuál ha sido tu propia experiencia con la culpa y el poder del perdón de Dios en tu propia vida?

  2. A veces Dios trae personas a nuestras vidas porque anhela que conozcan su verdad. ¿Cómo podemos ser sensibles a la dirección de Dios?

  3. Reflexiona más sobre el poder de Dios y la Palabra de Dios como se revela en la historia de la Creación y en la creación misma. Apenas podemos comprender el concepto del universo mismo porque es muy grande y muy vasto. Y pensar que el Dios que lo creó debe ser aún mayor que lo que él creó. ¿De qué manera podemos obtener consuelo al saber que el Dios al que servimos es tan poderoso? Y no solo es poderoso, sino que también nos ama. ¿Qué gran esperanza podemos sacar de saber estas cosas acerca de Dios? ¿Y cómo puede este conocimiento ayudarnos a ser mejores testigos para otros acerca de él?

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