Lecciones para adultos: "La Epístola de Santiago"
Edición para maestros. Cuarto trimestre (octubre-diciembre) de 2014
Lección 5: "El amor y la ley"
Para el 1 de noviembre de 2014
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Ciclo de Aprendizaje:
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El sábado enseñaré...
Saber comprender qué es la “ley de Cristo”, y cómo se aplica a su vida hoy; y a discernir la importante y responsable función que Cristo les ha dado como sus embajadores.
Sentir la necesidad de la sabiduría y la conducción de Cristo para cumplir esa función.
Hacer la resolución de que con la ayuda de Cristo cambiará su atención de sí mismo hacia un servicio amante a otros, como él lo haría.
Saber: Comprender la ley de amor
¿Qué es la ley de amor, y qué motiva nuestras acciones? ¿En qué forma se relacionan ambas?
¿Por qué nos llama Cristo a ser sus embajadores, y qué responsabilidades implica?
Sentir: Independencia versus dependencia
¿De qué manera el depender de Cristo cambia nuestra concentración de nosotros mismos a otros? ¿Cómo dependemos de Cristo cada día?
¿Qué es más fácil: ser crítico de otros o mostrar misericordia? ¿Hace alguna diferencia? ¿Por qué? ¿Cuál debería ser nuestra motivación para mostrar misericordia?
Hacer: Aceptar la gracia y la justicia de Cristo
¿De qué modo las buenas obras revelan la realidad de nuestra fe?
¿En qué forma la justicia de Cristo en nuestra vida, afecta la vida de las personas con las que entras en contacto cada día?
El equilibrio entre el juicio y la misericordia se revela cuando entendemos el concepto de amor y de ley. Nuestro amor a Dios, quien nos salvó por su justicia, nos impulsa a hacer las cosas que él nos ha llamado para hacer. Los hacedores de su ley de amor serán justificados. Cristo nos ha llamado a ser sus embajadores, revelando en nuestras vidas su amor y misericordia al mundo.
Texto destacado: Romanos 13:8-10.
Concepto clave para el crecimiento espiritual: Al cumplir la ley de amor de Dios, dirigimos nuestra atención de nosotros mismos hacia la devoción a Dios y el servicio a otros.
Solo para los maestros: Demasiado a menudo, cuando se enfoca el tema de la ley de Dios, el yo ocupa el centro en una de dos maneras: 1) Yo debo ser bueno, y esa bondad se muestra cuando yo guardo los mandamientos; o 2) Yo no tengo que hacer nada, porque Jesús ya hizo todo por mí.
Ambos enfoques enfatizan la persona equivocada: yo. En cambio, guardar la ley se concentra hacia afuera, y se muestra por nuestro amor a Dios y a los demás (ver Rom. 13:8-10). Comparte la historia que sigue con la clase, y dirige la conversación de tal modo que tus alumnos comprendan el concepto clave de la lección de esta semana.
Historia inicial: Georg Ferdinand Duckwitz, un diplomático alemán en Dinamarca, informó a su amigo, Hans Hedtoft, un destacado dirigente de la Democracia Social Danesa, de un plan secreto. Después de la invasión alemana a Dinamarca, 7.500 judíos serían acorralados y deportados durante la víspera del Año Nuevo judío (Rosh Hashanah), el 1º de octubre de 1943.
Hedtoft de inmediato informó del plan al jefe de la comunidad judía y al rabino principal. Se hicieron rápidamente planes para esconder o evacuar a todos los judíos daneses. Duckwitz hizo un viaje secreto y peligroso a Suecia, para analizar con el primer ministro Per Albin Hansson la posibilidad de encontrar refugio para los judíos en ese país. Además, con riesgo de sus propias vidas, algunos daneses hicieron todo lo posible para apoyar a sus amigos y vecinos judíos.
Como resultado de que Duckwitz pasara esa información secreta a las fuentes apropiadas, y de los actos del pueblo danés y del gobierno sueco, se estima que el 99 por ciento de todos los judíos daneses sobrevivieron. (“Ten People Who Saved Jews During World War II”.—Listverse, 6 de noviembre de 2008 (http://listvberse.com/2008/11/06/10-people-who-saved-jews-during-world-war-two/).
Considera: ¿Cuál es la ley de Cristo, y cómo Duckwitz y los demás la cumplieron?
Solo para los maestros: Los teólogos a veces hablan acerca de los diferentes “usos” o funciones de la ley que encontramos en las Escrituras, y que fueron enseñados por Lutero y Calvino: 1) la ley civil para limitar o frenar el pecado; 2) la ley moral para convencer a los pecadores de sus pecados y su necesidad de un Salvador; y 3) la ley como revelación de la voluntad de Dios para la vida cristiana, permitiendo que la persona crezca en la gracia. Este “tercer uso de la ley” a veces es limitado artificialmente a la enseñanza de la ley en el Nuevo Testamento. Pero Jesús, Pablo y los otros apóstoles basaron su enseñanza en las leyes morales que se encuentran en el Antiguo Testamento, especialmente en los Diez Mandamientos. La “ley de Cristo” no es diferente de esta ley moral, como si Jesús pusiera una ley nueva en lugar de la antigua. Después de todo, él fue quien la pronunció desde el monte Sinaí y le dio a Moisés otras leyes que prefiguraban la venida de Cristo (las leyes ceremoniales) e ilustran la aplicación de la ley moral para la nación (leyes civiles) y en una variedad de circunstancias individuales (leyes morales y de salud). A lo que Pablo se refiere en Gálatas 6.2 como “la ley de Cristo” es su elaboración del procedimiento que dio Jesús para manejar los conflictos en la iglesia (Mat. 18:15-17; comparar con Mat. 5:23, 24). Al aplicar estos consejos de Jesús y de Pablo, “le enfermedad es curada. [Los feligreses restaurados] están totalmente decididos a hacer el bien el uno al otro. Este es el cumplimiento de la ley de Cristo”(ATO 104).
Comentario de la Biblia
I. Jesús y la ley de amor
(Repasa, con tu clase, Rom. 13:8-10.)
Muy a menudo, cuando Jesús habló acerca de la ley, enfatizó el fundamento sobre el cual se basa todo: el amor. Pero el amor no existe en el vacío. El amor también es un don de Dios, dado para compartirlo con Dios y los unos con los otros (Deut. 6:5; Lev. 19:18). Pero nota cómo redefine Jesús este amor en Juan 13:34, 35. Jesús da un mandamiento nuevo en el sentido que él mostró cuán profunda, ancha, alta y amplia es la ley de amor de Dios. ¿Puede imaginarse alguna definición más elevada del amor que la que ejemplificó Jesús?
Ser como Jesús no es un fin en sí mismo, y ciertamente no es un medio de salvación. Ser como Jesús es importante porque somos sus embajadores en este mundo (ver 2 Cor. 5:20; comparar con Hech. 4:13). Jesús quiere amar a la gente a través de nosotros. Desde el principio, Dios llamó a su pueblo a destacarse del mundo, a estar en el mundo, pero no ser del mundo. Ser bautizado en el nombre de Jesús significa que llevamos ese nombre porque ahora le pertenecemos a él. O sea, “testificar” significa que nuestras palabras y actos han de ser un testimonio del amor de Dios a quienes nos rodean. Somos llamados por un “buen nombre” (Sant. 2:7), y llamados a vivir a la altura de ese nombre.
Preguntas para dialogar:
Santiago 2:9 menciona que una función de la ley es “convencernos” cuando quebrantamos la ley (otras maneras en que la palabra griega podría traducirse incluirían “exponer”, “castigar”, “disciplinar”, “hacer admitir”.) ¿Cómo actúa esto en la práctica? (Ver Rom. 7:9; comparar con Rom. 3:20; 5:13, 20). ¿Podemos “admitir” pero no estar convencidos?
Al preparar la lección, lee el capítulo “El juicio investigador” en El conflicto de los siglos, y nota los elementos de justicia y de misericordia. Durante el estudio de la lección, pregunta a los miembros de la clase cómo comprenden lo que es el juicio, y qué sienten en relación con él. Luego pide a alguien que lea 1 Juan 4:17 al 19, y dialoguen sobre este texto. Pregunta cuándo fue la última vez que oyeron un sermón sobre el juicio. Como clase de Escuela Sabática, procuren citar tantos versículos como sea posible acerca del juicio. ¿Qué cuadro sugieren estos versículos? Comparte con la clase lo que notaste del capítulo “El juicio investigador”, y pregúntales cuán similar o cuán diferente es esto del cuadro que ellos tienen del juicio.
Solo para los maestros: En la sección Comentario de la Biblia, se hizo la declaración: “Ser como Jesús es importante porque somos sus embajadores en este mundo”. Este punto se basa en 2 Corintios 5:20: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”. ¿Cómo cumple la divina ley de amor el hecho de ser “embajadores de Cristo”? ¿Somos todos llamados a ser embajadores de Cristo, y si es así, qué significa eso para nuestras vidas hoy? Lee y analiza cómo las siguientes citas acerca de las cualidades de un embajador efectivo, se aplican a la vida y misión de un embajador de Cristo.
Actividad:
¿Qué significa ser un embajador? En el sentido más puro, como lo define un diccionario, es “un diplomático del más alto rango, enviado por un país o estado soberano a otro, como su representante residente”.
Cuando nos bautizamos, reconocemos la lealtad a Jesucristo, el Rey de reyes y Señor de señores. Él entonces nos envía como sus embajadores para ser sus “representantes residentes”, viviendo en este mundo en misión diplomática, representándolo a él y a su reino, y presentando el mensaje de reconciliación (ver 2 Cor. 5:20).
“[Las cualidades de un diplomático son] tacto siempre despierto, calma inconmovible, y una paciencia que no puede sacudir ninguna provocación, ninguna tontería, ningún desacierto”, dijo Benjamín Franklin, diplomático norteamericano del siglo dieciocho, como se registra en el Diccionario del Diplomático, escrito por Charles W. Freeman (p. 18).
François de Callières, un autor del siglo dieciocho que escribió sobre diplomacia básica, según la fuente mencionada, hizo un comentario similar: “El buen diplomático debe tener una mente observadora, un don de aplicación que rechaza ser desviado por placeres o entretenimientos frívolos, un juicio sólido que mide las cosas por lo que son, y que va derecho a la meta por el camino más corto y natural sin vagar por refinamientos y sutilezas sin sentido. […] El diplomático debe ser rápido, hábil, un buen oyente, cortés y agradable” (pp. 87, 88).
Solo para los maestros: En base a los comentarios señalados en la sección de Aplicación, estimula a los miembros de la clase a reflexionar sobre lo que significa, en términos personales y prácticos, el cumplir la ley de Cristo, siendo embajadores para él.
Actividad:
Invita a los miembros de la clase a crear un afiche (o poster) titulado “Embajadores de Cristo”, enumerando las cualidades que tienen los embajadores efectivos, así como una declaración de misión. Incluyan fotos o dibujos de miembros de la clase, y luego pongan el afiche en un lugar visible cada sábado. Los miembros pueden también hacer carteles más pequeños, individuales, o describir las funciones de un “Embajador de Cristo”, incluyendo una declaración de misión. Anima a las personas a poner sus trabajos donde ellos los puedan ver a menudo, para servirles como recordativo de su importante misión. O bien, si no pueden usar materiales, pueden hacer este ejercicio analizando lo que significa ser un embajador de Cristo.
Lecciones de la Escuela Sabática
Estudie la palabra de Dios a través de las Guías o lecciones de la Escuela Sabática.
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa. Efesios 1:13.
Libros de Lecturas Devocionales
- A Fin de Conocerle. Hoy con la lectura Promesa de poder divino basada en Hechos 1:8.
- Cada día con Dios. Hoy con la lectura El antídoto de la codicia basada en Colosenses 1:23.
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