28 feb 2010. Santa Clara, Villa Clara, Cuba [Néstor Rivero]

Los matrimonios de la iglesia de Santa Clara disfrutaron de un retiro matrimonial en el campismo popular de río Seibabo, para pasar un tiempo a solas con Dios, durante los días 26, 27 y 28 de febrero.

En este lugar donde todavía pueden respirarse los ecos de la creación, entre las cumbres de los montes y la vegetación natural, con el canto de maravillosas aves que hoy sólo pueden verse raramente, como el tocororo, los matrimonios pasaron este fin de semana, compartiendo experiencias entre ellos, renovando su relación con Dios, y disfrutando en este entorno natural de las reminiscencias que debieron haber gozado Adán y Eva en el jardín edénico.

Allí, al lado de las cristalinas aguas cerca del nacimiento del mencionado acuífero, aguas tan claras, limpias y diáfanas que podían beberse con toda seguridad, y en medio de una arena preciosa, proveniente de rocas de mica que abundan en el lugar, y que le daban un aspecto celestial al paisaje a determinadas horas del día o de la noche, los asistentes realizaron sus cultos a Dios. Los más valientes y todos los niños que asistieron, se bañaron en las frías aguas, y cantaron y alabaron a Dios. No podía ser de otra manera, pues cada fragmento de naturaleza que posara ante nuestros ojos, el cielo que entre aquellos montes parecía más azul, el verde de la vegetación, los colores de las aves, la transparencia de las aguas, y el brillo de las rocas, todo alababa a su Creador. Nosotros, sus hijos amados, le alabamos, le glorificamos, y le amamos también.

Terminó el fin de semana y surgió el decidido deseo de repetir la experiencia, pero ya no somos más los mismos. Ahora nos sentimos más cerca de Él, es el sentir de los que allí asistieron.