Esfuérzate con Dios

El autor(a) Alexander Rey.

Categoría: Programas para los Jóvenes

Narrador: Jorge Washington Carver nació en una familia de esclavos, en Diamont, Missouri, en 1864 (Llanto de un niño). Teniendo Jorge tan solo unas pocas semanas de nacido, fue separado de su madre, quedando al cuidado de una tía bondadosa que se hizo cargo de criarlo hasta que este dejó de lactar y pasando luego a cuidarlo una madre adoptiva que lo enseñó y educó bajo los sabios principios de Dios.

Madre: Jorge, hijo mío ¿qué te pasó? Porque estás así.

Jorge: Unos niños blancos se burlaron de ti, dijeron que eres una negra esclava y que nosotros no somos personas sino animales.

Madre: Hijo, cuántas veces te voy a decir que no tienes que pelearte por eso, además ellos tienes razón yo soy negra…

Jorge: Si, pero no eres esclava y menos un animal.

Madre: No le hagas caso a lo que dicen hijo mío, eso a mí no me afecta y tu sabes también que a Dios no le gusta que te andes fajando por ahí.

Jorge: Mamá, Dios ama también a los blancos.

Madre: Mi hijo, Dios nos ama a todos no importa el color de nuestra piel, además aunque ellos muchas veces sean malos con nosotros Dios sigue brindándoles su amor, al igual que te lo sigue dando a ti cuando te fajas o te portas mal  ¿Me entiendes? (Salen los dos).

Narrador: Así fue transcurriendo la infancia de Jorge Washington Carver, desde niño estuvo en contra de los prejuicios de su época y así fue creciendo hasta convertirse en un joven fuerte y saludable, trabajaba duro para ayudar a su madre adoptiva y en sus tiempos libres hacía trabajos por dinero para ganarse unos pocos centavos para la casa.

Una vez mientras caminaba por las calles del pueblo buscando algún trabajo que hacer, un anciano que lo estaba observando, lo llama…

Anciano: ¡Hey, muchacho!

(Jorge hace un gesto preguntando si es con él)

Anciano: Sí, tu mismo, ven aquí.

Jorge: Dígame señor ¿quiere que lo ayude es algo?

Anciano: No, gracias muchacho, solo te llamé para conversar contigo, ven siéntate aquí (Jorge se sienta) ¿cómo te llamas hijo?

Jorge: Jorge Washington Carver, para servirle.

Anciano: Jorge, pareces un buen muchacho, hace rato que te estaba observando y ¿qué es lo que buscas?

Jorge: Estoy buscando trabajo señor, en mis tiempos libres trabajo para ayudar a mi madre con los gastos de la casa. Usted sabe, me gustaría tener mucho dinero para que mi madre no pase necesidades y para poder ayudar a tantos negros que mueren de hambre en las calles, el dinero lo es todo en la vida.

Anciano: Te equivocas muchacho, el dinero no lo es todo en la vida, aunque en verdad hace mucha falta y te digo más, si quieres puede pasarte toda la vida ganando dinero por las calles, pero si algún día viene alguien y te roba todo tu dinero ¿con qué te habrás quedado? con nada, pero sin embargo si empleas tu vida en superarte, en ir a la escuela, podrás adquirir algo que nadie te pondrá robar jamás. Tu futuro está en tus manos muchacho, ojalá escojas el mejor camino.

(Se va el anciano y Jorge queda por un rato pensando en la conversación hasta que se va).

Narrador: Jorge se quedó pensando en las palabras que le dijo el anciano hasta que decidió hablar con su madre adoptiva y abandonó su hogar para ir a un lugar donde pudiera estudiar. Jorge estudió tanto como pudo, al mismo tiempo que trabajaba limpiando patios, aserrando madera, lavando ropa y realizando muchas tareas con el fin de ganar dinero suficiente para comer una o dos veces al día y ahorrar algunos centavos para pagar sus estudios y sus libros.

(Sale Jorge buscando trabajo y se encuentra con un señor rico)

Jorge: Señor, ¿desea ayuda para algo? Puedo hacer lo que usted quiera por unos centavos.

Señor: ¡Ah!, vamos lárgate negro tu no mereces ni un centavo… (y se va)

Narrador: Algunas personas lo trataron bondadosamente, pero otros lo despreciaron como si hubiera sido un animal. A veces sentía que una mula era más afortunada que él, porque el animal solo podía sentir los golpes de su cuerpo, mientras que él tenía que sufrir tanto los del cuerpo como los de la mente, cuando era víctima de la discriminación cruel y de la intolerancia. Solo había algo que le daba fuerzas para luchar y realizar sus sueños y era la comunicación que tenía con su Dios.

Voz de Jorge: Querido Dios gracias, porque a pesar del trabajo que paso para conseguir el dinero puedo estudiar y aprender, ayúdame a superarme, ayúdame a demostrarle al mundo que no por ser negro tengo menos valor, ni soy menos inteligente, que puedan ver que nosotros también somos bendecidos por ti. No me dejes flaquear ante los insultos y las burlas, sino que por el contrario, estas me den más deseos de luchar por alcanzar mis sueños. Amén.

Narrador: Jorge Washington Carver se mantuvo tras su sueño de obtener una educación y lo logró. Llegó a ser un renombrado hombre de ciencia a pesar de que para obtener una educación tuvo que vencer una gran cantidad de obstáculos casi insalvables. En los círculos científicos se le llegó a conocer como “El Pasteur Negro” y lo apodaron “El hombre maní”, por su proeza genial de extraer 300 productos del maní o cacahuete común. Una vez durante una gran reunión de estadistas notables, hombres de ciencias y otros dignatarios destacados, se le pidió al Dr. Carver que explicara sus descubrimientos, (Salón con personas mayores, como si estuvieran en una conferencia).

Sabio: Por favor Dr. Carver, quisiéramos que usted nos revelara a todos el secreto de su conocimiento sobre el maní.

Jorge: Pues, mírenlo aquí (enseña una Biblia algo gastada).

(Se escucha un murmullo y comentarios)

Sabio: Pero Jorge, vamos ¿acaso quieres jugar con nosotros? En la Biblia no viene nada acerca del maní.

Jorge: Pues mira que no estoy jugando con ustedes ni nada de eso, y lo que dices es verdad en la Biblia no viene nada acerca del maní, pero si viene mucho del Creador del maní y ese fue el que me lo enseñó. Y ahora con su permiso debo retirarme, que tengan un buen día colegas.

(Todos quedan pensando en la respuesta y luego se retiran)

Narrador: Jorge Washington Carver desde muy temprano en la vida aceptó al Señor Jesús como su Salvador personal y esto lo llevó a testificar de él, aún entre las personas más distinguidas de su tiempo, lo que Dios supo recompensar con honores mientas vivió.

Durante su vida Jorge recibió muchos premios y reconocimientos y aún después de su muerte, a los pocos años, en 1947, la dirección de correos de Estados Unidos de Norteamérica imprimió una estampilla de tres centavos en su honor y su lugar de nacimiento fue declarado monumento nacional. Hoy todos recuerdan a Jorge Washigton Carver como “El Pasteur Negro” o “El hombre maní”, pero si le preguntas a uno de tus abuelitos seguro te contarán esta historia que Jorge le gustaba contar a todos.

Voz de Jorge (Viejo): Cuando era joven le dije a Dios: “Señor revélame el misterio del Universo”. Pero Dios me respondió: “Mira Jorge ese conocimiento me está reservado para mí”. Así que entonces le dije: “Bueno Señor revélame al menos el misterio del maní”. Y me dijo: “Bueno Jorge, eso si va más de acuerdo con tu tamaño” y procedió a revelármelo.

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