Lecciones para adultos: "La promesa: El pacto eterno de Dios"
Edición para maestros. Segundo trimestre (abril-junio) de 2021
Lección 7: "El pacto en el Sinaí"
Para el 15 de mayo de 2021
Reseña | Comentario | Aplicación a la vida
Después de haber vivido entre los egipcios, cuya religión enseñaba que la salvación se compraba con las obras de manos humanas, Israel perdió de vista quién era Dios en realidad. Creían que la obediencia a Dios era su salvación y que la redención surgía de los méritos propios, no de su relación personal con Dios.
“Cuando un águila quiere enseñar a volar a sus pichones [...] empuja a uno de los aguiluchos y con el pico lo saca del nido. El aguilucho empieza a caer, y la gran águila vuela por debajo, extiende las alas, atrapa al pequeño sobre su espalda y sube una milla por el aire.
“Cuando apenas se puede distinguir al águila como un punto en el cielo, esta se gira hacia un costado y el aguilucho cae y aletea unos trescientos metros.
“Mientras tanto, el águila da vueltas alrededor del aguilucho y debajo de él, coge al aguilucho con sus alas y lo eleva de nuevo por el aire. Después vuelve a soltar al aguilucho y este desciende cada vez más, a veces a unos treinta metros del suelo.
“De nuevo la gran águila coge al pequeño en su espalda y suben una milla más. Poco a poco el aguilucho aprenderá a volar. El águila sabe cuándo está cansado el aguilucho; echa el aguilucho al nido, saca al siguiente y comienza de nuevo” (P. L. Tan, Encyclopedia of 15.000 Illustrations, pp. 3050, 3051)
Sobre alas de águila
Con sus afiladas garras de la gracia, el Águila eterna de las montañas sacó al aguilucho hebreo del altivo nido de la opresión egipcia. En el Mar Rojo, el “aguilucho” se hundió en pánico al escuchar el estampido de las ruedas de los carros de la injusticia en el desierto. Mientras la fe del aguilucho aleteaba, contempló dos enormes muros de agua abiertos que se elevaban con gloriosa atención, saludando la omnipotencia de la majestuosa Águila. Entre los muros de agua clara, se había tallado un camino seco de manera sobrenatural, que guiaba al aguilucho tembloroso por un paso seguro.
El diseño de la salvación
Así como la expresión hebrea go’el en Éxodo 6:6 revela que Cristo es el Pariente-Redentor de Israel, hay cuatro términos griegos del Nuevo Testamento que amplían de qué manera Cristo es nuestro Pariente-Redentor: “Hay cuatro palabras diferentes que se usan para denotar ‘redención’ en el Nuevo Testamento griego: agoridzo, exagoridzo, lutroo y apolutrosis. [...]
“La primera palabra para ‘redención’ [agoridzo] nos dice que Jesucristo vino a la Tierra para localizarnos en medio de nuestra depravación y para inspeccionar personalmente nuestra esclavitud a Satanás.
“La segunda palabra para ‘redención’ (exagoridzo) declara que Jesús vino no solo para inspeccionar nuestra condición, sino además para alejarnos permanentemente del poder de Satanás.
“La tercera palabra para ‘redención’ (lutroo) nos dice que Jesús estaba tan comprometido a librarnos del dominio de Satanás, que estuvo dispuesto a pagar el precio del rescate con su propia sangre. [...]
“La cuarta palabra para ‘redención’ (apolutrosis) nos dice que, además de liberarnos permanentemente del dominio de Satanás, Jesús nos restauró a la posición de ‘hijos de Dios’. El mismo Jesús nos restauró completamente y nos hizo coherederos con él (Rom. 8:17)” (R. Renner, Dressed to Kill: A Biblical Approach to Spiritual Warfare and Armor, pp. 81, 98, 99. (Estudia 1 Cor. 6:20; Gál. 3:13; 4:4, 5; Efe. 1:7; Tito 2:14; 1 Ped. 1:18, 19; Apoc. 5:9; 7:23.)
El Pacto del Sinaí
En el Pacto del Sinaí (Éxo. 19:5, 6), había tres elementos o aspectos fundamentales que Yahvéh reveló al dirigirse al antiguo Israel en relación con su voluntad instituida para ellos. El primer elemento de este pacto era el deseo expresado por Dios de hacer de la nación hebrea una posesión entrañable. “En contraste con otros tipos de posesiones, a saber, aquellas que no se podían desplazar, como los bienes raíces, Israel llegó a ser, mediante el amor y el afecto de Dios, su tesoro móvil” (G. M. Hasel y M. G. Hasel, The Promise: God’s Everlasting Covenant, p. 65).
El segundo aspecto de este pacto era que Yahvéh planificó hacer de Israel un reino de sacerdotes. En otras palabras: “Cada israelita, de una u otra forma, debía funcionar como agente sacerdotal de Dios para llevar bendiciones a las naciones de todo el mundo y atender sus necesidades” (G. M. Hasel y M. G. Hasel, The Promise: God’s Everlasting Covenant, p. 66). El tercer elemento de este pacto se enfocaba en el plan de Yahvéh para que Israel llegara a ser una nación santificada. En esencia, el Israel del pacto de gracia se convertiría en una entidad santa. Aun sabiendo de antemano que el antiguo Israel pronto rompería su pacto (Éxo. 19:7, 8), Yahvéh inició el pacto del Sinaí. ¿Por qué? (Estudia Éxo. 32.)
Dios e Israel
“Y ahora, si ciertamente escuchas mi voz, y guardas mi pacto, serás para mí un tesoro especial sobre las naciones, porque toda la tierra es mía. Y serás para mí un reino de sacerdotes, una nación santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel” (The Interlinear Hebrew/Greek English Bible, t. 1, p. 192; ver Éxo. 19:5, 6.) “El evangelio es la Ley desplegada, ni más ni menos. [...] La Ley señala a Cristo; Cristo señala a la Ley. El evangelio llama a los hombres al arrepentimiento. ¿Arrepentimiento de qué? Del pecado. ¿Y qué es el pecado? Es la transgresión de la Ley. Por lo tanto, el evangelio llama a los hombres [...] a volver a la obediencia a la Ley de Dios” (Elena de White, “The Law and the Gospel”, en The Signs of the Times, 25 de febrero de 1897).
Promesas, promesas...
“Si la fe y las obras pudieran comprar el don de la salvación para alguien, entonces el Creador estaría obligado ante la criatura. En este punto la falsedad tendría una oportunidad de ser aceptada como verdad” (FO 17, 18).
Esta es otra manera de expresar esta verdad: no es fe y obras; no es ni fe ni obras; es una fe que obra. Revelamos nuestra fe mediante nuestras obras; de hecho, las obras fortalecen la fe.
Para reflexionar: Durante la última semana de 1999, salon.com publicó una historia titulada “El Salón de la Infamia”. Se trataba de las diez figuras deportivas más deshonrosas de ese año. La lista incluía de todo: desde alguien que fue arrestado por asesinato hasta otro que había sido sorprendido con drogas. Se trataba de hombres que habían firmado un contrato con sus equipos y aficionados. Comenzaron sus carreras con la mejor de las intenciones: jugar bien, vivir honradamente y demostrar ser dignos de las firmas de sus contratos.
Antes de firmar un contrato con alguien, es importante conocer el carácter de esa persona. ¿Qué hay en el carácter de Dios que nos hace sentir cómodos al entablar una relación de pacto con él? ¿Crees que él mira primero nuestro carácter antes de entablar una relación con nosotros? Explica.
En la mayoría de las sociedades comerciales, los beneficios para ambas partes son iguales. Sin embargo, cuando un Dios divino se asocia con un ser humano pecador, la relación comienza con un desequilibrio terrible: Dios aporta mucho más a la sociedad de lo que nosotros podríamos aportar. ¿Cómo es posible estar sujetos a él y aun así tener el privilegio de ser sus socios? Explica.
Antes de firmar un contrato, debes leer todos los requisitos y la letra chica. Pero cuando Dios hace un pacto, es muy claro. No hay letra chica ni lectura entre líneas. Sus palabras son una serie de expresiones definitivas; por ejemplo, en Éxodo 6:6 y 7 dice: “Yo os sacaré [...] os libraré [...] os redimiré [...] y os tomaré”. En respuesta, ¿qué aportarás tú a la sociedad? Si estuvieras en los zapatos de Dios, ¿cuán cómodo estarías al hacerte socio de alguien como tú?
Los contratos se personalizan para adaptarlos a las partes interesadas, al tipo de negocios y demás. ¿De qué manera Dios ha personalizado su pacto contigo? ¿Cómo demuestras tu agradecimiento por las “concesiones” que él ha hecho en caso de que rompas tu contrato? ¿Cómo afecta el papel de Dios como amigo tuyo su papel como socio? ¿Existe un conflicto entre los dos roles? Explica. Dios reconoce nuestra fragilidad (Sal. 103:13, 14). ¿Significa esto que Dios excusa el (los) pecado(s)? Sabemos que Dios perdona el (los) pecado(s). ¿Cuál es la diferencia?
La idea de que Dios desciende a nuestro nivel humano es más obvia en el Nuevo Testamento; y la gente a menudo asume que Dios era distante e inaccesible en el Antiguo Testamento. ¿Por qué este concepto es inexacto?
Muchas de las instrucciones dadas a Israel después del Éxodo pueden parecer irrelevantes y anticuadas para la gente moderna, y está claro que por lo menos algunas de ellas no se aplican directamente hoy. ¿Cómo crees que funcionaban las normas y los ritos dados después del Éxodo para enseñar las lecciones que Dios quería que aprendieran? ¿Cómo saber cuáles podrían aplicarse a nosotros hoy?
Muchos comentaristas bíblicos consideran que la promesa colectiva de Israel de obedecer a Dios (Éxo. 19:8) es jactanciosa y equivocada. Si es así, ¿por qué? ¿Puedes pensar en otras respuestas que podrían haber sido más apropiadas? ¿Qué distingue la verdadera obediencia de la obediencia falsa o equivocada?
Lecciones de la Escuela Sabática
Estudie la palabra de Dios a través de las Guías o lecciones de la Escuela Sabática.
Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Juan 12:44,45.
Libros de Lecturas Devocionales
- A Fin de Conocerle. Hoy con la lectura Servid al señor de todo corazón basada en Colosenses 3:23-24.
- Cada día con Dios. Hoy con la lectura Fábulas por arte compuestas basada en Daniel 8:14.
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