Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "En estos postreros días: El mensaje de Hebreos"

Primer trimestre (enero-marzo) de 2022

Lección 1: "La carta a los Hebreos y a nosotros"

Para el 1 de enero de 2022

Sábado | Domingo | Lunes | Martes | Miércoles | Jueves | Viernes

 

Ir ArribaSábado 25 de diciembre

Lee Para el Estudio de esta Semana: Hebreos 2:3, 4; 1 Pedro 4:14, 16; Hebreos 13:1–9, 13; 1 Reyes 19:1–18; Hebreos 3:12–14; Números 13.

Para Memorizar: “Porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa” (Heb. 10:36).

¿Alguna vez imaginaste cómo sería escuchar predicar a Jesús o a uno de los apóstoles? Tenemos extractos de escritos y resúmenes de algunos de sus sermones, pero estos brindan solo una idea limitada de cómo sería escucharlos. No obstante, Dios conservó en las Escrituras al menos un sermón completo para nosotros: la carta de Pablo a los Hebreos.

Pablo, el autor de Hebreos, se refirió a su propia obra como una “palabra de exhortación” (Heb. 13:22). Esta expresión se utilizaba para identificar el sermón, tanto en la sinagoga (Hech. 13:15), como entre los primeros cristianos (1 Tim. 4:13). Por lo tanto, se ha argumentado que Hebreos es el primer “sermón cristiano completo” que tenemos. Hebreos estaba dirigido a los creyentes que aceptaron a Jesús pero luego experimentaron dificultades. Algunos fueron públicamente avergonzados y perseguidos (Heb. 10:32–34). Otros afrontaban problemas económicos (Heb. 13:5, 6). Muchos estaban cansados, y habían comenzado a cuestionarse su fe (Heb. 3:12, 13). ¿Alguno de nosotros hoy puede sentirse identificado?

Sin embargo, el apóstol, con un sermón conmovedor, los desafió (a ellos y, por extensión, a nosotros) a perseverar en la fe en Jesús y a fijar sus ojos en Jesús, quien ahora está en el Santuario Celestial.

 

Ir ArribaDomingo 26 de diciembre: Un comienzo glorioso

Para entender el sermón y aplicar su mensaje a nosotros, necesitamos entender la historia de la congregación y su situación cuando recibió la carta del apóstol.

Lee Hebreos 2:3 y 4. ¿Cuál fue la experiencia de conversión de la audiencia de Hebreos?

Este pasaje implica que la audiencia de Hebreos no había escuchado a Jesús predicar. Recibió el evangelio mediante otros evangelistas que les habían anunciado la noticia de la “salvación”.

Pablo también dice que los evangelistas les “confirmaron” el mensaje y que Dios mismo había dado “su testimonio [...] con señales” y “prodigios” (NVI). Esto significa que Dios había brindado una confirmación experiencial del evangelio mediante señales y otras obras poderosas, entre ellas los “dones distribuidos por el Espíritu Santo” (NVI). El Nuevo Testamento relata que a menudo había señales como curaciones milagrosas, exorcismos y el derramamiento de dones espirituales que acompañaban la predicación del evangelio en nuevos lugares.

Al comienzo de la era cristiana, Dios derramó su Espíritu sobre los apóstoles en Jerusalén para que pudieran anunciar el evangelio en idiomas previamente desconocidos para ellos y realizar milagros (Hech. 2; 3). Felipe realizó milagros similares en Samaria (Hech. 8), Pedro en Jope y Cesarea (Hech. 9, 10) y Pablo a lo largo de su ministerio en Asia Menor y Europa (Hech. 13-28). Estos hechos poderosos eran evidencias vivenciales que confirmaban el mensaje de “salvación”: el establecimiento del reino de Dios, la salvación de la condenación y la liberación de los poderes del mal (Heb. 12:25-29).

El Espíritu les dio a los primeros creyentes cristianos la convicción de que sus pecados habían sido perdonados; por lo tanto, no temían el juicio y, como resultado, sus oraciones eran audaces y confiadas, y su experiencia religiosa era dichosa (Hech. 2:37–47). El Espíritu también liberó a los esclavos de los poderes del mal, lo que fue una prueba contundente de la superioridad del poder de Dios sobre las fuerzas del mal y reveló que el reino de Dios se había establecido en la vida de ellos.

¿Cuál es la historia de tu conversión? ¿De qué manera has sido confirmado en tu fe y creencia en Jesucristo como tu Salvador y Señor? ¿Por qué a veces es bueno recordar cómo Dios actuó por primera vez en tu vida para llevarte a él?

 

Ir ArribaLunes 27 de diciembre: La lucha

Cuando los creyentes confesaron su fe en Cristo y se unieron a la iglesia, establecieron un límite que los distinguió del resto de la sociedad. Desafortunadamente, esto se convirtió en una fuente de conflicto porque implícitamente emitía un juicio negativo sobre su comunidad y sus valores.

Lee Hebreos 10:32 al 34; y 13:3. ¿Cuál fue la experiencia de la audiencia de Hebreos después de su conversión?

Es muy probable que los lectores de Hebreos sufrieran verbal y físicamente a manos de turbas incitadas por los oponentes (p. ej., Hech. 16:19-22; 17:1-9). También fueron encarcelados, y es posible que además hayan sido golpeados, porque los funcionarios tenían el poder de autorizar el castigo y el encarcelamiento, a menudo sin seguir las normas judiciales apropiadas, mientras reunían pruebas (p. ej., Hech. 16:22, 23).

Lee Hebreos 11:24 al 26; y 1 Pedro 4:14 y 16. ¿Cómo nos ayudan las experiencias de Moisés y de los lectores de 1 Pedro a comprender por qué se perseguía a los creyentes cristianos?

Sufrir “el vituperio de Cristo” significaba simplemente identificarse con Cristo y soportar la vergüenza y el abuso que implicaba esta asociación con su nombre. La animosidad pública contra los cristianos era resultado de sus compromisos religiosos distintivos. La gente puede sentirse ofendida por prácticas religiosas que no comprende o por personas cuyo estilo de vida y moralidad podrían hacer que otros se sientan culpables o avergonzados. A mediados del siglo I d.C., Tácito consideraba que los cristianos eran culpables de “odio contra la humanidad” (A. J. Church y W. J. Brodribb, trad., The Complete Works of Tacitus, Anales 15.44.1. Cualquiera que sea la razón exacta de esa acusación –indudablemente falsa– muchos cristianos primitivos, como aquellos a quienes Pablo les había escrito esta carta, estaban sufriendo por su fe.

Toda persona, ya sea cristiana o no, sufre. Sin embargo, ¿qué significa sufrir por causa de Cristo? ¿Cuánto sufrimiento enfrentamos por causa de Cristo, y cuánto se debe a nuestras propias decisiones?

 

Ir ArribaMartes 28 de diciembre: Malestar

Los lectores de Hebreos lograron retener su fe y compromiso con Cristo, a pesar del rechazo y la persecución. Sin embargo, el conflicto hizo mella a largo plazo. Pelearon la buena batalla y salieron victoriosos pero también cansados.

Lee Hebreos 2:18; 3:12 y 13; 4:15; 10:25; 12:3, 12 y 13; 13:1 al 9, y 13. ¿Cuáles eran algunos de los desafíos que enfrentaban los creyentes?

Hebreos nos dice que los lectores siguieron teniendo dificultades. Continuaron los ataques verbales y probablemente de otro tipo contra su honor (Heb. 13:13). Algunos creyentes todavía estaban en prisión (Heb. 13:3), algo que pudo haber agotado a la iglesia económica y psicológicamente. Estaban cansados (Heb. 12:12, 13) y fácilmente podían “desmayar” (Heb. 12:3).

Es habitual entre las personas y las comunidades que, después que pasa la emoción de la victoria, las defensas psicológicas y de otro tipo se relajan y se vuelven más vulnerables al contraataque de sus enemigos. La fuerza que una persona o comunidad movilizó para enfrentar una amenaza inminente es más difícil de reunir por segunda vez.

Lee 1 Reyes 19:1 al 4. ¿Qué le pasó a Elías?

“Pero una reacción que con frecuencia sigue a los momentos de mucha fe y de glorioso éxito oprimía a Elías. Temía que la reforma iniciada en el Carmelo no durase; y la depresión se apoderó de él. Había sido exaltado a la cumbre de Pisga; ahora se hallaba en el valle. Mientras estaba bajo la inspiración del Todopoderoso, había soportado la prueba más severa de su fe; pero en el momento de desaliento, mientras repercutía en sus oídos la amenaza de Jezabel y Satanás prevalecía aparentemente en las maquinaciones de esa mujer impía, perdió su confianza en Dios. Había sido exaltado en forma desmedida, y la reacción fue tremenda. Olvidándose de Dios, Elías huyó hasta hallarse solo en un desierto deprimente” (PR 118, 119).

Piensa en esos momentos en los que fracasaste en tu vida cristiana y trata de comprender las circunstancias y los factores que contribuyeron al fracaso. ¿Qué podrías haber hecho diferente?

 

Ir ArribaMiércoles 29 de diciembre: Avanzar juntos

¿Qué les aconsejó el apóstol a los lectores que hicieran en vista de su situación? ¿Qué podemos aprender de Hebreos para nuestro propio beneficio? Analicemos de qué manera Dios ayudó a Elías a recuperarse de su desánimo.

Lee 1 Reyes 19:5 al 18. ¿Qué hizo Dios para restaurar la fe de Elías, su siervo?

La historia de la interacción de Dios con Elías después del Carmelo es fascinante porque muestra el tierno cuidado y la sabiduría con la que Dios suple las necesidades de quienes están en peligro y que luchan por recuperar la fe. Dios hizo varias cosas por Elías. En primer lugar, se preocupó por sus necesidades físicas. Le proveyó de comida y lo dejó descansar. Luego, en la cueva, amablemente lo reprendió: “¿Qué haces aquí, Elías?”, y lo ayudó a entender más en profundidad cómo él obra y cumple sus propósitos. Dios no estaba en el viento, en el terremoto ni el fuego, sino en una voz suave y apacible. Entonces, Dios le dio a Elías una obra que hacer y lo tranquilizó.

Lee Hebreos 2:1; 3:12 al 14; 5:11 a 6:3; y 10:19 al 25. ¿Qué sugirió Pablo que deberían hacer los creyentes?

En todo Hebreos podemos encontrar varias instrucciones que el apóstol les dio a los lectores para ayudarlos a recuperar su fuerza y fe originales. El autor insiste en que atiendan las necesidades físicas de sus hermanos en la fe. Sugiere que debían practicar la hospitalidad y visitar a los presos, lo que implicaba atender sus necesidades. El apóstol exhorta a los lectores a ser generosos, recordando que Dios no los abandonará (Heb. 13:1-6). Pablo también los reprendió y los animó. Les advirtió que no “perd[ieran] el rumbo” (Heb. 2:1, NVI) y que no tuvieran “un corazón pecaminoso e incrédulo” (Heb. 3:12, NVI), y los animó a crecer en su conocimiento de la fe (Heb. 5:11–6:3). También señaló la importancia de la asistencia constante a las reuniones de la iglesia (Heb. 10:25). En resumen, sugirió que avanzaran juntos, que se animaran unos a otros y que se motivaran a tener amor y hacer buenas obras, pero también exaltó a Jesús y su ministerio en el Santuario Celestial en favor de ellos (Heb. 8:1, 2; 12:1–4).

 

Ir ArribaJueves 30 de diciembre: En estos postreros días

Lee Hebreos 1:2; 9:26 al 28; 10:25, 36 al 38; y 12:25 al 28. ¿Qué aspecto resalta Pablo aquí, especialmente con respecto al tiempo?

Hay un elemento muy importante que el apóstol enfatiza que le agrega urgencia a su exhortación: los lectores están viviendo en los “postreros días” (Heb. 1:2) y más promesas están a punto de cumplirse (Heb. 10:36–38). Es interesante, como veremos, que a lo largo del documento Pablo compara a su audiencia con aquella generación del desierto que se encontraba ante la frontera de Canaán, lista para entrar a la Tierra Prometida. Les recuerda: “Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará” (Heb. 10:37). Y luego los anima: “Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma” (Heb. 10:39). Con esta última exhortación les recordaba a ellos, y a nosotros, los peligros que históricamente ha experimentado el pueblo de Dios justo antes del cumplimiento de las promesas de Dios.

El libro de Números habla de esto mismo. El registro bíblico dice que dos veces, justo antes de entrar a la Tierra Prometida, Israel sufrió importantes derrotas. La primera vez –registrada en Números 13 y 14– nos habla de las dudas que varios dirigentes dispersaron entre la congregación e hicieron que le faltara fe a Israel. Como resultado, la congregación decidió nombrar un nuevo líder y regresar a Egipto, justo en el momento en que estaban a punto de entrar a Canaán.

La segunda vez, los israelitas se enredaron con la sensualidad y la adoración falsa en Baal Peor (Núm. 24; 25). Si bien Balaam no pudo invocar maldiciones sobre los israelitas, Satanás usó las tentaciones sexuales para llevar a Israel a la adoración falsa y al pecado, y para provocar el disgusto de Dios sobre ellos.

El apóstol advierte a los lectores de Hebreos acerca de ambos peligros. En primer lugar, los exhorta a que se aferren a la confesión de su fe y fijen sus ojos en Jesús (Heb. 4:14; 10:23; 12:1-4). En segundo lugar, los exhorta contra la inmoralidad y la codicia (Heb. 13:4-6). Finalmente, los exhorta a observar y obedecer a sus líderes (Heb. 13:7, 17).

Tomando en cuenta nuestra interpretación del estado de los muertos (que no bien cerramos los ojos al morir, lo siguiente que veremos es la Segunda Venida) ¿en qué sentido podemos decir que todas las personas han vivido en los “últimos días”?

 

Ir ArribaViernes 31 de diciembre

Para Estudiar y Meditar:

David A. deSilva explica claramente por qué los primeros cristianos sufrieron persecución: “Los cristianos adoptaron un estilo de vida que [...] habría sido considerado antisocial e incluso subversivo. La lealtad a los dioses, expresada en la asistencia religiosa a los sacrificios y cosas por el estilo, se consideraba un símbolo de lealtad al Estado, las autoridades, los amigos y la familia. La adoración de las deidades era algo así como un símbolo de la dedicación de uno a las relaciones que mantenían estable y próspera a la sociedad. Al abstenerse de lo primero, los cristianos (al igual que los judíos) inspiraban desconfianza como posibles violadores de las leyes y [como] elementos subversivos dentro del imperio” (Perseverance in Gratitude, p. 12).

“Para los desalentados hay un remedio seguro: fe, oración y trabajo. La fe y la actividad impartirán una seguridad y una satisfacción que aumentarán de día en día. ¿Están tentados a ceder a presentimientos ansiosos o al abatimiento absoluto? En los días más sombríos, cuando en apariencia hay más peligro, no teman. Tengan fe en Dios. Él conoce vuestra necesidad. Tiene toda potestad. Su compasión y amor infinitos son incansables. No teman que deje de cumplir su promesa. Él es la verdad eterna. Nunca cambiará el pacto que hizo con los que le aman. Y otorgará a sus fieles siervos la medida de eficiencia que su necesidad exige. El apóstol Pablo atestiguó: ‘Me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad... Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte’ (2 Cor. 12:9, 10)” (PR 121).

Preguntas para Dialogar:

  1. ¿Es posible ser “diferente” debido a nuestro compromiso cristiano y, sin embargo, no ser acusado de “separación” y desprecio por los demás? Si es así, ¿cómo?

  2. La palabra “exhortación” en la Biblia puede ser una respuesta de reprensión o de ánimo. ¿Qué cuidado debemos tener al reprender a una persona desanimada?

  3. ¿Qué similitudes encuentras entre la experiencia de los lectores de Hebreos y la de la iglesia de Laodicea de Apocalipsis 3:14 al 22? ¿De qué manera nuestra experiencia hoy, dos mil años después, es similar a la de ellos, y qué podemos aprender de las similitudes?

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