Lecciones para adultos: "El Génesis"
Edición para maestros. Segundo trimestre (abril-junio) de 2022
Lección 12: "José, Príncipe de Egipto"
Para el 18 de junio de 2022
Reseña | Comentario | Aplicación a la vida
Enfoque del estudio: Génesis 41:37-45:28; Romanos 5:7-11.
Introducción:
José no solo explica al faraón el significado de su sueño, que concierne al futuro problema político y económico del país de Egipto; también le brinda la solución. José no se contenta simplemente con la revelación de los planes de Dios. Tampoco es pasivo, a la espera de que Dios realice otro milagro. Sugiere al faraón que nombre a un “varón prudente y sabio” (Gén. 41:33) para afrontar la compleja gestión de preparación para la hambruna. Se utiliza las mismas palabras para calificar la sabiduría que Dios le da a David (1 Rey. 3:12) para ayudarlo a gobernar el país (1 Rey. 3:9). Solo la guía divina podría ayudar a resolver el problema inminente. Además de esta lección espiritual, José ofrece un curso de economía y da detalles específicos sobre el método y la estrategia necesarios para ayudar a Egipto a sobrevivir a la hambruna. De inmediato el faraón comprende que José no es solo un soñador; también es un hombre de sabiduría práctica que sabe qué hacer, y un hombre de acción que puede implementar la estrategia correcta para salvar al país.
Por ende, el faraón decide nombrar a José a cargo de todo el país de Egipto y le confiere todo el poder que necesita para ese propósito. Después de todas las pruebas que José tuvo que soportar, esta historia de éxito debería inspirar admiración por el héroe José. Sin embargo, el foco de la narrativa bíblica no es José. El final feliz no tiene que ver con el éxito, sino con el arrepentimiento, el perdón y la presencia invisible de Dios en el curso de la historia.
José, visir de Egipto
El hecho de que la sabiduría excepcional de José influyera en la decisión del faraón de nombrarlo visir de la tierra, es congruente con la costumbre egipcia de seleccionar a los visires preferiblemente de entre los sabios (ver, p. ej., los casos de Ptahhotep y Kagemni, que eran visires y a quienes se les atribuyen grandes obras de literatura sapiencial). El alcance de su gobierno, sobre toda la tierra de Egipto (Gén. 41:41), sugiere que José fue designado nuevo visir.
A lo largo de la historia egipcia se atestiguan casos de visires extranjeros e incluso hebreos. Las responsabilidades del visir eran considerables; era el administrador encargado de la justicia legal y administrador de la tierra. El hecho de que José estuviese sobre toda la tierra confirma que este visir pertenece al Reino Medio o al Segundo Período Intermedio, cuando este funcionario podía seleccionarse en función de sus cualidades de sabiduría (Gén. 41:39). A diferencia de otros períodos, durante el Segundo Período Intermedio bajo el gobierno de los hicsos, los visires eran sumamente poderosos y aportaron una estabilidad óptima a pesar de los reinados cortos.
La descripción de la investidura de José por parte del faraón se ajusta al contexto egipcio. El “anillo de sellar” (Gén. 41:42, LBLA), que en el texto hebreo se denomina tabá‘at, designa el sello egipcio, djeba‘ot, una palabra derivada de la palabra djeba‘, que significa “dedo”, en referencia a su posición alrededor del dedo. Este anillo de sellar otorga plena autoridad a José para firmar todos los documentos oficiales en nombre del rey. El término hebreo shesh, que designa las “ropas de lino finísimo” (Gén. 41:42), es una palabra egipcia que se refiere a la tela de lino, que era la tela principal que se usaba para la ropa en el antiguo Egipto. El collar alrededor del cuello de José (Gén. 41:42) se refiere al collar en el que pendía el símbolo de Maat, el símbolo de la equidad, que caracterizaba la función del “visir”, una palabra turca (derivada del árabe) para el primer ministro de Estado. El rango de “segundo” (Gén. 41:43) está atestiguado en el antiguo Egipto como el título del visir, que era llamado “el segundo del rey”. La ceremonia del visir, que contempla a alguien montado en un carro, precedida por gente que exclama para llamar la atención a su paso (Gén. 41:43), también es una costumbre egipcia. La palabra ’avrej (generalmente traducida como “doblad la rodilla”) que se usa en nuestro texto no es hebrea, sino egipcia. En egipcio, la palabra ’avrej significa “atención”, “abran paso” (BLPH). Además, el faraón le da a José un nombre honorífico para marcar la distinción especial vinculada a su nueva función. El nombre egipcio que recibe José, Zafnat-panea (Gén. 41:45), corresponde a la siguiente transliteración egipcia: djfnt’ pw‘nkh, que significa “alimento de la tierra, esto es vida”.
Esta lectura no solo refleja la situación de la época; también encaja en el contexto histórico del antiguo Egipto de ese entonces, porque el uso del componente introductorio djf (comida) está atestiguado en nombres de altos funcionarios de las dinastías XIII y XIV, inmediatamente anteriores al gobierno de los hicsos. El faraón también le da a José una esposa egipcia, la hija del “sacerdote de On”, una de las figuras religiosas más prestigiosas de Egipto (Gén. 41:45). José ahora tiene una buena acogida en todas las sociedades egipcias y puede visitar todos los lugares de Egipto (Gén. 41:45, 46).
José conoce a sus hermanos
Después de veinte años, José se reencuentra con sus hermanos. José tenía 17 años cuando vio a sus hermanos por última vez y treinta años cuando se convirtió en visir de Egipto, y ahora, siete años después, al comienzo de la hambruna, tiene 37 años. Es aquí cuando se cumplen los sueños de que su padre y sus hermanos se inclinarían ante él (Gén. 37:7-10). El cumplimiento de los sueños de José se desarrolla en tres etapas, porque los hermanos de José visitan Egipto y se encuentran con José tres veces. El primer encuentro se produce con solo diez de sus hermanos (Gén. 42), los que cuestionaran sus sueños y lo odiaran por estos sueños (Gén. 37:8, 19). Ahora se inclinan ante José por primera vez (Gén. 42:6). El segundo encuentro se da con los diez hermanos de José y con su hermano menor, Benjamín (Gén 43–45); todos se inclinan ante José dos veces (Gén. 43:26, 28). El tercer encuentro tiene lugar con Jacob, quien llega por primera vez a Egipto (Gén. 46-47).
José revela su identidad
Han transcurrido 22 años desde el momento en que José, de 17 años, les cuenta por primera vez sus sueños a sus hermanos y a su padre hasta el momento en que José, de 39 años, se da a conocer a sus hermanos. El verbo “darse a conocer” contiene una velada alusión a Dios. La otra vez que aparece esta forma verbal en el Antiguo Testamento se refiere a la autorrevelación de Dios a Moisés (Núm. 12:6). El uso de esta forma sugiere que al darse a conocer a sus hermanos, José será el medio por el que Dios se les revelará.
José debió haber notado la consternación de ellos cuando les reveló que él era su hermano, porque repite por segunda vez: “Yo soy José” (Gén. 45:3, 4). Los hermanos están preocupados. Hasta quizá duden de la afirmación de José, porque no les brinda más información que la que ellos le dieron. Todo esto parece sospechoso, sobre todo, teniendo en cuenta las experiencias más recientes que han tenido con este hombre. Están preocupados por su vida. Por eso José repite: “Yo soy José”, pero esta vez es más preciso y agrega un dato que nadie conoce, salvo sus hermanos: “vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto” (Gén. 45:4). Luego agrega que fue Dios quien lo “envió” allí. Dios lo envió antes que a sus hermanos con un propósito específico: “preservarles la vida” (Gén. 45:5). José sugiere que era necesario que lo vendieran para garantizar la supervivencia de ellos. De este modo, los hermanos pensaban que ellos habían vendido a su hermano, mientras que, en realidad, era Dios quien guio los acontecimientos.
La fórmula “padre de Faraón” (Gén. 45:8) refleja el título egipcio itf-ntr, que significa literalmente “padre de Dios”, que alude a Faraón como un dios. José no usa la expresión como se usaba en el idioma egipcio por temor a sonar blasfemo ante sus hermanos. Se trataba de un título sacerdotal que correspondía a los más altos oficiales, incluidos los visires, como Ptahhotep, visir de Isesi (2675 a.C.). El otro título de José, “gobernador en toda la tierra de Egipto” (Gén. 45:8), alude a su dominio sobre todo el país de las dos tierras (Alto y Bajo Egipto) y refleja otro título egipcio, neb tawy, “señor de las dos tierras”, que era un título oficial permanente que poseía el representante del faraón. Es de notar que la forma dual de la palabra hebrea mitsráim para “Egipto”, refleja las dos divisiones del país. El hincapié de José sobre su estatus en Egipto es deliberado: enfatiza su posición extraordinaria, y de ese modo recuerda a sus hermanos el sueño que lo había pintado como un gobernante ante quien todos (incluyendo su padre) se inclinarían (Gén. 37:9). Al hacer alusión al sueño, José utiliza su cumplimiento como un argumento implícito en favor de la providencia de Dios.
José, visir de Egipto. Comparen a José y a Daniel como estadistas. ¿De qué manera estos dos hombres sirven como modelos para que los piadosos participen en política? ¿Cuáles son las cualidades de José en comparación con los políticos modernos? ¿Por qué sería difícil para un adventista del séptimo día ser primer ministro hoy? ¿Qué motivación guio a José para llegar a ser una autoridad? ¿Qué lecciones de gestión podríamos aprender del método de José? En clase, analicen las aplicaciones prácticas de estas lecciones en la vida familiar, en el trabajo y en la iglesia.
José se encuentra con sus hermanos. El cumplimiento de la profecía, ¿por qué y cómo afecta nuestras decisiones éticas? Analicen la relación entre cómo se comportan en la vida diaria y su perspectiva del tiempo del fin. ¿Por qué la esperanza en el Reino de Dios debería inspirar la forma en que tratamos a los demás? Analicen con la clase la escena del encuentro entre José y sus hermanos; imaginen qué sentimientos habrá tenido José. ¿Qué sentimientos habrá tenido cuando vio que sus hermanos y su padre se inclinaban ante él? ¿Cómo debemos tratar a nuestros enemigos cuando vemos que ellos fracasaron y que nosotros prosperamos?
José revela su identidad. ¿Qué lecciones de reconciliación podemos aprender de la actitud de José? ¿Cómo habría respondido José si sus penurias no hubieran tenido un resultado tan bueno?
Lecciones de la Escuela Sabática
Estudie la palabra de Dios a través de las Guías o lecciones de la Escuela Sabática.
Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Juan 12:44,45.
Libros de Lecturas Devocionales
- A Fin de Conocerle. Hoy con la lectura Servid al señor de todo corazón basada en Colosenses 3:23-24.
- Cada día con Dios. Hoy con la lectura Fábulas por arte compuestas basada en Daniel 8:14.
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