Lecciones para adultos: "El Génesis"
Edición para maestros. Segundo trimestre (abril-junio) de 2022
Lección 8: "La promesa"
Para el 21 de mayo de 2022
Reseña | Comentario | Aplicación a la vida
Enfoque del estudio: Génesis 22-25; Romanos 4:1-12; 5:6-8.
Introducción:
Esta sección nos lleva al momento culminante de la experiencia religiosa de Abraham: el sacrificio de Isaac. Este sacrificio es la “prueba” de fe de Abraham. Este suceso intrigante marca el centro de la estructura del libro de Génesis, un recurso literario utilizado para alertar al lector sobre la importancia del capítulo. Se explorarán varias preguntas: ¿Cuál es el significado de esta prueba? ¿Por qué pidió Dios a Abraham que sacrificara a su hijo, en contradicción con su promesa? ¿Cómo proveerá Dios? ¿Por qué cambió el sacrificio: de Isaac a la expectativa de un cordero y finalmente al carnero? ¿Cuál es el sentido teológico y profético del sacrificio “fallido”? Después de este dramático incidente, no ocurre ningún acontecimiento importante en la vida de Abraham. La siguiente historia destacada es el matrimonio de Isaac con Rebeca. Luego, Abraham se casa con Cetura y finalmente muere “bien avanzado en años”.
Temática de la lección:
La importancia de la expiación. El sacrificio de Isaac implica más que un problema ético o un encuentro existencial. La narración bíblica trata sobre el tema de la expiación y revela su misterio, su significado profundo, su proceso cósmico y su propósito escatológico. El llamado de Dios a Abraham, formulado para bendición de las naciones, se cumple mediante la expiación registrada en el sacrificio de Isaac.
El poder de la oración. El matrimonio de Isaac se fundamenta en la oración. La hermosa historia de la oración de Eliezer y su cumplimiento es especialmente inspiradora y rica en significado y lecciones espirituales.
La importancia de la expiación
La referencia a la “expiación” ya está presente en la noción de “prueba”. El significado del verbo hebreo nisá, “probó” (Gén. 22:1) abarca dos ideas opuestas. Por un lado, tiene que ver con el juicio. Dios “probó” para “saber lo que había en [s]u corazón” (Deut. 8:2; comparar con Sal. 139:1, 23, 24). El ángel del Señor enuncia claramente este aspecto (Gén. 22:11, 12).
Por otro lado, la idea bíblica de “prueba” va más allá de la mera prueba amenazante que Dios necesitaba darle a Abraham para evaluar la calidad de su fe. Moisés usa el mismo verbo nisá, “probar”, para tranquilizar al pueblo que tiembla ante el estruendo del Sinaí (Éxo. 20:18-20).
En vez de ser un acto arbitrario y cruel dirigido contra los que son probados, la prueba divina aporta la perspectiva positiva y promisoria del juicio divino y la expiación en favor de los probados; por lo tanto, debe entenderse en relación con el pacto de gracia y salvación.
La idea de la expiación vuelve a aparecer con el carnero, que al verlo Abraham se sorprende. Abraham e Isaac estaban esperando un cordero (Gén. 22:7). Al tembloroso interrogante de Isaac “¿dónde está el cordero?”, que implicaba otra pregunta (“¿soy yo el cordero?”), Abraham responde: “Dios se proveerá” (Gén. 22:8), que significa literalmente, “Dios verá en conexión consigo mismo el cordero”. La construcción de la frase sugiere un énfasis en “Dios”, lo que indica que la solución está solo en Dios. Es Dios quien verá. La expresión “verá en conexión consigo mismo” es engorrosa. Es única en las Escrituras hebreas. Tiene la misma forma que la frase lej lejá, que significa “ve en conexión contigo mismo”, o en un sentido reflexivo, “vete”. Por lo tanto, la forma verbal ir’é lo (traducida generalmente como “él proveerá”) debe traducirse como “Dios se verá (por) sí mismo como el cordero”, lo que significa que Dios se proveería a sí mismo como el Cordero.
La intención de esta historia no era responder a la pregunta de los orígenes de los sacrificios de animales ni prescribir lo que los seres humanos deben hacer y darle a Dios para obtener la salvación. El carnero que ocupó el lugar de Isaac representaba el regalo que Dios le hizo a Abraham de sí mismo. El proceso de salvación se origina en Dios, como Pablo enfatizó: “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo” (2 Cor. 5:19). No obstante, más allá de esta función sustitutiva del animal, el carnero como holocausto contiene profundas lecciones teológicas. La naturaleza del sacrificio expresaba su significado espiritual. El holocausto era el único sacrificio que requería quemar la totalidad del animal (Lev. 1:9). Por ende, el holocausto señalaba la plenitud del sacrificio de Dios por medio de Jesucristo, para la salvación de la humanidad (Heb. 9:12; 10:10). De la misma manera, se ofrecía un holocausto en el Día de la Expiación (Lev. 16:3, 5). Más que ningún otro pasaje bíblico, este comparte el lenguaje con el texto del sacrificio de Isaac. Encontramos la misma asociación de palabras en ambos textos: “holocausto” (Gén. 22:13; comparar con Lev. 16:3, 5), “aparecer”, en la misma forma pasiva (Gén. 22:14; comparar con Lev. 16:2), “tomó” (Gén. 22:13; comparar con Lev. 16:5); y “un carnero” (Gén. 22:13; comparar con Lev. 16:5). Esta conexión intertextual única sugiere que el autor del ritual del Día de la Expiación tenía en mente el texto del sacrificio de Isaac, y que deliberadamente puso esta historia en la perspectiva del Día de la Expiación.
Por consiguiente, la historia de la ofrenda de Abraham y su acto de atar a Isaac va más allá de la experiencia existencial privada, religiosa o ética de una persona. Esto es una profecía. El hecho de que Dios proveyese el carnero apunta tipológicamente al Día de la Expiación escatológico, en el que Dios acepta ese sacrificio para el cumplimiento histórico de la expiación de la humanidad (Dan. 8:14) en vista del reino de Dios (Dan. 7:9–14).
El poder de la oración
La oración de Eliezer (Gén. 24:12-14) tiene tres componentes:
Eliezer se dirige a Dios como su Dios personal e histórico (Gén. 24:12).
Eliezer ruega por el éxito de la operación. El verbo hebreo haqr’é, que me “des éxito” (Gén. 24:12, LBLA), deriva del verbo qará, que significa “acontecer” y transmite la idea de “oportunidad” (Rut 2:3). El siervo pide a Dios que dé lugar a la posibilidad de este encuentro. La noción de casualidad fortuita no tiene cabida aquí. El hecho de que Dios tenga el control del azar significa que obrará dentro de los parámetros de lo que parece ser azar desde el punto de vista humano. Él es el Dios de la providencia, quien puede hacer que ocurra el evento. Este concepto se ve reforzado por el hecho de que el siervo llega a determinar no solo el momento de este evento, que debe ocurrir de inmediato (Gén. 24:12), sino también el lugar, que debe ser aquí mismo, donde el siervo “hizo arrodillar los camellos” (Gén. 24:11) y donde está él, “junto a la fuente de agua” (Gén. 24:13).
Eliezer establece condiciones específicas. Para determinar la selección de la esposa, el siervo propone una prueba a Dios. La candidata no solo debe bajar su cántaro ante él, un extraño (Gén. 24:14), sino también debe ofrecerse voluntariamente para dar de beber a sus diez camellos. La dificultad de la prueba establecerá si Dios está detrás de ella (Gén. 24:14; comparar con Juec. 6:36–40). Esta prueba, sin duda, no es simplemente una señal sobrenatural que muestra la aprobación de Dios; también es una prueba de carácter que revelará la personalidad de esa mujer, su generosidad y amabilidad, su voluntad de servir más allá de lo requerido, su hospitalidad, así como su resistencia y fortaleza física. El cumplimiento de la oración del siervo comenzó incluso antes de que él orara (Gén. 24:15; comparar con Mat. 6:8).
El relato de cómo se cumplió su oración comienza con una sorpresa, que se traduce con la palabra “he aquí”, que presenta a Rebeca. Además, la referencia al cántaro sobre su hombro (Gén. 24:15) repite los términos de la petición del siervo a Dios (Gén. 24:14). El informe luego procede a especificar las cualidades físicas de esa mujer: su belleza y virginidad (Gén. 24:16). Su origen familiar la califica para casarse con Isaac. La información espacial de que descendió a la fuente se suma al suspenso. El siervo está ansioso por saber (Gén. 24:17).
Para asombro del siervo, Rebeca cumplió con precisión todos los requisitos de la prueba. Baja el cántaro (Gén. 22:18), tal como lo había descrito el siervo en su oración. También se ofrece voluntariamente para sacar agua y dar de beber a los camellos (Gén. 24:19), tal como lo había estipulado el siervo. Rebeca incluso supera las expectativas del siervo. No solo cumple con su deber al dar de beber al siervo, sino además agrega una invitación expresa a beber. También pone celo, entusiasmo y eficiencia en su trabajo. La reacción del siervo es un silencio expectante (Gén. 24:21).
Aunque oró por esta señal, se maravilla del milagro increíble. Y, sin embargo, todavía tiene una mezcla de fe y duda; realmente no sabe si ha tenido éxito o no (Gén. 24:21). Solo cuando Eliezer llega a la casa de Rebeca sabe que ha tenido éxito. Eleva una segunda oración de bendición al Señor (Gén. 24:27). La bendición marca la sensación de llegar a destino y el cumplimiento de la profecía (Esd. 7:27, 28; Dan. 12:13). El hecho real de que Rebeca cumpliera las palabras exactas de su oración permite que el siervo comprenda que Dios no es simplemente un Dios de amor y gracia, sino un Dios de verdad y acción que hace que las cosas sucedan.
La importancia de la expiación. Analicen con la clase el significado teológico de la expiación y cómo esta verdad afecta su vida personal. ¿Qué es la expiación para ustedes? ¿Por qué necesitamos de la expiación? ¿Cómo comunicarían esta necesidad a un amigo posmodernista que no siente la necesidad del perdón? Analicen la importancia espiritual y existencial de la verdad adventista del Día de la Expiación escatológico. Analicen la relevancia de la interpretación profética de las 2.300 tardes y mañanas (Dan. 8:14). ¿Cómo afecta nuestra vida esta difícil verdad profética? ¿Cuán capaces somos de comunicar esta verdad de una manera eficaz, clara y convincente a un amigo secular? ¿Qué significa si no podemos hacerlo? ¿Por qué la verdad del Día de la Expiación escatológico es tan importante para nuestra vida religiosa, para nuestra relación con Dios, para nosotros y nuestro prójimo?
El poder de la oración. ¿Qué lecciones espirituales hemos aprendido de la experiencia de oración de Eliezer? Piensa en historias de oraciones respondidas en tu vida que ilustren estas lecciones. ¿Qué lecciones aprendiste de estas historias de éxito? ¿Cómo fortalecieron tu fe estas experiencias? Identifica también en tus historias de vida los momentos en los que Dios no respondió a tus peticiones. ¿Qué lecciones aprendimos con tu decepción? ¿En qué medida estas historias de fracasos hicieron que profundizaran su fe o que la recuperaran? ¿Cómo explican el hecho de que a la gente buena le suceden cosas malas y a la gente mala le sobrevienen cosas buenas (lean y analicen Ecl. 9:2, 11)?
Lecciones de la Escuela Sabática
Estudie la palabra de Dios a través de las Guías o lecciones de la Escuela Sabática.
Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Juan 12:44,45.
Libros de Lecturas Devocionales
- A Fin de Conocerle. Hoy con la lectura Servid al señor de todo corazón basada en Colosenses 3:23-24.
- Cada día con Dios. Hoy con la lectura Fábulas por arte compuestas basada en Daniel 8:14.
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