Lecciones para adultos: "El Génesis"
Edición para maestros. Segundo trimestre (abril-junio) de 2022
Lección 7: "El pacto con Abraham"
Para el 14 de mayo de 2022
Reseña | Comentario | Aplicación a la vida
Introducción:
En este segmento nos adentramos en el corazón de la experiencia religiosa de Abraham. Este es el momento en que Dios hace su pacto con Abram, que es el segundo pacto de Dios después del pacto con Noé (Gén. 6:18–9:20). El pacto de Abraham contiene los mismos requisitos que el pacto de Noé. A semejanza del pacto con Noé, el pacto abrahámico comienza con una ceremonia sacrificial relacionada con la promesa de un hijo y una patria. El pacto se confirma con una señal. Sin embargo, el pacto abrahámico también difiere del pacto con Noé y contiene nuevos elementos. Tiene dos ceremonias sacrificiales. La señal es la circuncisión y Abram recibe el nuevo nombre de Abraham. Además, la narrativa bíblica ofrece dos perspectivas diferentes de ese pacto. Mientras que el pacto con Noé se centra en Dios, y se atenúa la persona de Noé, el pacto con Abraham incluye la perspectiva de Abram y, como resultado, la evolución de ese pacto se desarrolla de una manera más complicada.
Temática de la lección:
La tensión de la fe. La fe de Abraham se compone de interrogantes y dudas; Abraham cree en Dios a pesar de sí mismo. La risa de Abraham denota ironía y asombro. La oración de Abraham a Dios contempla sumisión y desafíos.
Las leyes de la hospitalidad. El cuidado que Abraham brinda a sus huéspedes extranjeros contrasta con la insensibilidad y las amenazas de los sodomitas hacia los extranjeros.
La pasión de la intercesión. Abraham aboga por los malvados de la ciudad de Sodoma, con la esperanza de que haya suficientes justos allí como para evitar la destrucción.
Enfoque del estudio: Génesis 15-19; Romanos 4:2-11; Amós 4:11.
Abram cree en el Señor
La fe de Abram comienza con temor y continúa con dudas e interrogantes. Lo que más teme Abram es lo desconocido, que es su futuro, algo que no puede controlar. Es por eso que Abram confía en el presente, por lo que convierte a su siervo Eliezer en su heredero (Gén. 15:2). Entonces, cuando Dios habla a Abram, utiliza una serie de expresiones que remiten al futuro. La frase “no temas” a menudo se relaciona con la promesa de descendencia. La misma promesa para el futuro también está contenida en la palabra maguén, “escudo” (Gén. 15:1), que recuerda al verbo magán, “entregar” (Gén. 14:20), que se usó en conexión con su victoria pasada. Así vemos que el Dios que salvó a Abram en el pasado es el mismo Dios que lo salvará en el futuro. La visión de Dios como su futuro inspira en Abram la fe en el futuro: “Abram creyó”.
El verbo hebreo he’emín, “creyó”, describe más que un proceso intelectual o sentimental o la mera referencia a un credo. En hebreo, “creer” es relacional, como está implícito en la raíz ’amán, “firme”, “confiable”. Al confiar en Dios, Abram “creyó” que tendría descendencia. Es esta fe la que Dios “contó” como “justicia”. En otras palabras, Dios “aceptó” (DHH) esta fe como si tuviera el mismo valor que la justicia. Este concepto tiene sentido en el contexto de las creencias del antiguo Egipto. En el antiguo Egipto, el peso de la justicia humana se evaluaba sobre la base de sopesar las obras humanas contra el peso de Maat, la justicia divina, mientras que en el caso de Abram, su justicia se evalúa sobre la base de las obras divinas en su favor. Lo que hace justo a Abram no es la suma de sus obras, sino su disposición a confiar en las obras de Dios en favor de él (Rom. 4:2-4).
Abraham se ríe con el Señor
La reacción inmediata de Abraham al anuncio divino es postrarse en silencio y con reverencia (Gén. 17:17). Esta es la segunda vez que Abraham se postra en silencio (comparar con Gén. 17:3). Sin embargo, esta vez su actitud se relaciona con la risa, la primera risa que se registra en la Biblia. No está claro si esta risa indica escepticismo o expresa su asombro. El hecho de que la risa tuviese lugar en el contexto del acto de adoración de Abraham, sugiere que la intención es el asombro. Sin embargo, desde el momento en que Abraham habla, predomina el escepticismo. Él propone una solución razonable. Abraham se refiere a Ismael. La recomendación escéptica de Abraham obliga a Dios a ser específico. La promesa de Dios no incumbe a Ismael. Dios se hace eco de las preguntas de Abraham y responde explícitamente con el nombre de Isaac (Gén. 17:19). Irónicamente, Isaac significa “ríe”, al son de la risa de Abram.
Pero esta vez es Dios quien se ríe, porque el nombre Isaac implica el nombre de Dios, según sugieren los estudios lingüísticos semíticos y bíblicos de los nombres. En forma paralela al nombre de Ismael, “Dios oye”, el nombre de Isaac también debió de haber transmitido, al menos implícitamente, el nombre de Dios: “[Dios] ríe”. Por ende, la risa de Dios se hace eco de la risa de Abraham. Más adelante, Sara también se reirá. El contexto de la risa de Sara se suma al asombro implícito en las situaciones anteriores. Sara, que se esconde dentro de la tienda, se entera de la increíble noticia del nacimiento y luego se ríe de ello. Entonces sucede algo extraño: aunque Sara se había reído “entre sí” (Gén. 18:12), el visitante conoce sus pensamientos más íntimos (Gén. 18:10). Esta capacidad excepcional les indica a Abraham y a Sara que están en la presencia del Señor, lo que garantiza el portento del nacimiento milagroso. A la primera risa de Abraham, llena de temblorosa duda y asombro, Dios respondió con una risa llena de ironía y promesa.
Abraham cocina para el Señor
Por primera vez, Abraham recibe huéspedes celestiales sin saberlo. Sus acciones serán recordadas como un modelo de hospitalidad (comparar con Heb. 13:2). En lugar de abordar inmediatamente el tema de la promesa del pacto, que es el motivo de su visita, Dios entra en la esfera humana. Abraham lo ve, sale a su encuentro y le da de comer. Esta es la hora de la siesta. Abraham está sentado frente a la tienda, como si estuviera esperando que alguien viniera. En el desierto no pasa mucha gente. Entonces, cuando Abraham ve a alguien a la distancia, corre, lo cual es extraordinario al considerar su avanzada edad (tiene 99 años), y que acaba de circuncidarse (Gén. 17:24). En cuanto Abraham se reúne con los invitados, los atiende afanosamente y les prepara comida. Después de pedir que trajeran agua para lavar los pies de sus invitados (Gén. 18:4), Abraham escoge el mejor alimento para ofrecerles (Gén. 18:6, 7). Abraham hace participar a toda su familia en este trabajo. Sara prepara el pan (Gén. 18:6), y el joven, probablemente Ismael, prepara el becerro (Gén. 18:8, JBS, RVA-2015). Sin embargo, Abraham describe humildemente la fiesta como “un bocado de pan” (Gén. 18:5). Obviamente, la pasión y el celo de Abraham por los tres visitantes derivan de su intuición de que tienen un estatus especial. La forma en que se dirige a uno de los visitantes como Adonai, “mi Señor” (Gén. 18:2, 3, NVI), sugiere esa percepción. El hecho de que Abraham ofreciera comida y agua al Visitante no excluye necesariamente su reconocimiento de la identidad divina. La expresión “humana” de los visitantes, que físicamente están parados (Gén. 18:2), comen (Gén. 18:8) y tienen conversaciones claras (Gén. 18:9), es parte de la estrategia divina de la encarnación de Dios, que desciende hasta los seres humanos. Entonces Abraham se quedó de pie junto a ellos (Gén. 18:8), atento a sus necesidades y listo para servirlos.
Abraham regatea con el Señor
El verbo “quedarse de pie” utilizado para describir a Abraham mientras sirve a sus invitados (Gén. 18:8, NVI) reaparece ahora para caracterizar la actitud de Abraham ante Dios (Gén. 18:22, NVI). En realidad, la palabra “frente” luego de “se quedó de pie”, se utiliza normalmente para representar reverencia ante Dios y orar a él (Deut. 10:8; 1 Rey. 17:1; Zac. 3:1). Este caso es la primera vez en la Biblia que el hombre ora por otra persona. Incluso Noé había guardado silencio en circunstancias similares (Gén. 6:13-22). El verbo hebreo vaiigash, “se acercó”, sugiere vacilación y un acercamiento lento de Abraham a Dios (Gén. 18:22, 23).
Abraham es valiente, pero respetuosamente consciente de la distancia de Dios. Con tacto, se dirige a Dios con un total de siete preguntas. Abraham hace participar a Dios de un regateo, que va de cincuenta a diez. Se ha sugerido, sobre la base de Amós 5:3, que cincuenta representa la mitad de una ciudad pequeña, que consta de un mínimo de cien hombres (comparar con Juec. 20:10). Abraham comienza su desafío suponiendo que haya igual cantidad de justos e injustos en la ciudad. Cuando Abraham llega al número diez (Gén. 18:32), entiende que ahora ha llegado al límite, y por lo tanto decide que no seguirá más allá de este número. El número diez simboliza la idea de mínimo. Evidentemente, el número diez está representado por la iod, la letra más pequeña del alfabeto hebreo (ver Mat. 5:18).
Posteriormente, el número diez llegará a ser, para el judaísmo, el mínimo requerido para la comunidad de adoradores (minián). El hecho de que este mínimo de diez justos sea suficiente para salvar a la comunidad en su conjunto es un concepto que prefigura el ministerio del Siervo Sufriente, que “justificará [...] a muchos” (Isa. 53:11). Después de seis respuestas, Dios termina abruptamente su conversación con Abraham. Aunque Dios consintió en deliberar con los seres humanos, continúa siendo soberano en su juicio.
Abraham cree en el Señor. ¿Cómo podemos capacitar a las personas para que tengan fe? ¿Por qué la fe bíblica atañe esencialmente al futuro? ¿Cómo aconsejarían a alguien que acaba de perder a un ser querido para que tenga fe? ¿Cómo pueden vincular la fe personal con la esperanza?
Abraham se ríe con el Señor. Analicen el argumento que a veces se ha presentado de que la risa es del diablo. Busquen en la Biblia (Antiguo Testamento y Nuevo Testamento) ejemplos de risa y humor. ¿Por qué la risa y el humor son compatibles con la religión verdadera? ¿Por qué a menudo los pueblos religiosos rechazan la risa?
Abraham cocina para el Señor. El celo de Abraham por preparar buena comida, ¿cómo incentivan la misión y la adoración? Busquen en la Biblia (Antiguo Testamento y Nuevo Testamento) momentos en los que la comida jugó un papel fundamental en los ritos ceremoniales de un pacto con Dios. ¿Por qué la comida es tan importante en la Biblia? ¿Por qué el ascetismo es incompatible con los valores bíblicos?
Abraham regatea con el Señor. ¿Por qué la valentía de Abraham en desafiar la voluntad de Dios fue un acto de fe? ¿Cómo aplicarían este ejemplo a su experiencia de oración? Busquen casos en la Biblia y en la historia en los que una persona religiosa regateó e hizo un trato con Dios.
Lecciones de la Escuela Sabática
Estudie la palabra de Dios a través de las Guías o lecciones de la Escuela Sabática.
Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Juan 12:44,45.
Libros de Lecturas Devocionales
- A Fin de Conocerle. Hoy con la lectura Servid al señor de todo corazón basada en Colosenses 3:23-24.
- Cada día con Dios. Hoy con la lectura Fábulas por arte compuestas basada en Daniel 8:14.
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