Los que están familiarizados con los escritos de Elena G. de White, y han venido atesorando los libros de su pluma empleados en los cultos matutinos, darán la bienvenida a este nuevo libro emanado de la misma rica fuente.
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo. Hebreos 2:14
¡Maravillosa combinación de hombre y Dios!... El [Cristo] se humilló hasta la naturaleza del hombre. Lo hizo para que se cumpliera la Escritura, y el Hijo de Dios entró en ese plan conociendo todos los pasos de su humillación... ¡Qué humildad! Maravilló a los ángeles. La lengua no puede describirla; la imaginación no puede abarcarla. ¡El Verbo eterno consintió en volverse carne! ¡Dios hecho hombre! Fue una humildad maravillosa.
Pero descendió más todavía; el Hombre debió humillarse como un hombre para soportar insultos, reproches, vergonzosas acusaciones y maltratos. No parecía haber un lugar seguro para él en su propio territorio. Tuvo que huir de lugar en lugar para salvar su vida. Fue traicionado por uno de sus discípulos; fue negado por uno de sus más celosos seguidores. Fue escarnecido. Fue coronado con una corona de espinas. Fue azotado. Fue forzado a llevar la cruz.
No fue insensible a ese desprecio e ignominia... Sintió la amargura como ningún otro ser pudiera haberla sentido. Era puro, santo e inmaculado, y sin embargo fue tratado como un criminal. El adorable Redentor descendió desde la más elevada excelsitud. Paso a paso se humilló hasta morir, ¡y qué muerte! Era la más vergonzosa, la más cruel: la muerte en la cruz como malhechor. No murió como héroe a los ojos del mundo, cargado de honores, como mueren los hombres en las batallas. Murió como un criminal condenado, suspendido entre los cielos y la tierra: murió una penosa muerte de vergüenza, expuesto a los vituperios e injurias de una multitud degradada, criminal y licenciosa...
Toda esta humillación de la Majestad del cielo fue por el hombre culpable y condenado (Review and Herald, 4-9-1900).
Lecciones de la Escuela Sabática
Estudie la palabra de Dios a través de las Guías o lecciones de la Escuela Sabática.
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22:37-40.
Libros de Lecturas Devocionales
- A Fin de Conocerle. Hoy con la lectura Frente a la luz basada en Lucas 11:35-36.
- Cada día con Dios. Hoy con la lectura No hay lugar para el orgullo basada en 1 Pedro 5:5-6.
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