Lecciones para adultos: "Isaías: “Consolaos, pueblo mío”"
Primer trimestre (enero-marzo) de 2021
Lección 2: "Crisis de liderazgo"
Para el 9 de enero de 2021
Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes
Lee Para el Estudio de esta Semana: Isaías 6:1–4; 6:5–7; 6:8; 6:9–13.
Para Memorizar: “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo” (Isa. 6:1).
Cuando uno de sus discípulos le preguntó a Confucio acerca de los ingredientes de un buen gobierno, este le respondió:
“–Comida suficiente, armas suficientes y la confianza de la gente común.
“–Pero supongamos que no tiene más remedio que prescindir de uno de esos tres, ¿a cuál renunciaría? –preguntó el discípulo.
“–A las armas –dijo Confucio.
“–Supongamos que luego se ve obligado a prescindir de uno de los dos que quedan, ¿a cuál renunciaría? –persistió su discípulo.
“–A la comida –respondió Confucio–. Desde hace mucho tiempo, el hambre ha sido la suerte de todos los hombres, pero un pueblo que ya no confía en sus gobernantes está realmente perdido” (M. P. Green, ed. 1500 Illustrations for Biblical Preaching, p. 215).
De hecho, la gente quiere un liderazgo fuerte y confiable. Cuando un soldado se estaba inscribiendo para un segundo período de servicio, el reclutador del ejército le preguntó por qué quería volver a alistarse. “Intenté llevar vida de civil”, dijo, “pero nadie se hace cargo allí afuera”.
Esta semana, analizaremos la crisis de liderazgo de Judá y los tristes resultados posteriores.
Domingo 3 de enero: El rey está muerto. ¡Larga vida al rey!
Isaías 6:1 habla de la muerte del rey Uzías. Lee 2 Crónicas 26 y luego responde esta pregunta: ¿Cuál es el significado de la muerte del rey Uzías?
Se pueden ofrecer diferentes perspectivas con respecto a la muerte de este rey.
Aunque el reinado de Uzías fue largo y próspero, “cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina” (2 Crón. 26:16) e intentó ofrecer incienso en el Templo. Cuando los sacerdotes lo detuvieron con razón porque no estaba autorizado como descendiente sacerdotal de Aarón (26:18), el rey se enojó. En ese momento, cuando el rey rechazó la reprensión, el Señor lo hirió de inmediato de lepra, que tuvo “hasta el día de su muerte, y habitó leproso en una casa apartada, por lo cual fue excluido de la casa de Jehová” (26:21). ¡Qué irónico que Isaías haya tenido una visión del Rey puro, inmortal y divino en su casa/templo en el mismo año en que murió el impuro rey humano!
Hay un contraste sorprendente entre Uzías e Isaías. Uzías procuró alcanzar la santidad en forma presuntuosa, por la razón equivocada (orgullo), pero se volvió ritualmente impuro, de modo que quedó privado de la santidad. Isaías, por otro lado, permitió que la santidad de Dios lo alcanzara. Admitió humildemente su debilidad, anheló la pureza moral y la recibió (Isa. 6:5–7). Al igual que el recaudador de impuestos en la parábola de Jesús, se fue justificado: “Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido” (Luc. 18:14).
Existe una sorprendente similitud entre el cuerpo leproso de Uzías y la condición moral de su pueblo: “No hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga” (Isa. 1:6).
La muerte de Uzías alrededor de 740 a.C. marca una gran crisis en el liderazgo del pueblo de Dios. La muerte de cualquier gobernante absoluto hace que su país sea vulnerable durante una transición de poder. Pero el peligro de Judá era mayor, porque Tiglat-Pileser III había ascendido al trono de Asiria unos años antes, en 745 a.C., e inmediatamente se puso en pie de guerra, lo que convirtió a su nación en una superpotencia invencible que amenazaba la existencia independiente de todas las naciones del Cercano Oriente. En esta época de crisis, Dios animó a Isaías mostrándole al profeta que todavía tenía el control.
Lee con atención 2 Crónicas 26:16. ¿En qué medida cada uno de nosotros enfrenta esto mismo potencialmente? Meditar sobre la Cruz, ¿cómo puede protegernos de esa trampa?
Lunes 4 de enero: Santo, Santo, Santo (Isa. 6:1–4)
Observa lo que sucede aquí en los primeros cuatro versículos de Isaías 6. El rey muere durante una gran agitación política (los asirios están en pie de guerra). Para Isaías, es posible que haya sido un momento terrible porque no estaba seguro de quién tenía el control.
Y entonces, ¿qué ocurre? Al ser llevado en visión, Isaías contempló la gloria resplandeciente de Dios en su Trono; escuchó la antífona de brillantes serafines (“encendidos”) que exclamaban las palabras “santo, santo, santo”; sintió el consiguiente temblor sísmico del suelo debajo él; y miró a través del remolino de humo que llenaba el Templo. Debió de haber sido una experiencia deslumbrante para el profeta. Por supuesto, Isaías sabía ahora quién tenía el control, a pesar de los acontecimientos externos.
¿Dónde está el Señor en esta visión? (Ver Isa. 6:1.) ¿Por qué el Señor se le presentó a Isaías aquí, en vez de en cualquier otro lugar? Ver Éxodo 25:8; 40:34-38.
Ezequiel, Daniel y Juan estaban en el exilio cuando recibieron sus visiones en Ezequiel 1, Daniel 7:9 y 10 y Apocalipsis 4 y 5. Al igual que Isaías, necesitaban consuelo especial y aliento de que Dios todavía estaba al mando, a pesar de que su mundo se estaba desmoronando. (Daniel y Ezequiel eran cautivos en una nación pagana que había destruido la suya, y un poder político hostil había exiliado a Juan en una isla solitaria). Sin duda, estas visiones ayudaron a darles lo que necesitaban para mantenerse fieles, incluso durante una situación de crisis.
“Mientras Isaías contemplaba esta revelación de la gloria y majestad de su Señor, se quedó abrumado por un sentido de la pureza y la santidad de Dios. ¡Cuán agudo contraste notaba entre la incomparable perfección de su Creador y la conducta pecaminosa de aquellos que, juntamente con él mismo, se habían contado durante mucho tiempo entre el pueblo escogido de Israel y Judá!” (PR 228). La santidad trascendente de Dios, enfatizada en la visión de Isaías, es un aspecto básico de su mensaje. Dios es un Dios santo, y exige santidad a su pueblo; una santidad que les dará solo si se arrepienten, se apartan de sus malos caminos y se someten a él con fe y obediencia.
Todos hemos estado en situaciones desalentadoras, en las que, desde afuera, todo parecía perdido. E incluso si no tuviste una visión de la “gloria de Jehová”, como Isaías aquí, describe las formas en que el Señor pudo sostenerte a ti y a tu fe durante esta crisis. ¿Qué has aprendido de estas experiencias que podrías compartir con los demás?
Martes 5 de enero: Nueva personalidad (Isa. 6:5–7)
En el Santuario/Templo, solo el sumo sacerdote podía acercarse a la presencia de Dios en el Lugar Santísimo el Día de la Expiación, y con una cortina de humo protectora de incienso, o moriría (Lev. 16:2, 12, 13). ¡Isaías vio al Señor, aunque él no era el sumo sacerdote, y no estaba quemando incienso! El Templo se llenó de humo (Isa. 6:4), que nos recuerda la nube en la que aparecía la gloria de Dios en el Día de la Expiación (Lev. 16:2). Asombrado y pensando que había llegado su fin (comparar con Éxo. 33:20; Jue. 6:22, 23), Isaías clamó reconociendo su pecado y el pecado de su pueblo (Isa. 6:5), que nos recuerda la confesión del sumo sacerdote en el Día de la Expiación (Lev. 16:21).
“Estando, por así decirlo, en plena luz de la divina presencia en el Santuario interior, comprendió que si se lo abandonaba a su propia imperfección y deficiencia, se vería por completo incapaz de cumplir la misión a la cual había sido llamado” (PR 228, 229).
Por qué el serafín usó un carbón encendido, o ardiente, del altar para limpiar los labios de Isaías? Isaías 6:6, 7.
El serafín explicó que al tocar los labios del profeta su culpa y pecado le fueron quitados (Isa. 6:7). El pecado no se especifica, pero no tiene por qué limitarse a un lenguaje incorrecto, porque los labios representan no solo lo que se dice sino también a toda la persona que lo pronuncia. Luego de recibir la purificación moral, Isaías ahora podía ofrecer una alabanza pura a Dios.
El fuego es un agente de purificación, porque quema la impureza (ver Núm. 31:23). Pero el serafín usó un carbón del fuego especial y sagrado del altar, que Dios mismo había encendido y que ardía perpetuamente allí (Lev. 6:12). Por lo tanto, el serafín santificó y purificó a Isaías. Además, en la adoración del Santuario o Templo, la razón principal para tomar un carbón del altar era encender el incienso. Compara con Levítico 16:12 y 13, donde el sumo sacerdote debe tomar un incensario lleno de carbones del altar y usarlo para encender incienso. Pero en Isaías 6, el serafín aplica el carbón a Isaías, no al incienso. Mientras que Uzías quería ofrecer incienso, ¡Isaías se volvió como incienso! Así como el fuego santo enciende el incienso para llenar la casa de Dios con santa fragancia, así también enciende al profeta para difundir un mensaje santo. No es casualidad que en los siguientes versículos de Isaías 6 (6:8 y siguientes) Dios envíe a Isaías a su pueblo.
Lee con oración la respuesta de Isaías (Isa. 6:5) a la visión de Dios. ¿Vemos en ella una expresión del problema básico, el de un pueblo pecador que existe en un universo creado por un Dios “santo, santo, santo”? (6:3). ¿Por qué Cristo en la Cruz era la única respuesta posible a este problema? ¿Qué pasó en la Cruz que resolvió este problema?
Miércoles 6 de enero: Comisión real (Isa. 6:8)
“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí” (Isa. 6:8).
Luego de ser purificado, Isaías respondió de inmediato al llamado de Dios como representante para ser enviado en su nombre. En términos neotestamentarios, a Isaías se lo habría llamado apóstol; es decir, “uno que es enviado”.
Curiosamente, Isaías no comienza su libro, como lo hacen otros libros proféticos, describiendo su llamado profético (comparar con Jer. 1:4–10; Eze. 1–3). En otras palabras, seguramente recibió el llamado como profeta antes de los acontecimientos del capítulo 6. De hecho, la Biblia muestra que un encuentro divino puede animar a un profeta incluso después del comienzo de su ministerio (Moisés: Éxo. 34; Elías: 1 Rey. 19). En contraste con otros ejemplos, también, donde Dios dice a las personas que han de ser profetas, en Isaías 6 el profeta se ofrece como voluntario para una misión especial. Parece que los capítulos 1 al 5 de Isaías representan las condiciones del momento en que fue llamado por primera vez, después de lo cual Dios puso en marcha su ministerio alentándolo en el Templo y reconfirmando su comisión como portavoz profético de Dios.
Dios le dio ánimo a Isaías en el Templo. ¿Hay evidencias en otra parte de la Biblia de que el Santuario de Dios es un lugar de aliento? Salmo 73 (ver Sal. 73:17), Hebreos 4:14-16; 10:19–23; Apocalipsis 5. ¿Qué nos dicen estos pasajes?
El Santuario de Dios no solo palpita con un poder asombroso; también es un lugar donde los débiles e imperfectos como nosotros podemos encontrar refugio. Podemos reconfortarnos al saber que Dios está obrando para rescatarnos a través de Cristo, nuestro Sumo Sacerdote.
Juan también vio a Cristo representado como un cordero que acababa de ser sacrificado, degollado (Apoc. 5:6). Esto no era agradable de ver. La descripción señala que, aunque Cristo resucitó de entre los muertos y ascendió al cielo, continuamente carga consigo el suceso de la Cruz. Él todavía es levantado para atraer a todos a sí mismo en su altar.
¿En qué medida te sentiste animado al entrar al Templo celestial de Dios, por fe, en oración? Hebreos 4:16 te invita a acercarte al Trono de Dios con valentía, para “alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. Si alguien te preguntara cómo hallaste gracia y misericordia en tus momentos de necesidad, ¿cómo responderías?
Jueves 7 de enero: Terrible apelación (Isa. 6:9-13)
Cuando Dios volvió a enviar a Isaías, ¿por qué le dio al profeta un mensaje tan extraño para llevar a su pueblo (Isa. 6:9, 10)?
Para que no pensemos que Isaías escuchó mal o que este mensaje no es importante, Jesús citó este pasaje para explicar por qué él enseñaba en parábolas (Mat. 13:13-15).
Dios no quiere que ninguno perezca (2 Ped. 3:9), lo que explica por qué envió a Isaías al pueblo de Judá, y a Jesús al mundo entero. El deseo de Dios no es destruir sino salvar eternamente. Pero si bien algunos responden positivamente a sus llamados, otros se vuelven más obstinados en su resistencia. Sin embargo, Dios sigue llamándolos para darles más oportunidades de arrepentimiento. Sin embargo, cuanto más resisten, más se endurecen. Entonces, en ese sentido, lo que Dios hace por ellos genera el endurecimiento de su corazón, a pesar de que él preferiría que estos esfuerzos los sensibilizaran. El amor de Dios hacia nosotros es inmutable; nuestra respuesta individual a su amor es la variable decisiva.
El papel de un pastor, como Moisés, Isaías, Jeremías, Ezequiel o incluso Cristo, es seguir llamando aun cuando la gente rechace el mensaje. Dios dijo a Ezequiel: “Tal vez te escuchen, tal vez no, pues son un pueblo rebelde; pero al menos sabrán que entre ellos hay un profeta” (Eze. 2:5, NVI). El papel de Dios y el de sus siervos es dar a las personas la opción de elegir, para que tengan una advertencia adecuada (comparar con Eze. 3:16–21), aunque terminen eligiendo la destrucción y el exilio (Isa. 6:11–13).
Con estas ideas en mente, ¿cómo entendemos la función de Dios en el endurecimiento del corazón de Faraón?
En Éxodo 4:21, Dios dice: “Pero yo endureceré su corazón, de modo que no dejará ir al pueblo”. Esta es la primera de nueve veces en que Dios dijo que endurecería el corazón de Faraón. Pero también hubo nueve veces en que Faraón endureció su propio corazón (p. ej., ver Éxo. 8:15, 32; 9:34).
Evidentemente, el faraón poseía algún tipo de libre albedrío, o no habría podido endurecer su corazón. Pero el hecho de que Dios también “endureciera” el corazón de Faraón indica que puso en marcha las circunstancias ante las cuales Faraón reaccionó cuando tomó sus decisiones, las decisiones de rechazar las señales que Dios le había dado. Si Faraón hubiera estado abierto a esas señales, su corazón se habría sensibilizado, no endurecido.
En tu experiencia con el Señor, ¿alguna vez has sentido que tu corazón se endureció a la voz del Espíritu Santo? Piensa en lo que lo causó. Si no consideraste que ese concepto era aterrador entonces (después de todo, eso forma parte de lo que implica tener un corazón duro), ¿cómo lo ves ahora? ¿Cuál es la vía de escape? Ver 1 Corintios 10:13.
Para Estudiar y Meditar:
“Las prácticas inicuas habían llegado a prevalecer de tal manera entre todas las clases, que los pocos que permanecían fieles a Dios estaban a menudo a punto de ceder al desaliento y la desesperación. Parecía como que el propósito de Dios para Israel estaba por fracasar, y que la nación rebelde habría de sufrir una suerte similar a la de Sodoma y Gomorra.
“Frente a tales condiciones, no es sorprendente que cuando Isaías fue llamado, durante el último año del reinado de Uzías, para que comunicase a Judá los mensajes de amonestación y reprensión que Dios le mandaba, quiso rehuir la responsabilidad. Sabía muy bien que encontraría una resistencia obstinada. Al comprender su propia incapacidad para hacer frente a la situación y al pensar en la terquedad e incredulidad del pueblo por el cual tendría que trabajar, su tarea le parecía desesperada. ¿Debía renunciar, descorazonado, a su misión y abandonar a Judá en su idolatría? ¿Habrían de gobernar la tierra los dioses de Nínive, en desafío del Rey de los cielos?” (PR 227, 228).
Preguntas para Dialogar:
Si un escéptico o un ateo te desafiaran con la pregunta: “¿Cómo puedes demostrar que tu Dios tiene todo bajo control?”, ¿qué responderías?
Si Dios tiene todo bajo control, ¿por qué sufren los inocentes? Isaías 1:19 y 20, ¿significa que en la vida actual se supone que solo a los que son fieles a Dios le suceden cosas buenas y solo a los que se rebelan les pasan cosas malas? Comparar con Job 1; 2; Salmo 37; 73. ¿Podemos conciliar nuestra interpretación del carácter de Dios con las cosas malas que le suceden a la gente? ¿Deberíamos conciliarlas?
En Isaías 6, ¿por qué hay tantas conexiones con el Día de la Expiación? Considera el hecho de que en este día de juicio anual Dios purificaba a su pueblo limpiando el pecado de la gente leal (Lev. 16:30) y eliminando a los desleales (23:29, 30).
Resumen: En momentos de inseguridad, cuando la debilidad del liderazgo humano era lastimosamente obvia, Isaías recibió una gran visión del Líder supremo del universo. Petrificado por su ineptitud pero purificado y fortalecido por la misericordia, Isaías estuvo dispuesto a seguir adelante como embajador de Dios ante un mundo hostil.
Lecciones de la Escuela Sabática
Estudie la palabra de Dios a través de las Guías o lecciones de la Escuela Sabática.
Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Colosenses 3:1.
Libros de Lecturas Devocionales
- A Fin de Conocerle. Hoy con la lectura Fieles en lo poco basada en Lucas 16:10.
- Cada día con Dios. Hoy con la lectura Preparémonos para la inmortalidad basada en 1 Juan 5:4.
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