Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "La promesa: El pacto eterno de Dios"

Segundo trimestre (abril-junio) de 2021

Lección 10: "El nuevo pacto"

Para el 5 de junio de 2021

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 29 de mayo

Lee Para el Estudio de esta Semana: Jeremías 31:31–34; Mateo 5:17–28; Oseas 2:18–20; Isaías 56:6, 7; Hebreos 8:7, 8; 10:4; Mateo 27:51.

Para Memorizar: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá” (Jer. 31:31).

Hace años, una revista mostraba la caricatura de un empresario en una oficina frente a un grupo de otros ejecutivos. Sostenía una caja de detergente en las manos y se la mostraba a los demás. Señalaba con orgullo la palabra Nuevo que aparecía en grandes letras rojas en la caja; lo que implicaba, por supuesto, que el producto era nuevo. El ejecutivo luego dijo: “Lo que es nuevo en la caja es la palabra ‘Nuevo’”. En otras palabras, todo lo que cambiaba, todo lo nuevo, simplemente era la palabra Nuevo en la caja. Todo lo demás era igual que siempre.

En cierto sentido, se podría decir que el nuevo pacto es así. La base del pacto, la esperanza básica que tiene para nosotros, las condiciones básicas, son las mismas que se encuentran en el antiguo pacto. Siempre ha sido un pacto de la gracia y la misericordia de Dios; un pacto basado en un amor que trasciende las debilidades y derrotas humanas.

Reseña de la semana: ¿Qué paralelismos existen entre el antiguo pacto y el nuevo pacto? ¿Qué papel juega la Ley en el pacto? ¿Con quiénes se hicieron los pactos? ¿Qué quiere decir el libro de Hebreos con un “mejor pacto”? (Heb. 8:6). ¿Qué relación hay entre el pacto y el Santuario celestial?

 

Ir ArribaDomingo 30 de mayo: He aquí, vienen los días...

Lee Jeremías 31:31 al 34 y responde las siguientes preguntas:

  1. ¿Quién promueve el pacto?

  2. ¿De quién es la Ley de la que se habla aquí? ¿Qué Ley es esta?

  3. ¿Qué versículos enfatizan el aspecto relacional que Dios quiere mantener con su pueblo?

  4. ¿Qué acto de Dios en favor de su pueblo forma la base de esa relación de pacto?

Es evidente: el nuevo pacto no es algo muy diferente del antiguo pacto hecho con Israel en el monte Sinaí. De hecho, el problema con el pacto del Sinaí no era que fuera antiguo o anticuado; el problema era que se había roto (ver Jer. 31:32).

Las respuestas a las preguntas anteriores, que se encuentran en esos cuatro versículos, prueban que muchas facetas del “antiguo pacto” siguen estando en el nuevo. El “nuevo pacto” es, en cierto sentido, un “pacto renovado”. Es la culminación o el cumplimiento del primero.

Concéntrate en la última parte de Jeremías 31:34, en la que el Señor afirma que perdonará la maldad y el pecado de su pueblo. Aunque el Señor dice que escribirá la Ley en nuestro corazón y la colocará dentro de nosotros, todavía enfatiza que perdonará nuestro pecado e iniquidad, que violan la Ley escrita en el corazón. ¿Ves alguna contradicción o tensión entre estas ideas? ¿Por qué? ¿Qué significa, como dice Romanos 2:15, tener la Ley escrita en el corazón? (Mat. 5:17-28).

¿Cómo podrías usar los versículos de hoy para responder al argumento de que, de alguna manera, los Diez Mandamientos (o, específicamente, el sábado) ahora quedan anulados bajo el nuevo pacto? ¿Hay algo en esos pasajes que indique ese argumento? En todo caso, ¿cómo se pueden usar esos versículos para probar la perpetuidad de la Ley?

 

Ir ArribaLunes 31 de mayo: Obra del corazón

Cuando el reino del sur (Judá) estaba llegando a su fin y el pueblo fue llevado en cautiverio por Babilonia, Dios anunció, a través de su profeta Jeremías, el “nuevo pacto”. Esta es la primera vez que se expresa esta noción en la Biblia. Sin embargo, cuando el reino del norte (diez tribus de Israel) estaba a punto de ser destruido (unos 150 años antes de la época de Jeremías), esta vez Oseas volvió a mencionar la idea de otro pacto (Ose. 2:18-20).

Lee Oseas 2:18 al 20. Observa el paralelismo entre lo que el Señor dice a su pueblo con lo que le dijo en Jeremías 31:31 al 34. ¿Qué imágenes comunes se utilizan y, nuevamente, qué dice sobre el significado básico y la naturaleza del pacto?

En momentos de la historia en los que los planes de Dios para su pueblo del pacto se vieron obstaculizados por su rebelión e incredulidad, Dios envió profetas para proclamar que la historia del pacto con sus fieles no había llegado a su fin. Sin importar cuán infiel haya sido el pueblo, sin importar la apostasía, la rebelión ni la desobediencia entre ellos, el Señor aún proclama su disposición a entablar una relación de pacto con todos los que estén dispuestos a arrepentirse, obedecer y reclamar sus promesas.

Busca los siguientes versículos. Aunque no mencionan específicamente un nuevo pacto, ¿qué elementos se encuentran en ellos que reflejan los principios detrás del nuevo pacto?

Eze. 11:19

Eze. 18:31

Eze. 36:26

El Señor les dará un “corazón para que me conozcan que yo soy Jehová” (Jer. 24:7). Él “quitar[á] el corazón de piedra de en medio de su carne, y les dar[á] un corazón de carne” (Eze. 11:19); y les dará “corazón nuevo” y “espíritu nuevo” (36:26). También dice: “Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu” (36:27). Esta obra de Dios es la base del nuevo pacto.

Si alguien se acerca a ti y te dice: “Quiero un corazón nuevo, quiero la Ley escrita en mi corazón, quiero un corazón para conocer al Señor, pero no sé cómo lograrlo”, ¿qué le dirías a esa persona?

 

Ir ArribaMartes 1 de junio: El pacto antiguo y el nuevo pacto

“Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos” (Isa. 56:6, 7).

Jeremías declara que el nuevo pacto se hará con “la casa de Israel” (Jer. 31:33). ¿Significa esto, entonces, que solo la simiente literal de Abraham, los judíos de sangre y nacimiento, recibirían las promesas del pacto?

¡No! De hecho, eso ni siquiera se aplicaba en los tiempos del Antiguo Testamento. Por supuesto que es cierto que a la nación hebrea, en su conjunto, se le entregaron las promesas del pacto. Sin embargo, nadie quedaba excluido; al contrario, todos, judíos o gentiles, recibían la invitación a participar de las promesas, pero tenían que estar de acuerdo para entrar en ese pacto. Por cierto, hoy no es diferente.

Lee los versículos anteriores de Isaías. ¿Qué condiciones imponen a quienes quieren servir al Señor? ¿Existe realmente alguna diferencia entre lo que Dios les pedía a ellos y lo que nos pide a nosotros hoy? Explica tu respuesta.

Aunque el nuevo pacto se dice que es “mejor” (ver el estudio del miércoles), realmente no hay diferencia en los elementos básicos que componen tanto el antiguo como el nuevo pacto. Es el mismo Dios, que ofrece la salvación de la misma manera, por gracia (Éxo. 34:6; Rom. 3:24); es el mismo Dios que busca un pueblo que por fe reclamará sus promesas de perdón (Jer. 31:34, Heb. 8:12); es el mismo Dios que busca escribir la Ley en el corazón de quienes lo seguirán en una relación de fe (Jer. 31:33; Heb. 8:10), sean judíos o gentiles.

En el Nuevo Testamento, los judíos, al responder a la elección de la gracia, recibieron a Jesucristo y su evangelio. Por un tiempo fueron el corazón de la iglesia, el “remanente escogido por gracia” (Rom. 11:5), en contraste con aquellos que fueron “endurecidos” (11:7). Al mismo tiempo, los gentiles, que antes no creían, aceptaron el evangelio y fueron injertados en el verdadero pueblo de Dios, conformado por creyentes, sin importar a qué pueblo o raza pertenecieran (11:13-24). Así que, los gentiles, “en aquel tiempo [...] sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa” (Efe. 2:12), fueron atraídos por la sangre de Cristo. Cristo es mediador del “nuevo pacto” (Heb. 9:15) para todos los creyentes, independientemente de su nacionalidad o raza.

 

Ir ArribaMiércoles 2 de junio: “Un mejor pacto” (Heb. 8:6)

Ayer vimos que, en lo que respecta a los elementos básicos, el antiguo pacto y el nuevo pacto eran lo mismo. Lo esencial es la salvación por la fe en un Dios que perdonará nuestros pecados, no porque haya algún mérito en nosotros, sino solo por su gracia. Como resultado de este perdón, entablamos una relación con el Señor en la que nos entregamos a él con fe y obediencia. No obstante, el libro de Hebreos califica al nuevo pacto como “un mejor pacto”. ¿Cómo entendemos lo que eso significa? ¿En qué sentido un pacto es mejor que otro?

¿Dónde radica la culpa del “fracaso” del antiguo pacto? (Heb. 8:7, 8).

El problema del antiguo pacto no era el pacto en sí, sino el hecho de que el pueblo no lo aceptó por fe (Heb. 4:2). La superioridad de lo nuevo sobre lo viejo radica en que Jesús, en lugar de revelarse solo a través de los sacrificios de animales (como en el antiguo pacto), ahora aparece en la realidad de su vida, su muerte y su ministerio sumosacerdotal. En otras palabras, la salvación que se ofrece en el antiguo pacto es la misma que se ofrece en el nuevo. Sin embargo, en el nuevo se manifiesta una revelación mayor y más completa del Dios del pacto y el amor que tiene por la humanidad caída. Es mejor porque todo lo que se había enseñado a través de símbolos y tipos en el Antiguo Testamento ha encontrado su cumplimiento en Jesús, cuya vida sin pecado, su muerte y ministerio sumosacerdotal se simbolizaban en el servicio del Santuario terrenal (Heb. 9:8–14).

No obstante, ahora, en lugar de símbolos, tipos y ejemplos, tenemos al mismo Jesús, no solo como el Cordero inmolado que derramó su sangre por nuestro pecado (Heb. 9:12), sino además se presenta como nuestro Sumo Sacerdote celestial que intercede en nuestro favor (7:25). Aunque la salvación que ofrece es la misma, esta revelación más completa de sí mismo y la salvación que se halla en él, según lo revela el nuevo pacto, la hacen superior al antiguo.

Lee Hebreos 8:5; 10:1. ¿Qué palabra usa el autor para describir los servicios del Santuario del antiguo pacto? ¿Cómo nos ayuda el uso de esa palabra a comprender la superioridad del nuevo pacto?

Piensa en esto: ¿Por qué conocer la vida, la muerte y el ministerio sumosacerdotal de Cristo en nuestro favor nos da una mejor comprensión de Dios que si solo contáramos con el ritual de servicios del Santuario terrenal con sacrificios de animales?

 

Ir ArribaJueves 3 de junio: El sacerdote del nuevo pacto

El libro de Hebreos pone un gran énfasis en Jesús como nuestro Sumosacerdote en el Santuario celestial. De hecho, la exposición más clara del nuevo pacto en el Nuevo Testamento se encuentra en el libro de Hebreos, con su énfasis en Cristo como Sumosacerdote. No es casualidad: el ministerio celestial de Cristo está íntimamente ligado a las promesas del nuevo pacto.

El servicio del Santuario del Antiguo Testamento era el medio por el que se enseñaban las verdades del antiguo pacto. Se centraba en el sacrificio y la mediación. Se sacrificaban animales y los sacerdotes mediaban con su sangre. Por supuesto, todos estos eran símbolos de la salvación que encontramos solo en Jesús, no se hallaba en ellos la salvación.

Lee Hebreos 10:4. ¿Por qué no hay salvación en la muerte de estos animales? ¿Por qué la muerte de un animal no es suficiente para salvar?

Todos estos sacrificios, y la mediación sacerdotal que los acompañaba, tuvieron su cumplimiento en Cristo. Jesús se convirtió en el Sacrificio que es la base de la sangre del nuevo pacto. La sangre de Cristo ratificó el nuevo pacto, haciendo que el pacto del Sinaí y sus sacrificios sean “antiguos” o inválidos. El verdadero sacrificio fue hecho de una vez para siempre (Heb. 9:26). Una vez que Cristo murió, no hubo más necesidad de matar y ofrecer ningún animal. Los servicios del Santuario terrenal habían completado su función.

Lee Mateo 27:51, que cuenta cómo se rasgó el velo del Santuario terrenal cuando Jesús murió. ¿Cómo nos ayuda ese hecho a entender por qué el Santuario terrenal había quedado sin efecto?

El ministerio sacerdotal, esos levitas que ofrecían y mediaban los sacrificios en el Santuario terrenal en favor del pueblo, estaba vinculado a estos sacrificios de animales, por supuesto. Una vez que terminaron los sacrificios, también terminó la necesidad de su ministerio. Todo se había cumplido ya en Jesús, quien ahora administra su propia sangre en el Santuario celestial (ver Heb. 8:1–5). Hebreos enfatiza a Cristo como Sumo Sacerdote celestial, quien entró en el Santuario verdadero al derramar su propia sangre (9:12), para mediar en nuestro favor. Este es el fundamento de la esperanza y la promesa que tenemos en el nuevo pacto.

¿Cómo te sientes al saber que, incluso hoy, Jesús está en el cielo ministrando en tu favor con su sangre? ¿Cuánta confianza y seguridad te da eso con respecto a la salvación?

 

Ir ArribaViernes 4 de junio

Para Estudiar y Meditar:

“Al participar con sus discípulos del pan y del vino, Cristo se comprometió como su Redentor. Les confió el pacto nuevo, por medio del cual todos los que lo reciben llegan a ser hijos de Dios, coherederos con Cristo. Por medio de este pacto venía a ser suya toda bendición que el cielo podía conceder para esta vida y la venidera. Este pacto debía ser ratificado con la sangre de Cristo. Y la administración del sacramento debía recordar a los discípulos el sacrificio infinito hecho por cada uno de ellos como parte del gran conjunto de la humanidad caída” (DTG 613).

“La característica más impresionante de este pacto de paz es la exuberante riqueza de la misericordia perdonadora manifestada al pecador si se arrepiente y se aparta de su pecado. El Espíritu Santo describe al evangelio como salvación por medio de las tiernas misericordias de nuestro Dios. ‘Porque seré propicio a sus injusticias’, declara el Señor a los que se arrepienten, ‘y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades’ (Heb. 8:12). ¿Se aparta Dios de la justicia al manifestar misericordia hacia el pecador? No; Dios no puede deshonrar su Ley permitiendo que sea transgredida impunemente. Bajo el nuevo pacto, la perfecta obediencia es la condición para recibir vida. Si el pecador se arrepiente y confiesa sus pecados, encontrará perdón. Mediante el sacrificio de Cristo en su favor, se le asegura el perdón. Cristo ha satisfecho las demandas de la Ley para todo pecador arrepentido y creyente” (MGD 138)

Preguntas para Dialogar:

  1. ¿Cuál es la ventaja de tener la Ley escrita en el corazón en vez de solo en tablas de piedra? ¿Qué es más fácil de olvidar, la Ley escrita en piedras o la Ley escrita en el corazón?

  2. Desde la caída de la humanidad, la salvación solo se encuentra en Jesús; aunque la revelación de esa verdad varió en diferentes épocas de la historia. Los pactos, ¿no funcionan de la misma manera?

  3. Analiza la segunda cita de Elena de White en el estudio de hoy. ¿Qué quiere decir con “perfecta obediencia” como requisito para una relación de pacto? ¿Quién es el único que ha ofrecido “perfecta obediencia”? ¿Cómo responde esa obediencia a las demandas de la Ley para con nosotros?

Resumen: El nuevo pacto es una revelación superior, más completa y mejor del plan de redención. Nosotros, los que participamos de ella, lo hacemos por fe, una fe que se manifestará en la obediencia a una Ley escrita en nuestro corazón.

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