Guías o lecciones de la Escuela Sabática para el Estudio de la Biblia

Lecciones para adultos: "El Génesis"

Edición para maestros. Segundo trimestre (abril-junio) de 2022

Lección 2: "La caída"

Para el 9 de abril de 2022

 

Reseña | Comentario | Aplicación a la vida

 

Ir ArribaRESEÑA

Texto Clave: Génesis 3:15.

Enfoque del estudio: Génesis 3; Apocalipsis 12:7-9; Romanos 16:20; Hebreos 2:14; 1 Timoteo 2:14, 15.

Introducción:

En los primeros dos capítulos de la Biblia, aprendemos que en cada etapa de la Creación Dios evalúa su obra como “buena” seis veces (Gén. 1:4, 10, 12, 18, 21, 25). Al final de la semana de la Creación, durante su séptima evaluación, Dios valora su obra como “buen[a] en gran manera” (Gén. 1:31). Además, los primeros seres humanos se describen como ‘arom, “desnudos”, “inocentes” (Gén. 2:25); aún no seducidos por la serpiente, que se caracteriza como ‘arom, “astuta” (Gén. 3:1). Los seres humanos desobedecieron el primer mandato de Dios de no comer del árbol del conocimiento (Gén. 2:17) y, como resultado, surgieron el mal y la muerte. En consecuencia, la primera pareja tuvo que abandonar el Jardín del Edén. Es en este contexto de desesperanza que se pronuncia la primera profecía de esperanza, el primer evangelio. Claramente, la primera profecía mesiánica (Gén. 3:14, 15) está ubicada exactamente en el centro de la estructura del capítulo (ABCDC1B1A1):

A Gén. 3:1–5. Serpiente-Eva, Dios ausente: Tentación de comer del árbol del conocimiento del bien y del mal

B Gén. 3:6–8. Adán-Eva: ropa humana

C Gén. 3:9-13. Dios-Adán-Eva: Juicio investigador

D Gén. 3:14, 15. Dios-Serpiente: Profecía mesiánica

C1 Gén. 3:16-19. Dios-Eva-Adán: Sufrimiento

B1 Gén. 3:20, 21. Adán-Eva: ropa divina

A1 Gén. 3:22-24. Dios solo: Prohibición de comer delárbol de la vida

La estructura del capítulo destaca dos temas principales: el tema de la tentación y el tema de la salvación.

 

Ir Arriba COMENTARIO

La tentación de Eva

La primera parte de este pasaje (Gén. 3:1-13) relata la historia de la tentación y analiza su mecanismo. Irónicamente, la tentación comienza con una conversación teológica o, más precisamente, con un análisis exegético sobre el significado de la Palabra de Dios: “¿Conque Dios os ha dicho [...]?” (Gén. 3:1). La serpiente inicia la discusión con una pregunta a la mujer, quien responde de inmediato. El diálogo entre la serpiente y la mujer se desarrolla en dos rondas. Notemos la estrategia de la serpiente y el error de la mujer.

Primera ronda (Gén. 3:1-3).

La estrategia de la serpiente (lee Gén. 3:1). ¿Qué método pedagógico utiliza la serpiente para acercarse a la mujer? ¿Por qué la serpiente parece concordar con Dios? ¿Qué comentario hace la serpiente sobre la Palabra de Dios? ¿Qué hace que su comentario sea peligroso y engañoso?

El error de la mujer (Gén. 3:2, 3). ¿Por qué la mujer está cerca de la serpiente? ¿Por qué responde inmediatamente a la serpiente? ¿Por qué su respuesta es larga, en comparación con la pregunta de la serpiente?

Segunda ronda (Gén. 3:4-6).

La estrategia de la serpiente (lee Gén. 3:4, 5). ¿Cuáles son los dos temas que aborda la serpiente en su respuesta a la mujer? ¿Cómo se relacionan estos dos problemas entre sí? ¿Qué dicen estos dos argumentos sobre la preocupación de la mujer?

El error de la mujer (lee Gén. 3:6). ¿Qué elementos de la respuesta de la mujer indican la influencia de la serpiente sobre ella? ¿Por qué Adán no discutió con Eva sobre la decisión que tomó ella de comer el fruto?

En cuanto Eva escucha las últimas palabras de la serpiente, “seréis como Dios” (Gén. 3:5), quiere ser como Dios. La frase que describe el primer paso de su tentación: “vio la mujer que [...] era bueno”, es una repetición exacta de la evaluación habitual de Dios acerca de su Creación: “Y vio Dios que era bueno”. Este paralelismo quizá sugiera que la intención de la mujer es ocupar el lugar del Creador, como si ella misma hubiera creado la fruta y fuese la dueña.

La salvación de la humanidad

Dios ya había explicado la consecuencia de esta desobediencia: es la muerte (Gén. 2:17). Esta perspectiva se confirma inmediatamente en los siguientes textos que hablan de una naturaleza trastornada (Gén. 3:17, 18), del primer hecho de violencia humana y la primera muerte de un ser humano (Gén. 4:8).

Así que, la primera profecía mesiánica descolla frente al contexto de la primera experiencia humana de desesperanza. La profecía tiene la forma de un bello poema. La estructura temática y el ritmo de las palabras de este texto sugieren dos estrofas o sistemas rítmicos compuestos por dos o más versos que se repiten como una unidad. Después de una declaración introductoria de tres palabras, la primera estrofa (Gén. 3:14) avanza en seis líneas con un ritmo irregular de palabras.

Después de la introducción de una palabra, la segunda estrofa (Gén. 3:15) avanza en cuatro líneas con un ritmo regular de palabras.

Hay un fuerte contraste entre las dos estrofas. La primera estrofa es negativa y contiene un mensaje de desesperanza, que involucra a la serpiente. La segunda estrofa es positiva y contiene un mensaje de esperanza, que involucra al Mesías. De hecho, la segunda estrofa es el único mensaje positivo del capítulo: una ventana de luz en la oscuridad. En el contexto de la desesperanza, la caída de la humanidad y la perspectiva cósmica de la muerte y el mal, este texto bíblico anuncia la futura salvación del mundo en términos proféticos. Según este versículo, la redención de la humanidad necesariamente implica una pelea con la serpiente, que se opondrá a la simiente de la mujer, es decir, a un “hombre” que nacerá en el futuro.

Ahora bien, ¿qué se entiende por la palabra simiente? Esta palabra no debe entenderse ni en sentido colectivo, en referencia a la humanidad o un pueblo (Israel, por ejemplo), ni en sentido individual, en referencia a un ser humano específico. Es interesante notar que en la siguiente línea la “simiente” es reemplazada por el pronombre personal “él” (en hebreo, hu’), que es el verdadero sujeto del verbo “herir” (shuf). Así, “él” recibe un énfasis especial en la estructura del párrafo y la sintaxis de la frase: aparece como el centro exacto de la estrofa en el mismo momento en que el ritmo poético pasa de cuatro tiempos a tres.

Este cambio rítmico indica que este pronombre es la bisagra del pasaje. Además, “él” es la primera palabra de la frase, lo que le da énfasis. De los 103 pasajes en los que el pronombre hebreo hu’, “él”, se traduce en la Septuaginta, Génesis 3:15 es el único caso en el que no concuerda con su antecedente inmediato.

De hecho, la forma griega del pronombre (autós) no se refiere ni a la mujer (no es femenino) ni a la simiente (no es neutro). A decir verdad, autós se refiere a una persona masculina. Esta irregularidad sintáctica nos muestra que los traductores tenían en mente a una persona específica, a un hombre en la historia real, el Mesías. Las Escrituras hebreas incluso atestiguan esta interpretación mesiánica de Génesis 3:15. Uno de los testimonios más elocuentes de este concepto se encuentra en el Salmo 110, donde reaparecen las palabras de Génesis 3:15 y se aplican directamente al Mesías davídico. Las palabras del salmo, “hasta que ponga a tus enemigos” (Sal. 110:1), en realidad son una repetición verbal de las primeras palabras de la promesa del Génesis “pondré enemistad”.

Estos son los únicos dos pasajes bíblicos donde se utiliza esta asociación de palabras. Además, esto también se relaciona con la imagen del enemigo que se arrastra debajo del pie como expresión de esa misma idea de victoria (Sal. 110:1). Además, el tema familiar de “aplastar la cabeza” de Génesis 3:15 (DHH) reaparece aquí y se repite dos veces (Sal. 110:6, 7).

Estos numerosos paralelismos entre los dos pasajes sugieren que el autor del Salmo 110 aludía a la promesa profética de Génesis 3:15 y la interpretó en un sentido “mesiánico”. Este salmo ahora identifica a la persona que en la descripción de Génesis 3:15 aplasta a la serpiente, explícitamente como el futuro Mesías davídico. En el Salmo 110, la obra del Mesías incluso trasciende la agenda de Génesis 3:15. El Mesías no solo aplasta al enemigo como la simiente de Génesis 3:15; ahora también es llamado a sentarse a la diestra de Dios para compartir su realeza y gobernar con él (Sal. 110:1, 2). El Mesías también juzga y ejecuta a reyes y a muchas naciones (Sal. 110:5, 6), con Dios a su derecha. Hasta recibe una función ritual: es un sacerdote que encabeza un cortejo de sacerdotes, y este sacerdocio se extiende por la eternidad (Sal. 110:4). Además, la interacción entre los nombres del Mesías, llamado Adoní, y el Señor, llamado Adonai, sugiere incluso una intención de identificar al Mesías con el Señor mismo. Este Mesías es Jesucristo en el Trono celestial (Mat. 22:44).

Preguntas para analizar y reflexionar: Lee Romanos 5:8 y Apocalipsis 12:7 al 9. ¿Por qué Jesús cumple esta profecía? Esta profecía mesiánica, ¿cuánta luz arroja sobre el ministerio mesiánico de Jesucristo? ¿Por qué es importante que Dios mismo 67sea quien deba luchar contra la serpiente y morir en el proceso?

 

Ir Arriba APLICACIÓN A LA VIDA

Mientras caminaba por el bosque, un joven escuchó el canto de un ave. Se volvió y, para su sorpresa, vio un pajarito que había caído de un árbol. Con cuidado y gran empatía, el joven tomó a la frágil criaturita con la mano y tiernamente la colocó sobre un montón de estiércol tibio allí cerca. Sin embargo, el pajarito siguió cantando. Un zorro, que escuchó el canto del pájaro, lo atrapó y se lo devoró. Podemos extraer tres lecciones de esta fábula. Primera lección: cuando alguien te pone sobre el estiércol, este acto no significa que tenga malas intenciones para contigo. Segunda lección: cuando alguien te saca del estiércol, este acto no significa que tenga buenas intenciones contigo. Tercera lección: cuando estás en el estiércol, ¿por qué cantar?

Preguntas para analizar y reflexionar: ¿Cómo se aplican estas tres lecciones al problema del mal en el mundo? ¿Cómo nos ayudan a afrontar el mal en el mundo y en nuestra vida?
Analicen la primera lección (lean Gén. 3:17-19). ¿Por qué hay maldad y muerte? El mal y la muerte, ¿son una condición normal del mundo? Analicen. Aunque estamos bajo maldición, ¿cuál es nuestra responsabilidad como cristianos en este mundo?

Analicen la segunda lección (lean Gén. 3:22; Rom. 7:22, 23). ¿Por qué el bien se mezcla con el mal? ¿Cuál es la mejor forma de distinguir entre el bien y el mal?

Analicen la tercera lección (lean Sal. 104:33, 34). ¿Cuál es la única solución al problema del mal en el mundo?

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